Víctima, 2 de junio: Ángel María González Sabino

Libertad Digital.



A las dos de la tarde del 2 de junio de 1993, tres días antes de las elecciones generales, la banda terrorista ETA asesinaba de un tiro en la cabeza al toxicómano ÁNGEL MARÍA GONZÁLEZ SABINO. Al parecer, ETA pretendía asesinar a cualquiera de los tres hermanos González Sabino, presuntamente por su vinculación al narcotráfico.
Tres etarras se dirigieron al domicilio familiar de los González Sabino en el barrio de La Paz del extrarradio donostiarra. Uno de ellos se quedó esperando en la calle, realizando labores de cobertura y vigilancia, mientras los otros dos subieron al décimo piso del inmueble donde vivía la familia. Llamaron al timbre y, cuando Ángel María abrió la puerta, uno de los terroristas le disparó un único tiro en la cabeza que le ocasionó la muerte en el acto. Ángel cayó hacia atrás en el vestíbulo de su modesta vivienda. En el lugar de los hechos, la Policía encontró un único casquillo de 9 milímetros marca SBP.
Los médicos del servicio de asistencia DYA sólo pudieron certificar su muerte y atender a Julia, la horrorizada compañera de Ángel, que fue testigo del crimen. Sentada en el suelo, fuera de sí, en un mar de lágrimas, la joven repetía a quien quisiera oírle que Ángel María era toxicómano y que no debía nada a nadie, que no tenía problemas con nadie, que no podía haber sido un ajuste de cuentas. Como tantos otros drogadictos, Ángel González "trapicheaba para sacarse lo suyo y salir adelante".
Al funeral por Ángel María González no asistió ninguna autoridad pública, salvo Gregorio Ordóñezque, una vez más, dejó constancia de su grandeza y humanidad. Lo mismo ocurrió con el asesinato el 6 de abril de 1990 de la pareja formada por Elena Moreno Jiménez y Miguel Paredes García, también justificado por la banda terrorista por la supuesta relación de las víctimas con el tráfico de drogas. En aquella ocasión el presidente del Partido Popular de Guipúzcoa declaró que "hasta en los muertos hay ciudadanos de primera y de segunda categoría (...), cuando los muertos son una pareja de desconocidos, como Miguel y Elena, no se ve a los políticos importantes por ninguna parte".
El párroco que ofició el funeral por Ángel María González leyó un mensaje del obispo de San Sebastián, José María Setién, en el que, entre otras cosas, se decía: "Que nadie pretenda buscar razones de justificación, ni siquiera de disculpa. Ni el ajuste de cuentas ni la defensa de bienes sociales, ni los cálculos estratégicos son razones para ocultar la injusticia y la crueldad de una acción de esta naturaleza". 
El hijo de Ángel vivía con su abuela materna, Ana María, que en 1997 tomó la decisión deabandonar el País Vasco e irse a vivir a Madrid cuando compañeros del niño comenzaron a llamarle el "hijo del chivato" asesinado por ETA. Como había ocurrido siempre que ETA asesinaba a toxicómanos o personas presuntamente vinculadas con el narcotráfico, la banda terrorista y su entorno extendieron el rumor de que era confidente de la Policía. De esa forma la banda intentaba vincular a las fuerzas de seguridad con el tráfico de drogas.
Con el título "El hijo del chivato", Nieves Colli publicó el testimonio de Jon y Ana María en un reportaje publicado en ABC (09/04/2004):
(...) La epopeya de Ana María no comienza con el atentado que, el 2 de junio de 1993, acabó con la vida de su yerno. Su historia empezó mucho antes y ETA no hizo sino apalear al apaleado. A perro flaco todo se le vuelven pulgas, dice el refrán. Ana María y su esposo -padres de cinco hijos- eran feriantes, trabajo que les permitió contactar con políticos en numerosos municipios vascos. Entre ellos, el que fuera presidente del PP guipuzcoano, Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA el 23 de enero de 1995, y su sucesora en el cargo, María San Gil, en el punto de mira de los terroristas y condenada por ello a vivir con protección. Cuando en 1993 ETA asesinó a Ángel (el yerno de Ana María) por su relación con el mundo de las drogas (...) Ana María ya se había hecho cargo de su nieto Jon ante la incapacidad de su hija Julia y del marido de ésta, ambos toxicómanos, de educar al chiquillo. A los tres años de edad, Jon apenas conocía a su padre que, durante ese tiempo, cumplió con el servicio militar primero y con una condena después, tras verse implicado en una pelea. En 1987, cuando Ángel salió de la cárcel, éste y Julia se casaron y volvieron a hacerse cargo de su hijo, al que llevaban los fines de semana a casa de Ana María. Al niño le gustaba estar con su abuela. Pero la normalidad duró bien poco. Ángel volvió a engancharse a la droga y detrás de él Julia, que hasta llegó a pasar dos años en prisión por tráfico de estupefacientes. Ya no volvieron a casa de la abuela para recoger a Jon. Pasaron unos años antes de que el niño volviera a ver a su madre. Fue cuando ésta salió de la cárcel. Julia volvió a casa de Ana María y, con la promesa de dejar definitivamente las drogas, empezó a trabajar con ella en las ferias. Pero no fue así y, en 1990, cuando Jon tenía cinco años, su madre volvió a dejarle y a hundirse con su marido en el infierno de la heroína. ‘Mi marido -cuenta Ana María con la serenidad que da el tiempo transcurrido- me llamó para decirme que nuestro nieto había llegado llorando a la caravana. Julia se había vuelto a marchar’. Este episodio fue la gota que colmó el vaso así que Ana María decidió pedir la custodia del niño. Desde entonces, esta mujer ejerce de madre y de abuela tanto de Jon (...) como de una de sus hermanas pequeñas, Erika, que nació en septiembre de 2001 fruto de una relación posterior de Julia. Erika nació con anticuerpos del sida.
Todo lo vivido provocó depresiones al muchacho de las que ha conseguido salir tras muchos años de terapia. De sus años en el País Vasco y de sus padres Jon guarda pocos recuerdos. "Ya pasó", dice, y añade: "¿Mis recuerdos sobre mis padres? Hoy por hoy, bien pocos. Recuerdo que vivía con ellos, pero poco (...). Lo que más, un cumpleaños, el último, con cinco o seis años, que mi padre me regaló un coche teledirigido". En relación a su abuela, el joven lo tiene claro: "para mí, ella es mi madre". Gracias a ella, sus nietos han podido tener una vida digna y una formación escolar adecuada.
En 1997 la Audiencia Nacional condenó a Agustín Almaraz Larrañaga y a José Ignacio Alonso Rubio (autor del disparo) a sendas penas de 29 años de prisión como autores del asesinato de Ángel María González. En el año 2000 fue condenado a la misma pena Sergio Polo Escobes.
Ángel María González Sabino era de San Sebastián y tenía 29 años. Estaba casado con Julia, de 24 años, con la que tenía un hijo, Jon, del que ya se había hecho cargo la abuela materna antes del asesinato.

Entrevista a Berta Soler

junio b. soler

Cuba actualidad, Lawton, La Habana, (PD) Sobre Berta Soler pesa un gran legado. Ser portavoz y líder de Damas de Blanco conlleva la gigantesca responsabilidad de asumir la impronta, el carisma y el liderazgo de la ausente Dama de Cuba, Laura Pollán. Pero hasta hoy lo ha logrado. 
La oposición interna sostiene opiniones encontradas y controvertidas sobre el accionar y las últimas posiciones sostenidas por la iglesia católica cubana o para decirlo mejor, su jerarquía nacional. Sobre este y otros tópicos de interés, conversamos en su acogedor y sencillo apartamento ubicado en la barriada habanera de Alamar.
Entrevista
Para comenzar esta entrevista, formulamos la primera pregunta:
  Periodista: ¿Cuál es la situación en que podría enmarcarse el accionar de la iglesia y su relación con Damas de Blanco y el resto de la disidencia y oposición interna cubana?

Berta Soler: En los últimos tiempos, la iglesia católica no ha respondido de acuerdo con las expectativas más generales. Quiero decir, la jerarquía de la iglesia católica no ha jugado el rol que debió jugar de acuerdo con la doctrina social de la iglesia. Esta doctrina, al menos en Cuba, no ha recibido seguimiento. Quiero decir, apoyo, amparo y velar con sentido de compromiso, por la parte más desprotegida de la sociedad. Nosotros somos parte de este sector sufrido, somos el rebaño desprotegido. Me refiero, no solo a las Damas de Blanco, sino a la oposición interna de Cuba en su conjunto. Somos los reprimidos, los golpeados, los apaleados, aún así, nosotros las Damas de Blanco tenemos fe en Cristo. Esta fe nos fortalece y nos hace acortar las distancias con la iglesia católica. Esta iglesia es del pueblo creyente, no de una persona o de un grupo de estas. Vamos a seguir tocando las puertas de la iglesia católica, para que escuche nuestro reclamo. El interés que nos anima es que cese el hostigamiento y la violencia no solo contra las Damas de Blanco, sino contra el pueblo de Cuba, contra la oposición interna. Nuestro afán es que cese el abuso en las prisiones, las terribles condiciones en que malviven nuestros presos políticos. Esto lo puede lograr la iglesia católica a partir de sus contactos con el gobierno cubano.


P: Se conoció que tú y un grupo de Damas de Blanco se entrevistaron con Monseñor Ramón Porcari, ¿podrías abundar sobre este particular?

BS: Nosotros pedimos desde septiembre una cita con Monseñor Jaime Ortega Alamino. Esta cita aún no se ha concretado. Antes de morir Laura Pollán nos reunimos el día 2 de septiembre de 2011 con Porcari. Allí le ratificamos que queríamos reunirnos con Monseñor Ortega y no hemos recibido respuesta suya todavía. Volvimos a insistir el 15 de diciembre de 2011 con el señor Orlando Márquez con la expectativa de que fuera en enero y no fue. Tampoco en febrero y entonces, para el siete de marzo se concretó con Monseñor Porcari. De nuevo ante Porcari, volvimos sobre la cita con Monseñor Ortega. Todo parece indicar a partir de su silencio, que no quiere escucharnos como grupo. Así, pedimos que fuera con cualquier obispo, porque estamos seguras que entonces, llegará a Monseñor Ortega. Entonces ya estaríamos a la espera de su respuesta. Por fin, el pasado día veinticinco tuvimos un encuentro con Monseñor Porcari en el arzobispado que se prolongó por casi más de una hora con treinta minutos. Asistimos cuatro Damas de Blanco en representación del movimiento.

P: ¿Es cierto lo que escuché, sobre que habrían pedido una audiencia con Su Santidad Benedicto XVI en el Vaticano?

BS: Si. Primeramente fuimos para recordarle cómo surgieron las Damas de Blanco, por qué continuamos y cuál es el objetivo final de las Damas de Blanco. Allí entregamos el listado actual de presos políticos, por quienes abogamos, una relación de más de sesenta Damas de Blanco que fueron arrestadas durante la visita del Papa, el desarrollo de las misas y el reglamento de Damas de Blanco. Ratificamos nuestro interés en tener un encuentro con el cardenal Jaime Ortega y le hicimos llegar la carta en que pedimos que interceda ante Su Santidad Benedicto XVI para que conceda audiencia a una representación de Damas de Blanco en el Vaticano. Por cierto, Porcari se mostró poco receptivo y nos dijo: -Si no pudieron estar presentes en las misas papales, ¿cómo piensan qué podrán ir a Roma? Le respondí que entonces, todo quedaría en la reacción del gobierno cubano y para eso ya estamos preparadas. Le recalqué que necesitamos que haga la gestión.

P: ¿Consiguieron en esta ocasión una mayor receptividad en Monseñor Porcari?

BS: No. Esta vez no fue como otras ocasiones. En más de una ocasión, Monseñor Porcari se ha mostrado receptivo con nosotras, esta vez no. Hubo mucha fricción y calor de ambas partes. Pero bueno, las contradicciones fueron resueltas en armonía y al final, recogió lo que entregamos para trasmitirlo al cardenal Ortega Alamino.

P: Como una primera conclusión, puede decirse que pidieron una audiencia en el Vaticano con su Santidad Benedicto XVI, ¿y entonces...?

BS: Como ya ha sido dicho, dejamos nuestra petición con Monseñor Porcari, para que este la haga llegar a Monseñor Ortega y este, la haga llegar a Roma. Aún nos queda concretar el día de la cita con Monseñor Bruno quien está a cargo de la Nunciatura Apostólica de La Habana. Pensamos que fue poco el tiempo que el Papa estuvo en Cuba, pedimos cinco minutos para las Damas de Blanco y no los hubo. Su agenda estuvo apretada y la atmósfera emocional de aquellos días estuvo bastante cargada. Cuando la cita con el Nuncio se concrete, le haremos llegar la carta para Monseñor Jaime Ortega.

P: En Europa, específicamente en Ginebra el gobierno cubano ha sido fuertemente criticado en torno al tema derechos humanos y además, sobre asuntos de justicia y trato al recluso dentro de las prisiones. También esta su conocida posición en torno a la presencia en la Isla de un relator especial sobre derechos humanos y sobre las inspecciones internacionales periódicas en las prisiones de la Isla. ¿Qué podrías decir sobre este particular?

BS: El gobierno cubano pretende desembarazarse de su responsabilidad en las cosas que suceden y pasan en el país. Ya han muerto muchos hombres, más de lo que podría ser aceptado, en protesta o simplemente por exigir cosas elementales que necesitan en su condición de presos políticos y los han dejado morir en huelgas de hambre. Aquí somos apaleados los opositores, tanto mujeres como hombres solo por alzar la voz para promover, defender o exigir el respeto y la implementación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. También por hacer uso del derecho a manifestarnos pacíficamente en las calles. El gobierno cubano dice que no hace falta un relator, pero el caso es: Si no hay basura escondida, ¿por qué no permitir la presencia de un relator? El caso es que efectivamente hay basura a la vista. Pero si no fuera así, la mejor forma de salir de esta encrucijada es permitir la presencia de un relator especial para el tema derechos humanos y darle condiciones para que haga su trabajo.

P: ¿En relación con la inspección periódica de las prisiones cubanas?

BS: El gobierno cubano pretende mostrar a estas como lugares idílicos. En las cárceles de la Isla no solo los presos políticos viven en condiciones infrahumanas. Todos los presos están hacinados, tanto los políticos como los comunes. Las condiciones de vida son pésimas. Pero debe puntualizarse que la alimentación y el trato que reciben, está más allá de los límites de la tolerancia humana. Los carceleros llegan a robar la comida destinada a los reclusos para engordar cerdos que en ocasiones crían con fines de lucro personal. Es muy necesario, imprescindible que el gobierno cubano permita la entrada y facilite condiciones de trabajo a estos, relatores, investigadores o inspectores dentro de las cárceles cubanas. Así el mundo conocerá de primera mano de que se trata en realidad. Los familiares deben llevar alimentos a los presos, tanto comunes como políticos, porque la alimentación, nunca es la adecuada. Una calidad infame y una cantidad insuficiente. Realmente, cuando un hombre entra a una prisión cubana, deja de ser tratado como un hombre, para ser degradado a la condición de animal.


Para Cuba actualidadjuan.gonzlezfebles1@gmail.com
Foto y video: Ángel Moya Acosta

Qué ilusión

Arcadi Espada.



  Querido J:
Este martes estuvo la presidenta Aguirre donde Herrera. Es costumbre de la casa que los periodistas de la tertulia cierren la entrevista con sus preguntas. Yo fui el último. Le pregunté qué haría si estuviese en su mano responder a la pitada que los nacionalistas catalanes y vascos preparaban para un partido de fútbol que debía celebrarse en Madrid. La presidenta dijo que haría lo de Sarkozy: avisar de que suspendería el partido si el himno era menospreciado. En pocos minutos su declaración ya estaba en las web noticiosas. Y en menos de una hora ya la decoraban las reacciones y los análisis. Dominaban estas dos conclusiones:
1. En vez de hablar del déficit se puso a hablar de fútbol.
2. La pregunta estaba perfectamente preparada. Se trataba de desviar la atención del déficit y de la huelga de enseñanza.
Como de costumbre las dos conclusiones tenían el marcado inconveniente de los hechos. La entrevista había durado 15 minutos: 12 se habían dedicado al déficit y 1 minuto al fútbol. La otra conclusión me afectaba directamente: si la pregunta estaba preparada yo había tenido que prepararla, en corrompido conciliábulo con la presidenta. Las dos conclusiones se consolidaron en la web y luego pasaron a los periódicos en forma de prestigiosas mentiras analíticas.
Así pues, y ya adaptado a mi inesperada condición servil, decidí escribir en mi blog Making of de Aguirre y su valet. Utilicé esta última palabra en lugar de criado, porque me pareció más acorde con la filiación aristocrática de una Gil de Biedma y porque soy un pedante francés. La primera parte de mi anotación era una refutación objetiva de que la presidenta no hubiera hablado del déficit. Era sencilla de escribir y sencilla de entender. La segunda era más complicada. Hubiera podido limitarme a decir que yo había hecho mi pregunta sin conciliábulo alguno. Pero, en primer lugar, me daba asco. Responderles así no era más que una forma de legitimarles. ¡De tu palabra contra la mía! Incluso podría aparecer el vaticanista: «Bien. Se trata de opiniones, todas respetables.» En segundo lugar había un problema de eficacia: diciendo modosamente «yo no lo hice» nadie iba a enterarse. El susurro calumnioso requería el estruendo pirotécnico. Por último, last but…, estaba la cuestión de estilo de la que hemos hablado tantas veces. La banda aviar amenaza con hacer del periodismo un erial de significación donde solo pueda hablarse su lenguaje recto cular de 140 palabras y donde la ironía, los juegos de palabras, los atajos semánticos y la libidinosa intertextualidad estén severamente proscritos. No me da la gana; y lo que aún es peor: no me la dará. ¡Como si el vulgo no tuviera pozas donde abrevar! A medida que se prohíbe cualquier relación entre el lenguaje y la inteligencia es más difícil comprender la letra pequeña de las hipotecas. Y así nos va, que diría Sopena.
Por lo tanto, y tras las cifras objetivas, venía este párrafo:
«La intervención de la presidenta estuvo perfectamente preparada. Alrededor de las ocho de la mañana, uno de los participantes en el programa, cuyo nombre por el momento voy a callarme, recibió una llamada de la señora Aguirre. Dios sabe cuánto me repelen los diálogos en el periodismo, pero esta vez tengo íntimas razones para hacerlo.
—Oye, que esta mañana voy a estar donde Herrera.
—Qué ilusión, yo también, presidenta.
—Ya lo sé. Que me preguntes por el fútbol y lo que preparan los nacionalistas, por favor.
—No tenías ni que decírmelo, presidenta. Bueno soy yo.
—Hala, hasta luego.
—Hasta luego, presidenta.
Y así se hizo. La antífrasis.»
Solo con recordar, como recordaba la España frascuela que murmura y que calumnia, que era yo el que había hecho la pregunta (y se incluía un link al corte de voz), el texto ya dejaba ver su razón grotesca. Pero además estaban estas marcas chocarreras, cortesía obligatoria para el que queriendo entender pudiera: íntimas razonesdonde Herreraqué ilusiónni que decírmelo presidentabueno soy yo. Por último, y dado que la ironía (alcohol glorioso que permite ver doble: lo que es y lo que no es), no debe, en los periódicos, sostenerse en la ficción, escribí la palabra antífrasis, ese animalito singular que para decir una cosa elige su contraria.
Como esperaba, al poco aparecieron los primeros despeñados, que ni al último agarradero de la antífrasis habían podio sujetarse. Destacaban los que desde el minuto uno habían creído en el conciliábulo corrupto con la presidenta. ¡Allí estaban, celebrando su perspicacia, y ya lo decía yo! Cada vez que caía uno de sus tweets era como si les viera meterse un torrezno de cianuro. Se confirmaba algo que traía el Times del lunes sobre el spoiler, esa práctica de explicar la película a quien aún no la ha visto: el suspense sobrevive a la certeza. Y ya no digamos si se probaba el llamado sesgo de confirmación, esa tierna característica humana que consiste en ver sólo aquello que creemos. Naturalmente, algunos héroes de la lectura, y el primero el ciudadano Mario Cobo, alertaron en seguida sobre el sentido real del texto. ¡Pero quién iba a privar a los creyentes de su orgía! El periodismo ciudadano sólo se parece al periodismo en que tampoco deja que la verdad le estropee una buena noticia. Aún estaba por verse, sin embargo, el prodigio principal. Y era el de la presidenta Aguirre queriéndome desmentir («es falso de toda falsedad…») con un tweet. Por un momento me turbé: si la señora Aguirre desmentía mi post desmentía la antífrasis. ¡O sea que todo sería cierto! Otro torrezno.
A la hora en que te escribo el paisaje demolido es una pura maravilla. Se han juntado dos segregaciones. Por un lado los que crucifican a la presidentaescriben: «Cómo Aguirre preparó su declaración sobre la final de la Copa» Por el otro están los que van a morir por ella: «Arcadi Espada se inventó que Esperanza Aguirre pidió que le preguntaran por los pitidos de la final de Copa.» Dos espléndidas y catastróficas mentiras que igualan a los irreductibles. Divertidos, y merecidos, efectos colaterales de la verdadera batalla librada y ganada. Porque los cerúleos analistas que diseminan con impunidad el venticello de la calumnia y que van macerando la opinión pública con insinuaciones, sugerencias, medias verdades y toqueteos, y a los que es difícil desmentir por la naturaleza amagada, filistea y flatulenta de su prosa, esos tipos se han quedado esta vez con el seis doble ahorcado.
Un último favor te pido, querido amigo. Ya que coincides alguna vez con la presidenta Aguirre, y si se da la oportunidad, quiero que la tranquilices y le asegures, con la garantía de Antífrasis, el animalito paradójico, que la pregunta formulada rozando las nueve horas del martes 22, allí donde Herrera, no la pactó con nadie, incluidos sus valets.
Sigue con salud.
A.
(El Mundo, 26 de mayo de 2012)

Premios Nobel – Física 1911 (Wilhelm Wien)

Pedro Gómez-Esteban.
En la serie sobre los Premios Nobel recorremos juntos estos galardones desde su nacimiento en 1901 hasta la actualidad en las ramas de Física y de Química. En cada artículo intentamos dar una idea de la relevancia del descubrimiento en cuestión dentro de su contexto histórico, algunos datos sobre los científicos involucrados y, de paso, disfrutamos juntos parloteando sobre la ciencia relacionada con el premio de que se trate.
En la última entrega de la serie hablamos sobre el Premio Nobel de Química de 1910, obtenido por Otto Wallach por sus investigaciones sobre los compuestos alicíclicos. Hoy disfrutaremos del galardón de Física de 1911, otorgado a Wilhelm Wien, en palabras de la Real Academia Sueca de las Ciencias,
Por sus descubrimientos sobre las leyes que gobiernan la radiación térmica.
Como suele suceder, es difícil entender la importancia tremenda de los descubrimientos de Wien a partir de esta breve y vaga descripción. De modo que, como también suele suceder, para poder comprenderla tenemos antes que retroceder unas cuantas décadas en el tiempo, al comienzo de nuestra comprensión de la radiación térmica y su relación con la temperatura.
Además, si has leído Cuántica sin fórmulas, hoy recorreremos algunos de los acontecimientos más interesantes que dieron lugar a la hipótesis de Planck en más detalle de lo que pudimos hacerlo en aquella serie. En cierto sentido, como veremos, el Nobel de hoy es un premio a uno de los precursores de la cuántica, aunque él no fuera consciente de ello. ¿Listo para viajar al pasado?
El siglo XIX supuso el nacimiento de la termodinámica moderna, sobre todo a partir de la tercera década del siglo. Fue entonces cuando establecimos las bases de nuestro conocimiento sobre la temperatura, la energía térmica, las transferencias de energía debidas a la diferencia de temperatura –es decir, el calor– y cosas parecidas.
Con tan sólo un par de décadas de retraso sobre el desarrollo de la termodinámica haría lo propio la teoría electromagnética de la luz, de mano de James Clerk Maxwell. Era inevitable unir ambas para establecer las bases de la emisión de radiación térmica por parte de los cuerpos calientes y tener así leyes precisas con las que estudiar la radiación absorbida y emitida por los diferentes cuerpos del Universo, pues los cuerpos calientes emiten radiación electromagnética, luego ambas teorías deben necesariamente estar relacionadas.
A primera vista, debería haber sido algo sencillo. Al fin y al cabo, de acuerdo con la termodinámica, un cuerpo está tanto más caliente cuanto más rápido vibran las partículas que lo forman; por otro lado, de acuerdo con las ecuaciones de Maxwell, cuanto mayor es la aceleración que sufre una carga eléctrica, mayor es la perturbación del campo electromagnético a su alrededor. Todo parece encajar, ¿no? Un cuerpo caliente tiene partículas que vibran deprisa y, por tanto, emite mayor cantidad de radiación. Pero, como tantas otras veces, el diablo está en los detalles: ¿exactamente cuánta radiación emitía un cuerpo dependiendo de su temperatura? ¿cambiaba el tipo de radiación con la temperatura, o sólo la intensidad de la radiación emitida? ¿qué características de un cuerpo determinaban la cantidad de radiación emitida, aparte de la temperatura?
Algunas de estas preguntas eran de fácil respuesta. Ya hemos hablado, al hacerlo de Wilhelm Röntgen, de los rayos caloríficos presentados por William Herschel a la Royal Society en 1800; algunas características de la radiación térmica eran conocidas de manera cualitativa ya desde principios del XIX, aunque no las razones últimas de esas características, desde luego –pues es imposible entenderlas sin una termodinámica y un electromagnetismo maduros–.
No hace falta ser Maxwell, por ejemplo, para darse cuenta de que cuanto más caliente está un cuerpo, más cantidad de radiación emite. Además, la frecuencia de esa radiación –dicho en plata, el color, si es luz– cambia con la temperatura. Un cuerpo incandescente puede brillar con un rojo profundo, pero si se calienta aún más, ese color va cambiado hacia el azul. De modo que sí, tanto la cantidad de radiación como su frecuencia cambian al hacerlo la temperatura — perocuantificar esas relaciones no es tan sencillo.
Tampoco hace falta ser Maxwell para darse cuenta que lo que acabo de decir del color es una simplificación tremenda: un cuerpo caliente no emite radiación de un solo color, sino de muchos. Al calentarse más, lo que sucede es que cambia la cantidad de radiación emitida de cada frecuencia, es decir, de cada color. Es como si la radiación emitida fuese la suma de muchas radiaciones de distintas longitudes de onda y, al cambiar la temperatura, cambia la cantidad de radiación emitida de cada frecuencia. Pero ¿cuánto? ¿cómo?
Finalmente, los distintos cuerpos emiten una cantidad de radiación diferente incluso estando a la misma temperatura. Una piedra blanca y otra negra a la misma temperatura, por ejemplo, no emiten la misma cantidad de radiación. ¿Hay algo además del color que tenga que ver con esto? ¿qué relación hay entre cuerpos de distintos colores y, una vez más, cómo es posible cuantificarlo?
Como puedes ver, se trata de muchas preguntas cuyas respuestas cualitativas teníamos más o menos claras, pero nos faltaba por un lado cuantificarlas con leyes como Dios manda, y por otro saber por qué las cosas se comportaban así. Afortunadamente, un buen puñado de genios decimonónicos llegaría al rescate.

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Tumblr.































Shotcrete para soporte de rocas. Tom Melbye

Incluyo el documento en mi recopilación sobre Estructuras.


Descargar: Shotcrete para soporte de rocas. Melbye [pdf, 11 Mb]


Fuente: Enrique Montalar.

Germany: The Promise of Freedom.

May 1991.

Don Boudreaux and Thomas K. Plofchan, Jr., are studying law at the University of Virginia. Mr. Plofchan is also a Ph.D. candidate, in the Government Department at the University of Virginia and is the U.S. Director of the Multiplikatoren Seminar.



In September 1990, less than a year after the Berlin Wall came crashing down but before the official reunification of Germany, we visited both West and East Germany as participants in the eighth annual Multiplikatoren Seminar. This seminar, which is sponsored by the West German government, brings together young American and German professionals in order to create personal, cultural, business, and intellectual ties between the United States and Germany. Of course, the fall of Communism and the reunification of Germany dominated the discussions of the 1990 seminar.
Visiting Bonn and Berlin during this very exciting time in Europe’s history provided unique insight into the events of the past year in Germany and in those nations that just recently escaped the totalitarian stranglehold of Communist rulers. This essay identifies lessons culled from our visit to Germany—lessons applicable both to emerging and to established democracies.
Lesson 1: Communism failed miserably.
Communism’s failures are evident everywhere. The most memorable moments of our visit occurred in Berlin where, because West Berlin’s hotels were still filled to capacity with refugees who had fled Communist rule, our German hosts put ns up in East Berling Hotel Unter den Linden. This hotel is said to be among East Berlin’s finest, and indeed, East Germany’s premier rock star was a guest while we were there. Upon arrival at the Hotel Unter den Linden we saw firsthand the glories of Communism.
The rooms in this hotel are about the size of a large walk-in closet. We do not exaggerate. A bed here is nothing more than an elevated piece of plywood with an aged and thin pad laid across the top. The linen is threadbare and stained, as are the towels in the bathroom. Whenever a light is turned on, dozens of cockroaches can be seen scampering across the furniture and the floor. In one of our rooms, the window could not be closed, much less locked. Hot showers had to be taken no later than 6:45 A.M. because by 7:00 all the hot water is gone until mid-afternoon. Of course, less-than-luxurious hotels can be found in capitalist societies as well, but such hotels are never billed as being among the finest accommodations available.
Other aspects of our visit provide a more telling contrast between capitalist and Communist soci-eries. Perhaps the greatest testament to Communist “efficiency” is the lack of technical services that citizens of capitalist nations take for granted. When one of us attempted to place a wake-up call to the other, whose room was two floors up, this proved to be impossible. Forget about direct room-to-room dialing; it doesnt exist. So the caller tried to place the call through the hotel operator (who, thankfully, spoke reasonably good English). The caller asked the operator to ring room 602. After several minutes of clicking and clanging, the operator apologized for not being able to complete the call. The operator calmly explained that the “sixes” in the hotel’s telephone switching system weren’t working that day!
The lack of modern telecommunications was also apparent when trying to call outside the hotel. One member of our party, dialing direct from West Berlin, made a three-minute call to the United States. The price was $6.50. At the same time on the following night, this person placed the same three-minute call from our hotel in East Berlin. But because there is no direct dialing from East Germany to the U.S., the call was placed through the hotel operator. The price was $28!
Despite our hotel’s shortcomings, it had the virtue of being located less than a mile from where the Berlin Wall once stood. (Incidentally, the official East German name for the Berlin Wall was “the anti-fascist wall of protection.” The idea was that the Wall was protecting the citizens of East Germany from the capitalist hordes of the West.) Within minutes we were able to walk from ugly and poor East Berlin into attractive and prosperous West Berlin where even the third-class hotels appear to be immensely more comfortable and convenient than East Berlin’s finest.
We spent a good deal of time walking between East and West Berlin. It did our bourgeois hearts good to stroll freely through Checkpoint Charlie—now nothing more than abandoned and dilapidated buildings. These buildings; however, still echo their horrible past when Communist border guards barked out commands and stood ready to shoot any East German for the crime of seeking to live as a free man or woman. These same border guards also caused Western visitors to East Berlin to undergo agonizing minutes (and sometimes hours) of interrogation and intimidation before being allowed access into the supposed workers’ paradise of Communist East Germany.
But now, standing silent, the buildings at Checkpoint Charlie no longer house impediments to the movement of people and goods. The first time we crossed this former border we were overcome with elation at Communism’s recent demise. Millions of people once held hostage in their own land are now free to go where they please, think as they please, work as they please, play as they please, and to own private property and contract freely with others. This thought was inspiring. However, the second time we walked through Checkpoint Charlie anger tempered our elation-anger at the thought of the atrocities committed by the border guards who not so long ago occupied these crumbling buildings, and even more anger at the thought of the despots who gave authority to these guards.
Lesson 2: People who have experienced Communism prefer capitalism.
Of course, Checkpoint Charlie is not the only part of the Berlin Wall to have crumbled. The entire Wall is now all but completely down. In one of history’s great ironies, the Wall is now being sold in pieces to Western tourists by Germans from the east, Poles, and Turks who operate uuregulated stalls along its former path. In addition to selling pieces of the Wall, these upstart entrepreneurs are also quite happy to sell to the highest bidder genuine East German and Soviet army uniforms.
An anecdote aptly illustrates the new-found entrepreneurial spirit that for so long was suppressed by Communist government. As may not be known in the U.S., the western side of the Berlin Wall was covered with graffiti while the eastern side was bare. Since the revolution of November 1989, however, the market has revealed a greater demand for colored pieces of the Wall chipped from the western side than for bare pieces chipped from the eastern side. We witnessed entrepreneurs from the eastern section of Berlin approaching the eastern side of the Wall, spraying it with paint, and then chipping off pieces in order to better meet the demands of tourists. Innate entrepreneurial abilities are awakening at great speed in the formerly Communist section of Germany. It is significant that not only is Communist rule dead in Germany, but its symbols are being sold for Western currency in a very free and competitive market.
The overthrow of the Communist regime in East Germany allowed liberty and the free market to gain a toe-hold in East Berlin even before reunification had been officially achieved on October 3, 1990. In East Berlin, just a few yards from Checkpoint Charlie, a new Chinese restaurant recently opened. This restaurant looks like many of the Oriental eateries that are found in West Berlin and all over the free world. Its name is written in bright and bold neon; its interior decor is quite elegant; and its front door sports signs that proudly announce the restaurant’s policy of accepting Visa, MasterCard, American Express, and Diners’ Club credit cards.
In addition, just across the street from this restaurant is a newly opened travel agency. Displayed in its window was a poster of a beautiful woman lying on the sands of a tropical beach. The poster advertises TWA flights to Hawaii. The travel agency also accepts all major credit cards. The new Chinese restaurant and the travel agency are solid evidence that capitalism has begun to creep into the eastern part of Berlin. It is only a matter of time before capitalism’s creep will turn into a surge bringing greater prosperity and liberty to all the citizens of what used to be called the “German Democratic Republic.”
Lesson 3: Rejuvenation cannot happen overnight.
Regardless of how bright East Germany’s economic future may be, signs of its horrible centrally planned past remain evident For example, under Communism’s iron fist, only 7 percent of East German households had telephones. Though this no doubt will improve in the future, it currently is still quite difficult (as described earlier) to make a phone call from anywhere in East Germany. Another example of socialism’s utter inability to provide for its citizens is seen in the bullet holes that today still mark many of East Berlin’s buildings. These bullet holes—hundreds of them in each building—were put there by the invading Soviet army in 1945. Most of these buildings haven’t been repaired, renovated, or even painted since World War II. The amount of capital required to bring this former “Communist jewel” up to minimum Western standards is awesome.
The East German automobile is evidence enough of Communism’s grotesque inefficiencies, as well as of the effort required to establish a productive economy in eastern Germany. Called the Trabant, this car was nearly the only personal automobile found on East German roads during the three decades preceding the 1989 revolution. The Trabant looks like an early 1960s economy car. Trouble is, it is far from economical. Its selling price was equal to the average yearly wage for an East German worker. And the waiting list for a Trabant was approximately 10 years for citizens of East Berlin and 15 years for citizens of other parts of East Germany.
Once an East German finally acquired a Trabant, he needed more than 30 seconds to accelerate from zero to 60 miles per hour. According to Car and Driver magazine, this acceleration rate is “slower than anything not rolling on eighteen wheels.” A healthy Trabant’s maximum speed is a measly 66 miles per hour. Also, in addition to being a pollution machine, the Trabant is dangerously unsafe. A West German reported to us that, not long after the fall of the Wall, he was driving on a West German autobahn at night when he saw a flickering light just ahead. He slammed on his brakes. Moments later he realized that the flickering light he stopped to avoid was a lone candle in the rear window of a slowly moving Trabant. The candle was serving as the Trabant’s taillight! The Trabant undoubtedly makes even the worst American or Japanese car built in the past half-century look like an auto connoisseur’s dream.
With production facilities capable of producing only the level of “quality” evidenced by the Trabant, much time, money, and effort must be expended before the eastern part of Germany will be able to compete with the West. Nevertheless, it is promising that eastern Germans now have the opportunity to compete without the heavy shackles of Communism weighing them down.
Lesson 4: A reunified Germany poses no threat to world peace.
Although there are obstacles to overcome, the Germans want the citizens of other democratic countries to look favorably upon their reunified nation. They want non-Germans to understand that there is little threat of the rise of a militaristic German state. America and the rest of the world’s democracies can trust a unified Germany because of two fundamental differences between today’s Germany and the Germany of the pre-World War eras.
First, postwar Germany has joined the ranks of the world’s most prosperous nations, and is integrated into the world economic order in a way that wasn’t true during the first half of this century. Germany is a major exporter. Its economic prosperity is protected and furthered by production and trade with peoples of other nations. As long as Volkswa-gens and Braun coffee makers are crossing Get-man borders into other countries, there is little threat that Germany will send missiles and bombs across these same borders. No economically prosperous nation increases its wealth by bombing its trading partners.
Second, today’s Germany is a constitutional democracy in which the military is solidly under civilian control, and a system of checks and balances characterizes the German federal government. Democratic nations with such constitutional safeguards are not likely to be militarily aggressive.
Because of these characteristics, which differentiate present-day Germany from its past, Germans realize that military aggression is unproductive and would only lessen the world economic influence that their post-World War II leaders have worked so hard to acquire. The not-uncommon suggestion that Germans are especially disposed to sacrifice their wealth and position in the world economic order because of some expansionist forces inherent in German blood is nothing more than a reflection of naive racism.
Conclusion: Germany’s future is bright for Germans and for all free people.
Of course, the most direct beneficiaries of the death of Soviet-dominated Communism in Europe will be the people who were prisoners of those totalitarian regimes. But people from every nation that trades with Germany and other former Communist countries will have their lives improved by the burial of Communism. Eastern Germany’s future promises hard work, to be sure, but it also promises freedom and prosperity for a people who have long been thirsting for both. In their attempts to quench their thirst, former captives of the Communist regime in eastern Germany will create wealth and prosperity which, through their trading practices with other nations, will be shared with the entire free world. 

1.   Car and Driver, December 1990, pp. 89-97. The quotation in the text is found on page 94. This article also reports the result of their Trabant road test. Not surprisingly, the car received an incredibly low score.