Escritos inconexos 3

De repente tienen lugar sucesos no previstos que tienen un gran impacto, positivo o negativo. Los llamados cisnes negros según Nassim Taleb (su libro "El cisne negro" es de obligada lectura). A posteriori, muchos encuentran explicaciones de cómo y por qué se produjeron, además de mostrar evidencias de que iban a suceder, pero con anterioridad (casi) nadie supo predecirlos. Otra característica de los cisnes negros es que son subjetivos, es decir, algunos ya sabían que iba a acontecer de esa manera mientras que a otros los pilló por sorpresa; por ejemplo, los atentados contra las Torres Gemelas de 2001 fueron un cisne negro para todos menos para los propios terroristas. 

No obstante, pasa a menudo (al menos a mí) que vas viendo el cisne negro volar hacia ti con evidentes señales de que va a suceder algo negativo y no hacemos nada por evitarlo. En teoría, no sería un cisne negro porque lo podemos prever, pero, al no hacer nada e ignorarlo, sus efectos son los mismos que si fuera repentino. Lo dicho, lo ves volar, se acerca, llegas a pensar que no te va a afectar, mas llega y te da una hostia de las buenas. Aprendemos con ello, es lo positivo, sin embargo, duele y puede dejarnos secuelas importantes, es lo negativo. La vida es así.

Visual 573

 













Los verdugos también mueren (Fritz Lang, 1942)

Otra vez el tema de la valentía; fingirla es imposible; o se demuestra o no se tiene. Dentro de su formalidad, la película es violenta y además tiene hondura. ¿Merece la pena sobrevivir siendo un traidor? ¿Merece la pena vivir subyugado? ¿Merece la pena morir por una causa justa? Todo eso se exhibe en la película e incluso se responde.

La cinta nos da esperanzas y tiene, aparentemente, un final feliz. Pero en el camino mueren y sufren muchos. Lamentablemente, en la vida no siempre hay justicia, ni siquiera poética. 

Cinematográficamente es gemela de “Ser o no ser (Lubitsch, 1942)”; tratan el mismo tema (la opresión y su resistencia), pero con enfoques radicalmente diferentes. Lang expone la historia con crueldad, seriedad y levísimos toques cómicos; mientras que Lubitsch es todo sutilidad y añade comicidad, pero deja el mismo poso de gravedad.

Lo de Walter Brennan interpretando al profesor Stephen Novotny es para saltar al otro lado de la pantalla y abrazarlo. Me ha recordado a Gary Oldman en “El topo”, interpretando a George Smiley, por su sobriedad y saber estar. También al Atticus Finch de Gregory Peck, en "Matar un ruiseñor", por su señorío. El personaje del profesor es ejemplar y es lo que muchos quisiéramos llegar a ser, pero el valor para conseguirlo es difícilmente alcanzable; Brennan lo borda.

Fritz Lang tiene otras joyas tan buenas como esta, por ejemplo, "Metrópolis", “M, el vampiro de Düsseldorf” y “Los sobornados”. La vida sería peor sin sus películas. 

------

Enlaces:

Los Verdugos también mueren (1943), debate en ¡Qué grande es el cine! (iVoox): https://go.ivoox.com/rf/713317

Listado de mis películas favoritas.

------

Fotografías:




Escritos inconexos 2

No nos gusta (no me gusta) que nos contradigan en algo en lo que realmente pensamos que tenemos razón; bien porque siempre lo hemos imaginado así o porque hemos investigado en profundidad o porque lo creemos. Esto último es lo más difícil de cambiar. Las creencias las tenemos grabadas a fuego. No obstante, cambiar porque la realidad nos demuestra lo errados que estábamos es una manera notable de crecer; cuesta, pero romper con lo establecido en nuestra mente y asentar nuevos conocimientos nos fortalece. El autoengaño es usual y peligroso. Llegamos a confundir realidad con ficción y caemos irremediablemente en un mundo ilusorio, que puede durar un tiempo, mas el despertar es brusco e incluso dañino.


Escritos inconexos 1‪

Estar vivos es un regalo; la vida está para aprovecharla a cada instante. Amistad, familia, amor, arte, baloncesto, lecturas. Todo.  Llegan problemas serios e irresolubles, pero no queda otra que resistir y seguir adelante. ¿Rendirse? No es una opción para mí. ¿Miedo a la muerte? No. Llegará en su momento. Tal y como se afirma en la película de Kubrick"Los muertos solo saben una cosa: es mejor estar vivo". El propio Aquiles se lo dijo a Ulises:

“¡Vamos, no quieras dorarme la muerte, ilustre Odiseo!

Preferiría, estando en la tierra, trabajar a sueldo para otro,

para un hombre sin suerte, que no tuviera muchos recursos,

más que reinar entre todos los muertos, que han perecido...”

 

Viktor Frankl escribió algo que me marcó: “ningún poder en la tierra podrá arrancarte lo que has vivido.”‬ 


El "Optimismo" de Luis Alberto de Cuenca me va:

No pienses en el día oscuro, en el día en que nadie 
responde, en el día en que tienes a un dios enfrente.
Piensa en la otra jornada, aquella en que venciste 
al enemigo o ganaste en el juego, aquel día feliz
en que todo te sonreía. Que tu ejemplo en la vida 
sea siempre lo que gozaste, no el sufrimiento.

 Y el propio Luis Alberto escribe en "Palabras que son vida" sobre el entusiasmo, tan importante para afrontar la vida: 

"no es fácil acceder a la vía del entusiasmo. Se llega a ella por insistencia apasionada, por obsesión benigna, por apuesta contundente. Los entusiastas no abundan, pero cuando se encuentra uno con un entusiasta destila siempre una especie de fervor contagioso que viene bien en todo momento, y más en los de crisis, que con tanta frecuencia nos devastan el ánimo. El entusiasmo, por su origen divino, tiene que ver con «pasmo», y no solo la rima consonante. El entusiasta es un pasmado a lo divino que piensa que aún existen parcelas confortables desde donde olvidar la incertidumbre y el pánico. Benditos sean los que convierten el frenesí de una pasión en camino, en verdad., en fe de vida y esperanza".