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Antonio López inmortaliza la Puerta del Sol‏

El pintor manchego sale a la calle durante hora y media para plasmar en sus lienzos el «perímetro» de la plaza.

Nacido en 1936, el artista manchego lleva toda una vida dedicada a la pintura. Dice que el tiempo no importa (de hecho, tardó cerca de un lustro para concluir una obra de la Gran Vía madrileña) así que, cada tarde, desde hace unos días, esta es la ventana de Madrid que se abre a los ojos de Antonio López.

El artista marca su territorio con óleo. Desde él congela un trozo de la ciudad en el lienzo. La gestación de una obra de arte. El artista manchego sale a la calle cuando cae la tarde y durante hora y media se evade del mundo que lo contempla atónito.

Desafía al sol para hacerse con su luz, busca la perfección y alcanza el realismo. Cuando se acaba la tarde cierra su maletín. Se aleja humilde entre una ovación. Volverá mañana sin preocupar las horas que requiera su pintura. El tiempo no importa cuando la huella que se deja es eterna.

Generosidad en Afganistán por Darío Valcárcel‏

A los diez miembros del grupo los dispararon a quemarropa, uno a uno, al regreso de una misión médica.

EL grupo se había acostumbrado a trabajar en común. Desinteresadamente. Se integraban en International Assistance Mission, una organización que había echado raíces en Afganistán. Seis americanos, una alemana, un británico, dos afganos, según escribe en su memorable crónica de Kabul, para el NYTimes, Shaila Dewan. Los diez miembros del grupo fueron muertos la semana pasada al norte del país. Detenidos al regreso de una misión médica, les dispararon a quemarropa, uno a uno, fríamente, en media hora. Dos médicos, Tom Little y Dan Terry, estaban al frente de la expedición. Les acompañaban la doctora Karen Woo, cirujana británica de 36 años, que había renunciado a un salario de 110.000 libras anuales; la alemana Daniela Beyer, hija de un ministro, cuyo dominio del dari, dialecto de origen persa, facilitaba el trabajo del equipo en la zona; Cheryl Beckett, de 32 años, a la que quedaban unas semanas para casarse. Un buen odontólogo, el doctor Thomas L. Grams, 51 años, transportaba su generador con combustible para usar su torno. Muchos afganos viven con dolores permanentes, a veces insufribles. Glenn D. Lapp, enfermero de Pennsylvania, dirigía un programa en televisión. Brian Carderelli era scouten Virginia. Ahmed Jawed, cocinero afgano, ganaba una fortuna, 20 dólares diarios mientras durara el viaje. Mahram Ali, de 51, cuidaba de sus dos hijos discapacitados. Habrá lectores a los que todo esto levante un mal tufo de buenismo, pero este era el grupo. Su ONG sostenía que era mejor curar a algunas decenas que no curar. Al cabo del año no eran decenas, sino centenares, millares.

Son casos extremos de generosidad, se dirá. Bien, pero no tan extremos. Hay gentes dispuestas incluso a jugarse la vida. Nosotros, desde aquí, escribimos con un punto de vergüenza este comentario, instalados en una mesa, frente a un puerto de pescadores del país vasco-francés, ante una iglesia con uno de gran retablo barroco, mientras sonríen relajadas las familias que vuelven de la playa.

La ruleta rusa en que el mundo se ha convertido casi nos impide pensar. Seis médicos y cuatro colaboradores suprimidos así, en un santiamén, tac, tac, tac. Se dirá: es el componente estocástico, azaroso, casual, del mundo. Los dados caen al tapete. Que cada cual sobreviva como pueda. Y sin embargo tampoco es enteramente así: o no lo será mientras soldados de veintitantos años, nacidos en Devonshire o en Extremadura, vayan a morir voluntariamente al sur de Helmand, en la frontera afgano-pakistaní. El talibán pretende defender a su país del invasor (y no es así). Los médicos tratan de curar, a cambio de nada, a gentes que sufren, eso es todo. O era todo.

Un talibán da el tiro de gracia al doctor Grams, natural de Durango, Colorado, USA. Generosidad del odontólogo frente al talibán. Europa, creemos, ha prestado menos atención que América a estas muertes. El responsable de la ONG Islamic Relief USA ha sido tajante: «No tenemos planes para disminuir nuestro trabajo en Afganistán». Charles Beckett, padre de Cheryl, duda sobre el cálculo de riesgos: «Pero eran gente brillante, lo contrario de unos ingenuos. Mi hija y sus compañeros ayudaban a afganos en situación de extrema necesidad, incluso en zonas de peligro».

Dos hermanos, linchados hasta la muerte en Pakistán Varios policías‏

Varios policías no hicieron nada para evitar la muerte de los dos jóvenes.

Dos hermanos, de dieciséis y dieciocho años, fueron linchados por una multitud enfurecida en Pakistán. No están claras las causas que desataron la ira colectiva. Algunos medios dijeron que los jóvenes habían perpetrado un robo que terminó en un asesinato, pero también se habla de una disputa en un partido de cricket. Los hermanos no sobrevivieron al linchamiento, en el que estuvieron presentes varios policías que no hicieron nada por evitarlo.


Cara y cruz del mundo empresarial español por Juan Velarde‏

Entre los cambios más profundos que ha tenido la economía española destaca lo sucedido, en los últimos sesenta años, en el tejido empresarial.

Entre los cambios más profundos que ha tenido la economía española destaca lo sucedido, en los últimos sesenta años, en el tejido empresarial. De una realidad en este sentido agazapada en el mercado nacional, que buscaba sus beneficios casi siempre en actividades monopolísticas, y que tenía el complemento creciente de un amplio conjunto de empresas del sector público, se ha pasado a una realidad nueva como consecuencia del colosal proceso de apertura planteado desde 1957, puesto en marcha en 1959 y culminado en 1999, con la puesta en marcha de la Eurozona.

El primer cambio consistió en la aparición de nada menos que diez empresas situadas hoy entre las 500 mayores del mundo, de acuerdo con la relación que aparece en «Fortune», ahora en el ejemplar de 26 de julio de 2010, en el conjunto anual titulado «The World's largest Corporations. Global 500». Por supuesto no tenemos tantas grandes empresas como Estados Unidos, Gran Bretaña, China, Francia, Alemania, Japón, Holanda o Suiza, pero sólo nos adelantan en una, Canadá e Italia; Corea del Sur tiene 10, como España. Poseemos más que los tan ponderados BRIC —salvo lo señalado sobre China— pues Brasil tiene 7; Rusia, 6; e India, 8. Respecto a la relación de 2008 hemos perdido una empresa, Ferrovial, que ocupaba el puesto 447. Una de las empresas españolas está, además, en el grupo de las cincuenta mundiales con más personal: Telefónica, con 257.426. La media de las 500 era de 75.599 empleados. Además una de estas empresas, Banco Santander, que ocupa el puesto 37 mundial por beneficios, se encuentra en el puesto 17 de todas las 500 y es la más alta del conjunto bancario mundial. Telefónica ocupa el puesto 27 en ese grupo de las empresas de mayores beneficios. Finalmente, entre las cincuenta que perdieron más dinero no existe ninguna española, ni entre las veinte que por sus traspiés cedieron más puestos en la ordenación de las 500 de «Fortune».

Todo esto ha de ligarse a la acción en el exterior de las empresas españolas. Basta leer lo que se contiene en el volumen preparado por Alfredo Arahuetes y Federico Steinberg, «El Índice Elcano de oportunidades y riesgos estratégicos para le economía española: una Perspectiva Comparada con Brasil, Alemania, EE.UU. y Marruecos» (Real Instituto Elcano, diciembre, 2009). Sin pretender ser exhaustivo, se deben recoger algunos párrafos significativos: «Francia... se ha convertido en los últimos 12 años en uno de los principales destinos de las inversiones directas (IDE) españolas en la UE, tanto en actividades financieras como en construcción, infraestructuras, alimentación, bebidas, tabaco, actividades comerciales y energía eléctrica». Sabido es que esto es lo que sucede con Portugal, de modo parecido a lo que ocurre con Italia. «España ha intensificado sus flujos de inversión» con Hungría, y además en «un país estratégico aspirante a la entrada en la UE (Turquía)... Marruecos y Rusia, Brasil y México se convirtieron en importantes receptores de inversiones directas españolas ya en la segunda mitad de los años noventa y durante la última década han mantenido una importante capacidad de atracción de inversiones directas de forma que se han convertido en los principales destinatarios de las inversiones directas de las empresas españolas en América Latina».

Pero si esto es la cara, espléndida por otra parte, que mucho va a ayudar a nuestra economía, simultáneamente aparece una pesada cruz sobre ella, a causa del crecimiento del sector público empresarial en las comunidades autónomas. De acuerdo con el «Informe sobre el Sector Público Empresarial y Fundacional 2007» (IGAE) y del «Inventario de Entes de Comunidades Autónomas» (Ministerio de Economía y Hacienda), existían 455 empresas de este tipo en 1998. Habían subido a 599 en 2003, pero el gran salto se da en 2009, con 962, un 64% más que en 2003, y un 111% más que en 1998. Este auge se debe, esencialmente, a huir del Derecho Administrativo, que obliga mucho al Sector Público. Las Administraciones autonómicas prefieren escapar de él con empresas públicas. También a que las deudas de estas empresas pueden no consolidarse en el conjunto de la deuda autonómica. Igualmente por la búsqueda de sociedades instrumentales para efectuar sin trabas tareas muy concretas. Asimismo, mecanismos para socializar pérdidas o actuar de hospitales de empresas —desde Santana Motor a Túnel de Cádiz—, como ocurría con el extinto INI, al que también se imita creando «holdings» o cabeceras de empresas públicas. Piénsese, sin ir más lejos en la Sprisa del País Vasco. Huir de la dura economía de mercado frena la actividad global, en cuanto rebaja la productividad y disminuye la competitividad, incrementando la lacra del endeudamiento.

Que esta cruz puede frenar el progreso de la cara, es cosa evidente. ¿No ha llegado el momento de liquidar tal tentación peligrosísima?

Autodeterminación interminable por Mira Milosevich‏

LA sentencia del Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) del pasado 22 de julio sobre la legalidad de la declaración unilateral de los albaneses de la independencia de Kosovo, en contra de la Resolución 1244 de la ONU (1999), que garantizaba explícitamente la integridad territorial de Serbia, ha demostrado que el llamado «derecho internacional» sirve de muy poco frente a las fuerzas atávicas de las mayorías étnicas, tan poco como el propio TIJ, según nos explicaba recientemente en este periódico Javier Rupérez. Todos sabemos, incluidos los nacionalistas, que el caso de Kosovo es distinto de los de los nacionalismos vasco y catalán, lo que no implica en absoluto que estos se vayan a abstener de esgrimirlo para justificar sus aspiraciones independentistas.

Sin embargo, en los Balcanes, el de Kosovo no es un caso excepcional en relación con los otros nacionalismos de la zona. La sentencia del TIJ ha desencadenado una preocupante serie de acontecimientos: 1) Una autodenominada Asociación de los Ayuntamientos de Kosovo (entidad hasta ahora desconocida) ha proclamado la independencia del norte de la región, de población mayoritariamente serbia, y el texto de una declaración en tal sentido, cuya autoría despierta dudas, está circulando profusamente entre los serbios, aunque ha sido desautorizada a un tiempo por los gobiernos de Belgrado y Prístina. El ministro kosovar de Interior, Bajram Redzepi, aseguró que Kosovo defendería su integridad territorial con las armas, aunque luego desmintiera tales palabras. 2) El primer ministro de Kosovo, Hashim Thaçi, ha informado a Peter Feith, representante especial de EULEX (misión estabilizadora de la UE en Kosovo) de que su Gobierno ha prohibido las visitas de políticos serbios a Kosovo porque «constituyen una provocación», lo que no contribuye a relajar las tensiones. 3) El representante del Partido Demócrata Albanés, que agrupa a unos 47.000 albaneses del sur de Serbia, Ragmija Mustafa, ha anunciado que, acogiéndose al referéndum del 1 y 2 de marzo de 1992 y la Plataforma Política del 14 de enero de 2006, tres Ayuntamientos de sur de Serbia —Bujanovac, Presevo y Medvedje— exigirán «su autonomía política, cultural y territorial y el derecho a la unión con Kosovo», ofreciendo un «intercambio de territorios», el sur de Serbia por el norte de Kosovo. 4) El serbio Nikola Spiric, actual presidente del Consejo de Ministros de Bosnia, señaló que la sentencia del TIJ abre camino a la independencia de la República Serbia de Bosnia, así como que los serbios de Bosnia no tendrían nada en contra de que la Federación Croata de Bosnia se uniera con Croacia y la Bosnia musulmana con Sandzak, región serbia de población islámica. 5) El próximo 9 de septiembre, el Consejo General de la ONU votará una nueva propuesta serbia de Resolución sobre Kosovo, que condena la declaración unilateral de independencia y exige volver a las negociaciones sobre el estatuto de la región, esto es, a la situación anterior al Plan Ahtisari (2007). A los albaneses no les conviene que el asunto vuelva a la ONU, pero la propuesta tiene muy pocas posibilidades —por no decir ninguna— de ser aprobada. No es del agrado de la UE ni de los EE.UU., de los que dependen las posibilidades de integración euroatlántica a la que Serbia supuestamente aspira. La más que probable derrota de su propuesta en la ONU será un revés definitivo para Belgrado.

El nacionalismo albanés no es muy diferente de los nacionalismos de los pueblos de la antigua Yugoslavia, porque se forjaron en regímenes totalitarios que explotaban en su provecho las pequeñas diferencias narcisistas. Los serbios expulsados de la Krajina croata en 1995, los musulmanes de Bosnia y Sandzak, los croatas de Bosnia, los albaneses de sur de Serbia y los de Macedonia difícilmente aceptarán que no se apliquen a sus reclamaciones irredentistas los mismos criterios que favorecieron la independencia de Kosovo. El resultado de la intervención internacional en las últimas guerras yugoslavas ha sido la derrota del nacionalismo étnico serbio en provecho de los nacionalismos étnicos croata y albanés y la creación de territorios étnicamente homogéneos en Bosnia y Kosovo.

El derecho de autodeterminación, pócima milagrosa del presidente norteamericano Woodrow Wilson para solucionar los problemas interétnicos de la Europa Central y los Balcanes, contribuyó en gran medida al estallido de la Segunda Guerra Mundial. La autodeterminación de Kosovo no ha traído estabilidad a la región. Quizá no provoque nuevas guerras, pero la creación de Estados sobre el principio del nacionalismo étnico retrasa el ingreso en la UE de Croacia y Bosnia y se lo impide directamente a Serbia y Kosovo. Las élites políticas de los Balcanes siguen preocupándose más de cómo pasarán a los libros escolares de historia nacional que de los ciudadanos de sus países, cuya vida mejoraría sin duda si fueran miembros de la Europa contemporánea en ámbitos más decisivos que los festivales de Eurovisión.

MIRA MILOSEVICH ES ESCRITORA Y DOCTORA EN ESTUDIOS EUROPEOS.

El vasco que humilló a los ingleses por Artuto Pérez-Reverte‏

Hace doce años, cuando escribía La carta esférica, tuve en las manos una medalla conmemorativa, acuñada en el siglo XVIII, donde Inglaterra se atribuía una victoria que nunca ocurrió. Como lector de libros de Historia estaba acostumbrado a que los ingleses oculten sus derrotas ante los españoles -como la del vicealmirante Mathews en aguas de Tolón o la de Nelson cuando perdió el brazo en Tenerife-, pero no a que, además, se inventen victorias. Aquella pieza llevaba la inscripción, en inglés: El orgullo de España humillado por el almirante Vernon; y en el reverso: Auténtico héroe británico, tomó Cartagena -Cartagena de Indias, en la actual Colombia- en abril de 1741. En la medalla había grabadas dos figuras. Una, erguida y victoriosa, era la del almirante Vernon. La otra, arrodillada e implorante, se identificaba como Don Blass y aludía al almirante español Blas de Lezo: un marino vasco de Pasajes encargado de la defensa de la ciudad. La escena contenía dos inexactitudes. Una era que Vernon no sólo no tomó Cartagena, sino que se retiró de allí tras recibir las suyas y las del pulpo. La otra consistía en que Blas de Lezo nunca habría podido postrarse, tender la mano implorante ni mirar desde abajo de esa manera, pues su pata de palo tenía poco juego de rodilla: había perdido una pierna a los 17 años en el combate naval de Vélez Málaga, un ojo tres años después en Tolón, y el brazo derecho en otro de los muchos combates navales que libró a lo largo de su vida. Aunque la mayor inexactitud de la medalla fue representarlo humillado, pues Don Blass no lo hizo nunca ante nadie. Sus compañeros de la Real Armada lo llamaban Medio hombre, por lo que quedaba de él; pero los cojones siempre los tuvo intactos y en su sitio. Como los del caballo de Espartero.

La vida de ese pasaitarra -mucho me sorprendería que figure en los libros escolares vascos, aunque todo puede ser- parece una novela de aventuras: combates navales, naufragios, abordajes, desembarcos. Luchó contra los holandeses, contra los ingleses, contra los piratas del Caribe y contra los berberiscos. En cierta ocasión, cercado por los angloholandeses, tuvo que incendiar varios de sus propios barcos para abrirse paso a través del fuego, a cañonazos. En sólo dos años, siendo capitán de fragata, hizo once presas de barcos de guerra enemigos, todos mayores de veinte cañones, entre ellos el navío inglés Stanhope. En los mares americanos capturó otros seis barcos de guerra, mercantes aparte. También rescató de Génova un botín secuestrado de dos millones de pesos, y participó en la toma de Orán y en el posterior socorro de la ciudad. Después de ésas y otras muchas empresas, nombrado comandante general del apostadero naval de Cartagena de Indias, a los 54 años, y tras rechazar dos anteriores tentativas inglesas contra la ciudad, hizo frente a la fuerza de desembarco del almirante Vernon: 36 navíos de línea, 12 fragatas y varios brulotes y bombardas, 100 barcos de transporte y 39.000 hombres. Que se dice pronto.

He visto dos retratos de Edward Vernon, y en ambos -uno, pintado por Gainsborough- tiene aspecto de inglés relamido, arrogante y chulito. Con esa vitola y esa cara, uno se explica que vendiera la piel antes de cazar el oso, haciendo acuñar por anticipado las medallas conmemorativas de la hazaña que estaba dispuesto a realizar. Pese a que a esas alturas de las guerras con España todos los marinos súbditos de Su Graciosa sabían cómo las gastaba Don Blass, el cantamañanas del almirante inglés dio la victoria por segura. Sabía que tras los muros de Cartagena, descuidados y medio en ruinas, sólo había un millar de soldados españoles, 300 milicianos, dos compañías de negros libres y 600 auxiliares indios armados con arcos y flechas. Así que bombardeó, desembarcó y se puso a la faena. Pero Medio hombre, fiel a lo que era, se defendió palmo a palmo, fuerte a fuerte, trinchera a trinchera, y los navíos bajo su mando se batieron como fieras protegiendo la entrada del puerto. Vendiendo carísimo el pellejo, bajo las bombas, volando los fuertes que debían abandonar y hundiendo barcos para obstruir cada paso, los españoles fueron replegándose hasta el recinto de la ciudad, donde resistieron todos los asaltos, con Blas de Lezo personándose a cada instante en un lugar y en otro, firme como una roca. Y al fin, tras arrojar 6.000 bombas y 18.000 balas de cañón sobre Cartagena y perder seis navíos y nueve mil hombres, incapaces de quebrar la resistencia, los ingleses se retiraron con el rabo entre las piernas, y el amigo Vernon se metió las medallas acuñadas en el ojete.

Blas de Lezo murió pocos meses después, a resultas de los muchos sufrimientos y las heridas del asedio, y el rey lo hizo marqués a título póstumo. Creo haberles dicho que era vasco. De Pasajes, hoy Pasaia. A tiro de piedra de San Sebastián. O sea, Donosti. Pues eso.

Mezquitas por Jon Juaristi‏

El proyecto de mezquita en la Zona Cero no es cuestión de libertad religiosa, sino de tolerancia a la provocación

HE visto mezquitas en Damasco, en Kairuán, en Beirut, en el Cairo, en Estambul, en Rabat. Y en Jerusalén, por supuesto: plantada una frente al Santo Sepulcro. Conozco cientos de mezquitas. Paso diariamente ante una de Madrid. Trato de no ver en ellas un signo de amenaza, de peligro, como no lo veo en los templos cristianos ni hindúes, ni shinto ni budistas, ni —sobra en mi caso decirlo— en las sinagogas.

En Nueva York he conocido incluso templos polivalentes. Hay uno, en Manhattan, que es sinagoga reformista los sábados y templo metodista los domingos: un enorme estor cubre la cruz desnuda en la pared del fondo durante las ceremonias judías. La escasez de suelo o simplemente de edificios impone a veces dobles o triples funciones a un mismo espacio, como aquellos bares de las películas del oeste que se transformaban en tribunales de justicia cuando hacía falta, pero lo de la polivalencia religiosa sólo lo he visto en Nueva York, que es la ciudad más tolerante del planeta. Aunque no me extrañaría que en otras partes hubiera casos semejantes de simbiosis espacial entre judaísmo reformista y metodismo, porque sus templos no son recintos sagrados, sino lugares de asamblea, de reunión de la comunidad, que es el sentido original de las palabras sinagoga e iglesia.

Trato de no sentirme intranquilo ante las mezquitas, incluso cuando sé que muchas de ellas sirven para que imames enloquecidos propaguen el odio a occidente. Me digo que también he oído siniestras burradas en iglesias católicas de mi tierra vasca y he asistido a alguna bronca en sinagogas americanas, cuando el rabino de turno proponía, por ejemplo, campañas de apoyo a Lori Berenson, la chica judía encarcelada en Perú por delitos de terrorismo, a la van a enchironar de nuevo tras una excarcelación precipitada a lo De Juana Chaos. Me intento persuadir de que no todos los musulmanes son como los chiítas iraníes que ahorcan homosexuales, como los talibanes que matan mujeres a pedradas después de torturarlas, como la gazana que asegura que educará a su hijo, recién salvado de una grave dolencia gracias a un filántropo judío que corrió con los gastos médicos, para que se inmole masacrando israelíes. Quiero convencerme de que la mayoría de los creyentes del islam son gentes amables, pacíficas y respetuosas con los que siguen otra fe o no siguen fe alguna. Me gustaría admirar sin prevenciones ni mala conciencia su civilización, su magnífica literatura (Corán incluido) que he estudiado con todo el interés y cariño posible en un profano en sus filologías. Y con nadie he estado más de acuerdo que con un viejo sufí sirio que me dijo una vez: «Alá no entiende de religiones».

Me esfuerzo en verle al islam aspectos positivos, y viene esta incalificable grosería del proyecto de una mezquita en la Zona Cero, y compruebo que, en el vasto número de la umma, sólo se alzan en contra las voces escandalizadas e inaudibles de un pequeñísimo puñado de musulmanes que, eso sí, comprenden mejor que Obama que el asunto no va de libertad religiosa sino de apuntarse un tanto escarneciendo a la América infiel. Veo lo poco que representan, y se me caen los palos del sombrajo y los minaretes de mis ingenuidades.

Un alcalde del PP se gasta 5.700 euros municipales en llamadas eróticas

El alcalde de la localidad segoviana de Vallelado se excusa diciendo que su teléfono era nuevo «y se debió quedar conectado a un número de esos».

La comidilla del pueblo de Vallelado es el alcalde. Quien presidía el Ayuntamiento de esta localidad segoviana de 800 habitantes utilizaba su teléfono móvil para algo más que atender la gestión del municipio. El político en cuestión, el popular José Luis Garrido, ha reconocido que esas llamadas eróticas a un 803 corresponden en efecto a su teléfono móvil oficial. El «error» le ha salido muy caro: sus facturas ascienden a 5.700 euros, con cargo al presupuesto municipal. El alcalde, que ahora prefiere guardar el silencio, ha dicho que pagará él mismo la suma.

La dirección provincial del PP en Segovia ya ha anunciado suspender la militancia del alcalde, por lo menos hasta que se aclaren las circunstancias de lo ocurrido. El motivo es que parece que el caso se rodea de misterio. Para añadir algo de comedia a su situación, el alcalde ha explicado esperpénticamente que la terminal de su telefóno «era nueva y se debió quedar conectada a un número de esos». 5.700 euros.

Las sospechas de los excesos de Garrido comenzaron cuando el tesorero de la localidad se percató de los gastos excesivos de las dietas de kilometraje declaradas por el alcalde (de casi 9.000 euros), quien pasaba desplazamientos de cincuenta kilómetros «a localidades que apenas distan diez kilómetros del pueblo», declaraba el tesorero y concejal del PP, Luis Miguel Aranda, quien dimitió al negarse a firmar dichas dietas. El comportamiento irregular de Garrido le llevó a deducir de ahí una estrategia del mismo para sufragar los gastos telefónicos: «Todo apunta a que ahora quiera cobrarse en dietas el dinero malgastado en llamadas eróticas, unos 5.700 euros, antes de reponerlo en el Ayuntamiento», ha indicado el tesorero en referencia al alcalde.

«He tenido que vender mi virginidad por 19 euros» por Pablo Díez

A sus 23 años, Khim Wimm ha huido de la miseria que asuela su país, Birmania, para trabajar como prostituta en un burdel de la frontera con Tailandia.

Usted manda, es el cliente. Cosas más raras me han pedido. Con tal de que me pague la hora del servicio, puedo contarle mi historia. Nací hace 23 años en Birmania y vivía con mi familia en Yangón (Rangún). Fui al colegio hasta los diez años, pero lo dejé para cuidar a mis cinco hermanos porque mi madre salía todos los días para vender comida en un puesto callejero.

Como mi padre apenas podía alimentarnos con los 10.000 kyats (5,5 euros) que ganaba como barrendero, encontré un trabajo en una fábrica textil por el que me pagaban 25.000 kyats (13,5 euros). Pero no era suficiente para llegar a final de mes. En Birmania, donde un saco de arroz cuesta 18.000 kyats (9,8 euros), una familia necesita al menos cuatro veces más para sobrevivir en Rangún. Antes teníamos una casa propia, pero tuvimos que venderla y mudarnos a otra de alquiler para pagar los gastos médicos de mi padre, que se puso enfermo.

Una mujer de mi barrio me ofreció un trabajo en Tailandia. Ya sabía que no iba a venir aquí para entrar en otra fábrica, donde apenas se gana dinero. Necesitaba cualquier cosa que me diera «pasta», así que le mentí a mis padres y les dije que me marchaba a otra factoría textil en Bago. Viajé en autobús y crucé ilegalmente la frontera por el río porque no tengo pasaporte. Llegamos a una casa donde había otras veinte chicas, de entre 18 y 30 años, y allí un hombre me dijo que iba trabajar para él. Por hacer este recorrido le debo 30.000 kyats (21,5 euros) al dueño del burdel, que le adelantó el dinero a la alcahueta. Además, le pedí prestado una cantidad similar para enviársela a mi familia.

Yo era virgen. Me habían dicho que los clientes llegan a apoquinar hasta 15.000 bahts (355 euros) por la primera vez, pero yo quería empezar a trabajar cuanto antes para pagar mis deudas. Vendí mi virginidad por 800 bahts (19 euros). No soy feliz y creo que me he equivocado, pero mi plan es ganar medio millón de kyats (270 euros) para volver a casa y abrir un negocio. De media, las chicas se llevan aquí a unos cinco hombres al día. Pero yo sólo he tenido cuatro clientes en la última semana. Cobro por servicio entre 500 y 800 bahts (entre 12 y 19 euros), que hay que repartir mitad a mitad con el dueño del local, donde estoy en la barra desde las siete de la tarde hasta la medianoche. Aunque no es un buen tajo y nadie quiere hacerlo, la vida aquí no es tan dura como en Birmania. Tengo miedo a las enfermedades, pero el dueño del burdel nos ha enseñado a usar siempre condón y la ONG World Vision nos hace la prueba del sida cada viernes.

Cuando estoy en la cama con un hombre, sólo pienso en que debo ahorrar para sacar a mi familia adelante. He tenido que pedir dinero prestado a mis compañeras para comprar ropa, maquillaje y zapatos. Ni siquiera llamo a mis padres. Me da vergüenza y, además, una conferencia cuesta 50 bahts (1 euro) o más, ya que en casa no tenemos teléfono y debería llamar a un vecino para que los avisara.

Pero, si tuviera el dinero suficiente, no dudaría en volver con ellos. Uy, la hora ya ha pasado. Lo siento, tengo que marcharme. Debo seguir trabajando.

Paradojas iraquíes por Hermann Tertsch

Ya se han ido las tropas de combate norteamericanas de Irak. Su partida genera indudable alivio en Estados Unidos donde esperan que acabe pronto el hasta ahora incesante goteo de repatriaciones de víctimas. En Irak sin embargo son muchos los que temen que nos hallemos en vísperas de una intensificación del terrorismo de Al Qaida o una escalada de la violencia sectaria que se ha mantenido en niveles «aceptables» desde el terrible periodo de enfrentamientos de 2006 y 2007. Quedan 50.000 soldados norteamericanos en Irak que prestarán apoyo y formación a las autoridades iraquíes hasta el 31 de diciembre del 2011. Esto es lo que hay. Lo que tiene gracia es que el presidente Barack Obama reciba ahora aplausos por cumplir un calendario de retirada elaborado en su día por George W. Bush.

Como lo tiene también el hecho de que gran parte de las tropas serán sustituidas por un «ejército» de civiles que dependerán del Departamento de Estado y se nutrirán —paradojas de la vida— de esas empresas privadas de seguridad tan denostadas por los adversarios de Bush como símbolos de la perversión de la administración norteamericana. Halliburton —con otro nombre— y otras muchas trabajarán ahora a sueldo de Hillary Clinton para evitar que se convierta en desastre esta retirada de tropas con la que Obama quiere ante todo mejorar las encuestas ante las elecciones parciales de noviembre.

Con un índice de popularidad bajo mínimos, las elecciones podrían convertir a Obama en un «lame duck» (pato cojo) ya en su primer mandato y hacer aun más probable que pase a la historia como «one term president» (presidente que no consigue ser reelecto para un segundo mandato). El último que consiguió tan discutible distinción fue otro demócrata tan cargado de buenas intenciones como éste.

La hemorragia de lectores del «Times»

La edición digital de «The Times» ha sufrido una hemorragia de lectores desde que decidió cerrar sus contenidos hace tres meses, según los últimos datos de la consultora comScore, que arrojan una pérdida de 1,2 millones de usuarios desde que los sitios web de Times News Corporation, el grupo propietario de «The Times» y «The Sunday Times», optara por dividir las versiones online de estos diarios y por levantar un muro de pago.

Esa cifra representa una importante caída con respecto a los 2.790.000 usuarios que se registraron en mayo, cuando la web de «The Times» todavía era de acceso gratuito paro los lectores. En cuanto a las páginas vistas, éstas han pasado de 29 millones contabilizadas en mayo a las 9 millones en julio, también un recorte considerable. Según las estimaciones de comScore, el número de lectores que realmente pasa tiempo en el sitio web se ha reducido prácticamente a la mitad.

En cualquier caso, estos datos estaban dentro de las previsiones que manejaban los propietarios y editores del periódico británico, que ya advirtieron de una fuerta caída de los lectores de su edición digital cuando anunciaron la implantación del pago para acceder a los contenidos. En una entrevista con la BBC, el editor de «The Sunday Times», Witherow Jonh, aseguraba hace unos meses que los números se desplomarían hasta un 90% y ya dejaba claro también, como han coincidido el resto de directivos, que la clave no está en el volumen de lectores, sino en los benefecios obtenidos.
 
Cerrar los contenidos de los periódicos es una tendencia en el sector de internet por el que empiezan a adoptar algunos medios, aunque todavía es minoritaria. Su mayor impulsor Rupert Murdoch, el magnate de la comunicación y propietario del grupo al que pertenece «The Times», está convencido de que acabará triunfando. Lo cierto es que varios periódicos de prestigio están observando atentamente el caso del «Times» londinense y su evolución. En los próximos meses estrenará edición de pago «The New York Times», será en concreto a principios de 2011, aunque ha elegido un sistema de suscripción diferente. El grupo de este diario, The New York Times Company, avanzó hace unos días que tiene previsto cerrar el contenido del Woncester Telegran & Gazette, su publicación de Massachusetts.

La marcha de las verduras Pese por José María Carrascal

Parece un poco exagerada la opinión de Carrascal. No creo que pase de una tormenta de verano.


ARTÍCULO

HACE 35 años, Hassán II ordenó una «marcha verde» hacia el Sahara llamado español, que desde entonces forma parte de Marruecos. Hoy, hacia Melilla y posiblemente Ceuta, se ha ordenado una «marcha de las verduras y otros alimentos», aunque a la inversa: impidiendo el abastecimiento de las dos ciudades españolas en el Norte de África.

Si los marroquíes son los primeros en saber que rendirlas por hambre es imposible, al ser fácilmente abastecidas por mar, ¿por qué lo hacen? Pues por reinar las mismas circunstancias que en el otoño de 1975 les empujó a lanzar la «marcha verde»: por saber de la extrema debilidad de España. Entonces, Franco agonizaba y aunque decía haberlo dejado todo atado y bien atado, nadie estaba seguro de cómo iba a ser el futuro. Sólo, que iba a ser diferente, muy diferente, como resultó. En cualquier caso, lo que urgía era concentrarse en la escena nacional, no en un territorio a muchos cientos de kilómetros, que sólo ocupábamos desde 1884. En cuanto a los soldados españoles que lo custodiaban, ¿qué iban a hacer ante aquella invasión pacífica? ¿Ponerse a disparar contra los hombres, mujeres y niños desarmados que llegaban? Así se perdió el Sahara, más para los saharauis que para España.

Lo de Melilla y Ceuta, ciudades españolas desde hace siglos, es distinto en cuanto a derechos, pero no en cuanto a estrategia. Los marroquíes las consideran suyas y harán cuanto esté en su mano para anexionárselas. Si la marcha les dio resultado en el Sahara, nada de extraño que la utilicen de nuevo, ahora en dirección contraria, no con personas, sino con mercancías. Aunque de momento haya quedado suspendida, preparémonos para este tipo de bloqueos, acusaciones, maniobras y alarmas. Su estrategia es ésa. Lo que no está claro es la nuestra, si es que existe alguna.

Pues el mayor paralelismo entre 1975 y 2010 es la extrema debilidad del Gobierno español, que se extiende a España. Pese a todas sus idas, venidas, planes, contraplanes, declaraciones, desmentidos, avances y retrocesos, Zapatero es un cadáver político. Todo le ha salido mal y todo apunta que irá a peor. Ni la remodelación territorial de España, ni la negociación con ETA, ni los remedios anticrisis le están dando resultado y por no controlar, empieza a no controlar su propio partido, como ha puesto en evidencia el enfrentamiento interno desencadenado en Madrid.

Nadie lo sabe mejor que Rabat, consciente de que en igualdad de condiciones, pierde frente a España, pero que en una de sus recurrentes crisis políticas, puede ganarle. Parece creer que se encuentra en una de ellas. Quiero decir que ésta no es una crisis con Marruecos. Es una crisis española.

Con fecha de caducidad Si por Rafael Bardají

La Casa Blanca por fin va a poder cumplir una promesa: la de sacar las tropas de combate de Irak antes de septiembre de este año. Y lo celebran animosamente porque así transmiten la idea, criticada por relevantes mandos militares, incluido el general Petraeus, de que la promesa de salir de Afganistán en junio del año que viene, también la pueden cumplir.

¿Se imaginan ustedes a Churchill afirmando que las tropas aliadas cesarían en sus combates en, digamos, la primavera de 1944? De haberlo hecho, todavía andaríamos por el Tercer Reich y no quedaría ni un solo judío sin sacrificar.

Obama debería saber que aunque la guerra sea la continuación de la política por otros medios, que dijo Clausewitz, ambas se rigen por leyes distintas. Es bueno poner límites al uso del poder. De ahí que un presidente en América sólo pueda serlo durante dos mandatos. Y una pena que en España el ejemplo de Aznar no haya cundido.

Pero la guerra es un fenómeno muy complejo en el que fijar plazos suele ser contraproducente. Lo que uno busca es un resultado final, no una fecha para el fin de las hostilidades. Bush se resistió a fijar la salida de Irak y eso afectó positivamente la situación sobre el terreno. Por el contrario, lo primero que hizo Barack Hussein Obama fue fijar un límite aún antes de contar con una estrategia para Afganistán. Porque buscaba una salida, no la victoria.

Y a pesar de contar ya con un magnífico general, Petraeus, y una estrategia que quiere acercarse a lo hecho en Irak, Obama sólo sueña con salir pitando de aquel país. Petraeus ha dicho que necesita más tiempo y su ministro, Robert Gates, le ha tenido que recordar la fecha de su presidente: junio de 2011.

Si yo fuera un talibán, me echaría a dormir hasta entonces. Total, se van a ir.

El diputado del PP que criticó el acento de Jiménez se queda solo

Estos son nuestros políticos.


NOTICIA

Rápida reacción de Aído, que tardó dos semanas en defender a las policías de Melila.

El cuestionamiento del acento andaluz de Trinidad Jiménez por parte de un portavoz del PP madrileño, Juan Soler, marcó ayer la jornada política. Sus valoraciones llevaron a intervenir de forma casi automática a la mismísima ministra de Igualdad, Bibiana Aido, a la que sin embargo numerosos colectivos han echado de menos durante las dos semanas que ha durado el conflicto con las mujeres policía de Marruecos, donde solo intervino pasados casi los 14 días.

En cualquier caso las palabras de Soler desviaron la atención, al menos por un día, de la lucha cada vez más encarnizada entre las dos candidaturas socialistas por las primarias madrileñas. Soler afirmaba el miércoles en su blog que Jiménez es una «candidata floja» para la región, ya que le falta «fondo y cuajo madrileño» y su acento la hace «más apta para Dos Hermanas o Vélez-Málaga». Esta aseveración hizo que al finalizar el día, las numerosas críticas recibidas, incluidas las de miembros de su propio partido, forzaran a Soler a pedir por la tarde disculpas por los «desafortunados comentarios» que escribió en su blog. Soler, que no cree que este asunto pueda costarle la apertura de un expediente en el partido, ha asegurado que «en ningún momento pretendía ofender a nadie, y si lo ha hecho, lo lamenta». «No ha sido con mala intención», añadió.

Pero sus manifestaciones habían levantado ya una oleada de indignadas reacciones, encabezadas por la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, que se preguntó si los conservadores españoles tienen «tanta rabia» al acento andaluz porque «es el del progreso» y «el de la solidaridad». En una nueva entrada de su blog, la ministra resaltó el acento, trayectoria y «demostrada valía política» de Trinidad Jiménez, como posible candidata socialista en la Comunidad de Madrid, frente al «proyecto caduco y agotado que representa Esperanza Aguirre». La delegada del Gobierno en Madrid, Amparo Valcarce, se unió a las críticas y tachó de inaceptables las palabras de Soler. Hasta Tomás

Gómez, el adversario de Jiménez en las primarias madrileñas, condenó las críticas «con tintes discriminatorios y xenófobos» vertidas sobre la ministra.

Aluvión de críticas

Para el consejero de Gobernación y Justicia de la Junta de Andalucía, Luis Pizarro, los dirigentes del PP «insultan reiteradamente» el acento andaluz porque el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, «no se impuso con contundencia la primera vez» que esto ocurrió, habiendo sido ya «muchas» las ocasiones. Por su parte la alcaldesa de Vélez-Málaga (Málaga), la socialista María Salomé Arroyo, anunció que su grupo presentará en el próximo pleno una moción en la que se pedirá que se repruebe al portavoz adjunto del PP en la Asamblea de Madrid.

Dentro de su propio partido nadie salió en defensa de Soler. El consejero de Economía madrileño, Antonio Beteta, se ha limitado a decir con elegancia que «en Madrid ya nadie se pregunta de dónde se viene». Lo que se pregunta en Madrid es «a donde queremos ir, todos juntos, para sacar adelante a la Comunidad y a los madrileños».

Córdoba house por Ignacio Camacho‏

O hay libertad de culto o no. O es culpable la religión del atentado o no.


Córdoba house

DE todos los cafés de todas las ciudades del mundo, se quejaba Rick Blaine-Bogart en «Casablanca», Ilsa-Ingrid Bergman había tenido que aparecer precisamente en el suyo para

resucitar un viejo dolor enterrado. Algo así ha tenido que decir Barack (Hussein) Obama para rectificar su notable patinazo al defender el derecho de los musulmanes a construir una mezquita en la Zona Cero del 11-S: de todos los solares de todas las ciudades de todos los Estados Unidos, ése es probablemente el más inoportuno porque revive heridas mal cerradas en la conciencia de un pueblo atacado. Presa de un ataque de zapaterismo—síndrome que se manifiesta en decirle a todo el mundo lo que quiere oír—, el presidente americano sucumbió a la tentación de granjearse las simpatías islámicas durante una cena conmemorativa del Ramadán, pero la reacción irritada de sus compatriotas le ha forzado a recular ante una lógica corriente adversa de opinión pública. Al final ha dejado las cosas, acaso un poco tarde, en su justo término: el derecho a levantar mezquitas no se discute en una sociedad abierta, pero quizás en ese sitio no se trate de una buena idea.

Al fondo de toda esta polémica, que nos resulta familiar en un país también golpeado por el fundamentalismo islámico, no late tanto el problema de la tolerancia como el de la reciprocidad. El Estado liberal consagra la libertad de culto y la hace efectiva sin mayores problemas, como prueba la celebración masiva del Ramadán en Europa y América, pero esa pacífica coexistencia no debe enturbiarse con gestos interpretables como provocación innecesaria. La alianza de civilizaciones funciona de hecho en la realidad cotidiana —en España los trabajadores musulmanes gozan incluso del derecho a adaptar su jornada a la práctica del ayuno— sin trabas significativas al ejercicio de la oración ni de la prédica. Se trata de una cuestión asumida con naturalidad en el seno de las sociedades democráticas, que sin embargo no cuenta con un tratamiento recíproco en la mayoría de las naciones islámicas, donde no suelen concederse permisos para erigir iglesias cristianas ni para conmemorar la Navidad o la Semana Santa. Es esa falta de correlato lo que causa recelos y da lugar a sentimientos de agravio.

El debate de Nueva York no por eso un asunto de libertades sino de sensibilidad. Esa Córdoba House —vaya por Dios, el mito andalusí— que algún imán quiere edificar en el lugar donde más duele la tragedia no va a cicatrizar heridas, sino a reabrirlas. Y aunque queda claro que el Islam no es responsable de lo que allí ocurrió, también lo está que el impacto ambiental de una iniciativa así no acerca voluntades sino que las separa. La tolerancia es recíproca o no es tolerancia; el error de Obama sugiere que en caso de susceptibilidad al menos es menester atenerse al sentido común de la coexistencia.

Petraeus, ¿Un general adecuado para Afganistán? por Ricardo Martínez Isidoro

«El nombramiento de Petraeus parece adecuado para el progreso en Afganistán, si bien debe ser acompañado por otros aciertos en los múltiples factores que gravitan sobre el futuro de este atormentado país»

Conocí al general Petraeus en Irak, en septiembre de 2003, en la Transferencia de Autoridad (TOA) de los Marines a la División Multinacional Centro Sur, donde yo ejercía como deputy commanderespañol y segundo jefe. Su presencia era sentida y esperada, después de su inteligente campaña al frente de la 101 División Aerotransportada norteamericana en el Kurdistán. Compartimos espera en el turno de comedor, como cualquier soldado, y desde ese momento, con limitados intercambios de frases sobre la TOA, quedé gratamente impresionado por su personalidad humilde y, sin embargo, de gran ascendiente entre sus subordinados.

Como teniente general volcó su experiencia en el Manual de Contrainsurgencia del Ejército de Estados Unidos que apareció en el año 2006, año terrible para las operaciones militares norteamericanas en Irak, y se puso en práctica sobre todo en ese teatro. Su paso como comandante de la Fuerza Multinacional coincide, al principio, con los peores años de resultados en la estabilización de ese país, con indicadores muy desalentadores. Pasados unos meses, se produce en Irak un cambio de estrategia, lo que ha venido a llamarse «surge», basado en una concepción pragmática de las actuaciones militares y civiles, de tal forma que la estrategia se basó en una observación inquieta de las necesidades de Irak, en ganar los corazones y las mentes de los autóctonos, ahora ya frase célebre, y en obtener, como consecuencia, conceptos e ideas sólidas, para ponerlas en práctica con una gran acción de conjunto, supervisándolas meticulosamente en su fase de ejecución; el enemigo, la insurgencia, debería ser perseguido implacablemente para su neutralización, manteniendo las zonas de las que hubiera sido desalojado. Estos parámetros generales, a pesar de las diferencias con Irak, deberían poder ser aplicables en Afganistán; ahí reside la inteligencia del personaje para poder aplicar su gran bagaje de experiencias.

Pero hay más, Petraeus sacó del ostracismo un factor básico, arrinconado en aquel conflicto hasta entonces por la dureza de la lucha, los valores. Corrigió, sin miramientos, los excesos y costumbres de la nefasta cárcel de Abu Graib y recordó que no se podría estabilizar Irak sin implantar los valores del hombre, del militar y los que siempre han adornado la existencia de Estados Unidos, lo que es lo mismo que renunciar a la guerra sucia y al deslizamiento de la situación hacia la negación de todo lo que el hombre ha conseguido hasta la fecha en el respeto a sí mismo y a los demás. Al llegar a Afganistán como nuevo comandante en jefe de ISAF y de las Fuerzas Norteamericanas, expuso con contundencia que había venido a ganar la partida en este complicado conflicto, manifestando su decisión de impulsar de forma prioritaria, como principio fundamental de su actuación, la voluntad de vencer, contra cualquier veleidad de los derrotistas, en el país y en la retaguardia.

Hubiera sido fácil erigirse como ostentador de otra estrategia para Afganistán, con su predecesor caído en desgracia por un impensable asunto de comunicación pública, y sin embargo ratificó, respetó y reconoció la actuación del general McCrystal, como militar y responsable operacional de ese teatro, recogida en el famoso informe de agosto del año 2009, que provocó el aumento de efectivos norteamericanos y de ISAF en Afganistán; con ello separaba, y salvaba de la desaprobación, la cadena militar de las equivocaciones cometidas en el ámbito de las relaciones político-militares. Precisamente Petraeus, aceptando ser comandante en jefe de Afganistán, realiza un acto de humildad castrense sin precedentes al situarse en el nivel subordinado a su mando en aquel momento, el Central Command, poniendo fin a una crisis profunda en la cadena general de mando del presidente Obama, jefe supremo de las Fuerzas Armadas norteamericanas. La actuación de Petraeus, en relación con Obama, no significa una subordinación ciega al nivel que representa el presidente, que convertiría la cadena de mando en una herramienta rígida y falta de iniciativa, en la que los detalles de cada punto de observación y su validez para conducir las operaciones dependen de la capacidad de ejecución de cada nivel y su significado para el éxito. Por ello, el general proporcionó en cada momento el mejor asesoramiento profesional militar disponible para el conflicto de Afganistán, para que el jefe supremo lo integrara con otras opciones a su alcance. En cuanto a otras virtudes y principios generales que tienen una directa aplicación en el ámbito de la conducción de las operaciones, del general Petraeus hay que esperar que ejerza un gran liderazgo, condición del mando absolutamente imprescindible cuando se trata de realizar una operación de contrainsurgencia (COIN), en la que hay que actuar por resultados conseguidos, a largo plazo, con difíciles limitaciones al uso de la fuerza en relación con su efecto en la población; son de esperar de este intelectual de la COIN nuevos conceptos ad hoc, resultantes de su gran postulado, «aprender y adaptar», una dirección con unidad de esfuerzos, ejemplaridad y una cooperación obligada de cuantos actores intervienen en el conflicto, fruto de su gran energía y visión a largo plazo. Lógicamente los resultados que se esperan de él son fruto del conocimiento profundo de la situación de Afganistán-Pakistán y de la aplicación de su propia concepción de la estrategia, cuyas claves serían las siguientes.

En el ámbito político-militar, Petraeus manifiesta su confianza en el presidente Karzai, en su compromiso de transparencia, integridad y responsabilidad, así como en su política de reconciliación con los talibanes, esperando que se hagan realidad los lemas de su Gobierno, dándole una nueva oportunidad de credibilidad, ya que la estrategia de contrainsurgencia difícilmente podría establecerse sin ese requisito. Para Karzai, por otra parte, relevado McCrystal, el mejor candidato era el general Petraeus.

El concepto de la operación de contrainsurgencia pasa por mantener el esfuerzo actual de ISAF y US, cambiando su dedicación cuando las condiciones permitan una transición a las Fuerzas de Seguridad afganas y manteniendo el compromiso en torno a la protección de la población de los militantes que permiten que Al Qaeda tenga un santuario en su país; es de prever también una «surge civil» de más de mil cooperantes. La situación en relación con la insurgencia está en un momento crítico, el enemigo es resistente y tiene una gran confianza en sí mismo, sus metas y valores permanecen constantes, piensan que pueden sostener el momento actual y mantener, e incluso aumentar, su capacidad operacional adaptándose a los cambios producidos en ISAF, expandiéndose y aumentando su influencia, realizando una labor muy activa en torno a la población, a la que apoyan o coaccionan, pasándole su relato de que luchan para expulsar a las fuerzas ocupantes extranjeras que sostienen un Gobierno corrupto; su finalidad es separar lo local y tribal del Gobierno central, por cualquier medio. El valor de la fecha de retirada norteamericana (2011) lo pone en solfa, a pesar del anuncio de Obama, para que signifique el inicio condicionado de un proceso que nunca debe pesar sobre la población y dar opciones a la insurgencia. El nombramiento de Petraeus parece por tanto adecuado para el progreso en Afganistán, si bien debe ser acompañado por otros aciertos en los múltiples factores que gravitan sobre el futuro de este atormentado país.

Ricardo Martínez Isidoro. General de División en la Reserva.

Aportando soluciones por Arturo Pérez-Reverte‏

Pues vale. Pues me alegro. Se lo digo a usted, señor notario de Pamplona. Y a ti, joven lleno de fe, esperanza y caridad en tus mayores y tus menores. A quienes apuntan, con razón, que me paso los fines de semana gruñendo sobre el pluriputiferio hispánico, pero sin aportar soluciones. La verdad es que esta página no la cobro por solucionar nada –cobraría un poquito más–, sino por desparramar a mi aire. Quizá se hayan fijado en el título: Patente de corso. Pero bueno. Un día es un día.

Lo primero: Cataluña independiente de una puta vez. No pasa nada, oigan. Y me sorprende que no lo hayan hecho todavía. No hay el menor riesgo. Se reúne el honorable Parlament, se proclama la independencia por la cara, y asunto resuelto. Pasada la primera impresión –aquí todas las impresiones pasan–, quedaría hueco en la sección nacional de los periódicos para otros asuntos. Y todos contentos. Nos dejamos de pellizcos de monja, de amagar y no dar, de morritos de mercader en plan quiero y no puedo, o puedo y no quiero. Una sola lengua, una bandera estelada, una nación, un führer. Punto. Y los charnegos que no traguen, a la frontera o que se jodan. Por lo demás, ya me dirán ustedes, ante el hecho consumado, qué iban a hacer los fascistas de Madrid. ¿Se imaginan a Zapatero, o incluso a Rajoy, oponiéndose con hechos a una declaración catalana de independencia? ¿Cómo? ¿Mandando tanques a las Ramblas? Venga ya. Como mucho, iría Moratinos a negociar fotografiándose con barretina, de caganer. Mayor garantía, imposible.

Luego, ya puestos, el País Vasco. Lo mismo: independentzia por el artículo catorce. A tomar por saco. Fin de la salvaje, asesina y secular opresión española, con Peneuve y Eta matándose luego entre ellos por el poder, lo que no deja de tener su puntito. Pero lo más primoroso vendrá cuando, ya con media patria de los vascos y las vascas asegurada aquí abajo, el esfuerzo se centre en la otra media de arriba: Iparralde y tal. Muga ez. Ardo en deseos de comprobar qué pasará la primera vez que algún zángano bocazas y cantamañanas muy mal acostumbrado, como Iñaki Anasagasti cuando sale los viernes del peluquero, insulte a la República francesa o llame txakurra a un gendarme. Sí. Me pido la foto.

Luego, ya metidos en faena, Galicia. Como ahí la cosa no está clara, y hay mucho tibio y mucho gallego que no sabes si sube o baja, se les hace independientes por cojones, y un problema menos. Por real decreto. Quieran o no quieran. Con himno nacional, fuerzas armadas y toda la parafernalia. De paso y ya puestos, para aprovechar el mismo telediario, se entrega Olivenza a Portugal y se ponen Valencia y Baleares bajo la tutela del Estado catalán supervisado por Naciones Unidas, como cuando lo del referéndum del Sáhara confiado a Marruecos. Y ahí nos vemos. A quien, naturalmente, en gesto de buena vecindad y para limar asperezas en el futuro, se entregarán Ceuta, Melilla, los peñones, el islote de Perejil y la cabra de la Legión con las patas atadas para que no se revuelva y haya alguna desgracia, y la liemos a última hora. En lo que a Gibraltar se refiere, tampoco hay problema: también se encargará el ministro Moratinos de gestionar enérgicamente el asunto, sin otras concesiones que la entrega inmediata e incondicional del Peñón a sus legítimos habitantes, así como treinta millas de aguas territoriales, las playas de La Línea, Sotogrande, los puticlubs de Algeciras y el derecho a convertirse en Estado independiente, con una bandera donde, sobre la Union Jack, figure una sonora pedorreta, con el lema: Al que un tonto se la dé, San Jorge se la bendiga.

Aliviada al fin España de la herencia franquista que le impide levantar cabeza, las cosas se simplificarían un huevo, o dos. Tendríamos el ambiente político a punto de caramelo para acometer radicales reformas internas. Ahí sugiero refundir todos los ministerios en cuatro: Subvenciones y Sobornos a Sindicatos, Ladrillo y Turismo Chusma, Bares, Terrazas y Chiringuitos de Playa, y Triunfos Deportivos. Aunque este último, por darle un poquito de caché, podría llamarse ministerio de Patriotismo Intermitente Según y Cómo. Como ven, no escurro el bulto y aporto soluciones. No todo va a ser gruñir los domingos. Algún lector esquivo argumentará que no especifico de qué viviríamos los españoles, o lo que de ellos quedase para entonces, una vez desecado el fangal. Pero esta semana estoy que me salgo de la página, y hasta para eso tengo respuesta. Como aquí, producir de verdad, lo que se dice producir, no se produce una puñetera mierda, pero somos expertos en trajinar con dinero negro, sugiero hacer como Suiza: salir de la Comunidad Europea, declararnos paraíso fiscal y vivir de almacenar el dinero de otros. Catalanes, gallegos, vascos, gibraltareños y marroquíes serían los primeros clientes. Apuesten cuanto tienen a que sí.

Desde Kabul con horror por Alfonso Rojo‏


Esta vez es la viuda y encoge el alma que estuviera embarazada y la ejecutaran de un tiro, después de tenerla tres días encerrada y azotarla en público hasta que perdió la consciencia, pero unos pocos días antes fueron los médicos.

Volvían a casa después de haber caminado durante tres semanas por las montañas curando enfermos. Acababan de comer cuando aparecieron los barburdos. Se los llevaron a un bosque, los pusieron en fila y los ejecutaron uno a uno, a quemarropa, disparándoles al corazón. A los 13. Primero a los hombres y después a las mujeres. Que los asesinados fueran occidentales, miembros de una ONG cristiana dedicada a ayudar al menesteroso, contribuye a acrecentar el espanto. Pero solo aquí. Cuando los talibanes conquistaron Kabul, en 1996, dejaron pasar desde el vecino Pakistán a un puñado de periodistas que llevábamos meses aguardando en Peshawar. Lo primero que vimos al llegar fueron los cadáveres del ex presidente Najibullah y de su hermano colgando de un poste de tráfico en la Plaza Ariana. Se cimbreaban al aire y de los pies chorreaban goterones de sangre coagulada. Los habían castrado antes de matarlos. Me extrañó que nadie se preocupara de bajarlos. La misma indiferencia que percibía después entre la multitud, cada tarde de viernes, cuando acudíamos al estadio de fútbol a ver cómo cortaban manos y pies a los ladrones o ametrallaban a los condenados.

Cuando asesinaron a sangre fría a Julio Fuentes, en 2001, tras emboscar el coche en que el reportero español viajaba con la italiana Mara Grazia Cutuli y dos colegas, los que me llevaron al lugar del crimen ni manifestaban disgusto. Aquello es así y ellos son así y lo serán durante mucho tiempo. Tenerlo claro es esencial para que la misión militar tenga éxito. Olvídense de democratizar e incluso de civilizar.

Manolo, la bala y el talibán - Arturo Pérez-Reverte‏

Pérez-Reverte sobre la guerra, explicando muy claramente que esta consiste en matar al enemigo.



ARTÍCULO:

Me llama la atención algún comentario reciente sobre la nueva bala con que los ejércitos de la OTAN pretenden sustituir la del calibre 5,56, que está en servicio desde que los norteamericanos empezaron a utilizarla en Vietnam, hacia 1964. Cuando esta munición fue presentada en sociedad, se planteó como una de sus principales ventajas que era más ligera y podía transportarse en mayor cantidad que el antiguo calibre 7,62. También que, al ser más pequeña, en ciertos impactos no producía la muerte instantánea, sino heridas que complicaban la logística del adversario con mutilaciones, evacuaciones, hospitales llenos y cosas así. En lo de matar del todo, tampoco se quedaba corta: otra ventaja –como ven, era una bala muy ventajosa, según para quién– consistía en que, al viajar en el límite de su equilibrio, cuando entraba en un cuerpo supuestamente enemigo seguía una trayectoria irregular, provocaba el estallido de vísceras y dejaba al receptor hecho un Ecce Homo.

Este último aspecto, el de la bala tonta que entra por un pulmón y sale por la rabadilla, parece la pega principal que le encuentran en las guerras de ahora. En Afganistán, por ejemplo, resulta que los talibanes son demasiado flacos. Están más desnutridos y delgaduchos de lo normal, y al proyectil no le da tiempo de fragmentarse si toca hueso, o de zigzaguear como Dios manda: hace chas y atraviesa los cuerpos con facilidad, en vez de hacer chof, quedarse dentro y cumplir su obligación de reventar al prójimo. A eso hay que añadir que los afganos son duros que te rilas, y mientras les vacías un cargador en la tripa son capaces de comerte los hígados y marcarse una jota baturra camino del Paraíso. Hace un siglo, en la guerra de los norteamericanos contra los rebeldes moros en Filipinas –los gringos acababan de anexionarse aquello por la patilla, después de echarnos en nombre de la libertad, como suelen–, hubo un problema parecido con los fanáticos que iban drogados y blandiendo machetes: no había forma de pararlos con balas normales. Y del mismo modo que eso dio lugar a la invención del Colt 45 –con bellotas de plomo capaces de tumbar a la madre que te parió–, los ingenieros de ahora han puesto a punto una munición nueva con proyectil de acero, menos contaminante que el plomo –bala ecológica, la llaman los muy cachondos–, que lo mismo ponga mirando a Triana a un talibán desnutrido que a un chino, a un negro, a un ruski o a un narcopanchito bien cebados.

Hasta ahí, todo parece lógico. Las balas están para eso. Bang. Otra cosa es que se utilicen, o no. Por esto llama la atención que algún cantamañanas de los que confunden buen rollito con demagogia chunga ponga el grito en el cielo, criticando que ahora se quiera matar mejor a los afganos flaquitos. Como si morir escurrido de carnes empeorase que te aligeren. Pero claro. Para el pacifismo barato y elemental, querido Watson, es demasiado tentadora la imagen de un talibán desnutrido, famélico, atravesado por una perversa bala de la OTAN; y no menos irresistible denunciar cómo el malvado Occidente se las ingenia para que el afgano que hasta ahora se libraba de refilón, por estrecho de pecho, también se lleve lo suyo. ¿Importa tanto la anatomía del soldado contrario?, preguntan. Cuando es evidente que la respuesta es sí. Que igual peligro tiene un armario de cuatro por cuatro que un Giacometti artillado. Que metidos en faena, la anatomía importa, y mucho. Que en la vida estamos, como en el chiste, a setas o a Rolex. Y que mejor no tener que hacerlo. Preferiría que no, como decía el amigo Bartleby en el relato de Melville. Pero cuando no hay otra, y en un momento dado tienes que pegarle un tiro a un talibán afgano, a un pirata somalí o a un pigmeo de treinta y cinco kilos que te viene de malas, aunque tenga menos carne que el manillar de una bicicleta, lo que necesitas es algo que lo ponga patas arriba de la manera más eficaz posible. Stop. Punto. Otra cosa es que las guerras sean malas, Pascuala. Que disparar sea un acto fascista, que los ejércitos los inventara Franco y toda la parafernalia al uso. En esto no me meto. Si no queremos guerras ni soldados, o creemos más cómodo y barato que otros den la cara por nosotros, pues vale. Me parecerá muy bien, entonces, que al cabo Manolo lo saquemos de Afganistán para reciclarlo a corderito de Norit sin fronteras: biberón en una cartuchera y chocolatinas en la otra. Pero mientras siga allí, jugándosela, prefiero que, cuando se arrime un talibán con Kalashnikov, Manolo le endiñe un bellotazo que lo deje seco a la primera. Con balas convencionales, ecológicas o de hilo musical. Eso me importa un huevo. Con lo que sea.

Primer trasplante total de cara

La ciencia avanza y no para.



NOTICIA:

«A partir de ahora, mi hermano empieza una nueva vida». Con estas palabras la hermana de Óscar, el primer trasplantado total de cara del mundo, ha querido mostrar la alegría que supone para el paciente y su familia la nueva imagen que el joven ha mostrado hoy, después de someterse a una compleja intervención el pasado 20 de marzo en el Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona.

Óscar ha expresado, aunque aún le cuesta mucho hablar, su agradecimiento al equipo médico que le ha atendido y ha asegurado que se encuentra «muy feliz». La hermana del paciente ha destacado que el trasplante supone el comienzo de «una vida normal» para Óscar. «Podrá ir por la calle sin que la gente le mire, sentare a comer con su familia y hacer una vida como la que hacemos cada uno de nosotros», ha destacado.

El joven ha vivido durante los últimos cinco años con una deformidad severa en el rostro, fruto de un traumatismo que le impedía desarrollar con normalidad funciones vitales como hablar, tragar y respirar.

La operación, que duró 22 horas y requirió la participación de una treintena de especialistas, supuso el trasplante de toda a piel y músculos de la cara, la nariz, los labios, el maxilar superior, todos los dientes, el paladar, los huesos de los pómulos y la mandíbula, con la consiguiente cirugía plástica y microcirugía reparadora de los vasos sanguíneos.

Buena evolución

El jefe del Servicio de Cirugía Plástica y Reparadora del hospital, Joan Pere Barret, ha destacado la buena evolución de Óscar, a pesar de lo complejo de la recuperación tras este tipo de trasplante. «Es muy colaborador y tiene una gran fortaleza psicológica, emocional y de salud», ha indicado el doctor, que ha reconocido que en estos cuatro meses han surgido las complicaciones quirúrgicas propias de la intervención.

De momento, Óscar sólo puede comer alimentos triturados y todavía tiene un largo camino de logopedia y rehabilitación para conseguir hablar sin las dificultades que ahora presenta. Ya nota su cara y mueve parte de ella como las cejas, pero todavía no consigue cerrar los párpados.

Desde el primer momento, el paciente se ha reconocido en su nuevo rostro y «se siente muy cómodo», según ha asegurado la hermana. «Ahora lo que más desea es recuperarse y poder ir de caza y pesca».
primer trasplante total de cara.