Arcadi Espada escribe hoy sobre los horarios comerciales. Es algo que nunca entenderé, por qué alguien que tiene un comercio no puede abrirlo cuando le dé la gana. Es bueno para toda la población en general, y es bueno para el que abra. El que no abra tendrá sus razones pero no entiendo el porqué de coartar la libertad de unos en función de los caprichos de otros.
Destaco del texto de Espada:
Zapatero. Todo lo hace bien. Ahora quiere cambiar los horarios comerciales. Magnífico. Acabaré votándole. Esperanza Aguirre ya lo hizo muchos años antes y así Madrid es una ciudad civilizada donde uno puede comprar a cualquier hora del día (y de cualquier día) un libro. Por contraste la estúpida Barcelona, a cal y canto, dado que su loby de tenderos amenzan con una revolución árabe cada vez que se insinúa la posibilidad de que ¡otros! abran sus tiendas. El presidente tendrá que negociar su propuesta con las fuerzas políticas y sobre todo con los tenderos nacionalistas, sinécdoque fiel de un lugar sobreprotegido donde ya nadie ni nada se valen por sí mismo.