"Europa no es un SuperEstado, es un “superlegislador” que utilizan los gobiernos nacionales para obtener las economías de escala en la cooperación económica y saltarse a sus parlamentos. Ese es el verdadero déficit democrático de la Unión Europea, no los “unelected officials” de Bruselas que, como su nombre indica, obedecen a los gobiernos nacionales que eligen también a los comisarios. La Unión Europea no aplica las normas, solo las dicta. Excepto en materia de defensa de la competencia, típicamente, Bruselas ni cobra impuestos ni gasta. Los programas europeos se ejecutan a través de los Estados aunque, en los últimos tiempos, los europeos se hayan dado cuenta de que en Europa se gestiona mejor que en la mayoría de los países y los Estados estén más dispuestos a encargar la gestión de un programa – investigación científica, patentes o servicio exterior, por ejemplo – a Bruselas".
"Europa, gracias al ius commune, sabe lidiar con la complejidad organizativa y regulatoria. Olvidémonos de cualquier tentación de empezar de cero. Vayamos resolviendo los problemas conforme se presenten y ampliando o reduciendo la cooperación entre todos los “socios” cuando haya oportunidades y sea conveniente hacerlo. Si ahora el Reino Unido quiere convertirse en un accionista sin voto de la Unión Europea, sea. Que pruebe a serlo unos pocos años y, cuando haya visto cómo le va, que vuelva a pedir su derecho de voto".
Fuente: Jesús Alfaro.