Lecturas 29.03.2013

Bourgeois Dignity: Why Economics Can't Explain the Modern World, by Deirdre N. McCloskey.

One cannot explain an increase of real income in a now rich country like the United States or Italy by a factor of, say, ten since 1900 by citing eight-hour-day laws or protection for women’s work (for example, the American protective legislation in the 1920s that forbid women from working more than eight hours, which made it impossible for them to become supervisors who come early and leave late). And if minimum-wage laws could explain a factor of ten, that would be wonderful – an explosion of real income caused by forbidding certain transactions, and moreover by sheer act of Parliament. Unhappily the activities of governments are no such miracle workers. Courts, public health, some police, some armies, civil rights laws, and, until seized by bureaucracies and unions bent on lifetime employment and large pensions, public schools have been excellent ideas. Yet the great bulk of modern enrichment has to be attributed to innovation. Only a tiny part – if indeed it is positive for the poor as a whole – can be put to the credit of government or unions in markets.

The benefits of a free-trade deal with Japan, by the Washington Post.

But the point of free trade is to enable each country to maximize its comparative advantages, not to guarantee equal flows of every good in each direction. Actually, the potential opening of Japan’s agricultural and other markets to U.S. goods under TPP could offset deficits that might persist in the auto market.

A cantar, Benzema; por Arcadi Espada.

En el mundo hay básicamente dos tipos de clubs. Tipo Real Madrid, formado por los mejores. Y tipo selección, formado por los nacionales. Se cobra por los dos. Pero hay que cumplir algunas condiciones. Por ejemplo en el Madrid hay que ir vestido de blanco, uno no puede cagarse públicamente en la madre que parió a Bernabéu y decenas de cositas más. En los nacionales es lo mismo. Un ruso no puede formar parte de la selección española, a menos que no sea niño de la guerra. Y cuando uno juega con los nacionales no puede tocarse los cojones mientras suena el himno. Cosas del contrato, normales. Una nación no es nada diferente de un club privado, como enseña de una manera espectacular el caso de Cataluña y su equipo de fútbol. Si Benzema quiere jugar en la selección de Francia debe cantar el himno. Lo que sienta por dentro es absolutamente indiferente al caso. Se trata de un coro y hay que cantar. Cantar no es creer. Solo cantar y cobrar, cantar y cobrar, cantar y cobrar, citoyen.

¿Qué es la falacia de la composición? Por Xavier Sala i Martín.


Calixto Ramón: Rebeldía pacífica y dignidad que acusa, Por Hablemos Press.

Exigimos la inmediata e incondicional liberación de Calixto Ramón Martínez Arias, y exhortamos a todas las organizaciones Internacionales de Derechos Humanos, organizaciones Internacionales de Prensa, y a todos los ciudadanos del mundo libre, a sumarse a nuestros reclamos de justicia para que el periodista sea reivindicado en todos sus derechos.