Max Abrahms se preguntaba cómo es que todo el mundo es tan inteligente cuando se trata de saber lo que quieren los terroristas. Él mismo da una respuesta, el sesgo cognitivo por el cual un observador infiere los motivos por los que actúa otra persona o grupo de personas como consecuencia directa de sus acciones. En el caso de las acciones terroristas, muchos infieren los motivos de éstos de su actitud violenta y no del estudio específico de los grupos que ejercen esas acciones.
Además de lo anterior está nuestro miedo, más bien terror, a reconocer que no sabemos algo. Necesitamos conocer, o creer conocer, para tener seguridad, la duda nos asusta. Por esto tratamos de buscar explicaciones a todo lo que sucede, pero descubrir el porqué de las cosas es muy difícil y exige mucho trabajo e inteligencia, e incluso así muchas veces es imposible descubrirlo.