Autoridades se niegan a dar alimentos a prisionero cubanoamericano


Ropa que exigen usar a los prisioneros en las cárceles cubanas. Foto: Roberto J. Guerra.



Por Roberto de Jesús Guerra Pérez/ Hablemos Press.

La Habana, 7 de junio.- Rolando Lorenzo García Perera, recluido en una cárcel cubana, denuncia que las autoridades carcelarias se niegan a suministrarle alimentos en el centro penitenciario que lo recluye.

El martes, en una conversación telefónica con HABLEMOS PRESS, Lorenzo acusó a las autoridades de la prisión de Guanajay, ubicada en la provincia Mayabeque, donde se encuentra recluido, por negarse a darle alimentos.

"Lo nuevo que están haciendo conmigo, es tratar de doblegarme por hambre ya que no han podido por todos los métodos que han usado durante 11 años. Ahora están usando el más cobarde, matarme por hambre", declaró. 

Lorenzo, de 49 años de edad, cubano con residencia en la ciudad de Hialeah, Estados Unidos, fue condenado en el 2001 a 25 años de privación de libertad, acusado por un supuesto delito de Tráfico de Personas.

El pasado 16 de mayo, Lorenzo inició un ayuno -que abandonó días más tarde- en protesta porque las autoridades le niegan los derechos de ir a un soleador, recibir visitas familiares y conyugales porque rehúsa vestirse de preso.

El director de la cárcel, Joaquín Darías, alias El Hombre del Saco, "me dijo personalmente que la única opción que tenía para poder comer era ponerme la ropa de preso", agregó.

Desde el 30 de mayo, las autoridades carcelarias, sacan a los reclusos del destacamento, donde se encuentra Lorenzo, a comer afuera del penal.

"Ni lo dejan salir al comedor, ni le traen la comida desde hace una semana y todo esto es para doblegarlo", comentó el miércoles a HABLEMOS PRESSun reo, compañero de Lorenzo.

María Elena García Perera, hermana de Lorenzo, residente en Estados Unidos, escribió a HABLEMOS PRESS "mi hermano ya ha extinguido 11 años de la condena, y padece de muchas enfermedades, ocasionadas por la prisión, entre ellas 2 isquemias coronarias, diabetes mellitus, hipertensión, hipotiroidismo entre otras".

Debido a las enfermedades que padece Lorenzo, estuvo durante 16 meses internado en la sala para penados Carlos J. Finlay, del Hospital Militar de Marianao, en La Habana.

María Elena teme por la vida de su hermano "lo están matando lentamente e incluso le han prohibido a nuestra familia, la que está en Cuba, le lleve alimentos".

Los prisioneros que se niegan a usar la ropa establecida en las cárceles son golpeados y castigados.

Los activistas Luis Enrique Labrador y David Piloto denunciaron en abril que fueron golpeados y llevados a celdas de castigo por negarse a usar la ropa, en su condición de prisioneros políticos.

También Ramón Alejandro Muñoz, opositor preso, fue golpeado en los primeros días del mes de mayo y posteriormente llevado a una celda de castigo en la cárcel Combinado del Este, en La Habana, por no usar la ropa de preso.

Víctimas, 8 de junio: Antonio Ramos Ramírez y Raúl Suárez Fernández

Libertad Digital.



En torno a las 23:00 horas del día 8 de junio de 1986 el cabo primero de la Guardia Civil, ANTONIO RAMOS RAMÍREZ, es ametrallado en Mondragón (Guipúzcoa) por miembros de la banda terrorista ETA. La víctima no estaba de servicio, ni vestía el uniforme reglamentario, por lo que los etarras debían de conocer bien sus hábitos tras someterle a un período de seguimiento y vigilancia.
El atentado se produjo en el barrio de San Andrés, en el momento en que Antonio Ramos se acababa de introducir en su vehículo particular después de haber estado en un bar próximo. El guardia civil fue alcanzado en el corazón y el brazo izquierdo, quedando gravemente herido. Aunque fue trasladado de forma inmediata al centro asistencial de Mondragón por personal de la Cruz Roja, no pudo hacerse nada por su vida e ingresó cadáver.
El vehículo de Antonio presentaba un total de diez impactos (dos disparados desde el interior), por lo que el guardia civil debió de repeler la agresión, ya que en su mano tenía un arma que había sido disparada. El turismo quedó cruzado en la calle del Doctor Bañez, a poca distancia del bar en el que, hasta momentos antes de su asesinato, había estado.
Al día siguiente del asesinato de Antonio Ramos, un convoy de tres vehículos de la Guardia Civil fue atacado en Hernani (Guipúzcoa) mediante un coche-bomba, resultando heridos leves dos civiles. Además, ETA había enviado centenares de comunicados a embajadas, medios de comunicación extranjeros y agencias de viajes avisando de lo peligroso que era veranear en España, dando así comienzo a su particular campaña veraniega del terror. Pretendía de esta forma presionar violentamente los días previos a las elecciones generales que se iban a celebrar el 22 de junio, elecciones que ganó el PSOE por mayoría absoluta.
El asesinato del guardia civil está sin juzgar de momento. Años después, las Fuerzas de Seguridad señalaron a Luis Enrique Gárate Galarza, alias Zorro, como uno de los participantes en el atentado. Gárate fue detenido en el sur de Francia, en la localidad de Cognac, a unos cien kilómetros de Burdeos, el 9 de febrero de 2004. El etarra pretendía introducir en España, junto a Ibón Elorrieta Sanz, una furgoneta Renault Kangoo cargada con material explosivo y armas. Por este delito fue condenado en Francia a 16 años de prisión. En junio de 2006, España solicitó la extradición de Gárate Galarza, y en marzo de 2010 fue entregado temporalmente a España para ser juzgado por diversos atentados cometidos en la década de los ochenta.
Antonio Ramos Ramírez, de 28 años, estaba destinado en el cuartel de Oñate. Era natural de la localidad de Espera (Cádiz), aunque había vivido en Sevilla desde muy pequeño. Estaba casado con Carmen Rodríguez Muriel y tenía un hijo de 5 años, Alejandro. Su mujer estaba embarazada de seis meses y, según contaron los medios de comunicación, dio muestras de una gran serenidad durante la celebración del funeral de su marido. Sus restos mortales fueron enterrados en el cementerio de San Fernando en Sevilla.
Antonio Ramos ya había sufrido anteriormente un atentado terrorista. El 15 de octubre de 1983, minutos antes de las once de la noche, tres vehículos de la Guardia Civil circulaban por la carretera de acceso a la localidad guipuzcoana de Oñate, concretamente en el barrio de Zubillaga. Al pasar junto a una vieja tapia, varios etarras apostados en la oscuridad accionaron a distancia un artefacto, compuesto por explosivos y tornillos, que impactó en el vehículo que marchaba en primera posición. Como consecuencia de la explosión falleció prácticamente en el acto, por fractura de cráneo, el guardia civil José Reyes Corchado Muñoz. Ramos resultó herido leve, mientras que el conductor del vehículo, Francisco Borjas Reinoso, resultó ileso. Pese a ello Antonio, que llevaba ocho años destinado en el País Vasco, se había negado a pedir el traslado a otro destino menos peligroso.
Cinco años después, el 8 de junio de 1991 la banda terrorista ETA asesinaba a tiros en Rentería (Guipúzcoa) a RAÚL SUÁREZ FERNÁNDEZ mientras paseaba a su perro en torno a la medianoche. La víctima había sido sometida a un seguimiento previo, por lo que los miembros del grupo Ipar-Haizea de ETA conocían sus costumbres. Mientras Raúl caminaba por el paseo Iztieta de la localidad guipuzcoana, los etarras se acercaron a él y le pegaron varios tiros que provocaron su merte casi en el acto. Los pistoleros se ensañaron, además, con el perro, contra el que abrieron fuego hasta matarlo. La banda terrorista justificó el asesinato vinculando a la víctima con el tráfico de drogas en un comunicado publicado íntegramente en vasco en el diario Egin el 28 de junio.
En el asesinato de Raúl intervinieron nueve miembros de la banda, detenidos en agosto de 1991 y condenados por la Audiencia Nacional en 1995. Como autores de los disparos que acabaron con la vida de Raúl fueron condenados a 30 años los etarras José Ignacio Echevaría Pascual y José Arizmendi Oyarzábal. A 27 años, también como autores responsables de un delito de asesinato, fueron condenados Miguel Ángel Benaito Villagarcía, Miren Maitane Sagastume Arrieta e Iñaki Casas Cartón. Los tres fueron en coche con los autores materiales de los disparos hasta el lugar del crimen y les acompañaron en la huida. Por último, y en calidad de cómplices, fueron condenados a 18 años Alfonso Castro Sarriegui, Amaia Segurola Aguirre, Javier María Múgica Picabea y Asier Echevarría Mendiburu. Los cuatro habían realizado labores de vigilancia sobre los hábitos y rutinas de la víctima.
El etarra Alfonso Castro Sarriegui había sido policía municipal en Rentería o, más propiamente, era un topo de la banda terrorista dentro de la Policía Municipal. Su misión era pasar información al grupo Donosti de ETA sobre posibles objetivos.
La infiltración de etarras, o su captación posterior, en ayuntamientos, Hacienda Foral, Ertzaintza y Policía Municipal, por no hablar de los cargos electos de Herri Batasuna o de su personal de confianza que han colaborado en labores de información con la banda terrorista, ha sido una lacra en la lucha antiterrorista contra la que ha sido muy difícil actuar.
En el caso de la Policía Municipal, la infiltración de etarras ha aportado a la banda terroristainformación fundamental para cometer decenas de asesinatos. Los policías municipales no sólo tienen acceso a datos sobre movimientos de posibles víctimas, matrículas de vehículos, relaciones de algunos ciudadanos con el consumo o tráfico de drogas, itinerarios de las patrulas etc., sino que también acuden junto a las fuerzas de seguridad a los lugares donde se han cometido atentados, buena ocasión para conocer a los integrantes de los servicios de información o las matrículas de los vehículos que estos utilizan. Un ejemplo claro es el de Castro Sarriegui, que pasaba habitualmente información a los pistoleros de la banda sobre potenciales víctimas o para llevar a cabo otro tipo de acciones, como el robo de armas. Así, tras su detención en agosto de 1991, entre la documentación incautada había un plan para asaltar las dependencias de la Policía Municipal de Rentería y sustraer las pistolas reglamentarias.
Raúl Suárez Fernández tenía 24 años. Era natural de Rentería y estaba soltero. Según informó El Diario Vasco, pertenecía a una familia de Rentería conocida por el apodo de los Cocolisos. El joven asesinado "había sido detenido en diversas ocasiones acusado, fundamentalmente, de realizar varias sustracciones de vehículos".

Piscinas

Libertad Digital.

















Mercados de Sexo (1): Contratos de Largo Plazo (El Matrimonio)

Xavier Sala i Martín.

La crisis financiera y todo el tema bancario es importante (y por eso le dedico una parte de mi tiempo y de mis escritos a ello), pero entender por qué el hombre crea los contratos que crea es una pregunta mucho más interesante. Y uno de los contratos más importantes de la historia es el matrimonial. Si. Ya sé que los cristianos (¿Jordi Graupera?) dirán que es una cosa de Dios que reveló ese contrato directamente a algún profeta, pero yo como economista me pregunto: ¿Por qué las diferentes civilizaciones –Cristianas o no- han llegado a la conclusión de que la mejor manera de montar una familia es a través de un contrato indefinido o perpetuo? Fijaos que el contrato indefinido o perpetuo no existe en casi ninguna otra transacción: uno puede venderse la casa, el coche, o las acciones de Telefónica sin ningún problema pero “venderse” al marido o a la mujer (es decir, rescindir un contrato matrimonial ha sido imposible históricamente , aunque el coste se ha reducido substancialmente con las recientes leyes del divorcio sobre las que hablo al final de esta nota).

Y otra pregunta: ¿por qué históricamente tantas sociedades ligan ese contrato a que la mujer pague dinero al hombre (y no al revés) para acceder a ese contrato- un fenómeno que conocemos como “dote”?

Tradicionalmente, el contrato matrimonial acuerda la división del trabajo dentro de la familia y asigna diferentes “labores” a diferentes elementos familiares: la participación en la financiación de ésta, relaciones sexuales en términos de exclusividad (aunque algunas sociedades hacen excepciones al concepto de exclusividad como la Hindú, que aceptaba el sexo en grupo, o la de la Grecia clásica, que aceptaba que los hombres tuvieran relaciones sexuales con otros hombres o con niños en los famosos gimnasios o saunas), la procreación, y la supervivencia y educación de los hijos son las más importantes. Como en tantos otros contratos de la vida, en el contrato matrimonial tradicional, se asignan diferentes funciones a diferentes firmantes: la mujer aporta reproducción (maternidad), sexo, y cuidado de la casa y la familia. El hombre, por su parte, se encarga (insisto, tradicionalmente) de la comida y la manutención, aparte del sexo –también en régimen de exclusividad. Ese contrato existió desde la antigüedad hasta el Siglo XX, pasando por los 10.000 años de sociedades agrícolas y 200 años de revolución industrial.

¿Por qué existen esos contratos indefinidos? Pienso que la razón por la que se firmaba un contrato indefinido es que los principales “activos” o “aportaciones” femeninas (la reproducción) duraban pocos años (una mujer puede reproducir entre los 10-12 años y los 40 y la educación de los niños dura unos pocos años más) mientras que la de los hombres (manutención) duraba toda la vida. El contrato matrimonial, pues, protegía a la mujer que abandonaba su trabajar y se dedicaba a la reproducción y a la familia, una vez se le había pasado su periodo reproductivo y tendía a ser abandonada por el hombre a favor de otras mujeres en edad reproductiva. Es decir, el contrato matrimonial le dice a la mujer: “tu sacrificas tu juventud produciendo y educando niños para la familia, y cuando se te pasa el periodo de producir niños y tu marido tiene incentivos a cambiarte por otra hembra más joven, pues se lo impedimos por contrato”. Si no hubiera ese contrato, ¡la hembra no abandonaría su trabajo a favor de la producción familiar! La mujer sacrifica su juventud por la familia a cambio de que el hombre la mantenga una vez ya no está en edad de reproducción. De esa manera, todos salen ganando, pero todos salen ganando si el contrato es a perpetuidad.

Esa es la razón por la que no existía ninguna clausula escape como el divorcio. La pregunta es: pero ¿si todos salen ganando por qué demonios, históricamente, las mujeres han pagado dotes a los hombres para casarse? Aquí es donde, una vez establecido el contrato, el mercado determina el precio de firmarlo. Y aquí es donde la ley de la oferta y la demanda entra en vigor. En el “mercado” matrimonial, los hombres buscan mujeres y las mujeres buscan hombres (insisto en que hablo en términos históricos, cuando los matrimonios entre homosexuales no existían). Lógicamente, todos buscan y compiten por encontrar el “mejor partido”. En un mercado en el que los hombres intentan buscar a las “mejores” mujeres y viceversa, es posible que se produzca un “mismatch”. Es decir, puede suceder que muchos hombres compitan por pocas mujeres o al revés. Cuando eso sucede, la sociedad reaccionará creando instituciones donde se establece un precio (llamado dote) donde el que “desea” el matrimonio con más intensidad “paga” a la otra parte contratante. La pregunta es, ¿en qué dirección se produce el pago? En la mayor parte de civilizaciones, la mujer “paga” al hombre y, desde mi punto de vista, eso indica que la mayoría de mujeres “compite” por unos pocos hombres. Esa competencia hace que el precio se equilibre a favor del macho. ¿Por qué? Pues porque hombre y mujer tienen diferentes funciones dentro de la función de producción familiar: las mujeres aportan sexo y reproducción (¡históricamente! Insisto, históricamente, antes de que las mujeres del facebook se me echen encima!!!) y los varones sexo y manutención. La clave está en que la aportación sexual masculina es muy parecida entre todos los hombres. También entre las mujeres. En el tema reproductivo, todas las mujeres son bastante parecidas. La característica principal de los hombres, sin embargo, ofrece una ENORME HETEROGENEIDAD: hay unos pocos hombres muy ricos y poderosos (capaces de mantener el nivel de vida de una mujer a stándares estratosféricos) y muchos hombres muy pobres. Como la principal aportación del hombre a la producción familiar es la manutención, existe una enorme varianza en la “calidad” de los machos en el mercado matrimonial. Resultado: nos encontramos con muchas hembras compitiendo por pocos machos. El “precio de equilibrio” tiene que ser que las hembras pagan por los machos, es decir, aparecen las “dotes” donde las mujeres (o sus familias) pagan por casarse.
¡Pero en la actualidad no hay dotes!, pensaréis. Y es verdad.  ¿Qué ha pasado? Durante el siglo XX, la mujer empieza a incorporarse al mercado laboral de forma generalizada, la mujer se libera y ya no necesita de la protección del hombre una vez ella ha pasado su etapa fértil. Eso tiene dos implicaciones. La primera: el divorcio se generaliza. Como la mujer ya no abandona (tanto!) su carrera para producir hijos, pues ya no se necesita un contrato a perpetuidad que obligue al hombre a mantenerla una vez ella ha superado la etapa fértil de su vida. Por lo tanto, el contrato irreversible desaparece y aparece el divorcio. La segunda implicación es que las mujeres ya no solamente aportan hijos y sexo al matrimonio sino que también aportan dinero. Exactamente igual que los hombres. Eso hace que el atractivo femenino en el contrato familiar aumente su dispersión igual que la de los hombres. Es decir, ahora ya no sólo son las mujeres que compiten por los hombres capaces de mantener familias sino que los hombres también compiten por mujeres igualmente capaces de mantener familias. Eso hace que la ventaja de los hombres en el mercado matrimonial desaparezca y, con ella, las dotes.

En una futura entrega (llamada Mercados de Sexo (2): El Mercado Spot) escribiré lo que pienso sobre el mercado de sexo “spot” (lo que llamamos prostitución: un mercado enormemente importante desde el punto de vista económico con una paradoja que uno tiene que explicar: a diferencia de los mercados de sexo a largo plazo (como el matrimonio), en los mercados de sexo spot quien paga normalmente es el hombre y quien cobra es la mujer: ¿por qué?