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Lo catastrófico no será tanto el cambio en sí como la velocidad del cambio

En la pregunta 33 de las 100 preguntas básicas sobre la ciencia Isaac Asimov responde a lo siguiente: ¿Qué ocurriría si se derritieran los casquetes glaciares? 

"La superficie de tierra firme de nuestro planeta soporta una carga de unos 38 millones de kilómetros cúbicos de hielo (de los cuales, un 85 por 100 está en el continente de la Antártida). Como el agua es algo más densa que el hielo, esos 38 millones, al derretirse, se quedarían en unos 33 millones de kilómetros cúbicos de agua.

Está claro que si el hielo se derritiese, toda el agua, o casi toda, iría a parar al océano. El océano tiene una superficie total de 360 millones de kilómetros cuadrados, Si dicha superficie permaneciera constante y los 33 millones de kilómetros cúbicos de hielo fundido se esparcieran uniformemente por toda su extensión alcanzaría una altura de 33/360 ó 0,092 kilómetros. Es decir, la capa de hielo fundido tendría un espesor de 92 metros.

Pero lo cierto es que la extensión superficial del océano no permanecería constante, porque, de subir su nivel, se comería unos cinco millones de kilómetros cuadrados de las tierras bajas que hoy día festonean sus orillas. Lo cual significa que la superficie del océano aumentaría y que la capa de ese nuevo aporte de agua no sería tan gruesa como acabamos de suponer, aparte de que el peso adicional de agua haría ceder un poco el fondo del mar. Aun así, el nivel subiría probablemente unos 60 metros, lo bastante como para alcanzar la vigésima planta del Empire State Building y anegar buena parte de las zonas más pobladas de la Tierra.

La cantidad de hielos terrestres ha variado mucho a lo largo de la historia geológica de la Tierra. En el apogeo de un período glacial avanzan, gigantescos, los glaciares sobre millones de kilómetros cuadrados de tierra, y el nivel del océano baja hasta el punto de dejar al aire libre las plataformas continentales.

En cambio, cuando la carga de hielo es prácticamente nula, como sucedió durante decenas de millones de años, el nivel del océano es alto y pequeña la superficie continental.

Ninguna de las dos situaciones tiene por qué ser catastrófica. En pleno período glacial, los hielos cubren millones de kilómetros cuadrados de tierra, que quedan así inhabilitados para la vida terrestre. Pero, en cambio, salen a la luz millones de kilómetros cuadrados de plataforma continental, con posibilidad de ser habitados.

Si, por el contrario, se derrite el hielo, el agua anegará millones de kilómetros cuadrados, que quedan así inservibles para la vida terrestre. Pero en ausencia de hielo y con áreas terrestres más pequeñas, el clima será ahora más benigno y habrá pocos desiertos, por lo cual será mayor el porcentaje de tierras habitables. Y como la variación en el volumen total del océano es relativamente pequeña (6 ó 7 por 100 como máximo), la vida marina no se verá afectada demasiado.

Si el cambio de nivel durase miles y miles de años, como siempre ha sido en el pasado, no habría dificultad para afrontarlo. Pero el problema es que la tecnología humana está vertiendo polvo y anhídrido carbónico en el aire. El polvo intercepta la radiación solar y enfría la Tierra, mientras que el anhídrido carbónico atrapa el calor y la calienta. Si uno de los efectos llega a predominar en el futuro sobre el otro, la temperatura de la Tierra quizá suba o baje con relativa rapidez. Y en cosa de cien años puede que los hielos se derritan o que se formen glaciares continentales.

Lo catastrófico no será tanto el cambio en sí como la velocidad del cambio".

Historia de la ciencia. Javier Ordóñez, Víctor Navarro y José Manuel Sánchez Ron. 2003

El libro es un recorrido a lo largo de la historia de la humanidad buscando la relación entre la ciencia actual y los conocimientos que han dado lugar a la misma, desde los tiempos de Babilonia y Egipto, hasta el Proyecto del Genoma Humano, pasando por todas las épocas intermedias. He echodo en falta más referencias a China y Asia, en general. Lógicamente el libro se limita a dar pinceladas porque abarca la totalidad de la historia de la humanidad, centrándose en el tema de la ciencia. Pero lo anterior no ha mermado mi interés sino que ha despertado mi curiosidad por saber más e investigar más a fondo los muchos temas y personas mencionadas. Todas las ramas de la ciencia están presentes: medicina, física, astronomía, química, biología, etcétera. Es evidente que el saber es acumulación y este libro lo deja claro, por ejemplo en el caso de Aristóteles que "se había beneficiado sin duda de la buena biblioteca que había en la Academia y, probablemente, allí supo valorar la eficacia que tiene la acumulación de conocimiento para la producción del conocimiento" (p. 110). 

Lo incluyo entre mis libros favoritos.

Describe algunos de los acontecimientos históricos que acompañan a los temas relacionados con la historia de la ciencia, para enmarcarlos en su contexto. La lectura es muy amena y sirve para ver la complejidad de los problemas a los que se ha enfrentado la humanidad y cómo se han buscado herramientas para intentar solucionarlos, o al menos convivir con ellos. Y de todas esas herramientas la ciencia es una de las mejores.

Cada uno de los autores se ha encargado de una de las tres partes del libro.

Primera parte: Antigüedad y Edad Media. Javier Ordóñez. 

Abarca desde Babilonia y Egipto hasta el siglo XIV, aproximadamente  En esta parte se repasan los inicios de lo que ahora llamamos ciencia, porque "parece difícil sostener que podamos hablar de algo llamado ciencia que se haya mantenido constante a lo largo de milenios" (p. 15).

Fundamental para el futuro desarrollo de la humanidad fue la invención de la escritura, cuyos "primeros sistemas (...) datan al menos de tres mil años antes de nuestra era y parece que se desarrollaron de forma paralela en las dos regiones mencionadas (Mesopotamia y el Nilo)" (p. 31). Por ejemplo: "la lengua griega tuvo la flexibilidad suficiente tanto para expresar las ideas, conocimientos y prácticas que lograron inventar, como para difundirlas" al estar "dotada con una herramienta alfabética, unas decenas de signos que podían dar cuenta de cualquier sonido" (p. 63).

Con algunas curiosidades que desconocía, como el origen de los nombres de los días de la semana, atribuidos "a los siete cuerpos celestes móviles, en el orden siguiente: Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus, Saturno y Sol" (p. 45).

Igualmente curioso comprobar como "Aristarco (en el siglo III a.de N.E.) sugirió que el centro  del mundo estaba ocupado por el Sol, que la tierra y todos los planetas giran en torno a él y que sólo la Luna giraba en torno a la tierra". Y "conviene aclarar y subrayar que no era la primera vez que se hablaba de Heliocentrismo. En el siglo anterior, un filósofo ateniense llamado Heráclides" ya lo había sugerido (p. 142). Habría que esperar muchos siglos para que la teoría tuviera una aceptación total. La verdad tarda en abrirse paso, pero es inexorable.

Por la misma época Eratóstenes fue capaz de determinar el tamaño de la Tierra (p. 157). ¡Estamos hablando de hace unos 2300 años!

El autor desmonta dos mitos: El primero que el "Imperio romano fue acientífico o que contiribuyó poco al desarrollo de las ciencias", y el segundo que "el periodo posterior a su disolución (...) es un milenio a lo largo del cual las diferentes sociedades mediterráneas vivieron en una cierta oscuridad que sólo se levantó someramente en el amanecer del siglo XV" (p. 176). De hecho, gracias a la presencia del Islam "brillaron las ciencias y las técnicas, la filosofía natural y las matemáticas. Pero la ciencia islámica hizo algo más: sacó al Mediterráneo de su aislamiento y lo relacionó con el oriente más extremo" (p. 185).

La relación entre ciencia y religión no podía esquivarse, y el libro no lo hace, por ejemplo, el autor escribe que "no debemos interpretar que el cristianismo fuera una religión necesariamente acientífica, pero al igual que ocurrió con el Islam, la otra gran religión monoteísta, las ciencias debieron negociar con ella como no lo habían hecho hasta entonces ni en el mundo helenístico ni en el romano. Así, las ciencias que se cultivaron hasta ese momento tuvieron que justificarse a partir de entonces ante la teología, una nueva ciencia cuyo objetivo era un conocimiento que se pretendía superior a cualquier otro por la excelencia de su objeto, el mismo Dios" (p .182).

"Al-Jwarizmī dio a conocer la utilización de símbolos numéricos de origen hindú que colocados en orden y utilizando el cero, permitían realizar operaciones aritmética con mucha más facilidad. Al-Jwarizmī sentó igualmente los fundamentos del álgebra." (p. 189).

La astronomía fue otro punto fuerte de la ciencia islámica. Por ejemplo, Al-Battani fue capaz de medir la inclinación de la elíptica, es decir, el ángulo entre la órbita de la tierra y el plano ecuatorial, con un error inferior a medio minuto de arco, y el de los puntos equinocciales, con un error de sólo una hora" (p. 190).

Respecto a la química, la ciencia islámica "incluye el descubrimiento del alcohol, de los ácidos nítirco y sulfúrico, del nitrato de plata y el potasio, la determinación del peso específico de algunos cuerpos, el desarrollo de técnicas sofisticadas de sublimación, cristalización y destilación, así como de usos industriales de la 'química', como la utilización de sofisticados tintes y la fabricación de destilados de plantas, flores, etc., para diversos usos" (p. 196).

En el siglo IX "se introducen en la península, procedentes de Persia e India, el azúcar, las espinacas, la berenjena, las alcachofas o el azafrán, etc., así como los métodos de regadío para el aprovechamiento del agua" (p. 198).

"La universidad medieval fue un organismo social que transformó la vida intelectual de las antiguas escuelas y que sobrevivió a los avatares políticos y religiosos de todos los siglos posteriores.
[...] 
Bolonia (1150), París (1200), Oxford (1220) y Padua (1222) son lugares donde se asentaron estas primeras universidades. [...] Posteriormente se fundaron universidades en Cambridge (1225), Salamanca (1230), Nápoles (1224) y en otras muchas ciudades" (p. 212). "Pese a las difíciles comunicaciones y condiciones económicas de la época, hubo una notable movilidad de maestros, ya que todo maestro podía enseñar en cualquier universidad, y además muchos de ellos pertenecían a órdenes religiosas que favorecían la movilidad. La enseñanza se realizaba en un latín que no era el clásico, sino el resultado de la evolución lingüística que se había producido en la Edad Media". Aunque "las ciencias no eran la enseñanza preponderante, y la facultad de teología era la más prestigiosa y la que exigía más años de dedicación para conseguir el grado de doctor o maestro" (p. 214).

Un instrumento fundamental para el desarrollo de la ciencia, sobre todo facilitando la navegación, en el siglo XIII fue el reloj mecánico, "que venía a resolver el problema de la medición del tiempo terrestre, fundamental tanto en el desarrollo de la vida cotidiana como en el de las observaciones astronómicas" (p. 221).

Segunda parte: Edad Moderna. Víctor Navarro. 

Hace un recorrido desde es siglo XV al XVIII, aproximadamente.

Los logros técnicos en el Renacimiento fueron muchos e importantes  "desarrollo del maquinismo, gracias en gran medida a la difusión del sistema biela-manivela; perfeccionamiento de las máquinas para aumentar su rendimiento y aprovechar mejor la energía disponible; investigaciones sobre engranajes; innovaciones en las técnicas de explotación agrícola [...]; desarrollo y difusión de la imprenta y de la industria papelera; desarrollo e innovación en las técnicas militares; [...] la conquista del espacio: redes de carreteras al servicio de los estados nacientes y del comercio y la comunicación; nuevas técnicas de construcción de puentes, desarrollo de las navegación fluvial y resolución de sus múltiples problemas; innovaciones profundas en las técnicas de navegación" (p. 240).

"Los descubrimientos geográficos iniciados por los portugueses en el siglo XV" tuvieron sus consecuencias científicas: "1. La explosión informativa que [...] permitió una representación cada vez más exacta de la realidad física planetaria y una comunicación global. 2. el desarrollo técnico y científico acelerado en terrenos  como la astronomía náutica  la cartografía y la geografía  el geomagnetismo, la arquitectura naval y militar, la hidrografía, la botánica, la zoología, la antropología y la etnografía, etc. 3. La crítica racional, sistemática y documentada de una parte importante de los presupuestos dominantes del conocimiento, heredados de la Antigüedad clásica y del periodo medieval, que tendrían que aceptarse o rechazarse con criterios basados en la observación la comparación y el razonamiento, y no tanto por el criterio de autoridad" (pp. 241-242).

Me sorprende descubrir que un genio como Tycho Brahe "nunca aceptó la verdad de la teoría heliocéntrica, por razones astronómico-cosmológicas y físicas y también por las derivadas del significado literal de determinados pasajes de las Sagradas Escrituras" (p. 261).

"El redescubrimiento del mundo clásico fomentó entre los humanistas no solamente la búsqueda de manuscritos y códices, sino también el coleccionismo arqueológico y, en general, de objetos artificiales y naturales" (p. 270). "Entre las contribuciones de los museos y colecciones naturalistas a la transformación de la filosofía natural tradicional, se ha destacado dos, en particular  la primera sería la asimilación del arte a la naturaleza, y la segunda, la promoción del ideal fáctico, es decir, la consideración de los hechos separados de su explicación, ilustración o inferencia" (p. 271).

El autor recuerda que "aunque lo limitado del espacio nos obliga a concentrarnos en las figuras más destacadas, también destacaremos en la medida de lo posible la naturaleza colectiva y cooperativa de la nueva ciencia que se fue constituyendo en esta época (siglo XVII)" (p. 302).

Como sucede muy a menudo en la historia de la humanidad "en 1616 la Congregación General de la Inquisición declaró que un sistema heliocéntrico era absurdo en filosofía y formalmente herético, y que atribuir movimiento a la Tierra, además de absurdo en filosofía era al menos erróneo en cuanto a fe" (p. 310). Imaginemos lo rápido que podríamos haber progresado sin estas interferencias absurdas, peligrosas y estúpidas.

Se destaca la figura de Galileo que "inauguró la era de la observación telescópica y aportó con sus observaciones datos de la mayor importancia para la unificación de los cielos y la tierra, es decir, para la cosmología copernicana. Asimismo construyó una teoría matemática del movimiento de los graves y sentó las bases de una nueva concepción del movimiento, compatible con la teoría heliocéntrica" (p. 314). Además de destacar muchos otros logros de este genio.

No podía faltar Kepler en este repaso y su "descubrimiento de las dos leyes que llevan su nombre" (p. 317). Kepler fue discípulo de Tycho Brahe, y sus leyes datan de 1609.

Descartes también ayudo mucho al desarrollo de la ciencia, mejorando los plantemientos de Galileo sobre el movimiento de los cuerpos, "contribuyo a legitimar el uso de intrumentos-artificios y diseños experimentales en la ciencia", y contribuyó decisivamente a unificar el álgebra y la geometría", entre otros mucho logros (pp. 335).

Muchos nombres importantes y sus logros son destacados: William HarveyMarcello Malpighi, Robert Hooke (del que se destaca su obra Micrografía), Isaac Newton, Willem Jacob's Gravesande, Robert Boyle, etcétera. Es apasionante ir enlazando los logros de todos ellos, y muchos otros, e ir comprobando como la acumulación de conocimiento nos ha llevado a donde estamos ahora, y a un futuro mucho más excitante.

El autor escribe que "en cuanto a las relaciones ciencia-técnica en la revolución industrial, cuestión que ha sido y es un importante tema de debate, de manera provisional puede afirmarse que en esta época la ciencia recibió más de la técnica que ésta de la ciencia" (p. 370). Esta tesis coincide con la expuesta por Matt Ridley, en El optimista racional:
Un último comentario del libro es la relación de la ciencia con los inicios de la prosperidad. Por ejemplo (p. 251): "La industria que más se estaba transformando, la del hilado y el tejido de algodón, era de poco interés para los científicos, y viceversa. Las máquinas de hilar de husos múltiples, hidráulica, híbrida y los telares que revolucionaron el trabajo del algodón fueron inventadas por hombres de negocios hábiles, no por cerebritos pensantes: "por cabezas duras y dedos astutos". Se ha dicho que nada en sus diseños hubiera desconcertado a Arquímedes". Aunque el autor indica que (p. 252): "Posteriormente, la ciencia sí contribuiría al creciente ritmo de invención, y la línea entre el descubrimiento e invención se volvería más difusa conforme avanzaba el siglo XIX".
Como transición a la Edad contemporánea mencionar que "hubo, en el siglo XVIII, algunos pensadores [...], como Diderot o d'Holbach, que deseaban eliminar cualquier cosa que pudiera limitar el poder creativo de la naturaleza; pensadores ateos que desafiaron el argumento del diseño y presentaron a la naturaleza como la única realidad. En algunos aspectos, los ateos ilustrados llegaron muy cerca de la filosofía del evolucionismo moderno, si bien sus ideas no se desarrollaron con el rigor de una teoría científica y permanecieron como audaces especulaciones" (p. 416).

Tercera parte: Edad contemporánea. José Manuel Sánchez Ron. 

Repasa los siglos XIX y XX. Esta parte es la que más me ha gustado, porque es donde la ciencia toma el protagonismo absoluto y despega, convirtiéndose en una herramienta fundamental para el desarrollo de la humanidad.

Darwin es uno de las principales personas en el desarrollo de la ciencia, de hecho "la razón por la que pasaron tantos años hasta la escritura y publicación de Sobre el origen de las especies es que el exigente espíritu de Darwin no se conformaba con algunos indicios, por muy claros que éstos pareciesen. Deseaba estar seguro, y así se convirtió en un infatigable, casi obseso, buscador de hechos, de detalles, que completasen el gran rompecabezas que quería componer: nada más y nada menos que la historia natural de la vida sobre la Tierra" (p. 439). Un científico.

Durante el siglo XIX la medicina dio un paso clave, "fue entonces cuando esa disciplina varias veces milenaria, que muchos califican de 'arte', se hizo verdaderamente 'científica'. y lo hizo sobre todo a través de una de sus ramas: la fisiología" (p. 457).

Incluso en la épocas más recientes separar cada una de las disciplinas es complejo y "aunque nos empeñemos en introducir divisiones, existe una unidad intrínseca en la historia de la ciencia sin la cual difícilmente podremos comprender sus aspectos más interesantes" (p. 461).

Además de todos los desarrollos en las ciencias biomédicas, "la medicina del siglo XIX no debe ser recordada únicamente por este tipos de desarrollos  Es imprescindible también rememorarla por los logros realizados en la mejora de la salud pública. muchos de tales logros se debieron a reformas en las condiciones de vida (como el control de la calidad del agua y los alimentos, sistemas de alcantarillado o limpieza de letrinas, calles y acequias). Sin embargo, otros, extremadamente importantes, se produjeron dentro de la propia medicina, pero de una 'medicina no tan científica' como propugnaba Claude Bernard, podríamos decir. Avances como los llevados a cabo por el dentista estadounidense Horace Wells (1815-1848), que en diciembre de 1844 utilizó éter, esto es, óxido nitroso (entonces denominado 'gas hilarante', por los efectos estimulantes que producía), como anestésico para extraer él mismo una de sus muelas; por John Collins Warren (1778-1856), quien, ayudado como anestesista por el dentista William Thomas Morton (1819-1868), el 6 de octubre de 1846, en el Hospital General de Massachusetts de Boston, realizó la primera operación con éter, tras la cual pronunció una frase célebre: 'Señores, esto no es superchería'; por James Young Simpson (1811-1870), que el 19 de enero de 1847 utilizó, en Edimburgo, por primera vez cloroformo para aliviar los dolores de un parto; o por Ignaz Semmelweis (1818-1865), quien en 1848 descubrió una de las causas de la infección de las heridas en la sociedad de las manos de los médicos, introduciendo medidas antisépticas (como el lavado de manos)" (pp. 463-464).

A lo largo de la historia de la humanidad ha habido inventos que han producido "una ruptura cualitativa del orden establecido". Esto se produjo con el invento del telégrafo y la unión mediante un cable de Europa y América, "Políticos, militares, hombres de negocios, toda la sociedad, en definitiva, tuvieron que aprender nuevos modos de comportamiento. Cambió el mundo, el mundo de la política, el mundo de los negocios y de las relaciones internacionales" (p. 492).

Otro de los fracasos de los regímenes comunistas "está (en) el escaso atractivo que el sistema económico-industrial-científico soviético tuvo para científicos de otras naciones. Para decirlo de otra forma: mientras que Estados Unidos se benefició (y continúa beneficiándose) de la fuga de cerebros de un gran número de naciones, no sucedió lo mismo en la unión Soviética" (p. 541).

Para ver en perspectiva la evolución de los computadores veamos como era uno de los primeros: "17 000 tubos electrónicos, unidos por miles de cables, pesaba 30 toneladas y consumía 174 kilovatios  (p. 544). La llegada de los transistores y circuitos integrados revoluciono este campo.


El libro es muchísimo más de lo que he expuesto y comentado en esta entrada, no dejen de leerlo si les interesa como el ser humano ha ido acumulando conocimiento para desarrollar esa herramienta llamada ciencia.


Titulo: Historia de la ciencia.
Autores: Javier Ordóñez, Víctor Navarro y José Manuel Sánchez Ron.
Editorial: Espasa Calpe (colección austral).
Fecha: 2003.
Páginas: 639.

ISBN: 8467016698.

Neuroevolución cocinada

Ciencia para escuchar.

Audio.

Quilo de Ciencia 101 - Cienciaes.com



Los primeros cien episodios del Podcast Quilo de Ciencia son motivo de celebración y lo celebramos haciendo aquello en lo que creemos firmemente: divulgando la ciencia. Desde junio de 2010, Jorge Laborda nos viene ofreciendo una versión, previamente digerida, de algunos de los avances que van teniendo lugar en los distintos campos del conocimiento científico. Durante estos dos años de andadura, los oyentes han descargado directamente desde nuestro servidor más de 600.000 audios de Quilo de Ciencia y, además, cada episodio ha sido difundido por Radio Cienciaes y por las más de 70 emisoras de todo el mundo que emiten los podcasts de Cienciaes.com. La audiencia crece cada día demostrando lo atractiva que es la ciencia cuando se explica de forma amena y fácil de entender.
En el programa de hoy, Jorge Laborda conversa con Angel Rodríguez Lozano y nos ofrece un podcast especial, de más larga duración, donde se muestran las múltiples caras que tiene la investigación científica cuando se investiga una idea o un fenómeno.
El tema elegido defiende la idea de que la humanidad ha cocinado su propia evolución y, como consecuencia de ello, no puede pasarse sin la cocina. El empleo del fuego para cocinar los alimentos pudo ser un factor determinante en el crecimiento espectacular que experimentó el cerebro de los homínidos hace dos millones seiscientos mil años. El cerebro es un órgano que consume una gran cantidad de energía, un consumo energético que, en contra de lo que cabría esperar, no va acompañado de un mayor desarrollo de nuestro sistema digestivo para extraer la energía necesaria de los alimentos, sino todo lo contrario.
El cocinado permite una mayor digestibilidad y aprovechamiento calórico de los alimentos, disminuye la necesidad de masticación y permite tener un sistema digestivo más pequeño. El cocinado de los alimentos permitió un conjunto de adaptaciones que condujeron al crecimiento rápido del cerebro gracias a la reducción del volumen mandibular y de nuestro sistema digestivo.
Estas ideas están han sido reflejadas con todo detalle en un artículo que Jorge Laborda pone a disposición de todos ustedes aquí:


OBRAS DE JORGE LABORDA.

Triunfa el CO2 por Antón Uriarte

CO2.


Mi viejo Espasa define contaminar como"Penetrar la inmundicia un cuerpo causando en él manchas y mal olor".

El CO2 es un gas inocuo, incoloro e inodoro. Por eso, cuando alguien en mi casa lo trata de "contaminante" voy a la estantería, cojo el tomo del Espasa (Bel-Cozvíjar), lo levanto y sin mediar palabra lo estampo en la cabeza, ya sea familiar o no, de quien haya utilizado ese adjetivo. Luego, mientras se recupera, le pido perdón y, resabidillo que soy, además de algo violento, le explico :

Te pongo un ejemplo ... Las coca-colas no sólo llevan burbujas de CO2 (6 g/litro; 1 millón de toneladas al año) sino que también desde el 2009 la compañía utiliza CO2 como refrigerante en sus miles y miles de máquinas dispensadoras. Coca-cola se enorgullece y Greenpeace le aplaude la campaña, diciendo que así contribuye a evitar el "calentamiento global".

Antes sus frigoríficos llevaban clorofluorocarbonos, CFC's (cloro-flúor-carbono), pero desde el Protocolo de Montreal, en 1989, en el que se dictaminó que el cloro que soltaban en la estratosfera era malo para el ozono y que  había que prohibirlos para salvar al Planeta, los productores se pasaron en gran medida a los hidrofluorocarbonos, HFC's(hidrógeno-fluor-carbono), sin cloro.

Pero resulta que estos gases tampoco son "buenos". Las moléculas de  HFC's tienen un poder de calentamiento (global warming potential) miles de veces superior a las moléculas de CO2. Por eso ahora, la Comisión Europea, —líder mundial en dictar leyes para la Salvación del Planeta— pretende imitar a la Coca-Cola y para salvarnos del tórrido calentamiento (la temperatura global no ha subido nada en este siglo) hace lo que mejor sabe hacer : prohibir. Va a dictaminar que los hidrofluorocarbonos de los frigoríficos domésticos estarán prohibidos en el 2015 y de los frigoríficos comerciales en el 2020.

Un triunfo para el CO2, pues solventados los problemas técnicos del compresor, es el gas refrigerante con más porvenir. Ni es tóxico, ni es inflamable, ni contamina. Da la chispa de la vida y es rabiosamente natural.


All Coca-Cola’s New Vending Machines Will be HFC-free by 2015 
Coca-Cola - Press Center - Press Releases - Greening Of The Nation's Capital
Draft EU law slaps F-gas ban on domestic fridges | EurActiv


Agujero de ozono 2012 por Antón Uriarte

CO2.


Evolución mensual del mínimo de ozono sobre la Antártida desde 1990 (en negro, el 2012)

Todos los años, una merma de ozono estratosférico sobre la Antártida comienza en agosto, llega a un mínimo a finales de septiembre o principios de octubre, luego de nuevo se recupera y en diciembre desaparece. Todos los años ocurre parecido. Y no pasa nada. Como se aprecia en la figura de arriba, este año el agujero es el menos intenso desde que en 1990 comenzaron las mediciones por satélite.

Este récord ha coincidido con el dato significativo del record de extensión de hielo marino alrededor de la Antártida desde 1979 (año en que comienza la serie satelitaria).

Más ozono y más hielo de lo normal. Qué raro ...

Durante décadas, científicos y profesores, del ala izquierda normalmente, han manipulado a la opinión pública dejando correr el malentendido de que el agujero de ozono ayudaba al calentamiento global. Menos ozono —› más radiación solar —› más calentamiento —› menos hielo.

En realidad—y esto se sabe desde el principio— el agujero de ozono que se produce en la baja estratosfera enfría la superficie, pues el ozono actúa, también allí, como un gas invernadero.

Otra manipulación ha consistido en simplificar al extremo las causas que pueden ocasionar una pérdida de ozono estratosférico, echando toda la culpa a los CFC's de origen humano. En realidad siempre se ha sabido que las reacciones químicas que destruyen el ozono son  muy complicadas, pues el cloro debe pasar primero por una fase de cloro activo (Cl y ClO) difícil de conseguir, ya que casi todo el cloro que procede de los CFC's es neutralizado inmediatamente en forma de HCl y ClONO2. Ahora, este pasado verano, en un artículo en Science se reconoce indirectamente que un incremento de vapor de agua en la estratosfera incrementaría exponencialmente las reacciones de destrucción.

La cosa es alarmar —› publicar —› medrar —› mandar.

Ozone hole
Sea Ice Sets All Time Record High | Real Science
UV Dosage Levels in Summer: Increased Risk of Ozone Loss from Convectively Injected Water Vapor
Ozono, la catastrofe que no llega (Gakoa Lib.): Amazon.es: Anton Uriarte: Libros


Descubren cómo se reorganiza el cerebro después de un trasplante de manos por Antonio Martínez Ron

En el año 2008,  Chris Pollock perdió las dos manos en un accidente mientras manipulaba su tractor. Cuatro años después puede agarrar cosas y ha recuperado parte del tacto gracias a un pionero trasplante de manos realizado en el hospital de Pittsburgh (Pennsylvania, EEUU). "Al principio no sientes nada, tienes que adivinarlo todo", aseguraba Pollock al programa Good Morning America, "pero ahora coges cosas sin darte cuenta de que lo estás haciendo".


El éxito de este tipo de operaciones llevó a un grupo de científicos del mismo hospital a interesarse por el proceso de reconexión neuronal que se produce tras el trasplante de un miembro. El equipo del doctor Anto Bagić, en colaboración con el grupo de Fernando Maestu en el Centro de Tecnología Biomédica de la Universidad Politécnica de Madrid, ha analizado durante un año la evolución de dos sujetos que recibieron un trasplante de manos y ha descubierto el proceso por el cuál se recupera la conexión neuronal con los nuevos miembros.




El primer paciente, Chris Pollock, de 41 años, fue objeto de un doble trasplante: un brazo a la altura del codo y una mano. El segundo esJoshua Maloney, un ex marine de 24 años que perdió una mano en la invasión de Iraq de 2003 cuando un compañero activó por error una carga explosiva. Tras una operación de 11 horas, el doctor Andrew Lee le implantó la mano de un donante en una de las primeras intervenciones de este tipo en EEUU.
Un proceso de un año
"Hemos medido el tiempo de reacción del cerebro a distintos estímulos de presión y contacto en dos grupos de personas, el primero con manos propias y el segundo con manos trasplantadas", explica  Bagić a lainformacion.com. "La señal, que es mucho más lenta en los miembros trasplantados, mejora sensiblemente con el tiempo y se aproxima a la de los sujetos sanos al cabo de un año". Con ayuda del equipo español, los investigadores han medido también la reorganización a nivel cerebral de las señales y han descubierto el proceso por el que la mano trasplantada se va integrando de nuevo en el cerebro.
Evolución de las conexiones tras el trasplante de la mano derecha.
El cerebro debe comunicarse físicamente con la nueva mano, explica Anto Bagić, y los nervios deben ir creciendo para restablecer las conexiones. "El nervio crece aproximadamente un milímetro por día", asegura el investigador. Mediante resonancia magnética funcional y magnetoencefalografía los investigadores han observado este proceso gradual de recuperación de estímulos entre el cerebro y el miembro trasplantado. "A medida que transcurren los meses", apunta Bagić, "el cerebro recupera las conexiones y el trasplante es más funcional".
La investigación también ha permitido medir una asimetría en la recuperación según el segmento amputado. El brazo trasplantado a la altura del codo tardó más tiempo en ser funcional que la mano, puesto que los nervios receptores tienen que crecer una distancia mayor para alcanzar la mano, según Bagić. "Un trasplante más corto", resume, "se hace funcional en menos tiempo".
Seguir leyendo en La información.




Stephen Jay Gould on the Meaning of Life

Brain Pickings.


Legendary science writer Stephen Jay Gould:
The human species has inhabited this planet for only 250,000 years or so-roughly.0015 percent of the history of life, the last inch of the cosmic mile. The world fared perfectly well without us for all but the last moment of earthly time–and this fact makes our appearance look more like an accidental afterthought than the culmination of a prefigured plan.  
 Moreover, the pathways that have led to our evolution are quirky, improbable, unrepeatable and utterly unpredictable. Human evolution is not random; it makes sense and can be explained after the fact. But wind back life’s tape to the dawn of time and let it play again–and you will never get humans a second time.  
We are here because one odd group of fishes had a peculiar fin anatomy that could transform into legs for terrestrial creatures; because the earth never froze entirely during an ice age; because a small and tenuous species, arising in Africa a quarter of a million years ago, has managed, so far, to survive by hook and by crook. We may yearn for a ‘higher’ answer — but none exists. This explanation, though superficially troubling, if not terrifying, is ultimately liberating and exhilarating. We cannot read the meaning of life passively in the facts of nature. We must construct these answers ourselves — from our own wisdom and ethical sense. There is no other way.

Principio de Arquímedes


Ártico versus Antártico por Antón Uriarte

CO2.



Tendencias contrastadas de las extensiones del hielo en el océano Ártico y en los mares que rodean la Antártida 1978-2011 (en azul el Artico, en rojo la Antártida) (fuente NSIDC)

Estos días en la Antártida se bate un récord. Está allí finalizando el invierno austral y la extensión del hielo marino ha superado los 16 millones de kilómetros cuadrados, tan solo superados en el 2007 (The Cryosphere Today). Ya comienza el deshielo y dentro de seis meses la extensión se reducirá a 2 millones de kilómetros cuadrados.

Estos días en el Ártico está ocurriendo lo contrario. Está allí finalizando el verano boreal y la extensión se ha reducido a tan solo 2 millones de kilómetros cuadrados, un récord de mínimos. Ya comienza la congelación y dentro de seis meses la extensión del hielo superará otra vez los 13 millones de kilómetros cuadrados.

Me levanto hoy con un artículo en El País escrito por el mismo periodista que hace cinco años escribía que la ONU vaticinaba el fin del mundo climático para dentro de tres. Según el titular, escrito como con gusto y esperanza de que ocurra la predicción, se "destroza" el récord boreal y  solamente se da la palabra a quien atribuye la disminución del hielo al CO2 , sin citar a otros científicos, disidentes sobre las causas (NASA - Aerosols May Drive a Significant Portion of Arctic Warming)

En el artículo de El País, que me produce esta sulfuración matutina, no se menciona para nada la tendencia al alza que ocurre en la Antártida, aunque allí el CO2 ha aumentado y aumenta en la misma proporción que en el Ártico.

Como se aprecia en la figura que pongo arriba, que es del mismo instituto, NSIDC, que vive de alarmar sobre lo que ocurre en el Ártico, hay desde hace años una tendencia al aumento en la extensión de los hielos que rodean la Antártida. Quizás esta oposición entre las dos tendencias, entre la del Ártico y la de la Antártida, que en el Ártico ciertamente es más acusada, pueda ser atribuída al mismo desfase bipolar (bipolar seesaw) originado por las corrientes oceánicas profundas que se estudian en la paloclimatología de la última deglaciación, pero que no tengo tiempo aquí y ahora de explicar. Grrrrr ...


El deshielo ártico destroza su récord, El País, 20 Septiembre 2012
Ocho años para evitar el desastre, El País, 18 Noviembre 2007
NSIDC All about sea ice, Arctic vs. Antarctic
Wallace S. Broecker. Paleocean circulation during the Last Deglaciation: A bipolar seesaw?


Temperatura global siglo XXI sigue sin subir por Antón Uriarte

CO2.



Como el dato de que la temperatura media global no ha subido nada en los casi doce años que llevamos de este siglo XXI no es noticia para los periodistas, algunos blogueros de los llamados escépticos o negacionistas nos vemos en la obligación de recordarlo y de repetirnos, lo cual no deja de producirnos un cierto y matador aburrimiento.

La gráfica de arriba es un corte y copia de una gráfica de las temperaturas mensuales de los últimos dieciséis años que aparece, bastante escondida, en la página web del GISS (Instituto Goddard de Estudios Espaciales), máxima "autoridad" en esto del tremendo calentamiento antropogénico y que está dirigido por el famoso James Hansen.

Como ya dije en otro post hace tiempo, antes esta gráfica  tenía algo más de "coherencia" con el sistema decimal y se refería y se actualizaba todos los meses para mostrar los últimos diez años. Pero como en diez años no ha subido nada, fueron ampliándola hacia atrás ...

¿Cuántos años más habrán de pasar para que algún periódico titule "A pesar del incremento de CO2, la temperatura global no ha subido en lo que va de siglo"? 

GISS


Richard Feynman sobre el papel de la cultura científica en la sociedad moderna por Maria Popova

Tercera Cultura.


Publicado por Maria Popova en Brain pickings y traducido por Tercera Cultura
“Para lograr un progreso, uno debe dejar la puerta medio abierta a lo desconocido, sólo medio abierta.”

“Realmente esperaba que, hacia el fin del siglo, habríamos conseguido substancialmente más de lo que realmente hemos hecho”, se lamentaba el paseante lunar original Neil Armstrong, que falleció a la edad de 82 la pasada semana. En este lamento esta incluído la inquietante cuestión del por qué. ¿Qué es lo que retiene a la humanidad?
Richard Feynman
Esto es precisamente lo que el gran Richard Feynman exploró cuando subió al escenario del Symposium Galileo en Italia en 1964 e impartió una conferencia titulada: “Qué es y cuál debería ser el Rol de la Cultura Científica en la Sociedad Moderna”, publicada en el también excelente The Pleasure of Finding Things Out: The Best Short Works of Richard P. Feynman (public library), titulado tras el famoso film del mismo nombre.
Feynman comparte el lamento de Armstrong:
A todos nos entristece mirar el mundo y ver que pocos logros hemos hecho, en comparación a lo que sentimos que son las potencialidades de los seres humanos. Las personas del pasado, en la pesadilla de sus tiempo, tenía sueños sobre el futuro. Y ahora el futuro que se ha materializado el futuro vemos que los sueños han sido superados de muchos modos, pero en todavía más modos muchos de nuestros sueños todavía son los mismos que los sueños de las personas del pasado.
Atribuye gran parte de esta desconexión a la profunda falta de un entendimiento general y un entusiasmo por la ciencia, defendiendo la maravilla de la ciencia:
… las personas, y me refiero a la persona media, la gran mayoría de la gente, la enorme mayoría de la gente, es absoluta y lamentablemente ignorante sobre la ciencia del mundo en el que viven, y así siguen… Una cuestión interesante sobre la relación de la ciencia con la sociedad moderna es esta: ¿por qué es posible que la gente sea tan lamentablemente ignorante y aún así razonablemente feliz en la sociedad moderna, teniendo en cuenta que hay tanto conocimiento disponible para ellos? De paso, Mr. Bernardino, sobre el conocimiento y la maravilla, el sr. Bernardini ha dicho que no debemos enseñar maravillas sino conocimiento.
Podría tratarse de una mera diferencia en el significado de las palabras. Yo creo que deberíamos enseñarles maravillas, y que el propósito del conocimiento es apreciar todavía más las maravillas. Y que el conocimiento consiste simplemente en situar la maravilla en el marco adecuado de la naturaleza.
Proseguía fijándose en lo anticientifica que resultaba la cultura popular, y de qué forma se condonaban ciertas creencias no científicas:
… Me gustaria mostrarle nuestro mundo a Galileo, y debería hacerlo con una gran dosis de vergüenza. Si miramos más lejos que la ciencia hacia el mundo que nos rodea, averiguamos algo bastante lamentable: que el medio en el que vivimos es activa e intensamente anticientífico. Galileo podría decir: “me di cuenta de que Júpiter era una bola con lunas y no un Dios del cielo. Decirme, ¿qué ocurrió con los astrólogos?” Bueno, pues que publicaron sus resultados en los periódicos, al menos en los Estados Unidos, en cada periódico de cada día. ¿Por qué aún tenemos astrólogos?
Creo que debemos atacar estas cosas en las que no creemos. No atacar mediante el procedimiento de cortar las cabezas de la gente, sino atacar en el sentido de discutir. Creo que deberíamos pedir a la gente que intenten obtener en sus mentes una imagen más consistente de su propio mundo; que no se permitan a sí mismos el lujo de partir en pedazos su cerebro, unos para el lado en el que creen esto y otros para el lado en el que creen esto otro, pero sin intentar comparar los dos puntos de vista. Porque hemos aprendido que, al intentar juntar los puntos de vista que tenemos en nuestra cabeza y compararlos con el otro, hacemos un cierto progreso en el entendimiento y aprecio de donde estamos y lo que somos. Creo que la ciencia ha seguido siendo irrelevante porque esperamos a que alguien nos haga las preguntas, o a que nos inviten a dar una charla sobre la teoría de Einstein a personas que no entienden la mecánica newtoniana, pero nunca nos invitan para atacar las curaciones basadas en la fe, o en el caso de la astrología, para mostrar cuál es la visión científica de la astrología.
La solución que propone consiste en una buena escritura científica y un debate crítico como la forma necesaria de pinchar la burbuja del interés público:
Creo que debemos escribir algunos artículos. ¿Qué pasaría entonces? La persona que cree en astrología tendrá que estudiar algo de astronomía. La persona que cree en la curación basada en la fe tal vez tenga que estudiar algo de medicina, dado que los argumentos van y vienen, y algo de biología. En otras palabras, será necesario que la ciencia se convierta en relevante.
Y luego tenemos ese terrible esfuerzo para tratar de explicar las cosas a gente que no tiene razones para querer saber. Pero si quieren defender sus propios puntos de vista, deberán aprender algo de tí. Sugiero, quizás correcta o quizás incorrectamente, que somos demasiado amables. En el pasado existió una era de conversación  sobre estos temas. La iglesia sentía que los puntos de vista de Galileo atacaban a la iglesia. Hoy la iglesia no siente que los puntos de vista científicos ataquen a la iglesia. Nadie está equivocado sobre esto. Nadie ataca. Quiero decir, nadie escribe tratando de explicar las inconsistencias entre los puntos de vista teológicos sostenidos hoy por distintas personas, o incluso las inconsistencias sostenidas alguna vez por el mismo científico, entre sus creencias religiosas y científicas.
Claro está, que desde 1964 hemos visto el auge de los “cuatro jinetes del nuevo ateísmo” (Richard DawkinsChristopher HitchensDan Dennett, y Sam Harris), quienes, juntoincontables científicos, se han segurado de proporcionar una consistente falta de “amabilidad” en el debate.
Feynman también reitera un argumento crucial sobre la naturaleza y el propósito de la ciencia y el pensamiento crítico, el papel de la ignorancia y la importancia de abrazar la incertidumbre, recibido con enorme resistencia en una cultura condicionada por aferrarse a las respuestas:
Un científico nunca está seguro. Todos lo sabemos. Sabemos que todas nuestras afirmaciones son afirmaciones aproximadas con distintos grados de certeza; que cuando se hace una afirmación, la cuestión no es si es verdadera o falsa, sino más bien qué probabilidad tiene de ser verdadera o falsa.  ¿Existe Dios? Cuando se coloca en forma de pregunta, ¿“qué probabilidad tiene”?, se provoca una terrible transformación en el punto de vista religioso, y por esto el punto de vista religioso no es científico. Debemos discutir cada cuestión dentro de las incertidumbres que nos son permitidas.
Debemos dejar sitio a la duda o de lo contrario no hay progreso ni aprendizaje. No hay aprendizaje sin haber planteado una pregunta. Y una pregunta requiere duda. La gente busca certezas. Pero la certeza no existe. La gente está aterrorizada, ¿cómo puedes vivir y no saber? Pero no es raro en absoluto. Solo piensas que sabes como cuestión de hecho. Muchos de tus actos están basados en conocimiento incompleto  y realmente no sabes de qué tratan, o cuál es el propósito del mundo, ni sabes mucho de otras cosas. Es posible vivir y no saber.
Feynman concluye haciendo lo que hace mejor, tendiendo un puente entre la ciencia y la filosofía para expandir la cuestión específica dentro de una meditación más amplia sobre la existencia humana:
Hoy no estamos en una buena posición, no vemos lo que hemos hecho demasiado bien. Los hombres, los filósofos de todos los tiempos, han intentado encontrar el secreto de la existencia, el significado de todo. Porque si eran capaces de encontrar el significado real de la vida, entonces todo este esfuerzo humano, toda esta maravillosa potencionalidad de los seres humanos, podremos movernos en la dirección correcta y marchar hacia adelante con gran éxito. Por eso intentamos estas ideas diferentes. Pero la cuestión del significado de todo el mundo, de la vida y de los seres humanos, ha sido respondida muchas veces por mucha y muy variada gente. Desafortunadamente todas estas respuestas son diferentes; y la gente con una respuesta contempla con horror los actos y el comportamiento de la gente con otras respuestas. Horror, porque ven las cosas terribles que han hecho; el modo en que el hombre es impulsado hasta un callejón sin salida por sus rígidos puntos de vista sobre el mundo. De hecho, quizás es debido al tamaño fantástico del horror por lo que queda claro lo grandes que son las potencialidades de los seres humanos. Es posible que nos den esperanza para dirigir las cosas en la dirección correcta y que mejoren. ¿Entonces cuál es el significado de todo el mundo?
No sabemos cuál es el significado de la existencia. Como resultado del estudio de todos los puntos de vista que hemos tenido, averiguamos que no sabemos el significado de la existencia, pero al decir que no sabemos el significado de la existencia, probablemente hemos hallado un canal abierto, con sólo permitir que, a medida que progresamos, dejemos oportunidades abiertas a las alternativas, y que no nos entusiasmemos por el hecho, el conocimiento, la verdad absoluta, sino que nos mantengamos siempre en la incertidumbre a la que nos arriesgamos. Los ingleses, que han desarrollado el gobierno en esta dirección, lo llaman “salir al paso” (muddling though), y aunque suena bastante estúpido, es el modo más científico de progresar. No es científico decidir la respuesta. Para conseguir un progreso, debemos dejar medio abierta la puerta a lo desconocido, sólo medio abierta. Sólo estamos al comienzo del desarrollo de la raza humana, del desarrollo de la mente humana, de la vida inteligente. Tenemos años y años en el futuro. Es nuestra responsabilidad no dar la respuesta hoy a todo de lo que se trata, forzando a todo el mundo en esa dirección y diciendo: “Esta es la solución a todo”.
Porque estaremos encadenados a los límites de nuestra presente imaginación. Sólo podremos hacer aquellas cosas que hoy pensamos que hay que hacer. Mientras que, si siempre dejamos sitio a la duda, algún sitio a la discusión, y procedemos de un modo análogo a las ciencias, entonces no surgirá esta dificultad. Creo, por tanto, que aunque no es el caso de hoy, algún día llegará la hora, espero, en la que podremos apreciar completamente el hecho de que el poder del gobierno es limitado; que no debemos conceder a los gobiernos el poder de decidir sobre la validez de las teorías científicas, que es ridículo para ellos intentar hacerlo, que ellos no deciden las distintas descripciones de la historia de nuestra teoría económica o de la filosofía. Sólo de este modo pueden desarrollarse en último término las posibilidades futuras de la raza humana. El placer de averiguar cosas es un tesoro de genios completa y totalmente recomendable.

Física para futuros presidentes. Richard Muller. 2008

por Manuel Álvarez López.

He leído el libro con la intención de entender los fundamentos científicos de los temas propuestos por el autor, y el resultado ha sido muy satisfactorio. Lo incluyo entre mis libros.

Aunque el libro no tiene el mismo planteamiento que el de Matt Ridley, El optimista racional, tienen muchos puntos en común y el resultado es similar. Una explicación racional y científica de las cosas que suceden o han sucedido en el mundo.


El libro se divide en cinco grandes bloques: Terrorismo, Energía, Nucleares, El espacio y El calentamiento global. El autor va relacionando todos estos temas con la ciencia, en particular con la física, de una manera simple y sin ningún tipo de aparato matemático, aunque hay algún desarrollo sencillo incluido en las notas. El resultado es un libro muy fácil de entender y que aclara muchos temas de los cuales se suelen tener ideas erróneas.

La manera en la que el autor discute los temas me agrada especialmente, no pontifica, y trata de exponer, cuando es posible, distintos puntos de vista, para finalmente dar la respuesta correcta, cuando existe.

"El problema de la mayoría de la gente no es la ignorancia, sino el conocimiento de muchas cosas que no son ciertas". El autor trata de que el futuro presidente desaprenda  "todo aquello que damos por cierto y no lo es". (P. 12).

En el capítulo dedicado al terrorismo explica el porqué de la utilización de los aviones en los atentados del 11-S, escribiendo que: "En lugar de lanzar bombas de TNT, que malgastan la capacidad de carga del avión, es mejor transportar y lanzar gasolina, que tiene quince veces más poder explosivo por tonelada". (P. 19).

La causa del "desmoronamiento de los edificios del World Trade Center no fue una explosión, ni tampoco el impacto de los aviones. Fue el fuego". Algo evidente para cualquier persona con un mínimo de sentido común y conocimientos técnicos. (P. 30).

En caso del terrorismo nuclear las consecuencias no serían tan catastróficas como muchos creen. Por ejemplo, "el radio de una explosión de un kilotón es de unos ciento treinta y cinco metros". (P. 34). Aclarando que "el mayor peligro de las armas radiológicas es el pánico desproporcionado y la reacción exagerada que provocarían. Una bomba sucia no es, en realidad, un arma de destrucción masiva, pero puede llegar a ser un arma de conmoción masiva". (P . 41). Este último comentario me lleva al magnífico libro de Arcadi Espada, El terrorismo y sus etiquetas, donde el autor escribe sobre la relación entre prensa y terrorismo.

El problema del ántrax es que "la mayor parte de los métodos de dispersión son de una ineficacia supina". (P. 57). Por lo tanto no es un buen sistema para los terroristas.

Lo mejor del libro son la cantidad de datos que da. Algunos ejemplos:

Sobre la energía (P. 67):

- La gasolina proporciona 15 veces más energía que la misma cantidad de TNT.
- A igualdad de energía producida, el carbón es 15 veces más barato que la gasolina.
- Dos kilómetros y medio cuadrados de luz solar a mediodía podrían generar un gigavatio de electricidad: lo mismo que una central nuclear, eléctrica o de carbón de gran tamaño.
- A igualdad de peso, la gasolina contiene mil veces más energía que las pilas convencionales -de linterna, radio, etc.-, y cien veces más que las baterías de ordenador.
- El hidrógeno líquido, el combustible fundamental de una futura 'economía de hidrógeno', produce 4,5 veces menos energía por litro de gasolina.
- La energía procedente de baterías no recargables es una diez mil  veces más cara que la procedente de la red eléctrica.

Sobre "el consumo estadounidense de combustible" (Pp. 76-77):

- El 28% para transporte (gasolina y queroseno).
- El 40% para generar electricidad.
- El 20% para calefacción (gas natural, carbón).
- El 32% para industria.

"Estas cifras totalizan más de un 100% porque se solapan; por ejemplo, parte de la electricidad se usa con fines industriales".

Sobre la "procedencia de la energía consumida en Estados Unidos" (P. 77):

- Un 29% procede del petróleo importado.
- Un 11% del petróleo propio.
- Un 24% del carbón.
- Un 19% del gas natural (metano).
- Un 8% de la energía nuclear.
- Un 8% de otras fuentes (solar, hidroeléctrica, eólica, biomasa, geotérmica).

Sobre "el coste por kilovatio-hora de varias fuentes de energía (sin incluir el coste de la central ni del tendido que suministra la electricidad) (P. 78):

- Carbón: 0,4 - 0,8 centavos (40-80 $ por tonelada).
- Gas natural: 3,4 centavos (35 $ por cien mil metros cúbicos).
- Gasolina: 11 centavos ( 1$ por litro).
- Batería de coche: 21 centavos (50 $ por una batería nueva).
- Batería de ordenador: 4 $ (100 $ por una batería nueva).
- Pila AAA: 1 000 $ (1,50 $ por batería).

Todo lo anterior influye en el desarrollo de los países, por ejemplo, "los automóviles se diseñaron en una época en que el petróleo era barato y nos acostumbramos a usarlos como si el precio de la gasolina no fuese a subir nunca. En los países donde el carburante es caro -como en Europa-, hay más medios de transporte público". (P. 79).

El libro da números gordos para tener un conocimiento simple de distintos temas. Por ejemplo, "la potencia  de la luz solar al incidir en la superficie de la tierra es aproximadamente de" (P. 83):

- 1 kilovatio por metro cuadrado.
- 1 caballo de potencia por metro cuadrado.
- 1 gigavatio por kilómetro cuadrado.

El problema actual de la energía solar es el porcentaje de aprovechamiento de esa potencia y su "verdadero potencial reside en un abaratamiento sustancial de las placas". (P. 85).

En el apartado dedicado a la energía solar, como no podía ser de otra manera, España tiene un hueco. El gran problema de este tipo de energía es el coste. Como ejemplo, "La electricidad generada por la central, central de energía solar en Sanlúcar la Mayor, cuesta unos 20 céntimos de euro por kilovatio-hora (frente a los 7 céntimos que cuesta la generada por combustibles fósiles). Esta central tan poco económica fue posible gracias al Real Decreto 436 del año 2004 que promulgó el Gobierno español para subvencionar la operación y satisfacer los requisitos del Prtocolo de Kioto sobre emisiones de CO2. [...] También se esperaba que la propia construcción de la central terminase revelando alguna fórmula de ahorro". (P. 88).

El autor escribe sobre la cota máxima de producción del petróleo, aunque hay gente como Daniel Yergin que discuten eso. (P. 93).

Sin duda la mayor competencia para el petróleo es el carbón, porque "es barato y -por desgracia para la OPEP- abundante en los países que más energía necesitan: EEUU, China, Rusia y la India. Siempre que el precio del crudo supere los 50 $ por barril, estos países pueden echar mano de sus reservas de carbón y convertirlas en petróleo mediante una serie de reacciones químicas conocidas como 'proceso de Fischer-Tropsch'. El método consiste básicamente en combinar el carbón con el hidrógeno del agua para obtener hidrocarburos, las moléculas fundamentales del petróleo. [...] Las plantas de Fischer-Tropsch son caras de construir, y nadie quiere invertir la suma necesaria mientras no exista la certeza de que el precio del petróleo vaya a mantenerse alto". (P. 94).

Sobre la cuestión de "¿Cuándo se agotará el carbón? EEUU tiene unas reservas enormes. Se sabe a ciencia cierta que existen unos dos billones de toneladas, pero puede que haya el doble. En la actualidad los estadounidenses consumen unos mil millones de toneladas anuales. Si el consumo no aumenta, las reservas les durarán más de mil años". (P. 95).

Ya en el capítulo de Nucleares hay un dato clave: "según los cálculos más fiables, de todas las víctimas de la bomba atómica de Hiroshima, menos de un dos por ciento murió de cáncer provocado por la radiación". (P. 99). Aclarando más tarde que "el verdadero motivo de que fueran tan pocas las víctimas de los bombardeos que murieron de cáncer no es que la radiación sea inocua, sino que casi todos aquéllos que recibieron una dosis radiactiva elevada murieron por otras causas". (P. 109). La causa de la muerte de tantas personas fue debida a "la enorme cantidad de energía que generaron. esta energía creó una inmensa bola de fuego de gas caliente a alta presión que, al expandirse rápidamente, dio lugar a una explosión y a una onda expansiva que destruyeron edificios y otras estructuras. Las dos ciudades quedaron reducidas a cenizas, pero no a causa de la explosión inicial, sino de la tormenta de fuego desencadenada por la altísima temperatura". (P. 137).

"La 'radiactividad' es la explosión del núcleo, el minúsculo centro del átomo que contiene casi toda la masa y energía". (P. 101).

"La 'radicación' es el nombre de los fragmentos que salen despedidos cuando explota el núcleo. [...] Salen despedidos a una velocidad enorme que , en ocasiones, se acerca o alcanza la de la luz. Cuando estas esquirlas penetran en nuestro cuerpo, hacen añicos nuestras moléculas. Si acaban con un número suficiente de células, moriremos enseguida. Y aunque las lesiones sean de menor envergadura, también puden se cancerígenas.

El perjuicio causado al cuerpo se mide en una unidad denominada 'rem'. si alguien recibe en todo el cuerpo una dosis de 100 rem, lo más probable es que ni lo note. su organismo reparará casi todas las lesiones y ni siquiera caerá enfermo.

[...] Si una persona recibe 200 rem, se pondrá enferma. [...] Se le caerá casi todo el pelo, sufrirá náuseas y se sentirá agotado.

[...] A 300 rem, la probabilidad de muerte llega al 50 %, a menos que el enfermo reciba una transfusión de sangre y otros tratamientos médicos intensivos. [...] Una dosis de 1000 rem incapacitaría a cualquier personas en cuestión de horas". (P. 102).

La radioterapia es eficaz porque "las células cancerosas, que son más vulnerables a la radiación que las células normales, probablemente porque dedican toda su energía metabólica acrecer desaforadamente, no a reparar los daños sufridos". (P. 103).

Respecto al cáncer: "los humanos ya tenemos un 20% de probabilidades de morir de cáncer aunque no estemos expuestos a ninguna radiación de origen artificial". (P. 107).

Todo lo anterior plantea problemas que debe solucionar un futuro presidente, como la evacuación de una región como en el desastre de Chernóbil. Donde "el riesgo de sufrir cáncer "aumentó de un 20 a un 21,8 %".  Pero que "en una población de 30 000 personas, ese 1,8 % de más representaría 500 cadáveres más". (P. 111).

Otro peligro, sin evidencia científica hasta hoy, instalado en la mente de mucha gente, es el peligro de la radiación de microondas de los teléfonos móviles. Pero el autor asegura que el no "es de raíz física, sino lingüística". Ya que "las microondas son fotones con una energía sumamente baja que depositan en forma de calor". [...] Dado que las microondas no rompen las moléculas de ADN del organismo -salvo que lleguen a quemarlo y carbonizarlo-, no entrañan ningún riesgo cancerígeno semejante a los que sí pueden representar otras radiaciones energéticas (incluida la luz solar)". (P. 130).

Otro peligro de "las armas nucleares de un megatón o más de potencia" es la lluvia radiactiva. "Término con el que se conocen los fragmentos resultantes de la fisión de uranio y plutonio en el interior de la bomba. [...] Si todo ello permaneciese flotando en el aire a gran altura, la radiactividad de los fragmentos de la fisión no causaría mayores daños; buenas parte de la radiactividad inicial consiste en elementos de semivida breve, luego si estos elementos se quedan varias horas en el aire, se desintegrarán. Pero si los desechos radiactivos se mezclan con tierra u otros materiales del suelo, el peso de esta combinación hará que vuelva a caer, con lo cual la radiactividad regresará a la superficie. Esta precipitación radiactiva puede abarcar áreas muy extensas y provocar más muertes que la explosión propiamente dicha". (P . 153).

Para la pregunta: "¿Puede un reactor nuclear explotar como una bomba atómica?". La respuesta es negativa. (P. 174).

Otro de los apartados del libro está dedicado a los residuos radiactivos, donde habla, como ejemplo de cementerio nuclear, de Yucca Mountain. El autor indica que "el debate público no tiene en cuenta [...] el hecho de que la extracción de minerales, ya de por sí, haya servido para reducir la radiactividad del terreno". (P. 191). También escribe que "cuando nos preocupamos por peligros desconocidos y misteriosos, perdemos perspectiva", al indicar que "el estado de Colorado [...] contienen (sus rocas superficiales) cerca de mil millones de toneladas de uranio*". (P. 192).

*"La cifra se basa en el hecho de que el granito normalmente contiene cuatro millonésimas partes de uranio. He calculado que la cuenca de las Rocosas de Colorado mide 300 por 400 km, y sólo he tenido en cuenta las rocosas desde la superficie hasta una profundidad de 1 km". (P. 383, nota 37).

En el capítulo dedicado al espacio, el autor explica porque "espiar desde el espacio no es tan fácil como mucha gente piensa. No es verdad que haya satélites espía vigilando constantemente la entera superficie de la tierra". (P. 224).

"El envío de astronautas al espacio representa un coste enorme tanto humano como financiero", por lo tanto "si los fines de las misiones espaciales son de veras científicos, lo suyo es mandar robots, no personas". (P. 242). Más adelante: "El transbordador espacial es una proeza de ingeniería; es el sueño del hombre en el espacio hecho realidad; es una aventura. pero ni es seguro, ni se puede hacer que lo seas, ni persigue fines científicos". (P. 244).

Ya dentro del tema del calentamiento global, una interesante reflexión: "Conviene ser humildes y reconocer que, por mucho que una teoría ofrezca una explicación lógica de lo que ocurre, podría no ser verdadera". (P. 276).

Para los cálculos sobre el calentamiento global se recurre a programas informáticos, pero hay muchas variables y dificultadas para llegar a resultados satisfactorios. Hay muchas formas de transferencia de energía, las formaciones nubosas son difíciles de modelar, la transferencia de calor es vertical y horizontal, la respuesta de la Tierra al calentamiento complica el problema, como resultado tenemos "unas conclusiones sumamente inciertas que no permiten asegurar al 100% que el CO2 aumente la temperatura". (P. 288). Pero en un artículo reciente el autor llega a conclusiones distintas:
As carbon dioxide emissions increase, the temperature should continue to rise. I expect the rate of warming to proceed at a steady pace, about one and a half degrees over land in the next 50 years, less if the oceans are included. But if China continues its rapid economic growth (it has averaged 10 percent per year over the last 20 years) and its vast use of coal (it typically adds one new gigawatt per month), then that same warming could take place in less than 20 years.
De hecho hay gente que defiende que el CO2 no es tan perjudicial y tiene múltiples beneficios.

Las tergiversaciones y exageraciones son constantes, por ejemplo "la atribución del huracán Katrina al calentamiento global, aunque no haya ninguna prueba científica que los relacione". (P. 300). Pero como explica el autor "cuando los científicos exponen sus argumentos ante la opinión pública, la precaución no se interpreta como señal de solvencia científica, sino como síntoma de debilidad. Entre los físicos, en cambio, ocurre todo lo contrario". Pero al final reconoce que "los políticos tienen razón. Si la cuestión se embrolla, la gente aplazará cualquier decisión, pero si se exagera, hay más probabilidades de que acepten el liderazgo de sus dirigentes...y de salir en los telediarios". ( (P. 301).

Un ejemplo de fallo en los modelos es que "el deshielo de la Antártida que registraron los científicos, lejos de ratificar las predicciones de calentamiento global, las desmentía. [...] El calentamiento global hace que aumente la evaporación de los océanos; cuanto este exceso de vapor llega al Polo Sur, cae en forma de nieve". (P. 303).

El autor responde a la pregunta de "¿Quién mató a la economía del hidrógeno?". No son las compañías petrolíferas, "fueron las propiedades físicas del hidrógeno". Efectivamente "el hidrógeno, en estado líquido, tiene unas tres veces más energía por kilo que la gasolina y unas tres veces menos energía por litro que la gasolina". Es decir, "la autonomía del coche sería tres veces menor que la actual" con hidrógeno líquido. Si se usa hidrógeno comprimido un depósito de 70 litros "apenas nos permitirían recorrer de 20 a 70 km entre repostaje y repostaje". (P. 328). Además de que "el hidrógeno no se recoge, se fabrica". Es decir, "el hidrógeno no es una fuente de energía; tan sólo es un medio de transportar energía". (P. 329).

"Las baterías de alto rendimiento son muy caras y lo normal es que haya que sustituirlas cada setecientas cargas". Es decir, que "lo realmente caro de las baterías de gran calidad no es recargarlas sino sustituirlas". (P. 330-331).

Con el grado de desarrollo actual "la energía solar sólo es una opción para gente adinerada que quiera reducir sus emisiones de CO2. En países en vías de desarrollo como China o la India, es demasiado cara para sustituir al carbón como fuente de energía". (P. 334). Basta leer a Antón Uriarte para hacerse una idea de la importancia del Carbón en la economía mundial.

¿Es bueno reciclar? Si nos centramos en bajar las emisiones de CO2 "no es bueno reciclar periódicos ni usar plásticos biodegradables. [...] El motivo es que la biodegradación, a fin de cuentas, consiste en bacterias que consumen compuestos de carbono y los convierten en CO2.

En teoría, podríamos reducir el CO2 plantando árboles, pero sólo si luego nos cuidásemos muy mucho de usarlos para hacer leña. Dejar que se pudran tampoco ayuda: la putrefacción no es más que una combustión lenta". (P. 335).

Un concepto con el que estoy totalmente de acuerdo es el que indica para que "el ahorro energético sea eficaz debe ser un ahorro confortable", es decir, hay que "mantener el de confort que uno desee, economizando dinero al mismo tiempo". (P. 342).

Un ejemplo de lo anterior son "las bombillas fluorescentes de rosca" que "producen la misma cantidad de luz que las viejas bombillas de tungsteno y consumen cuatro veces menos electricidad". (P. 343).

Otro ejemplo es usar "tejados pintados con colores fríos" en edificios situados en lugres cálidos. Pero no necesariamente tienen que ser de color blanco, se pueden usar pinturas, incluso negras o marrones, que reflejen "la radiación infrarroja pero absorba la visible, pues resulta que más de la mitad de la energía de la luz solar reside en los infrarrojos". (P. 345).

Cada día es necesaria menos energía para "producir un dólar de PIB en Estados Unidos". Es la conocida como Ley de Rosenfeld. (P. 347).

El autor analiza el fenómeno de la agflación, que es causada directamente por el uso del maíz para la fabricación de etanol. Como ejemplo, "una quinta parte del maíz que se cultiva en Estados Unidos se destina a la fabricación de etanol". La pregunta es: "¿De veras tiene sentido hacer todo esto para reducir las emisiones de CO2 en un 13%?". De hecho "el etanol de maíz apenas ofrece ventajas como combustible limpio". (P. 356-7).

Para terminar, una predicción del autor: "es muy posible que la energía solar termine siendo uno de los principales recursos energéticos". (P. 359). Veremos.

El libro es mucho más que estos apuntes que he hecho. Me ha entretenido y he aprendido muchas cosas, lo recomiendo para personas con interés en saber el porqué de las cosas desde un punto de vista científico, el más adecuado sin ninguna duda.


Titulo: Física para futuros presidentes.
Título original: Physics for future presidents.
Autor: Richard Muller.
Editorial: Antoni Bosch.
Fecha: 2008.
Traductor: Víctor Úbeda.
Páginas: 414.