"La realidad demuestra que es muy difícil bajar el gasto público, en España y otros países. Los políticos no tienen incentivos para ello. Al revés, pueden prometer el oro y el moro y eso les da votos. Y ya lo pagarán los que vengan detrás. Hay elecciones cada dos por tres y tienes que prometer algo continuamente y ese algo es siempre aumento del gasto (ejemplos de estos tenemos a mansalva… ambulancias en zonas despobladas, colegios en pueblos sin niños, etc).
Además, está muy extendida la idea de que el aumento del gasto público repercute en los más desfavorecidos y no siempre es así, aunque sí lo vamos a pagar entre todos. El 80% de los ingresos públicos los paga el trabajador promedio, que gana unos 1.200 euros al mes. No los pagan las empresas ricas y los híperforrados. Por tanto, cada vez que hay aumento de gasto, el trabajador promedio (20 millones en España) tiene que pagar más impuestos. ¿Tiene sentido que un trabajador que gana 1.200 euros o menos pague subvenciones a un director de cine? ¿Tiene sentido que el 40% de lo que paga su empresa por él se vaya en impuestos de todo tipo? Si fuera rico sí tendría sentido, pero ¿ganando 1.200 euros lo tiene?"