Imágenes del sol del Solar Dynamics Observatory en su primer año de vida. Disfrútenlo.
Vía Amazings.
“Ningún poder en la tierra podrá arrancarte lo que has vivido.” Viktor Frankl
Chernobyl: 25 años después por Manuel Fernández Ordóñez
En este artículo (here in English) vuelve a quedar claro que lo que sucedió en Chernobyl fue culpa del régimen comunista. Comparemos con Fukushima:
Chernobyl: 25 año después por Manuel Fernández Ordóñez.
"Por las calles de Prypiat se veían soldados con trajes y máscaras para la radiación. La gente paseaba con carritos de bebé y preguntaban a los militares si sucedía algo. Ellos lo negaban. En Fukushima se han evacuado pueblos porque la dosis potencial que iban a recibir en un año sería superior a 20 mSv (en todo el año). En la Avenida Lenin de Prypiat, el día 26 por la tarde, había 70 mSv, ¡cada hora! Hasta 36 horas después del accidente no decidieron evacuar la ciudad. A esa hora se medían en la Avenida Lenin 100 mSv/h y los habitantes que se montaron en aquellos 2.700 autobuses habían recibido ya más de 1.000 mSv mientras el Partido callaba, negaba y ocultaba. Cada uno de esos habitantes había recibido una dosis equivalente a si hubieran estado una hora entera metidos en el edificio de turbinas de la central de Fukushima, con las miles de toneladas de agua contaminada".
Se cumplen ahora 25 años de la ignominia perpetrada en la central nuclear de Chernobyl. En estos días rendimos homenaje a los cientos de miles de hombres que fueron sacados de sus casas "voluntariamente" a lo largo y ancho de la Unión Soviética para tratar de arreglar uno de los últimos desvaríos de un régimen totalitario, opresor y sin escrúpulos que no quiso desvanecerse sin antes originar una de las tragedias más famosas de la historia de la humanidad.
Cuando una central nuclear se queda sin electricidad exterior, utiliza unos generadores diésel de emergencia para hacer funcionar sus sistemas de seguridad y enfriar los reactores. En Chernobyl había varios de esos generadores diésel. Éstos debían tardar entre 10 y 15 segundos en ponerse en marcha ante un evento de pérdida de electricidad. En Chernobyl tardaban entre 60 y 75 segundos, lo cual era inadmisible. Sin embargo la central llevaba años funcionando en esas condiciones inseguras, algo que jamás sucedería en una central occidental ¿Es esto culpa de la energía nuclear? Decidieron entonces realizar un experimento para ver si podían obtener energía de otro sitio durante esos 60-75 segundos de espera. Este experimento se había intentado previamente en 1982, otra vez en 1984 y un vez más en 1985. Todas ellas fallidas. ¿Es culpa de la energía nuclear que se intentara nuevamente en 1986?
Para la realización de ese experimento violaron, a propósito, la mayoría de normas de seguridad imaginables en una central nuclear. Desactivaron los sistemas de emergencia de refrigeración del reactor, desactivaron los sistemas de protección del reactor, continuaron con el experimento cuando el reactor estaba fuera de control e incluso, el ingeniero jefe Dyatlov, amenazó al operador Toptunov cuando éste quiso detener el experimento. En definitiva, varios conductores inexpertos conducían un tráiler cargado con nitroglicerina mientras bajaban un puerto de alta montaña pisando el acelerador a tope y habiendo cortado ellos mismos, previamente, los manguitos de los frenos. Consiguieron tomar una curva, dos, tal vez tres, pero a la cuarta... Eso fue Chernobyl, el 26 de abril de 1986 a la 1:23:40 de la madrugada. ¿De verdad fue culpa de la energía nuclear?
El día 28, a las nueve de la mañana, en la central nuclear sueca de Forsmark detectaron niveles elevados de radiactividad. Horas después llamaron a Moscú para preguntar si había sucedido algo. Moscú lo negó. El día 30 un satélite norteamericano apuntó hacia Ucrania y descubrió lo sucedido, Moscú lo seguía negando. El modus operandi propio, ocultista e indecente de un estado podrido y en descomposición ¿También esto es culpa de la energía nuclear?
Se sabe que una dosis de 15.000 mSv provoca la muerte en pocos días. Encima del reactor se medían hasta 35.000 mSv/h (muerte en 20 minutos) y se obligaba a los pilotos de los helicópteros a sobrevolar el reactor para lanzar sacos con diversos materiales. En cada vuelo recibían 50-60 mSv y algunos de ellos realizaban más de 30 vuelos al día, "voluntariamente". El tejado del reactor estaba lleno de escombros con actividades de hasta 15.000 mSv/h. Ni siquiera los robots aguantaban esa radiación. Se trajeron entonces a 350.000 "voluntarios", bio-robots que hacían turnos de menos de un minuto y cogían trozos del reactor con las manos. La culpa de esto, por supuesto, de la energía nuclear.
Yekaterina Ivanenko, una policía de Prypiat, estaba de guardia en una garita en frente del reactor 4. Nadie tuvo la delicadeza de decirle que se retirara de su puesto, en el que permaneció toda la noche del accidente. Murió cuatro semanas después por síndrome de radiación aguda. Una suerte similar sufrió Klaudia Luzganova, que estaba de guardia en el edificio de combustible gastado a 200 metros del reactor 4. Permaneció también en su puesto, con la disciplina propia del régimen al que representaba. Aguantó hasta Julio, la dosis recibida esa noche terminó con su vida. La culpa de estas dos muertes, ¿también de la energía nuclear?
Por las calles de Prypiat se veían soldados con trajes y máscaras para la radiación. La gente paseaba con carritos de bebé y preguntaban a los militares si sucedía algo. Ellos lo negaban. En Fukushima se han evacuado pueblos porque la dosis potencial que iban a recibir en un año sería superior a 20 mSv (en todo el año). En la Avenida Lenin de Prypiat, el día 26 por la tarde, había 70 mSv, ¡cada hora! Hasta 36 horas después del accidente no decidieron evacuar la ciudad. A esa hora se medían en la Avenida Lenin 100 mSv/h y los habitantes que se montaron en aquellos 2.700 autobuses habían recibido ya más de 1.000 mSv mientras el Partido callaba, negaba y ocultaba. Cada uno de esos habitantes había recibido una dosis equivalente a si hubieran estado una hora entera metidos en el edificio de turbinas de la central de Fukushima, con las miles de toneladas de agua contaminada.
Parece ser que para muchos, cuando alguien muere tiroteado, la culpa es de la bala. Yo prefiero culpar al que aprieta el gatillo. Pero ustedes pueden seguir culpando a la energía nuclear si quieren. Hasta 18 días después no se dirigió Gorbachov a su pueblo. Para entonces miles de niños habían bebido leche altamente contaminada con yodo-131 ante el silencio de su gobierno, que miró para otro lado. Miles de cánceres de tiroides que se diagnosticarían en el futuro y un número indeterminado de muertos por la nefasta gestión del accidente llevada a cabo. Por eso la escala INES de accidentes nucleares debe ser modificada, porque Fukushima no será nunca como Chernobyl, porque lo de Japón fue un accidente y lo de la Unión Soviética una masacre. Porque en los regímenes sin libertad la vida humana no vale casi nada, ni siquiera la de los suyos.
Manuel Fernández Ordóñez es doctor en física nuclear.
What we’ve learned about Obama (and power) by Russ Roberts
Cambien Obama por Zapatero y el artículo es válido igualmente.
Quién iba a pensar que el gobierno presidido por Zapatero iba a vender bombas de racimo a Gadafi hasta 2007, y ahora apoyar una guerra contra Libia, en vez de promover la alianza de civilizaciones, o justificar el asesinato de Osama bin Laden.
What we’ve learned about Obama (and power) by Russ Roberts. (En español)
Go back to the campaign of 2008, McCain (remember him?) and Obama. Suppose in the middle of the campaign, someone returned from the future and told you that by 2011, the President of the United States will have kept Guantanamo Bay open, launched a war against Libya, and crossed covertly into an ally’s territory to assassinate Bin Laden. Who would you think that would be? McCain or Obama?
Couldn’t be Obama. The man who was repulsed by American exceptionalism, who pledged to close Guantanamo Bay, the man who said the way to deal with bad guys is to talk to them, not attack them.
What happened?
Three possibilities come to mind. The first is that politicians on the campaign trail lie and dissemble. They need to motivate their base, craft an image, and so on.
The second possibility comes from a CIA economist who told me in the middle of the 2008 campaign that when Obama becomes President, he’ll know what Bush knows (meaning horrific and frightening classified information) and he’ll do the same thing as Bush.
The third possibility is that when you get into power, you change. It’s fun to play video games with real lives. You can’t help yourself. It’s easy to convince yourself (given that classified information) that you have no choice.
I think it’s a mix of two and three. I think Obama the candidate really thought he would be different. President Obama is not so different.
Sobre el asesinato de Osama bin Laden y los valores de una civilización
Don Boudreux escribe sobre el asesinato de Osama bin Laden, concluyendo que esa acción no muestra nada bueno de una civilización, en este caso la occidental.
Estoy totalmente de acuerdo con él, al igual que con este artículo de Robert Higgs.
Artículo en español.
American Exceptionalism by Donald Boudreaux.
Estoy totalmente de acuerdo con él, al igual que con este artículo de Robert Higgs.
Artículo en español.
American Exceptionalism by Donald Boudreaux.
I disagree with Holman Jenkins’s thesis – expressed in today’s Wall Street Journal - that the killing of Osama bin Laden “vindicates” American civilization. However necessary or just it was to kill Bin Laden, a civilization’s value is never measured by the skill and alacrity with which its government kills even the most deserving victims.
Secular and spiritual authorities have killed people for millennia. And these authorities have often employed impressive organizational talents and state-of-the-art techniques both to gather intelligence on the whereabouts of their prey and to perform the actually killings. In taking down Bin Laden, the U.S. government did what governments throughout the ages have regularly done. Success at this task does nothing to distinguish America from any of hundreds of other societies – societies present and past, good and bad, great and contemptible, civil and uncivil.
What does distinguish America and the west from most other civilizations (including the primitive one championed by Bin Laden) isn’t our élan for, and skill at, martial deeds, but our embrace of individual liberty – liberty that clears space for peaceful and creative commerce.
Our civilization is vindicated by our supermarkets full of food, by our shopping malls full of clothing, by our homes with solid floors and solid roofs and air-conditioning and automatic dishwashers, by iPads and smart phones and aspirin and antibiotics and Amazon.com, by the globe-spanning cooperation that makes these things real – and by the freedom from central direction and mind-numbing, soul-shriveling superstitions that have made so many other ‘civilizations’ sanguinary and hellish.
El ex Prisionero de Conciencia Miguel Galban relata algunas de sus vivencias dentro de las cárceles del régimen castrista
Entrevista a Miguel Galbán.
Así trata el régimen castrista a los que se atreven a pedir más libertad.
Su delito fue:
Así trata el régimen castrista a los que se atreven a pedir más libertad.
Su delito fue:
Me incriminaron de “Actos Contra la Independencia o la Integridad Territorial del Estado”, recibí una petición del Ministerio Fiscal de privación perpetua de libertad. Sancionado en la causa número cuatro del año 2003 de la Sala de los Delitos Contra la Seguridad de Estado de Tribunal Provincial de Ciudad de La Habana en un juicio sumario, repleto de arbitrariedades de todo tipo a veintiséis años de privación de libertad.
El periodo de encarcelamiento fue siete años, seis meses y seis días. Me mantuvieron desde el 18 de marzo hasta el 23 de abril en el tenebroso cuartel conocido como “Villa Marista”, la Sede Nacional de la Seguridad, después me trasladaron a la prisión de Agüica situada en el territorio matancero de Colon ( a más de 200 Kilómetros de mi residencia ). El 15 de junio del 2007 me enviaron para mi provincia La Habana para la cárcel Guanajay a 100 Km de mi vivienda, hasta el 18 de septiembre del 2010 que me llevaron para la penitenciaria Combinado del Este para la providente documentación necesaria para viajar a España.
La razón de mi detención era por mi actividad de periodismo independiente que consistía solamente en denunciar al mundo la verdadera realidad cubana La faena de perseguir la información, no solo exacta y veraz, sino asimismo atrayentes e impactantes, se me facilitaba debido a que continuamente siempre me encontraba moviéndome dentro de los territorios habaneros, en ocasiones incluso en el interior del país.
Mi periodismo resultó bastante crítico, verosimilitud y exhaustivo al régimen cubano, deducción concretas la alta penalidad que solicitaron y emitieron por mi labor reveladora.
También era directivo del Centro Laboral Sindical Independiente, mi función consistía en facilitarle a la oposición pacífica y a los trabajadores cubanos de elementos eficaces para la defensa de sus derechos sindicales y laborales.
El periodo de encarcelamiento fue siete años, seis meses y seis días. Me mantuvieron desde el 18 de marzo hasta el 23 de abril en el tenebroso cuartel conocido como “Villa Marista”, la Sede Nacional de la Seguridad, después me trasladaron a la prisión de Agüica situada en el territorio matancero de Colon ( a más de 200 Kilómetros de mi residencia ). El 15 de junio del 2007 me enviaron para mi provincia La Habana para la cárcel Guanajay a 100 Km de mi vivienda, hasta el 18 de septiembre del 2010 que me llevaron para la penitenciaria Combinado del Este para la providente documentación necesaria para viajar a España.
La razón de mi detención era por mi actividad de periodismo independiente que consistía solamente en denunciar al mundo la verdadera realidad cubana La faena de perseguir la información, no solo exacta y veraz, sino asimismo atrayentes e impactantes, se me facilitaba debido a que continuamente siempre me encontraba moviéndome dentro de los territorios habaneros, en ocasiones incluso en el interior del país.
Mi periodismo resultó bastante crítico, verosimilitud y exhaustivo al régimen cubano, deducción concretas la alta penalidad que solicitaron y emitieron por mi labor reveladora.
También era directivo del Centro Laboral Sindical Independiente, mi función consistía en facilitarle a la oposición pacífica y a los trabajadores cubanos de elementos eficaces para la defensa de sus derechos sindicales y laborales.
Y el trato en la prisión fue:
En la prisión de Agüica se convive con un régimen represivo de mayor severidad, esta sombría cárcel matancera, es un sitio de tortura y malos tratos considerados por el régimen como “Vanguardia” dentro de estos lugares de terror que imperan en mi Cuba actual.
Cuando llegué en la propia entrada de la penitenciaria había un cartel que reflejaba la realidad de lo que me iba a suceder dentro de este infierno castrista. Decía: “A llegado a Agüica, sino te ubicas te ubicamos“. Como lo podían hacer o lo realizan en estos momentos hay solo dos métodos malos tratos y golpizas.
Los pude apreciar con bastantes frecuencias durante los cuatros años y medios que me mantuvieron en ese sitio conocido en el argot presidiario como el centro de tortura de 15 y K , lugar donde radica la Dirección Nacional de Establecimientos Penitenciarios.
El torturador más represivo de ese sitio es el capitán Emilio Cruz Rodríguez, él en una ocasión me aplicó una técnica de asfixia, con la ayuda de varios esbirros, la cual consiste: con las dos manos sobre el cuello del detenido se utiliza los dedos para presionar la arteria carótida hasta que el reo esté a punto de desmayarse. La zona donde actuó estuvo varios días hematoma do contó con el beneplácito del Director de la unidad capitán Diosdados Muñoz More y el oficial de la SE Porfirio Peñate.
Cuando llegué en la propia entrada de la penitenciaria había un cartel que reflejaba la realidad de lo que me iba a suceder dentro de este infierno castrista. Decía: “A llegado a Agüica, sino te ubicas te ubicamos“. Como lo podían hacer o lo realizan en estos momentos hay solo dos métodos malos tratos y golpizas.
Los pude apreciar con bastantes frecuencias durante los cuatros años y medios que me mantuvieron en ese sitio conocido en el argot presidiario como el centro de tortura de 15 y K , lugar donde radica la Dirección Nacional de Establecimientos Penitenciarios.
El torturador más represivo de ese sitio es el capitán Emilio Cruz Rodríguez, él en una ocasión me aplicó una técnica de asfixia, con la ayuda de varios esbirros, la cual consiste: con las dos manos sobre el cuello del detenido se utiliza los dedos para presionar la arteria carótida hasta que el reo esté a punto de desmayarse. La zona donde actuó estuvo varios días hematoma do contó con el beneplácito del Director de la unidad capitán Diosdados Muñoz More y el oficial de la SE Porfirio Peñate.
The Reason We Reason by Jonah Lehrer
Excelente artículo en el cual se analiza la manera de razonar de las personas.
Artículo en español.
The Reason We Reason by Jonah Lehrer.
Let me tell you about a classic psychological study that I don’t believe. In the early 1980s, Amos Tversky and Thomas Gilovich began sifting through years of statistics from the Philadelphia 76ers. The psychologists looked at every single shot taken by every single player, and recorded whether or not that shot had been preceded by a string of hits or misses. All told, they analyzed thousands upon thousands of field goal attempts.
Why’d they do this? Tversky and Gilovich were interested in testing the “hot hand” phenomenon, which occurs when NBA players are convinced that they’re hot, on a roll, in the zone. (The sports cliches are endless.) While players, coaches and spectators were convinced the hot hand was real, the psychologists knew that humans are notoriously bad at detecting streaks. After all, we’re the same species that gets convinced we’re playing a “hot” slot machine.
After analyzing all the shots of the 76ers, the psychologists discovered that there was absolutely no evidence of “the hot hand.” A player’s chance of making a shot was not affected by whether or not their previous shots had gone in; each field goal attempt was its own independent event. The short runs experienced by the 76ers were no different than the short runs that naturally emerge from any random process. Taking a jumper was like flipping a coin. The streaks were a figment of our imagination.
The 76ers were shocked by the evidence. Andrew Toney, the shooting guard, was particularly hard to convince: he was sure that he was a streaky shooter, and went through distinct “hot” and “cold” periods. (Toney is still regarded as a great clutch player. Charles Barkley has called him “one of the best kept secrets in the history of the NBA.”) But the statistics told a different story. During the regular season, Toney made 46 percent of all of his shots. After hitting three shots in a row – a sure sign that he was now “in the zone” – Toney’s field goal percentage dropped to 34 percent. When Toney thought he was “hot,” he was actually freezing cold. And when he thought he was cold, he was just getting warmed up: after missing three shots in a row, Toney made 52 percent of his shots, which was significantly higher than his normal average.
But maybe the 76ers were a statistical outlier. After all, according to a survey conducted by the scientists, 91 percent of serious NBA fans believed in “the hot hand”. They just knew that players were streaky. So Tversky and Gilovich decided to analyze another basketball team: the Boston Celtics. This time, they looked at free throw attempts, and not just field goals. Once again, they found absolutely no evidence of hot hands. Larry Bird was just like Andrew Tooney: After making several free throws in a row, his free throw percentage actually declined. Bird got complacent, and started missing shots he should have made.
Why, then, do we believe in the hot hand? Confirmation bias is to blame. Once a player makes two shots in a row – an utterly unremarkable event – we start thinking about the possibility of a streak. Maybe he’s hot? Why isn’t he getting the ball? It’s at this point that our faulty reasoning mechanisms kick in, as we start ignoring the misses and focusing on the makes. In other words, we seek out evidence that confirms our suspicions of streakiness. The end result is that a mental fiction dominates our perception of the game.
Here’s where things get meta: Even though I know all about Tversky and Gilovich’s research – and fully believe the data – I still perceive the hot hand. I can’t help but watch the NBA playoffs and marvel at the streakiness of shooters, from Kobe to Rose. (Personally, I’d love to see an analysis of Ray Allen. If that man doesn’t show the hot hand, then it really doesn’t exist.) And I’m not alone in my stubborn skepticism. Red Auerbach, the legendary coach of the Celtics, reportedly responded to Tversky’s statistical analysis with a blunt dismissal. “So he makes a study,” Auerbach said. “I couldn’t care less.”
The larger question, of course, is why confirmation bias exists. This is the sort of mental mistake that seems ripe for fixing by natural selection, since it always leads to erroneous beliefs and faulty causal theories. We’d be a hell of a lot smarter if we weren’t only drawn to evidence that confirms what we already believe.
And this leads me to a fascinating and provocative new theory of reasoning put forth by Hugo Mercier and Dan Sperber. In essence, they argue that human reason has nothing to do with finding the truth, or locating the best alternative. Instead, it’s all about being able to argue with others:
Reasoning is generally seen as a mean to improve knowledge and make better decisions. Much evidence, however, shows that reasoning often leads to epistemic distortions and poor decisions. This suggests rethinking the function of reasoning. Our hypothesis is that the function of reasoning is argumentative. It is to devise and evaluate arguments intended to persuade.
In the most recent edition of Edge.org, there’s a great conversation with Mercier, now a post-doc at Penn. Mercier begins by explaining how the argumentative theory of human reason can explain confirmation bias:
Psychologists have shown that people have a very, very strong, robust confirmation bias. What this means is that when they have an idea, and they start to reason about that idea, they are going to mostly find arguments for their own idea. They’re going to come up with reasons why they’re right, they’re going to come up with justifications for their decisions. They’re not going to challenge themselves.And the problem with the confirmation bias is that it leads people to make very bad decisions and to arrive at crazy beliefs. And it’s weird, when you think of it, that humans should be endowed with a confirmation bias. If the goal of reasoning were to help us arrive at better beliefs and make better decisions, then there should be no bias. The confirmation bias should really not exist at all.But if you take the point of view of the argumentative theory, having a confirmation bias makes complete sense. When you’re trying to convince someone, you don’t want to find arguments for the other side, you want to find arguments for your side. And that’s what the confirmation bias helps you do.The idea here is that the confirmation bias is not a flaw of reasoning, it’s actually a feature. It is something that is built into reasoning; not because reasoning is flawed or because people are stupid, but because actually people are very good at reasoning — but they’re very good at reasoning for arguing. Not only does the argumentative theory explain the bias, it can also give us ideas about how to escape the bad consequences of the confirmation bias.
Needless to say, this new theory paints a rather bleak portrait of human nature. We like to think of ourselves as rational creatures, blessed with this Promethean gift of being able to decipher the world and uncover all sorts of hidden truths. But Mercier and Sperber argue that reason has little to do with reality, which is why I’m still convinced that those NBA players are streaky when they’re really just lucky. Instead, the function of reasoning is rooted in communication, in the act of trying to persuade other people that what we believe is true. We are social animals all the way down.
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