Benito Arruñada sobre los incentivos perversos que tienen los partidos políticos para actuar como lo hacen: "La pobreza del debate guarda así relación con nuestro pobre concepto de decisión social: no queremos elegir por nosotros mismos y entre opciones costosas, sino por persona interpuesta e, idealmente, entre magias alternativas. Tanto es así que, si un problema se enquista, lo achacamos a que falta «voluntad política» o «consenso»".
Miguel Ángel Quintana explica cómo combatir el populismo: "Urge pues una reforma que haga la justicia independiente en España y facilite (al contrario de lo que ha hecho la última reforma penal del PP) la persecución de la corrupción".
Luis Alberto de Cuenca:
En otro tiempo hubieras empleado la noche
en hablarle de libros y de viejas películas.
Pero ya eres mayor. Ahora sabes que a ellas
les aburren los tipos llenos de nombres propios,
que tu bachillerato les tiene sin cuidado.
De modo que le dejas tomar la iniciativa,
desconectas y finges que escuchas sus historias
que invariablemente -recuerdas de otras veces-
versan sobre el amor, los viajes, la dietética,
su familia, el verano, la buena forma física,
el más allá, las drogas y el arte postmodermo.
De cuando en cuando asientes, recorriendo sus ojos
con los tuyos, rozando levemente sus muslos,
y elevas a los cielos una angustiosa súplica
para que aquella farsa termine cuanto antes.
Pasarán, sin embargo, todavía unas horas
hasta que, ebria y afónica, se abandone en tus brazos
y obtengas la victoria pírrica de su cuerpo,
que, pese a los asertos de tres o cuatro amigos,
será muy poca cosa. Y, cuando esté dormida,
saldrás roto a la calle en busca de una taza
de café gigantesca, maldiciendo las copas
que arruinaron tu hígado en la estúpida noche
y pensando que, al cabo, merece más la pena
no comerse una rosca y hablarles de tus libros,
amargarles la vida con Shakespeare y con Griffith.
O buscarse una sorda para que nada falte.