Cuenta en sus memorias que se acusó a 24 oficiales de las SS porque en el banquillo no había espacio para más personas. ¿La justicia es siempre así de imperfecta?
Seleccioné a los acusados por su rango y su inteligencia. Tenían todos una carrera o un doctorado. Así nadie podría decir que eran unos salvajes. Eran personas educadas e inteligentes. Creían que lo que hacían estaba bien y murieron pensando que actuaron correctamente. Nunca mostraron arrepentimiento. Eso fue una enorme decepción para mí. Hubo que esperar a que esa generación desapareciera para que la nueva dijera: "Lo siento".Es evidente que la inteligencia no está reñida con la maldad, y es desolador comprobar como esas personas ni se arrepintieron ni pensaron que actuaron incorrectamente. De hecho habría que preguntarse si estaban enfermas y sufrían de algún tipo de psicopatía, y si sus odios e ideas preconcebidas les llevaron a un grado de abstracción tal que veían a los judíos como una cosa en lugar de como personas.
De los 24 generales juzgados, 14 de ellos fueron condenados a morir ahorcados. ¿La pena de muerte no es contradictoria con la justicia?
No. Aquellos oficiales eran responsables de la muerte de miles de personas. Aunque me lo planteé, yo no pedí la pena de muerte. Pero, ¿qué conseguiría el mundo con ello? Lo que les pasara a los acusados era insignificante. Que acabaran en la cárcel o muertos no era lo importante para mí. Lo importante eran los principios.Me opongo a la pena de muerte por dos razones, una es que no creo que nadie tenga derecho a quitar una vida y la otra es que pienso que habría que estudiar a esas personas para intentar descubrir el porqué de sus comportamientos. Pero es evidente que estos hombres se ganaron a pulso esa pena.
Siempre que pienso en los millones de muertos que los nazis y los comunistas, hermanos de sangre, han provocado la desazón es enorme. ¿Cómo se pueden corromper las personas de tal manera que basen sus sistemas en la aniquilación sistemática de otras personas?