por Arcadi Espada.
Este modelo francés es especialmente decisivo hoy. Hoy se está fraguando la «face generation». En español, lengua ruda, podría traducirse: La Generación por la Cara. Es una queja ya recurrente que los mafiosos digitales pretenden establecer en la red unas normas distintas de las que rigen en la calle. Sin embargo la gran amenaza es que se imponga en la calle la ausencia de normas que rige en zonas de la vida digital, singularmente en los corrillos que los adolescentes establecen en sus facebooks, donde todo vale, todo es posible y nada importa. Yo parto, desde luego, de mi desgraciada experiencia con las twins; y tengo un sesgo que más parece pluma. Pero llevo observando hace mucho, y no solo en ellas, que los integrantes de la face generation se mueven por la vida con el mismo gracioso donaire irresponsable del surfeo digital: cuando quieren hacer una cosa la hacen y cuando quieren algo lo cogen. Una poderosa alianza entre la tecnología más sofisticada, que permite hacer, y la amoralidad más opípara, que deja hacer. Así que cuando se topan con ellas, las reglas de la vida les dejan puramente atónitos: no conciben el veto de la realidad.
“Ningún poder en la tierra podrá arrancarte lo que has vivido.” Viktor Frankl
Héroes, 13 de julio: Antonio Gómez Ramos, Aurelio Navío Navío y Manuel Francisco García San Miguel
Libertad Digital.
El 13 de julio de 1980 la banda terrorista ETA asesinaba en Orio (Guipúzcoa) a los guardias civilesANTONIO GÓMEZ RAMOS y AURELIO NAVÍO NAVÍO. Las víctimas formaban parte de un convoy de la Guardia Civil de tres vehículos, con ocho agentes a bordo, que en torno a las 14:00 horas descendían hacia el acuartelamiento desde el polvorín de Explosivos Río Tinto en Aya (Guipúzcoa), después de que otro grupo de guardias civiles les hubiesen relevado en el servicio de vigilancia en el que habían estado las veinticuatro horas anteriores.
Al llegar a las afueras de Orio, la patrulla fue sorprendida por varios miembros de la banda terrorista que, desde dos posiciones, abrieron fuego cruzado contra los vehículos. Antes de abrir fuego, los terroristas lanzaron tres granadas de fabricación casera, una de las cuales alcanzó al primero de los vehículos, que quedó detenido en la cuneta y provocó que todo el convoy se parase. Esta primera granada hirió de muerte de Antonio Gómez Ramos que, tambaleándose y herido, se desplomó en la carretera. Antes, disparó hasta morir hacia uno de los puntos de donde venían los disparos. Mientras, sus compañeros, Jesús Díaz Blanco y Aurelio Navío Navío, trataron de protegerse detrás del vehículo y de responder a los disparos de los terroristas.
El segundo vehículo fue también alcanzado por una granada, quedando parado unos veinte metros por delante del primero, a la izquierda de la calzada, y sus ocupantes se apearon para repeler el ataque, que llegaba desde los dos lados de la carretera. El tercer vehículo recibió fuego unos cincuenta metros antes del lugar donde atacaron al primer vehículo.
Los guardias civiles que les acababan de dar el relevo en el polvorín de Explosivos Río Tinto bajaron a apoyar a sus compañeros. Uno de ellos alcanzó con fuego de pistola al etarra Carlos Lucio Fernández, que cruzaba en ese momento la carretera armado con un Cetme. Después hirió a Ignacio Gabirondo Agote con un subfusil. Ambos terroristas fallecieron y los demás emprendieron la huida en un Seat 131 tipo ranchera. Entre ellos estaba Miguel Ángel Apalategui Ayerbe, aliasApala.
En el ataque resultaron gravemente heridos los guardias civiles Francisco Villoria Villoria, Ramiro Cerviño Pereiro y Jesús Díaz Blanco, que fueron trasladados al Hospital de la Cruz Roja en San Sebastián. Ramiro Cerviño narraba a El Correo (12/02/2007) que las secuelas del atentado las ha seguido arrastrando casi tres décadas después: "Tengo tres operaciones en la boca y durante veintipico años me fueron extrayendo metralla en La Coruña y en Madrid. Recientemente me encontraron metralla próxima al corazón y unas esquirlas en el pulmón derecho".
Los cuerpos sin vida de Antonio Gómez y Aurelio Navío y de los dos etarras -que llevaban chalecos antibalas- fueron trasladados a la residencia sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu, de la capital donostiarra. Tras certificarse la muerte, los cadáveres de los etarras fueron trasladados al cementerio de Polloe, mientras que los de los guardias civiles fueron llevados al Hospital Militar, donde se instaló la capilla ardiente. Horas después del atentado llegaban a San Sebastián el general Sáenz de Santamaría y el director general de la Guardia Civil, general Aramburu Topete, que asistieron en compañía de otras autoridades civiles y militares a los funerales que se celebraron al día siguiente.
Durante toda la jornada del domingo, la Guardia Civil rastreó amplias zonas de Guipúzcoa en una operación en la que utilizaron varios helicópteros y perros policía. En el lugar del atentado se encontraron un fusil Cetme, una escopeta Remington y tres granadas de mano de potencia limitada fabricadas con métodos rudimentarios. Los terroristas utilizaron para cometer el atentado un Seat 131 que habían robado a punta de pistola a las diez de la mañana en la localidad de Lasarte-Oria a Claudio Rivero, al que amenazaron de muerte si denunciaba el hecho antes de las cuatro de la tarde. Más tarde, el propietario del vehículo fue detenido por la Policía, acusado de no haber prestado la colaboración necesaria que podría haber puesto en alerta a las Fuerzas de Seguridad.
El objetivo de esta emboscada era repetir la masacre de Ispáster del 1 de febrero de ese mismo año, en la que fallecieron seis guardias civiles. La heroica y eficaz reacción de los guardias civiles hizo que la operación no tuviera el resultado que los etarras perseguían, y que dos terroristas resultasen muertos. Uno de ellos, Gabirondo Agote, era uno de los más sádicos y despiadados criminales con los que contaba la banda asesina ETA, con un larguísimo historial de asesinatos a sus espaldas.
En marzo de 1989 la Audiencia Nacional condenó por dos delitos consumados y nueve frustrados de asesinato a dos penas de 9 años de prisión mayor y nueve penas de 3 años de prisión menor a Juan María Tapia Irujo, Jerónimo Azcue Arrizabalaga e Isidro Etxabe Urrestrilla como encubridores del atentado de Orio.
Antonio Gómez Ramos, natural de Vilardebós (Orense), tenía 22 años, estabacasado desde ocho meses antes de ser asesinado. Era el menor de ocho hermanos, todos ellos miembros de la Guardia Civil. Antonio era el conductor del primer vehículo del convoy atacado.
Aurelio Navío Navío, tenía 33 años y estaba soltero, aunque tenía previsto casarse el 10 de marzo. Su traslado forzoso al País Vasco desde Vic, donde estaba destinado desde 1973, hizo que tuviera que suspender la boda. Natural de Tordelloso (Guadalajara) sus restos mortales recibieron sepultura en Barcelona.
A las nueve menos cuarto de la mañana del 13 de julio de 1983, ETA asesinaba a tiros en las inmediaciones de la estación del ferrocarril de la localidad vizcaína de Sopelana al policía nacionalMANUEL FRANCISCO GARCÍA SAN MIGUEL, cuando regresaba a su domicilio tras acabar su servicio como conductor de un coche celular del 091 en Guecho.
Manuel se vistió de paisano antes de salir de la comisaría de Guecho, y se dirigió a la estación para coger el tren con destino a Sopelana, donde vivía con su familia desde dos meses antes. Era un trayecto de apenas cinco kilómetros. Al llegar a Sopelana, el policía se apeó del tren y, cuando se disponía a dirigirse hacia su domicilio, en la calle Zubike, dos individuos se le acercaron por la espalda y le dispararon dos tiros en la cabeza, provocándole la muerte casi en el acto. Cuando estaba ya en el suelo, los terroristas lo remataron con un tercer disparo. En el lugar del atentado se recogieron posteriormente tres casquillos marca SF, calibre 9 milímetros parabellum. Manuel recibió los disparos en el cuello y el pecho y quedó tendido en el suelo, en mitad de un gran charco de sangre.
El gobernador civil de Vizcaya, Julián Sancristóbal, hizo por radio una petición pública de colaboración ciudadana, y advirtió a los autores del atentado "que no descansaremos hasta localizarlos, que vamos a ir por ellos y que lo van a pagar sin ninguna duda". Lo cierto es que, a día de hoy, no se sabe quiénes acabaron con la vida del policía nacional.
Manuel Francisco García San Miguel era natural de Guitiriz (Lugo). Poco menos de un año antes había sido destinado a la agrupación de conductores de Bilbao y estaba adscrito al parque móvil de la comisaría de Guecho. De 27 años, estaba casado con Milagros Fernández y tenía una hija que había nacido poco antes de ser asesinado. La capilla ardiente quedó instalada en el acuartelamiento de la Policía Nacional de Basauri, donde al día siguiente se celebró el funeral por su alma.
Los agujeros de Bankia
por Manuel Conthe.
La querella de UPyD contra los consejeros de Bankia que firmaron el folleto de su salida a Bolsa se ha interpuesto por muchos delitos (estafa, apropiación indebida, falsificación de cuentas, delitos societarios y manipulación para alterar el precio de las cosas); pero el principal reproche que les dirige es haber ocultado adrede, para colocar las acciones en Bolsa a un precio engañoso, el deterioro de valor de los préstamos y demás activos de la entidad financiera.
“¿Acaso el Folleto advertía del riesgo de que las cuentas fueran falsas y hubieran de ser reformuladas, de que la Sociedad se encontrara en causa de disolución y de que fuera necesario inyectar 19.000 millones adicionales de fondos del FROB para sanearla?”, señala la querella. “Bajo ningún concepto lo descubierto con posterioridad respecto a la verdadera situación patrimonial de la entidad queda amparado o justificado en las advertencias del Folleto”.
“Plena y deliberadamente, los consejeros llevaron a cabo una acción falsaria sobre documentos contables de Bankia y BFA, formulando y aprobando unas cuentas que a ciencia cierta sabían que no eran fiel reflejo de la realidad”.
La interposición de la querella por UPyD ha sido legítima, pues más de 300.000 pequeños accionistas –muchos de ellos, clientes de las cajas integradas– suscribieron acciones de Bankia a 3,75 euros y en apenas un año han perdido casi toda su inversión, sin que nadie les haya dado explicaciones detalladas y claras.
Sesgo de retrospectiva<7strong>
A lo largo del procedimiento judicial saldrán previsiblemente a debate tres cuestiones: 1. El grado de prudencia exigible en la valoración de sus préstamos y activos a una entidad de crédito cotizada en Bolsa y sujeta a regulación prudencial; 2. El grado de previsibilidad, cuando Bankia salió a Bolsa, del deterioro del valor de esos activos que los nuevos gestores aceptaron al reformular las cuentas de 2011; y 3. El efecto exculpatorio de la descripción de riesgos futuros que contenía el folleto de salida a Bolsa.
A lo largo del procedimiento judicial saldrán previsiblemente a debate tres cuestiones: 1. El grado de prudencia exigible en la valoración de sus préstamos y activos a una entidad de crédito cotizada en Bolsa y sujeta a regulación prudencial; 2. El grado de previsibilidad, cuando Bankia salió a Bolsa, del deterioro del valor de esos activos que los nuevos gestores aceptaron al reformular las cuentas de 2011; y 3. El efecto exculpatorio de la descripción de riesgos futuros que contenía el folleto de salida a Bolsa.
Carezco de información precisa sobre la cuentas de Bankia y sería osado que intentara responder a esas tres cuestiones; pero me parece oportuno recordar algunas doctrinas relacionadas con las dos últimas, surgidas en Estados Unidos con ocasión de demandas judiciales por securities fraud emparentadas con la querella de UPyD.
Una de tales doctrinas es el riesgo de que el juez sucumba al llamado “sesgo de retrospectiva” (hindsight bias), un sesgo cognitivo que algunos juristas españoles –entre ellos, un penalista, Jaime Alonso Gallo, y un procesalista, Arturo Muñoz Aranguren– han analizado en diversos trabajos. Como expuso el primero en uno pionero, “por mucho que la valoración ex ante del hecho constituya uno de los axiomas de la moderna dogmática penal, es difícil desembarazarse de las consecuencias nefastas del [sesgo de retrospectiva].
El Juez valora los hechos después de ocurridos y buena parte del material probatorio que tiene ante sí procede de la investigación de los hechos tras producirse éstos. Al Juez le resulta muy complicado ponerse en la situación del acusado en el momento de producirse los hechos, ya que carece de la información necesaria para realizar tal ejercicio intelectual… Si ello no fuera suficiente, el sesgo retrospectivo afecta igualmente a los profesionales que valoran, ex post facto, la actuación de otro profesional”. De ahí la tendencia “a considerar, partiendo del conocimiento de las consecuencias [de un hecho pasado], que tales consecuencias eran previsibles desde el principio”.
Una doctrina dirigida a contrarrestar esa espontánea tendencia a considerar previsible lo que efectivamente aconteció la enunció en Estados Unidos en 1978 el juez Friendly, cuando en el caso Denny vs. Barber desestimó una demanda contra un banco que no había desvelado información alguna de que tuviera problemas con diversos préstamos que al año siguiente resultaron impagados.
El juez argumentó que la demanda se apoyaba en un mero “fraude por efecto retrospectivo” (fraud by hindsight o FBH) e ignoraba los acontecimientos económicos acaecidos entre las dos fechas. La doctrina del FBH la amplió y popularizó en 1990 el juez Easterbrook en otro caso –DiLeo v. Ernst & Young – que se asemeja aún más al de Bankia, pues los accionistas de un banco acusaban a sus directivos y auditores de no haber revelado a tiempo que una parte substancial de su cartera de préstamos era irrecuperable. El juez rechazó también la demanda porque consideró que los demandantes no habían aportado “evidencia contemporánea” que acreditara que los acusados sabían desde el principio que tales impagos eran previsibles y que ocultaran ese hecho maliciosamente, ni la demanda precisaba tampoco el “qué, dónde, cuándo y cómo” de las afirmaciones que consideraban fraudulentas.
Doctrina del “bespeaks caution”
En lo que atañe al efecto exculpatorio de las advertencias, los jueces americanos han elaborado la doctrina del bespeaks caution (literalmente, “invita a la cautela”), a tenor de la cual no se considera fraudulento que un emisor de valores haga optimistas afirmaciones sobre el futuro (forward-looking statements) aunque luego no se cumplan, siempre que las acompañe de advertencias precisas de tal riesgo.
En lo que atañe al efecto exculpatorio de las advertencias, los jueces americanos han elaborado la doctrina del bespeaks caution (literalmente, “invita a la cautela”), a tenor de la cual no se considera fraudulento que un emisor de valores haga optimistas afirmaciones sobre el futuro (forward-looking statements) aunque luego no se cumplan, siempre que las acompañe de advertencias precisas de tal riesgo.
La eficacia exculpatoria de las advertencias ha suscitado, sin embargo, controversia. Así, Jeffrey Rachlinski, experto en psicología jurídica (behavioral law), señala el peligro de que, acaecido el siniestro, un “sesgo retrospectivo a la inversa” (reverse hindsight) nos lleve a exagerar la notoriedad efectiva de la advertencia, que bien pudo pasar desapercibida si era poco visible o era una gota en medio de un océano de afirmaciones optimistas.
Además, según los jueces americanos la doctrina no protege a quien alerta de riesgos que ya se han materializado o son inminentes: “La doctrina no protege a quien advierte a su compañero de excursión que camine despacio porque podría haber una zanja más adelante, cuando ya sabe, casi con plena certeza, que se encuentran a unos pasos del cañón del Colorado”.
Tras la admisión de la querella por la Audiencia, el procedimiento penal será largo y tortuoso. Estará jalonado por interesantes debates doctrinales, y mantendrá en vilo a los accionistas perjudicados; pero, cualquiera que sea su desenlace final, constituirá un largo calvario para los imputados, que habrán caído en una inesperada y profunda sima judicial.
Qué tiene de bueno Mitt Romney
por Jordi Pérez Colomé.
Mitt Romney es el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos. En este post y el siguiente contaré qué tiene de bueno y de malo. Empezaré por cinco cosas buenas.
1. No es Barack Obama
El presidente Obama se enfrenta a la reelección en un país que va mal. El paro es 8,2 por ciento y las perspectivas de crecimiento no son buenas. El 63 por ciento de americanos cree que el país va por mal camino.
Su eslogan en 2008 era “cambio”. El 56 por ciento de americanos piensaque el país ha cambiado a peor. También era “esperanza” y parte de sus seguidores progres creen que ha empeorado el respeto por los derechos humanos con sus guerras secretas y la lucha contra el terrorismo.
Su gran proeza legislativa -la reforma sanitaria- está en duda. A pesar de que el Tribunal Supremo la dejó con vida, un presidente Romney ha prometido desmontarla pieza a pieza. Solo un 24 por ciento de americanosapoya la medida tal como está.
En general en una reelección, el presidente siempre parte con ventaja: más vale malo conocido. Pero si la reelección es solo un referéndum sobre sus políticas, Obama está en una situación difícil.
De su rival importa sobre todo que no sea como él. Pero algo importa. ¿Quién es Mitt Romney? Su vida ha sido menos interesante que la de Obama. Romney estaba más predestinado a una trayectoria pública y de éxito. Su padre, George Romney, fue gran empresario, gobernador de Michigan y candidato presidencial en 1968 (Richard Nixon le ganó las primarias y la elección; luego sirvió en su gobierno como secretario de Vivienda). La campaña de Mitt Romney acaba de presentar material electoral vintage inspirado en la campaña de su padre.
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