Gomorra. Roberto Saviano. 2006

Por Manuel Álvarez López. 




Una gran crónica de la Camorra napolitana, y sus conexiones con el crimen en el mundo. El relato está hecho desde dentro, el autor vivió esa realidad, además de con datos de prensa, juicios y arrepentidos. Echo en falta que no haya una base bibliográfica. De cualquier manera el libro es una joya, que muestra una realidad cruda y violenta, centrada en Nápoles y alrededores, pero que se extiende más allá. La lectura es ágil y hay multitud de personas e historias que se entremezclan. Lo incluyo entre mis libros favoritos.

Uno de los problemas de los estados en tema de seguridad es cuando se persiguen actos que no deberían ser considerados delitos, por ejemplo, la prostitución y las drogas, y eso hace que haya menos medios para perseguir otros acots que sí lo son, como la trata y explotación de personas y la violencia. Por ejemplo, en el libro (p. 63) se trata el tema de préstamos a comerciantes : "Los comerciantes que tienen que comprar sus artículos pueden pagarlos al contado, o con letras de cambio. Si pagan al contado, el precio es menor, entre la mitad y dos tercios del importe que pagarían con letras de cambio. en estas condiciones, al comerciante le interesa pagar al contado y también le interesa a la empresa vendedora. El efectivo lo ofrece el clan con un tipo de interés del 10 por ciento por término medio. De este modo, se crea automáticamente una relación mercantil de hecho entre el comerciante comprador, el vendedor y el financiador oculto, es decir, los clanes. Los beneficios de la actividad se reparten al 50 por ciento, pero puede suceder que el endeudamiento haga ingresar porcentajes cada vez mayores en las arcas del clan y que al final el comerciante se convierta en un simple testaferro que percibe un sueldo mensual". Entiendo que en este caso el único delito es que el dinero viene de una actividad ilícita y no del hecho de prestar un dinero a otras personas.

Siguiendo con el tema anterior, las drogas en sí mismas no son un problema, aunque sí lo son algunas de las consecuencias derivadas de su consumo, aun así éste debería ser libre y cada uno eligir qué meterse al cuerpo, por el contrario un delito es, por ejemplo, usar a personas como "cobayas, cobayas humanos, para experimentar cortes: comprobar si un corte es dañino, qué reacciones provoca, hasta dónde pueden estirar el polvo. cuando los 'cortadores' necesitan muchos cobayas, bajan los precios. De veinte euros la dosis, descienden hasta diez. Se corre la voz y los heroinómanos vienen hasta Las Marcas y Lucania por pocas dosis" (p. 83).

Hay gente que se relacionó tangencialmente con miembros de la camorra y sufrieron una muerte atroz, como Gelsomina verde. "Secuestrada, torturada, asesinada de un tiro en la nuca disparado tan de cerca que la bala había salido por la frente. Después la habían metido en un coche, su coche, y la habían quemado. Había salido con un chico Gennaro Notturo, que había optado por estar con los clanes y luego se había acercado a los Españoles" (p. 97). 

Uno de los problemas que hay en las zonas con mucha delincuencia es la falta de empleo, eso lleva a situaciones límite a muchas personas, que se agarran a lo que sea, incluso a la Camorra, porque "no trabajar durante años te transforma; ser tratado como una mierda por tus superiores, sin contrato, sin respeto, sin dinero, acaba contigo" (p. 100).

Lo anterior lleva a que "el mercado de la droga es fuente de sustento, un sustento mínimo que para la mayoría de la gente de Secondigliano no tiene ningún valor de enriquecimiento. Los empresarios de los clanes son los únicos que obtienen un beneficio exponencial. Todos los que trabajan en la venta, el almacenamiento, la ocultación y la vigilancia reciben solo un sueldo corriente a cambio de exponerse a arrestos, a meses y años de cárcel" (p. 108).

Hay una parte del libro donde el autor se equivoca radicalmente o yo no me he enterado de lo que quería explicar. El autor escribe: "La lógica del empresariado criminal, el pensamiento de los boss coincide con el neoliberalismo más radical. Las reglas dictadas, las reglas impuestas, son las de los negocios, el beneficio, la victoria sobre cualquier competidor. El resto igual a cero. El resto no existe. Estar en situación de decidir sobre la vida y la muerte de todos, de promocionar un producto, de monopolizar un segmento de mercado, de invertir en sectores de vanguardia es un poder que se paga con la cárcel o con la vida" (p. 128). No sé que es el neoliberalismo, pero entiendo que tiene mucho que ver con el liberalismo, y éste se basa en los principios de la propiedad privada, los contratos libres y la no violencia. Nada que ver con lo que se indica en el libro. Carlos Rodríguez Braun lo explica muy bien:
El liberalismo, por tanto, y al revés de lo que se piensa, no es una doctrina principalmente económica, sino moral y política. El mercado libre es solo una parte del liberalismo, que los liberales defendemos porque defendemos el derecho de propiedad y el derecho derivado de contratar con nuestra propiedad voluntariamente con la propiedad de nuestro prójimo. Es verdad que el socialismo de todos los partidos, en la medida en que limita, condiciona e infringe más o menos la propiedad, y limita, condiciona e infringe más o menos los contratos, es antiliberal, pero no lo es por razones económicas sino, otra vez, por razones morales y políticas.
Quizás el autor quiera referirse al mercantilismo, para explicarlo recurrimos a Manuel Ayau:
Por el contrario, el mercantilismo —como también el socialismo y el nacional socialismo (nazismo)— se basa en el dirigismo de la economía por parte del gobierno; es decir, por los burócratas y políticos. Ellos son encargados de legislar e instrumentar las políticas económicas, para encausar el diario quehacer de los habitantes hacia ciertas metas y no hacia las metas que cada persona escogería. Así proliferan reglamentos que criminalizan hasta faltas leves sin intención y surge el terrorismo fiscal.
El nivel de envenenamiento y de confusión metal de mucha gente se puede sintetizar "en una carta de un chaval encerrado en un correccional de menores" (p. 129): 
Todos los que conozco o han muerto o están en la cárcel. yo quiero ser un boss. Quiero tener supermercados, tiendas, fábricas, quiero tener mujeres. Quiero tres coches, quiero que cuando entro en una tienda se me respete, quiero tener almacenes en todo el mundo. y después quiero morir. Pero como muere un boss auténtico, uno que manda de verdad. Quiero que me maten".
Dentro de la barbarie también hay mucha gente que tiene un buen comportamiento, y lo pagan. Es el caso de Peppino Diana, cuyas acciones no dejaban lugar a la duda (p. 247):
El objetivo no era vencer a la Camorra. como él mismo recordaba, 'vencedores y vencidos van en el mismo barco'. El objetivo era, en cambio, comprender, transformar, testimoniar, denunciar, hacerle el electrocardiograma al corazón del poder económico como un modo de saber cómo alejar el miocardio de la hegemonía de los clanes.
Lo asesinaron.

Otro caso de una persona que tuvo un comportamiento noble, fue el de una profesora que declaró como testigo en un caso de asesinato. Pero eso la llevó al ostracismo social. Y es que "no es la confesión en sí lo que da miedo; no es el haber señalado a un killer lo que provoca escándalo. La lógica de la omertá no resulta banal. Lo que hace escandaloso el gesto de la joven maestra ha sido la decisión de considerar natural, instintivo y vital el hecho de poder declarar. Tener esa actitud vital es como creer realmente que la verdad puede existir, y esto, en una tierra en la que la verdad es aquello que te hace ganar y la mentira aquello que te hace perder, se convierte en una decisión inexplicable. Así sucede que las personas que te rodean se sienten en dificultades, se sienten descubiertas por la mirada de quien ha renunciado a las reglas de la propia vida, que ellos, en cambio, han aceptado del todo" (p. 301).

Es impresionante que el ser humano sea capaz de tantas cosas buenas, basta leer El optimista racional de Matt Ridley, y de las barbaridades que se explican en este libro.


Titulo: Gomorra.
Autores: Roberto Sabiano.

Traductor: Teresa Clavel y Francisco J. Ramos Mena.
Editorial: DeBOLS!LLO
Fecha: 2006 (2010).
Páginas: 325.

ISBN: 9788483468463.


Víctimas, 9 de diciembre: Vicente Rubio Ereño y Pablo Garraza García

Libertad Digital.


A las 12:30 horas del 9 de diciembre de 1978, la banda terrorista ETA asesinaba a tiros en Santurce (Vizcaya) a VICENTE RUBIO EREÑO, militar retirado y exjefe de la Policía Municipal. La víctima se encontraba a esa hora tomando un aperitivo en la barra del Bar Zarza junto a un amigo, Juan Cruz González, obrero de 34 años y vecino de Ortuella. En ese momento, un terrorista, con la cara cubierta por una capucha, penetró en el establecimiento y empezó a disparar con una pistola prácticamente desde la puerta del local, hasta que llegó a la barra, que se encontraba al fondo del bar. Vicente Rubio resultó mortalmente herido mientras que su amigo sufrió sólo heridas leves, gracias a que al terrorista se le encasquilló la pistola.
Antes de que los propietarios del bar y de que las dos únicas personas que, junto a las víctimas, se encontraban en el local pudieran reaccionar, el pistolero de la banda salió del mismo, dándose a la fuga en un Renault 12 blanco aparcado cerca de la puerta, en el que le esperaba otro etarra al volante. El coche utilizado para cometer el atentado y huir del lugar de los hechos había sido sustraído por tres individuos armados en Bilbao momentos antes.
Cuando llegaron los primeros auxilios al Bar Zarza, Vicente Rubio Ereño había fallecido y Juan Cruz González fue trasladado al Hospital de Cruces en una ambulancia, donde se le apreció herida en el tórax.
El atentado se produjo tres días después de aprobarse la Constitución y era el quinto crimen consecutivo con las mismas características cometido por ETA en el mes de diciembre. En todos los casos, las víctimas fueron asesinadas mientras se encontraban tranquilamente tomando una consumición en un bar. Había ocurrido el 1 de diciembre en Oñate y el 5 de diciembre en San Sebastián.
Vicente Rubio era conocido por su ideología ultraderechista, que él mismo no tenía inconveniente en reconocer, y había sido amenazado de muerte por ETA por su supuesta participación en actos represivos protagonizados por Guerrilleros de Cristo Rey. Además, y según los rumores que circulaban por Santurce, uno de sus hijos, Juan de Dios Rubio, conocido como Chape, pertenecía también a los Guerrilleros. En julio de 1976 se habían producido graves incidentes en Santurce cuando, durante una manifestación pro-amnistía no autorizada, murió de un disparo Begoña Mentxaca, a la que todos llamaban Normi. En los incidentes, muy confusos, se vio a Juan de Dios Rubio con una pistola en la mano, aunque no se pudo probar fehacientemente que fuese el autor del disparo que acabó con la vida de Begoña. Las responsabilidades de aquellos actos no fueron nunca suficientemente aclaradas y Chape no llegó a ser procesado. Llamado a filas poco después de los sucesos, se domicilió fuera del País Vasco cuando terminó el servicio militar. Otros rumores, sin embargo, apuntaron directamente a Vicente Rubio como autor de esos disparos. La rumorología de la localidad vizcaína también apuntaba a que el Bar Zarza era conocido en Santurce por ser un lugar de reunión habitual de policías, guardias civiles y personas ideológicamente de derechas. En las paredes exteriores y en la puerta del local se podían leer pintadas como "Gora ETA militar" y "No entréis al Zarza, son chivatos", hechas semanas antes del atentado. Seis meses antes, el 16 de julio, Vicente había recibido una amenaza de bomba en su domicilio en Santurce, por lo que el edificio tuvo que ser desalojado, aunque posteriormente se demostró que fue una falsa alarma.
Vicente Rubio Ereño, de 60 años y natural de Baracaldo, estaba casado y tenía siete hijos, los dos mayores ya casados y el pequeño, de 7 años. Había sido suboficial del Ejército y formó parte de la División Azul. En 1969 pasó a ocupar la jefatura de la Policía Municipal de Santurce, cargo que ostentó hasta 1970. También fue miembro de la Guardia de Franco y estaba afiliado a Falange Española. Posteriormente se dedicó a otras actividades profesionales, pero cuando sufrió el atentado estaba ya jubilado. En enero de 2005, el Ayuntamiento de Baracaldo (Vizcaya) concedió a Vicente Rubio la Medalla de Oro de la Anteiglesia de Baracaldo, que fue entregada a una de sus hijas en un acto privado. De esta forma se subsanaba el error cometido con Rubio Ereño, que no fue incluido en la relación de víctimas relacionadas con la localidad a las que se les entregó esa misma medalla en diciembre de 2004.
A las diez de la noche del 9 de diciembre de 1983 el diario Egin recibió una llamada en nombre de la banda terrorista ETA en la que informaba que habían asesinado en Rentería (Guipúzcoa) al taxista retirado PABLO GARRAZA GARCÍA. Concretamente, el comunicante informaba que "habían ejecutado al famoso Chino de Rentería".
El cuerpo sin vida de la víctima –tumbado boca abajo y con un disparo detrás de la oreja izquierda con salida por la frente–, fue localizado por agentes de la Policía Municipal en torno a las 22:45 horas en un pequeño bosque junto a la carretera de Astigarraga, en las proximidades del cementerio nuevo de Rentería. Minutos antes de las doce de la noche el juez ordenó el levantamiento del cadáver.
En un comunicado enviado al día siguiente, la banda terrorista señalaba que Pablo fue secuestrado, interrogado y asesinado a continuación. En determinados ambientes se había relacionado a Pablo con asuntos de drogas, pero el asunto no fue esgrimido por la banda en el comunicado de reivindicación como justificación para el asesinato.
El mismo día que asesinaron a Pablo se produjeron otros dos atentados de la banda. El primero, en Pasajes de San Pedro, cuando a las ocho de la tarde fue tiroteado un teniente de Infantería cuando se disponía a ir al trabajo en su vehículo. El teniente se tiró al suelo y evitó que le alcanzaran los disparos. En el lugar de los hechos se recogieron seis casquillos de bala del calibre 9 milímetros parabellum. El segundo se produjo poco después del asesinato de Pablo Garraza, cuando un convoy formado por tres vehículos de la Guardia Civil fue alcanzado por la explosión de un potente artefacto a la altura del kilómetro 27 de la autopista Bilbao-Behovia en el término municipal de Zarauz. El artefacto, formado por 20 kilos de explosivo y gruesos tornillos, fue activado a distancia al paso del convoy. Afortunadamente, no hubo heridos. El atentado sería reivindicado por ETA político-militar VIII Asamblea.
Pablo Garraza García, de 59 años de edad, era natural de Allo (Navarra). Estaba casado y su mujer,Casimira Domínguez, estaba enferma. Ejerció como taxista durante ocho años pero, tras un accidente, tuvo que dejarlo. El 10 de diciembre se celebró el funeral por Pablo Garraza en la Iglesia de San Marcos de Rentería. La iglesia estaba llena y asistieron el alcalde de la localidad, concejales del Partido Nacionalista Vasco y del PSE-PSOE. Ese mismo día, el Ayuntamiento de la localidad, sin la presencia de Herri Batasuna, condenó el asesinato de Garraza García. Pablo Garraza fue enterrado el 11 de diciembre en Allo, su localidad natal. Previamente se celebró un segundo funeral por su alma, tras el cual se formó la comitiva fúnebre hasta al cementerio, a la que se unió gran parte de los vecinos del pueblo, el alcalde y el presidente del Parlamento Foral. Al día siguiente, el Ayuntamiento de Allo condenó en una moción su asesinato.

Lecturas 09.12.2012

Por la libertad de Calixto, por Lilianne Ruíz.

Pido a mis lectores solidaridad para con Calixto y que me ofrezcan alguna idea pensada con objetividad y ateniéndose a las actuales circunstancias, para conseguir sacarlo de la cárcel adonde ha sido arrojado de la manera más arbitraria y tramposa, como pretendían hacerlo con Rodiles, como lo han hecho con tantas personas antes.

Starving for Historical Accuracy, by Don Boudreaux.

After defeating James II in 1690, victorious protestants subjected Catholics – Ireland’s majority population – to cruel restrictions on land ownership and leasing. These policies led most of Ireland’s people to farm plots that were inefficiently small and on which the Irish had no incentives to make long-term improvements. As a result, agricultural productivity in Ireland stagnated, and the high-yield, highly nutritious, labor-intensive potato became the dominant crop. In combination with other discriminatory measures that obstructed Catholics from participating in modern commerce – measures that kept far too large a portion of Ireland’s population practicing subsistence agriculture well into the 19th century – this over-dependence on the potato spelled doom when in 1845 that crop became infected with the fungus Phytophthora infestans.

Shale gas could cut energy bills, by Matt Ridley.

Cheap energy is the surest way to encourage economic growth. It was cheap coal that fuelled the Industrial Revolution, enabling British workers with steam-driven machinery to be far more productive than their competitors in Asia and Europe in the 19th century. The discovery, 12 years ago, of how to use pressurised water (with less than 1 per cent kitchen-sink chemicals added), instead of exotic guar gel made from Indian beans, to crack shale and release gas has now unleashed an energy revolution almost as far-reaching as the harnessing of Newcastle's coal.

Cartoon lessons, by Don boudreaux.

The very same process is true of factories and machines and workers. It might be that the entrepreneur with the best idea for how to use a particular factory and its machines and workers to produce maximum value is an American. But fewer than 5 percent of the world's people live in America. So it is inevitable that the best and most creative ideas for how to use particular assets that are located in America will often be possessed by non-Americans.

Guinea: Step Up Efforts to Ensure Justice for Stadium Massacre, by Human Rights Watch.

The 58-page report, “Waiting for Justice: Accountability before Guinea’s Courts for the September 28, 2009 Stadium Massacre, Rapes, and Other Abuses,” analyzes Guinea’s efforts to hold those responsible for the crimes to account. On that day, several hundred members of Guinea’s security forces burst into a stadium in Guinea’s capital, Conakry, and opened fire on tens of thousands of opposition supporters peacefully gathered there. By late afternoon, at least 150 Guineans lay dead or dying, and dozens of women had suffered brutal sexual violence, including individual and gang rape. More than three years later, those implicated have yet to be held accountable.