Los simpatizantes del Che Guevara conmemoran un aniversario más del
fallecimiento del revolucionario, que tuvo lugar hace treinta y ocho años en
la quebrada del Yuro, en Bolivia. Es un momento apropiado para abordar diez
mitos que mantienen vivo el culto de Guevara.
|
La última vez que visité el Museo de Arte Moderno de Nueva York, un
estudiante estadounidense que lucía una camiseta del Che Guevara y una boina
llamó mi atención (la casualidad de que Nicole Kidman ingresaba al recinto en
ese mismo instante acaso tuvo algo que ver con que me percatara de él). Le
pregunté amablemente qué era exactamente lo que admiraba tanto de ese hombre.
He aquí las diez razones que mencionó, y mis respuestas.
1. Estaba en contra del capitalismo. En realidad, Guevara era
partidario del capitalismo de Estado. Se oponía al sistema salarial, denunciado
en la jerga marxista como la "apropiación de la plusvalía", solamente
cuando se trataba de empresas privadas. Pero convirtió la "apropiación de
la plusvalía de los trabajadores" en todo un sistema estatal. Un ejemplo
de esto son los campamentos de trabajo forzado que apoyó, comenzando con el de
Guanahacabibes en 1961.
2. Hizo a Cuba independiente. En realidad, maquinó la colonización
de Cuba por parte de un poder extranjero. Contribuyó a convertir Cuba en una
cabecera de playa temporal del poder soviético (selló el trato en Yalta). Como
responsable de la "industrialización" de Cuba, fracasó en el objetivo
de poner fin a la dependencia del país con relación al azúcar.
3. Abogó por la justicia social. En realidad, ayudó a arruinar la
economía al distraer los recursos hacia industrias que terminaron en el fracaso
y redujo a la mitad la cosecha de azúcar, el soporte de Cuba, en el término de
dos años. El racionamiento comenzó bajo su administración de la economía
isleña.
4. Se enfrentó a Moscú. En realidad, obedeció a Moscú hasta que
Moscú decidió pedirle algo a cambio de masivas transferencias de dinero a La
Habana. En 1965 criticó al Kremlin porque había adoptado lo que él denominaba
la "ley del valor". Luego viró hacia China en vísperas de la
Revolución Cultural, una de las historias de terror del siglo XX. Simplemente
cambió de lealtades dentro del campo totalitario.
5. Se conectó con los campesinos. En verdad, murió precisamente
debido a que no pudo "conectarse" con ellos. "Las masas
campesinas no nos ayudan en absoluto", escribió en su diario boliviano
antes de ser capturado –un modo apropiado de describir su viaje a través de la
campiña boliviana tratando de provocar una revolución que ni siquiera consiguió
obtener la ayuda de los comunistas bolivianos (ellos eran lo suficientemente
realistas como para darse cuenta de que los campesinos no deseaban una
revolución en 1967; ya habían tenido una en 1952).
6. Fue un genio guerrillero. En realidad, con la excepción de
Cuba, todo esfuerzo guerrillero que ayudó a instaurar fracasó penosamente. Tras
el triunfo de la revolución cubana, Guevara estableció ejércitos
revolucionarios en Nicaragua, la República Dominicana, Panamá y Haití, todos
los cuales fueron aplastados. Más tarde persuadió a Jorge Ricardo Masetti de
que condujese una incursión fatal en la Argentina desde Bolivia.
El papel de Guevara en el Congo en 1965 fue tragicómico. Se alió con
Pierre Mulele y Laurent Kabila, dos carniceros, pero se vio envuelto en tantas
desavenencias con el segundo –y las relaciones entre los combatientes cubanos y
los congoleños fueron tan tensas– que tuvo que escapar. Finalmente, su
incursión en Bolivia culminó en su deceso (que sus seguidores conmemoraron el 9
de octubre).
7. Respetó la dignidad humana. En realidad, tenía el hábito de
apoderarse de la propiedad ajena. Ordenaba a sus seguidores que asaltasen
bancos ("Las masas que luchan están de acuerdo con asaltar los bancos
porque ninguno de ellos tiene un centavo en los mismos"), y, tan pronto
como el régimen de Batista colapsó, ocupó una mansión y se apropió de ella –un
caso de expeditivo de expropiación con fines públicos de estirpe revolucionaria
(sin justiprecio).
8. Sus aventuras eran una celebración de la vida. Más bien, fueron
una orgía de muerte. Ejecutó a muchas personas inocentes en Santa Clara, en el
centro de Cuba, donde operó su columna durante la última etapa de la lucha
armada. Después del triunfo de la revolución estuvo al mando de la prisión La
Cabaña durante medio año. Allí ordenó la ejecución de cientos de prisioneros,
ex hombres de Batista, periodistas, empresarios y otros. Unos pocos testigos,
incluidos Javier Arzuaga (el capellán de La Cabaña) y José Vilasuso (que
pertenecía al grupo encargado del proceso judicial sumario), me brindaron
recientemente sus dolorosos testimonios.
9. Era un visionario. Su visión de América Latina era en realidad
bastante borrosa. Consideremos, por ejemplo, su opinión de que los guerrilleros
debían operar desde el campo porque allí era donde vivían las masas luchadoras.
En realidad, desde los años 60 la mayoría de los campesinos han abandonado
pacíficamente el campo, en parte debido al fracaso de la reforma agraria, la cual
ha obstaculizado el desarrollo de una agricultura basada en la propiedad y de
las economías de escala con reglamentos absurdos que prohíben toda clase de
convenios privados.
10. Estaba en lo cierto respecto de los Estados Unidos. Predijo
que Cuba superaría el PBI per cápita de los Estados Unidos para el año 1980.
Hoy día, la economía de Cuba apenas puede sobrevivir gracias al subsidio
petrolero de Venezuela (cerca de 100.000 barriles diarios), una forma de
limosna internacional que no habla demasiado bien de la dignidad del régimen.
© AIPE
Álvaro Vargas Llosa, director del Center on Global Prosperity en
The Independent Institute y autor, entre otras obras, de Rumbo a la libertad(Planeta).