Soberbio artículo de Jordi Pérez Colome en su mítico blog, Obamaworld.
Los periodistas cuentan lo que ven y lo que averiguan de otros. Hace apenas diez años, era necesario un medio para publicar lo que un periodista encontraba: una tele, una radio, un periódico. Era muy complicado. Ahora, gracias a internet, es más fácil publicar uno mismo. Pero gracias a las redes sociales también es más fácil hacer llegar información a los periodistas: se puede encontrar su correo, mencionarle en twitter, escribirle en facebook.
El último post de este blog se basaba en información de dos personas que me habían buscado. Hace 20 años si alguien tenía una información interesante debía ponerla en un sobre y dejarla en una redacción a la atención de alguien. Ya no es así. La información de este blog fue mejor gracias a esas fuentes imprevistas. Si los grandes medios las ignoran, allá ellos. Esas dos fuentes podrían haber publicado esa información directamente en internet. Es simple, pero no es tan fácil. El periodismo es un oficio no porque sea muy difícil de hacer: un periodista debe saber averiguar y comprobar hechos, y contarlos en orden; algo que se aprende en la escuela.
El secreto es que eso requiere más tiempo del que parece. Ningún post de este blog me ha llevado -entre leer o buscar información y escribir- menos de cinco o seis horas. Pocos tienen ese tiempo cada día. Si alguien lo tiene y sabe contrastar, ordenar y escribir, puede ser periodista.
No hace tantos años en España la carrera de periodismo no existía. No solo pasa con el periodismo, hay muchos negocios que son así: la mayoría de empresarios sabe de lo suyo porque han dedicado muchas horas a su trabajo, no porque lo hayan estudiado.
El periodista profesional no debe tener miedo a que los ciudadanos le quiten su labor. Tendrá trabajo porque descubrir qué pasa, escoger lo más importante y contarlo lleva tiempo y nadie más lo tiene. Además, la experiencia da ventaja. Antes circulaban pocas cosas y el medio escogía cuáles eran las importantes. Ahora circulan demasiadas -y muchas que no son verdad- y el medio debe escoger aún cuáles son las importantes.
Aunque ahora la selección no está solo en la mano de los periodistas: también los ciudadanos con ganas pueden escoger sus noticias preferidas. Con eso los periodistas hemos perdido peso, pero hay otras maneras de aprovechar las ganas que tienen los ciudadanos de participar en contar la realidad. Aparte de los que ya tienen su blog, he visto periodismo ciudadano de tres tipos. Escribo hoy porque esta semana han pasado noticias que ilustran los tres.
1. Las fuentes únicas. Tienen información exclusiva porque nadie tiene acceso. Podrían abrir blogs, hacer periodismo y serían visitados. Pero quieren tener más influencia y su objetivo es llegar a los grandes medios.
El mejor ejemplo ocurre en Siria. Casi no hay periodistas extranjeros y los pocos que hay se pueden mover poco. La información que sale de la mayoría de ciudades en revuelta es de ciudadanos que graban imágenes o buscan información. Hay grupos de activistas que se encargan de difundirla: “La gente en el terreno nos contacta, nos da información, imágenes, números de contacto, lo que tengan, y todo es procesado y diseminado en el país [Siria] y enviado a los medios internacionales”, dice un coordinador. Es un trabajo de periodismo (aunque pueda ser tendencioso), pero lo hacen ciudadanos porque los periodistas no pueden hacerlo. También se puede dar en catástrofes naturales o cuando alguien graba un tren que descarrila. Es periodismo ciudadano casi sin querer. Por ser un periodismo parecido al tradicional y que se da por razones extraordinarias, es menos interesante y frecuente.
2. Las fuentes minuciosas. Estas fuentes ciudadanas también tienen información exclusiva, pero solo porque la buscan durante horas. Esta semana ha habido un ejemplo magnífico en Estados Unidos. Un congresista demócrata, Anthony Weiner, tuiteó una foto de sus genitales para una seguidora. La borró en seguida, pero ya le habían pillado.Vigilaban su cuenta desde hacía meses porque había tenido otros flirteos virtuales. Weiner primero dijo que le habían pirateado la cuenta y que los genitales no eran suyos. Luego admitió que lo había hecho. Por ahora, no dimitirá.El célebre blog conservador que publicó la foto de Weiner, Big Government, se dedica en parte a esto: “Nosotros encontramos los hechos que ellos [los medios] no encuentran o prefieren ignorar, y los revelamos al público”. No es una estrategia solo conservadora. Los demócratas tienen American Bridge 21st Century, que se dedica a enviar “detectores” a seguir a políticos republicanos. Uno ya dio con un error del candidato presidencial Tim Pawlenty, que confundió Irak con Irán. Lo mismo hace Media Matters, que graba horas y horas de programas de tele o radio conservadores y busca errores o insultos. Este tipo de fuentes tuvo repercusión en la campaña de 2008. Una periodista ciudadana del Huffington Post grabó una frase de Barack Obama que fue quizá el mayor problema de su elección: la gente “amargada, se aferran a las armas, a la religión o antipatía a la gente que no son como ellos”, dijo Obama en privado ante unos simpatizantes. La periodista ciudadana que recogió por sorpresa la frase, Mayhill Fowler, quiso más adelante cobrar, pero en el Huffington Post le dijeron que se buscara otro medio. Este modelo de periodismo ciudadano tiene dos diferencias respecto a los periodistas: primero, son muchos más y pueden hacer un trabajo más minucioso y, segundo, son gratis. Solo tiene futuro entre gente muy convencida por una causa. En American Bridge 21st Century lo han entendido y sus “detectores” son profesionales. El valor de la información que aportan estas fuentes es relativo. Es asunto de debate que sea esencial o no para votar a un político saber si tuitea fotos de sus genitales, o si el desliz de Pawlenty no es algo que nos pueda pasar a todos. Me parece un periodismo atractivo, pero poco valioso. 3. Las fuentes colaboradoras. Hoy el gobierno de Alaska revela 24 mil correos electrónicos de Sarah Palin cuando era gobernadora. El New York Times pedía ayer ayuda a los lectores para encontrar los mejores cuanto antes. El segundo comentario a esa noticia decía: “¿No os pagan para hacer eso vosotros mismos?” Tiene razón. El Times quiere mano de obra barata, como el Huffington, no periodismo ciudadano. Las redes sociales pueden ayudar a encontrar fuentes, como intenta aquíAP. El periodismo siempre ha necesitado fuentes y declaraciones, ahora las busca también en twitter. No es una novedad crucial. El gran valor del periodismo ciudadano es que puede aportar conocimiento y llegar donde el periodista por falta de capacidad o profundidad no llega. Me parece que ahí es útil y lícito pedir ayuda para conseguir valor añadido del ciudadano. El Guardian lo hizo hace un par de años. El periódico obtuvo complicados datos económicos sobre las cuentas de Tony Blair tras dejar de ser primer ministro. Convocó un concurso y daba un premio a quien pudiera entender esos números. Las redes sociales permiten ahora ayudar de otro modo. La semana pasada, el periodista Andy Carvin pidió ayuda a sus seguidores en twitter para averiguar si esta foto del presidente de Yemen, Ali Abdulá Saleh, era falsa (lo era). Aquí está toda la historia. Esta semana, en un ejemplo más complejo, los seguidores de Carvin le ayudan a encontrar datos que permitan descubrir quién es la autora delblog “A Gay Girl in Damascus”. El lunes esta blóguer, Amina Arraf, desapareció en Siria, aparentemente secuestrada. Desde entonces se ha sabido que nadie la ha visto nunca ni hablado con ella y que las fotos que publicaba eran de una chica croata que vive en Londres. La investigación está en marcha, pero es interesante comprobar cómo miles de personas buscan algo sobre Amina en internet o dónde sea. No solo se puede buscar. En este caso, por ejemplo, es muy útil la información que pueden dar sirios sobre cosas que decía la blóguer: por ejemplo, aquídicen que es imposible que en Siria dos chicas se besen por la calle como decía Amina que iba a hacer con su novia. Este periodismo se puede hacer con muchas cosas en las que el ciudadano puede aportar porque sabe más que el periodistas. Las traducciones son un gran ejemplo. Yo ayer hice una pequeña prueba con el nombre en código de Osama bin Laden en la operación que lo mató. Era “cakebread”. Pedí ayuda para la traducción. En menos de diez minutos obtuve más información de la que yo había encontrado en una búsqueda en google; no solo eso: la gente podía ver lo que otros decían y afinar el criterio. Es pura construcción. Luego tuiteé sobre la raza del perro que acompañó la misión y puse una foto. Se ve que esa raza tenía tres tipos de perros. Me avisaron y, por suerte, no tuve que corregirlo. Aquí están los tuits de mi prueba. El periodismo del futuro no será en una sola dirección. El público, con razón, participará. He dado aquí ejemplos de cómo sumará y aportará; dejo aparte otro camino obvio y menos interesante: la opinión. El público puede dar valor añadido de muchas maneras -también como mano de obra barata, si alguien quiere. Es mejor empezar a utilizarlo ya.