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“Ningún poder en la tierra podrá arrancarte lo que has vivido.” Viktor Frankl
Héroes, 12 de junio: Juan García Jiménez, Vicente Romero González-Calatayud, Esteban del Amo García, José Millarengo de Bernardo, Valentín Martín Sánchez y Andrés Muñoz Pérez
Libertad Digital.
El 12 de junio de 1985 la banda terrorista ETA asesinaba, en menos de cinco horas, a cuatro personas, tres de ellas en Madrid y una en Portugalete (Vizcaya). Ese fue un día histórico en el que España firmó el Tratado de Adhesión a la Comunidad Económica Europea, y ETA quiso que fuese recordado por otros motivos.
La espiral de asesinatos se inició en torno a las diez de la mañana, cuando el sanguinario Iñaki de Juana Chaos, acompañado por los no menos sanguinarios Juan Manuel Soares Gamboa y Belén González Peñalva, tiroteaba al coronel del Ejército VICENTE ROMERO GONZÁLEZ-CALATAYUD y a su chófer, el funcionario civil contratado por el Ministerio de Defensa JUAN GARCÍA JIMÉNEZ. Minutos más tarde, los asesinos estacionaban el automóvil utilizado en la huida en la segunda planta del aparcamiento de El Corte Inglés de la avenida de Felipe II. Los terroristas habían colocado en su interior una potente bomba-trampa. En el intento de desactivación de la misma falleció el miembro del Tedax de la Policía Nacional ESTEBAN DEL AMO GARCÍA, y quedó herido de gravedad su compañero Gerardo Puente. Otros siete policías nacionales resultaron con heridas leves, intoxicados por la nube de humo que provocó el estallido del coche dentro del aparcamiento. Pocas horas después de que ETA hubiese sembrado de luto Madrid, la banda asesinaba en Portugalete al brigada de la Armada JOSÉ MILLARENGO DE BERNARDO.
Poco antes de las diez de la mañana, el coronel Vicente Romero González-Calatayud salió de su domicilio, en la calle General Oráa de Madrid, para que le recogiera su chófer, Juan García Jiménez. En el momento en el que el militar cruzaba entre dos vehículos, De Juana Chaos se acercó a él y le disparó tres veces. Dos de las balas le alcanzaron en la cabeza. El sanguinario etarra se volvió entonces hacia el chófer, y le disparó hasta en siete ocasiones.
Juan falleció en el acto, mientras que el coronel fue trasladado gravemente herido al Hospital Reina Sofía, donde ingresó cadáver. Un testigo del doble asesinato, el abogado Gonzalo Saiz Esteban, hizo frente a De Juana, encarándose con él y diciéndole "Muchacho, ¿qué haces?", según contó en el diario ABC (13/06/1985). Tras cruzar durante breves segundos sus miradas, el asesino salió corriendo. Tropezó y cayó al suelo, pero la etarra Belén González Peñalva que cubría la acción, le ayudó a ponerse en pie y proseguir la carrera hasta un coche en el que les esperaba el tercer terrorista, Soares Gamboa.
Pocos minutos después, los terroristas abandonaron el vehículo, cargado de explosivos, en la segunda planta del aparcamiento de El Corte Inglés de la avenida de Felipe II. Fueron los propios asesinos los que avisaron a la Policía sobre la localización del coche. Hasta los grandes almacenes se trasladó un Equipo de Desactivación de Explosivos de la Policía Nacional. Los etarras habían dejado las puertas abiertas de par en par para llamar la atención y que fuera más fácil localizarlo. La primera medida de seguridad tomada por la Policía fue desalojar el centro comercial, donde en esos momentos había unas ocho mil personas entre clientes y empleados.
Esteban del Amo y Gerardo Puente fueron los Tedax encargados de enfrentarse a la bomba colocada en el coche. Tras una primera exploración exterior, y una vez que se había terminado el desalojo de los grandes almacenes, Esteban le dijo a su compañero: "Gerardo, quítate un momento que he visto algo". Lo que sucedió lo contó en el diario ABC (18/02/2007): "No sé lo que vio. Yo me echo para atrás, porque no había espacio para poder trabajar dentro del coche, y entonces él se pone delante de mí. Yo me agacho un poquito para ver por debajo de sus piernas, pero no veo, no se veía nada porque tenía la linterna por un lado y entonces no me enfocaba a mí, y como no veía nada me levanto. Conforme me estoy levantando me quedo ciego. No vi la explosión, y sentirla, menos. Allí no se escucha nada, yo no oí absolutamente nada, pero sí me quedé ciego, me pegó un resplandor, como si te tiras mirando al sol un par de minutos".
El cuerpo de Esteban quedó destrozado ya que recibió todo el impacto de la onda expansiva e hizo de parapeto, evitando la muerte de su compañero. Gerardo Puente cayó al suelo gravemente herido, con un brazo destrozado. Pese a ello, logró levantarse y huir del lugar, mientras el coche quedaba envuelto en llamas. La imagen de Gerardo saliendo del aparcamiento, ensangrentado, sin camisa y con el brazo izquierdo con el hueso al aire fue reproducida al día siguiente en todos los medios de comunicación. Tardó en recuperarse de sus heridas 693 días. El 18 de febrero de 2007 Mikel Azurmendi escribió en ABC un artículo ("Memoria de un superviviente de De Juana Chaos") en homenaje a Gerardo Puente, que se rebeló durante mucho tiempo al hecho de haber sobrevivido al atentado: "Hay una familia que se ha criado sin padre y una viuda, y yo estoy vivo gracias a él". Salvador Ulayar, por entonces delegado de la AVT en Navarra, se refirió a él en una carta al director de ABC pocos días después, el 2 de marzo: "El brazo abrasado de mi amigo Gerardo le dice cada día que años atrás fue Tedax".
La justicia española ha determinado en diferentes juicios condenatorios que los autores del asesinato del coronel y su chófer, y del Tedax de la Policía Nacional, eran los miembros del grupo Madrid de ETA compuesto por José Ignacio de Juana Chaos, Juan Manuel Soares Gamboa, Belén González Peñalva, Inés del Río Prada y Esteban Esteban Nieto. Los tres primeros fueron los ejecutores directos de los atentados. En 1989 la Audiencia Nacional condenó a 58 años de cárcel por el doble asesinato del coronel y de su chófer a la etarra Del Río Prada. En el mismo fallo, De Juana Chaos fue condenado por el mismo delito, y por el asesinato del artificiero Esteban del Amo, a 251 años de cárcel. En 1996 fueron condenados por los tres asesinatos Esteban Nieto, a 226 años de cárcel, y Soares Gamboa, a 129, que vio rebajada su pena al haberse arrepentido de su actividad terrorista dentro de la banda ETA y colaborar con la justicia. Por último, en 2006 fue condenada a 187 años como coautora del triple asesinato la etarra González Peñalva.
Juan García Jiménez tenía 27 años. Era natural de San Pablo de los Montes (Toledo), y se había incorporado como chófer del Ejército como funcionario civil contratado el 1 de enero del año en el que fue asesinado. Estaba casadocon Rosario García González y tenía una hija de tres meses.
Vicente Romero González-Calatayud era de La Puebla de Montalbán (Toledo) y tenía 55 años. Casado con María Josefa García-Tenorio Valmaseda, teníacuatro hijos, con edades comprendidas entre los diecisiete y los veintisiete años. El coronel era diplomado en Derecho Administrativo Militar, y cuando fue asesinado realizaba funciones de asesor jurídico en la Dirección General de Infraestructuras del Ministerio de Defensa.
Esteban del Amo García tenía 35 años. Era natural de Segovia, estaba casado y tenía dos hijas de corta edad. Desde cinco años antes de su asesinato pertenecía al equipo de artificieros de la Policía Nacional. Sus restos fueron inhumados en el cementerio de Carabanchel en Madrid.
Pocas horas después del triple asesinato en Madrid, el mismo 12 de junio de 1985, la banda terrorista ETA acababa con la vida de José Millarengo Bernardo en Portugalete (Vizcaya). Un etarra lo abordó por la espalda cuando el brigada volvía a su domicilio, después de acabar su jornada laboral en la Comandancia de Marina de Bilbao. Eran aproximadamente las 15:00 horas y Millarengo caminaba a pie por el barrio de Repelaga de la localidad vizcaína cuando el etarra le pegó un tiro en la nuca que acabó con su vida. En el lugar del atentado la Policía encontró un único casquillo 9 milímetros parabellum.
El brigada de la Armada llegaba cada día a casa a la misma hora, por lo que resultó un blanco fácil para el autor del atentado, que huyó a pie tranquilamente según contaron testigos presenciales. A la hora en la que se produjo el atentado la calle de Buenos Aires donde vivía la víctima -un callejón de unos ochenta metros con un solo edificio de cuatro portales y cinco plantas-, estaba casi desierta. Únicamente dos niños de corta edad, y algunos vecinos que estaban en la ventana, fueron testigos del asesinato. El brigada estaba aún con vida cuando se le trasladó al Hospital de Cruces en Baracaldo, pero ingresó cadáver.
José Millarengo de Bernardo, de 42 años de edad, era natural de Villamayor (La Coruña) y llevaba siete años en Bilbao. Estaba casado y tenía dos hijos, de 15 y 16 años.
El 12 de junio de 1991 el subinspector del Cuerpo Nacional de Policía ANDRÉS MUÑOZ PÉREZ y el agente VALENTÍN MARTÍN SÁNCHEZ, ambos artificieros, resultaron muertos cuando trataban de desactivar un paquete-bomba enviado por la banda terrorista ETA, localizado en un almacén de la empresa Servitrans en el barrio de Vallecas. El paquete-bomba iba inicialmente destinado al presidente de Construcciones Atocha S.A., Jesús Gallego. La empresa era una de las adjudicatarias de la autovía de Leizarán, a cuyo trazado se oponía ETA por su supuesto impacto medioambiental.
El paquete-bomba fue remitido desde Toledo al número 77 de la calle Ortega y Gasset de Madrid a través de la empresa de mensajería Servitrans. La empresa no pudo entregarlo a su destinatario, pues la sede de Construcciones Atocha S.A. se había trasladado a la calle Núñez de Balboa.
Al ser devuelto el paquete, personal de Servitrans trató de ponerse en contacto con el remitente, averiguando que era un nombre ficticio. En el recibo del envío, que venía a portes pagados, figuraba la inscripción "L.E. y ZARAN" y una dirección de Ciudad Real inexistente. Fue por eso por lo que dieron aviso a la Policía. En torno a las 19:00 horas llegaron los artificieros de los Tedax que llevaron el paquete sospechoso a un furgón policial. Contenía entre tres y cuatro kilos de explosivo. En el momento en que intentaban desactivar el artefacto, estalló causando la muerte en el acto a Andrés Muñoz y a Valentín Martín. La potente explosión lanzó trozos de la carrocería de la furgoneta a los tejados de las casas colindantes.
Además, resultaron heridos de diversa consideración los agentes José Ríos Rubio, con lesiones en la cara y hundimiento de macizo facial; Julián Ramírez Berbes, con traumatismo ocular; Vicente Benítez Gómez, Salvador Pinel Morales, Juan Mateo Peral Ocaña y Fernando Orgaz Pereira.
Dos empleados de la empresa de mensajería, Honorio Timón Redondo y Jesús Mariano Lafuente Molina, además del transeúnte Antonio Manuel Barjón Buitrago, resultaron heridos leves alcanzados por los hierros del coche que actuaron como si fuesen metralla.
Al funeral por los dos agentes, celebrado por la mañana en las dependencias de los Servicios Centrales de Policía Judicial de Canillas en Madrid, acudieron el ministro del Interior, José Luís Corcuera; el delegado del Gobierno en Madrid, Segismundo Crespo; los directores generales de la Policía y de la Guardia Civil -José María Rodríguez Colorado y Luis Roldán, respectivamente- y el alcalde electo de Madrid, José María Álvarez del Manzano.
La banda terrorista ETA se atribuyó el atentado en un comunicado publicado por el diario Egin el 28 de junio. En el mismo aseguraban que el paquete-bomba no iba dirigido contra directivos o empleados de Construcciones Atocha, sino contra los artificieros de los Tedax. Sin embargo, el 3 de agosto ETA envió otro paquete-bomba a la misma empresa. Felipe Rey Patiño, ejecutivo de la misma, y el vigilante Antonio Llanes Chacón resultaron heridos a consecuencia de la explosión. Antonio perdió la mano izquierda y sufrió la amputación de varios dedos de la otra. Por otra parte, el 4 de marzo de ese mismo año, miembros del grupo Ekaitz de ETA habían asesinado a tiros en Valencia a José Edmundo Casañ Pérez-Serrano, directivo de la empresa Ferrovial, también adjudicataria de las obras de la autovía.
La presión de la banda terrorista para que se modificase el trazado obtuvo sus frutos después detres asesinatos y nueve heridos. El 22 de abril de 1992 el Gobierno de la Diputación de Guipúzcoa, con los votos a favor del PNV y el PSE, y la aquiescencia de Herri Batasuna, llegó a un acuerdo para dar vía libre a su construcción, modificando parte del trazado exigido por los proetarras.
En 2005 la Audiencia Nacional condenó a José Luis Urrusolo Sistiaga a 296 años por el asesinato de Valentín y Andrés, y como autor de diez asesinatos frustrados y un delito de estragos.
Valentín Martín Sánchez tenía 38 años cuando fue asesinado por la banda terrorista ETA. Estaba casado y tenía dos hijos de 9 y 6 años. Era natural de Grimaldo (Cáceres), adonde acudía frecuentemente con su mujer y sus hijos. Sus restos mortales fueron enterrados en Móstoles, donde vivía.
Andrés Muñoz Pérez era de Navaluenga (Ávila), donde fueron enterrados sus restos mortales. Tenía 51 años, estaba casado y era padre de seis hijos, con edades comprendidas entre los 24 y los 5 años. Llevaba treinta años de servicio, la mitad de ellos en los Tedax, pero no tenía pensado pasar a segunda actividad, pues había muchos hijos a los que sacar adelante. Entró en la UDE de Madrid para sustituir a Esteban del Amo García. Casualmente, ambos fueron asesinados el mismo día, pero con seis años de diferencia.
Tras las rejas
Lucas Garve.
LA HABANA, Cuba, junio, www.cubanet.org -Ser encerrado en un calabozo infecto, nunca es una experiencia agradable, por muy ileso que se salga del mal rato. Mucho menos cuando el único delito cometido es enseñar ortografía y redacción a menos de diez personas. Pero la experiencia ya es habitual para los miembros de la Red Cubana de Comunicadores en La Habana.
El pasado 6 de junio, una fuerza de choque de la Seguridad del Estado, compuesta por una veintena de policías, impidió nuevamente que la sesión de clases de los miembros de la Red se realizara.
Un joven oficial interceptó al grupo que componíamos Yazmani Nicles Abad, Yadira Rodríguez Bombino, Miladis Carnel González y yo, en la esquina de las calles Luís Estévez y Cortina, a unos metros del apartamento de Marta Beatriz Roque Cabello, que es también la sede de los Comunicadores.
Nos ordenaron regresar por donde habíamos venido y nos dijero que , en caso contrario, iríamos detenidos. Luego de una corta discusión entre Marta Beatriz y el oficial al mando de los policías, nos llevaron detenidos en dos carros patrulleros.
Arnaldo Ramos Lauzurique y Osvaldo Acosta fueron introducidos en sendos autos patrullas y sacados del lugar. A Yazmani Nicles Abad y a mí nos condujeron a la Estación de policía de la Lisa, a más de treinta kilómetros del lugar. A Yadira la llevaron para la Estación de policía del Cerro, en Infanta y Manglar. Mientras, Miladis fue llevada a la estación de Aguilera, en Lawton.
Una vez dentro de la estación, a Yazmani y mí nos pasaron a la sección de control de los calabozos. Allí nos registraron y nos quitaron las pertenencias. Después, nos metieron en celdas separadas, ambas impregnadas de una atmósfera fétida.
En el pasillo había unos ocho calabozos, en uno estaban encerradas dos mujeres negras muy jóvenes. En los otros, había entre catorce y dieciséis hombres, la mayoría igualmente jóvenes.
Durante la requisa escuchamos varias veces la voz ronca de un detenido que gritaba consignas contra el gobierno. Era Vladimir Alejo Miranda. Fue apresado en medio de un operativo, como si fuera un criminal muy peligroso. Su delito era querer asistir a una reunión en casa de otro opositor. Hablábamos a través de la rejas, sin vernos los rostros, solamente lo vi cuando me sacaron de la celda. Me pidió que llamara a un número de teléfono para que informara a un familiar.
En la celda donde estuve había un joven mestizo de 22 años. Su manera de hablar y su aspecto reflejaban cansancio. Me dijo que había perdido la cuenta de los días que llevaba encerrado. Lo detuvieron por causa de un paquete de varillas de soldar que compró en una tienda. Me dijo que un tío, de oficio soldador, lo mandó a comprarle las varillas y, de regreso, lo detuvo la policía porque no tenía el recibo de venta. “Pero si aquí en ninguna tienda te dan recibo, solamente cuando compras algo con garantía”, le dije.
En la última celda del pasillo, un joven blanco estaba detenido por algo parecido. Había comprado 60 botellas de ron en diferentes tiendas donde las venden sin estar racionadas. Me explicó que lo iniciarían como sacerdote de Ifá, o babalawo, y la bebida era para la semana de rituales y ceremonias de iniciación. Tampoco tenía recibo y por eso lo cogieron preso en la calle.
Dayron, de 17 años, estaba detenido en la celda contigua porque un anciano lo acusó de querer asaltarle en plena calle. El muchacho argumentaba que era inocente, pero que el jefe de sector de la policía lo había detenido porque le tiene ojeriza. Me dijo que trabajaba como vendedor de churros.
Allí esperaban todos, detrás de las rejas, hasta que la policía investigara sus casos. La detención puede durar varios días, sin que los detenidos vean a un abogado, ni sean llevados ante un juez para ser instruídos de cargos.
Para reclamar algo en la Estación de policía, el detenido debe llamar al “político”, o hablar con el jefe de la unidad, y esperar su decisión. Simplemente los detenidos son encerrados a la espera de que sean llevados delante de un tribunal, o que los policías decidan liberarlos. Sin derecho a reclamaciones.
Después de seis o siete horas, a Yazmani y a mí nos sacaron de nuestras respectivas celdas, nos condujeron a la salita del control y nos devolvieron nuestras pertenencias.
Un oficial de la Seguridad el Estado, nombrado Brian, nos devolvió nuestros carnés de identificación y nos dijo que podíamos irnos. Ni una palabra más, ni una explicación.
Bridge Design to Eurocodes. Worked examples
Descargar en PDF, 25.2 MB. (JRC).
Worked examples presented at the Workshop “Bridge Design to Eurocodes”, Vienna, 4-6 October 2010.
Incluyo este documento en mi recopilación sobre Estructuras.
Worked examples presented at the Workshop “Bridge Design to Eurocodes”, Vienna, 4-6 October 2010.
Incluyo este documento en mi recopilación sobre Estructuras.
Aprendiendo a sumar (I): La falacia de la cantidad fija de trabajo
Juan de Mercado.
Una amiga, economista ella, suele decir que existen tres clases de economistas: los que saben sumar y los que no… Además de su fina ironía, este chiste contiene el germen de un par de reflexiones interesantes. Primero, es verdad que hay grupos de economistas, algunos notorios situados en ambos extremos del espectro político, que todavía creen que pueden hacer análisis económico sin el apoyo de métodos cuantitativos y basándose exclusivamente en el conocimiento revelado por personajes de tiempos pasados y en la introspección. En segundo lugar, cuando hay variables económicas por medio, “sumar” es algo más complicado de lo que parece. Por ejemplo, las siguientes proposiciones:
- “El progreso tecnológico destruye empleo. Si las máquinas hacen el trabajo, habrá menos trabajadores ocupados”.
- “Los inmigrantes nos roban los puestos de trabajo. Si volvieran a sus países de origen los inmigrantes que llegaron masivamente en años anteriores, el problema del desempleo sería mucho menos grave”.
- “La única solución al problema del desempleo es el reparto del trabajo. Solo reduciendo la jornada de trabajo, mejorarán las oportunidades de empleo de los parados”.
- “El retraso de la edad de jubilación reduce los puestos de trabajo disponibles para los jóvenes. Hay que adelantar la edad de jubilación para reducir el desempleo juvenil”.
- “Las importaciones también reducen el empleo. Solo con medidas proteccionistas se podrá reducir el desempleo”
- “El empleo solo depende de la demanda de productos. Solo aumentando el gasto público se pueden generar nuevos puestos de trabajo”.
comparten tres características: son el resultado de simples operaciones aritméticas, mucha gente piensa que son incontrovertibles y, sin embargo, son… manifiestamente falsas. El error que subyace a todas ellas es la idea de que la cantidad de trabajo está dada y, por tanto, cualquier cosa que genere una mayor disponibilidad de bienes y servicios, sea un incremento de la productividad, la llegada de inmigrantes, o importaciones, reduce el número de puestos de trabajo disponibles para los trabajadores nacionales. (La proposición #6 añade a este otros dos errores: pensar que solo con aumentos de gasto público se puede aumentar la demanda de productos y creer que todos los aumentos de gasto público aumentan dicha demanda). La idea de que la cantidad de trabajo está determinada exógenamente constituye una de las falacias más conocidas en Economía y, sin embargo, más repetidas en muchas de las propuestas de políticas de empleo.
La teoría: cuando las sumas no cuadran
Los sistemas económicos son complejos. En ellos, cada variable depende de los valores actuales y futuros de muchas otras, las cuales a su vez dependen de los valores actuales y futuros de las primeras. Es más, estas relaciones de dependencia son cambiantes en el tiempo, dado que las decisiones que toman los agentes económicos varían en función de sus expectativas sobre el comportamiento actual y futuro de otros agentes. Es por ello por lo que la evaluación de medidas de política económica requiere el uso de modelos económicos (que, necesariamente, han de ser dinámicos, es decir, han de tener en cuenta el futuro, de equilibrio general, es decir, han de tener en cuenta la determinación conjunta de todas las variables, además de lógicamente coherentes, es decir, adecuados a la cuestión que se quiere analizar). Y también por las mismas razones, la identificación de relaciones causales en Economía es todavía un ejercicio muy arriesgado, a pesar de los avances en los métodos de inferencia estadística y econométrica.
Volviendo a las versiones de la falacia de la cantidad fija de trabajo enunciadas anteriormente, estos son algunos de los efectos (explicados muy someramente) que hay que tener en cuenta en cada caso:
- Un aumento de la productividad implica que una determinada cantidad de bienes puede obtenerse con menos horas de trabajo. Como resultado, los precios de tales bienes pueden caer y/o los salarios aumentar. Sea por una u otra vía, la ganancia de salarios reales se traduce en una mayor demanda de consumo y/o de ocio, de manera que o bien se producen más bienes, o bien se reduce el número de horas de trabajo por trabajador. En cualquier caso, una vez combinados todos estos efectos, el número de personas ocupadas no necesariamente se reduce proporcionalmente con el aumento de productividad, sino que puede incluso aumentar. De hecho, la experiencia histórica muestra que el progreso tecnológico aumenta la renta de los trabajadores y el empleo, mientras que el tiempo dedicado al ocio no se ha reducido tanto. En una conferencia pronunciada en la Residencia de Estudiantes de Madrid, John Maynard Keynes, a pesar de su desinterés por el largo plazo, pronosticó que, como consecuencia del incremento de la productividad, la jornada normal de trabajo de la generación de sus nietos sería de unas 15 horas semanales. (En su discurso de ingreso a la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Andreu Mas-Colell comenta la conferencia de Keynes y se muestra menos optimista sobre las posibilidades de ocio de la generación de nuestros nietos).
- La llegada de inmigrantes, o cualquier otro aumento de la oferta de trabajo, tiene igualmente efectos tanto sobre la demanda como sobre la oferta agregada. Por una parte, los inmigrantes contribuyen a aumentar la demanda de bienes y servicios. Por otra, dependiendo de sus características, afectan a la composición de los bienes y servicios que se producen. Cuando son “complementarios” a los trabajadores nacionales, bien porque ocupen puestos de trabajo distintos o bien porque contribuyan a que la productividad de los trabajadores nacionales aumente, como ocurre, por ejemplo, cuando prestan servicios domésticos, la tasa de empleo de la población nacional puede aumentar. Por las mismas razones, que vuelvan los inmigrantes a su país de origen puede conducir a que haya menos producción, menos productividad y menos empleo para la población nacional.
- La reducción de la jornada normal de trabajo. Cuando se reduce la jornada normal de trabajo, el coste laboral aumenta, tanto más cuanto menor sea la reducción salarial que acompañe dicha reducción. Y también puede variar la productividad, en un sentido u otro dependiendo de las características de los puestos de trabajo. Si dicha reducción provoca un aumento del coste laboral unitario (coste laboral en relación a la productividad del trabajo), los precios de los bienes y servicios aumentarán, con lo que las empresas reducirán su demanda de trabajo. Por el lado de la oferta de trabajo, habrá trabajadores que preferirán pluriemplearse antes que aprovechar totalmente la disponibilidad adicional de ocio. Ambos efectos reducen el aumento de puestos de trabajo disponibles para nuevos trabajadores, que acaba siendo proporcionalmente menor que la reducción de las horas de trabajo por trabajador. Incluso, en una economía abierta, puede ocurrir que el empleo total disminuya, por la pérdida de competitividad asociada al incremento de los precios de los productos nacionales.
- El adelanto de la jubilación. El adelanto de la edad de jubilación es como una reducción de la jornada de trabajo, solo que concentrada al final de la vida laboral. Por tanto, sus efectos son similares, aunque que, en este caso, los efectos sobre el coste laboral se transfieren al conjunto de la sociedad a través de la financiación del sistema de pensiones (cuando este es de reparto y de prestación definida). Así, si el adelanto de la jubilación no va acompasado con una reducción proporcional de la pensión a recibir, será necesario aumentar la imposición sobre el trabajo, a través de cotizaciones sociales más elevadas. En consecuencia, la demanda de trabajo disminuirá. Por otra parte, la sustitución de trabajadores de edad avanzada por nuevos trabajadores es imperfecta, dado que las ocupaciones y cualificaciones profesionales de unos y otros no son las mismas. En definitiva, adelantar la edad de jubilación puede acabar implicando menos empleo, no más.
- Las importaciones. Los efectos de las importaciones sobre el empleo se producen a través de canales similares a los de la inmigración, excluyendo el efectos sobre la demanda agregada (los trabajadores que producen las importaciones consumen en sus países de origen, mientras que los inmigrantes, excepto por las remesas que envían a sus países, consumen en el país en el que producen). La apertura al comercio internacional, de hecho, aumenta el empleo cuando la asignación de recursos productivos es eficiente y el país receptor explota adecuadamente sus ventajas comparativas. Por ejemplo, hay dos maneras de aumentar la productividad, la renta y el empleo: invertir en I+D para tratar de reducir la brecha tecnológica en sectores de alto valor añadido o especializarse en los productos en los que se tiene ventajas comparativas y aumentar las exportaciones de estos productos. No siempre la primera opción es superior a la segunda.
- Un aumento del gasto público. Se ha escrito tanto y tan bien sobre multiplicadores fiscales en NeG (por ejemplo, aquí o aquí) que sería muy atrevido insistir en los posibles efectos de un aumento del gasto público sobre el empleo. Solo recordaré lo básico: dado que aumentos del gasto público pueden reducir el consumo y la inversión privados e incrementar las importaciones, no cabe convertir dichos aumentos en incrementos proporcionales del empleo. (Y para los que siguen insistiendo en la necesidad de utilizar una política fiscal más activa para luchar contra el desempleo en la situación actual, una recomendación: estacolumna de Raju Rajan en el FT.)
…y la evidencia empírica: cuando los datos son tozudos
La evidencia empírica en contra de las proposiciones enunciadas anteriormente es ingente. Como no podía ser de otra manera, los datos no contradicen a la teoría bien fundamentada. Lo que sigue es una selección de resultados empíricos que contradicen las proposiciones anteriores.
- Sobre la productividad y empleo. La evidencia empírica se construye principalmente mediante las comparaciones internacionales de las tasas de crecimiento tendencial de ambas variables y, en general, muestra que, si acaso, la correlación entre ambas es positiva (van Ark, Frankema y Duteweend).
- Sobre inmigración y empleo. Aquí la literatura empírica ha estudiado mayoritariamente la correlación entre la tasa de empleo de los trabajadores nacionales y la llegada de inmigrantes. En general, los resultados indican que si hay una relación causal negativa entre inmigración y empleo, esta es bastante tenue y está muy concentrada en colectivos de trabajadores de menor cualificación (para el caso español ver Amuedo‐Dorantes y De la Rica, Carrasco, Jimeno y Ortega y Gonzalez y F. Ortega).
- Sobre reparto de trabajo y empleo. Ni en Alemania en los años ochenta, donde se intentó reducir la jornada de trabajo mediante la negociación colectiva, ni en Francia, a principios de los años ochenta y a finales de noventa, donde se impuso por ley, se ha observó que esta medida produjera un aumento del empleo (Hunt y Kramarz, Cahuc, Crépon, Nordstörm Skans, Schank, van Lomwel y Zylberberg).
- Sobre jubilación anticipada y empleo. En este caso, la evidencia empírica también se refiere a cada país. Un compendio de estudios que muestran que la jubilación anticipada no genera empleo es Gruber y Wise, el capítulo sobre España es de Boldrin, García-Gómez y Jiménez-Martín.
- Sobre comercio internacional y empleo. A finales de los años ochenta y principios de los noventa, hubo una explosión de trabajos empíricos que mostraban poca relación entre importaciones y destrucción de empleo. Más recientemente, algunos trabajos empiezan a encontrar que, como en el caso de la inmigración, los efectos en determinados segmentos del mercado de trabajo pueden ser más grandes de lo que se pensaba (Molnar, Pain y Taglioni yAutor, Dorn y Hanson).
- Sobre gasto público y empleo. Algunos trabajos han utilizado VARs para estimar las funciones de impulso-respuesta del empleo a determinados cambios de la política fiscal. Con esta metodología, cuando se encuentra que un aumento del gasto público ha tenido efectos positivos sobre el empleo, estos son de magnitud limitada (Fatás y Mihov y Pappa).
Moraleja: En Economía las cosas no son tan fáciles. Por eso, se enseña en programas de doctorado compuestos por asignaturas que requieren elevados conocimientos analíticos y cuantitativos. Si se enfrenta a una propuesta económica basada en una sencilla operación aritmética, piense que es muy probable que se derive de un argumento erróneo. En cualquier caso, nunca está de más discernir entre las dos clases de economistas que señala mi amiga: los que utilizan modelos (“esquemas teóricos, generalmente en forma matemática, de un sistema o de una realidad compleja”) y los que solo siguen “modelos” (“arquetipos o puntos de referencia para imitarlos o reproducirlos”). ¿O son tres?
Del espejismo de los estímulos a la falsa austeridad pública: la política fiscal ante la Gran Recesión
Instituto Juan de Mariana. Boletín Junio 2012.
El nuevo Boletín de Coyuntura Económica entra en el debate actual sobre austeridad y crecimiento mediante el análisis de las políticas fiscales practicadas en EEUU, España y Alemania para salir de la crisis.
Director: Ángel Martín Oro.
Equipo: Juan Ramón Rallo y Adrià Pérez Martí.
Equipo: Juan Ramón Rallo y Adrià Pérez Martí.
Conoce tus elementos – El cobre
Pedro Gómez-Esteban.
Cobre en un cable de alta tensión (WdWd / CC 3.0 Attribution-Sharealike License).
Dentro de la serie Conoce tus elementos, en la que recorremos juntos la tabla periódica, llevamos unos cuantos meses inmersos en la “zona media” de la tabla, poblada por los llamados metales de transición. Como además seguimos aún conociendo elementos de número atómico relativamente bajo, que son los más comunes, casi todos los metales que hemos visto últimamente no sólo son muy conocidos, sino que han sido nuestros compañeros de viaje desde tiempo inmemorial. Es el caso del elemento de hoy, el de veintinueve protones: el metal chipriota, el cobre.
Si llevas toda la serie con nosotros ya tienes una idea de los grupos en los que podemos clasificar los elementos químicos en cuanto a nuestro conocimiento histórico sobre ellos: algunos son muy comunes y además se encuentran puros en la naturaleza con mayor o menor frecuencia, además de ser fácilmente identificables, con lo que los hemos conocido prácticamente desde siempre, como es el caso del hierro. Otros son muy comunes pero casi imposibles de encontrar puros, con lo que convivimos con ellos durante milenios pero sin saber que estaban ahí, como sucedió con el fósforo, que sólo identificamos en el siglo XVII. Finalmente, otros no sólo son muy infrecuentes sino que además son difíciles de detectar, con lo que su descubrimiento es aún más reciente; esto sucedió, por ejemplo, con el helio.
El cobre es, en este sentido, un elemento muy colaborador: no sólo se presenta con relativa frecuencia en estado puro, sino que además es facilísimo de identificar cuando esto sucede. Por lo tanto, es un ejemplo excelente de un metal conocido desde la Antigüedad, uno de los siete metales que cumplen esa condición –y en la tabla periódica hay ochenta y tantos metales, así que se trata de un grupo muy selecto–. Por si te lo estás preguntando, los otros miembros del club son el hierro, el estaño, el plomo, la plata, el oro y el mercurio.
Cobre en un cable de alta tensión (WdWd / CC 3.0 Attribution-Sharealike License).
Ya dijimos, al hablar del titanio, que ese elemento se ha convertido en un extraordinario aliado tecnológico de la civilización moderna. El cobre, sin embargo, lo deja en pañales en cuanto a su importancia para nuestra tecnología: el conocimiento de su existencia, su utilidad y, sobre todo, la capacidad de obtenerlo en gran cantidad, cambiaron nuestra historia como especie para siempre. Gracias a él abandonamos la Edad de Piedra, para luego abandonarlo hasta cierto punto y luego volver de nuevo a él como metal fundamental en nuestra tecnología. Pero vamos por partes.
Aunque parezca contradictorio, el cobre no es de los elementos más abundantes en la corteza terrestre. Existe en una proporción de unas 50 partes por millón, y si ordenásemos los elementos de la corteza según su frecuencia ocuparía el nada honorable puesto número 26, entre el zinc y el cerio. Para ponerlo en perspectiva, el hierro es unas ochocientas veces más abundante que el cobre en la corteza de nuestro planeta. Sin embargo, no sólo supimos cómo extraer cobre de las rocas antes que hierro, sino que durante muchos milenios el cobre fue nuestro metal tecnológico fundamental.
Continuar leyendo en El Tamiz.
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