Una Ingeniosa Idea para España: Devaluación Fiscal

Xavier Sala i Martín.

Los profesores de Harvard Emmanuel Fahri y Gita Gopinath y el profesor de Princeton Oleg Itskhoki han hecho una interesante propuesta para solucionar uno de los principales desequilibrios internos europeos: los déficits comerciales exteriores.
Además de los consabidos problemas de deuda pública y de falta de competitividad y crecimiento, la zona Euro tiene graves problemas de desequilibrios internos: Alemania y los países de su entorno tienen enormes superávits exteriores (exportan más de lo que importan) mientras que los países de la periferia, entre los que se encuentra España, tienen déficits exteriores (exportan menos de lo que importan). Esos desequilibrios reflejan un hecho fundamental, desde que se fijaron los tipos de cambio para crear el Euro en 1996, los costes del trabajo unitarios han subido un 8% en Alemania, un 13% en Francia pero un ¡37% en España y un 59% en Grecia! Eso ha erosionado la competitividad española y griega en relación a la alemana y francesa. Eso hizo que, justo antes de empezar la crisis en 2008, los déficits exteriores de España y Portugal superaran el 10% del PIB y fueran de los más grandes del mundo.
Para corregir esos desequilibrios, la mayoría de economistas proponen una depreciación de la moneda española: al abaratar su moneda respecto a la alemana, los productos españoles también se abaratan respecto de los alemanes y los alemanes se encarecen respecto a los españoles. La gente deja de comprar productos alemanes más caros (importa menos) y compran productos españoles más baratos (exportan mas) y eso corrige los desequilibrios comerciales. Eso es lo que hizo el gobierno socialista de Felipe González en 1993, cuando el ministro Carlos Solchaga devaluó la peseta tres veces en un periodo de 9 meses. En total, la peseta se depreció un 21% en lo que hoy día se conoce aquel episodio como "las devaluaciones competitivas de Solchaga".
Todo el mundo sabe que esta receta tradicional no se puede llevar a cabo porque España y Alemania, hoy día tienen la misma moneda. Es por ello que algunos economistas han hecho una llamada a la desaparición del euro. Otros economistas, entre los que se encuentra Paul Krugman, han propuesto una “devaluación interna”. Es decir, una reducción de los salarios en España: eso abarataría los costes y por lo tanto los productos españoles cosa que haría aumentar las exportaciones de España. Por otro lado, al ser los españoles más pobres, podrían comprar menos al exterior con lo que también se reducirían las importaciones. El déficit exterior, pues, se reduciría con una “devaluación interna” del mismo modo que una “devaluación monetaria normal”.
Para todos aquellos que no quieren bajar salarios porque reducen el poder adquisitivo de los trabajadores pero, en cambio, favorecen una devaluación monetaria como la que hizo el PSOE en 1993, sepan que ¡el poder adquisitivo de los trabajadores también se reduce con esta última! Recordad que la devaluación de la peseta en relación al marco abarata los productos españoles (por eso genera un aumento de las exportaciones) pero al mismo tiempo encarece los productos alemanes (por eso genera una reducción de las importaciones). En la medida que los trabajadores compran productos alemanes,  (y los tienen que comprar porque sino no habría déficit en relación a Alemania) la devaluación reduce el poder adquisitivo de los trabajadores del mismo modo que lo hace un recorte salarial.
Una propuesta alternativa es la de la “devaluación fiscal”.  Fahri, Gopinath y Itskhoki argumentan que se puede conseguir li mismo que una devaluación monetaria (es decir, encarecer las importaciones y abaratar las exportaciones) haciendo un cambio de impuestos: subida gigante del IVA y reducción gigante de las cotizaciones salariales. Al subir el IVA, se encarecen todos los productos, los producidos por las empresas españolas y los producidos por empresas extrajeras. Pero como las empresas exportadores reembolsan el IVA, de facto, el aumento del IVA encarece las importaciones sin encarecer las exportaciones. Al reducir las cotizaciones sociales al mismo tiempo, se abaratan los costes SOLO de las empresas españolas lo que les permite reducir precios a los exportadores. De este modo, la “devaluación fiscal” consigue el objetivo de encarecer los productos extranjeros y abaratar los españoles, exactamente igual que la tradicional “devaluación monetaria”.
Los autores dicen que eso puede incluso ayudar a solucionar el problema fiscal al generar más recaudación para el gobierno (aunque yo ese punto no lo veo claro ya que dependerá de si la recaudación adicional del IVA es superior que la reducción de las cotizaciones sociales).
Además, para los que argumenten que eso Alemania nunca lo permitirá ya que quiere una mayor armonización fiscal, habrá que recordarles que Alemania ya hizo una devaluación fiscal en 2007, cuando subió el IVA del 16% al 19% y redujo las cotizaciones laborales del 6.5% al 4.2%.
Un último comentario: ¡SI! Esta “devaluación fiscal” comporta una pérdida del poder adquisitivo de los ciudadanos españoles... ¡igual que las devaluaciones “monetaria” o “interna”! Por eso yo no estoy a favor de hacer devaluaciones de ningún tipo. Ahora bien, si se quieren evitar devaluaciones y sus consiguientes pérdidas, la ÚNICA alternativa es que se acometan las tan frecuentemente mencionadas pero tan raramente implementadas “reformas estructurales” que ataquen el problema de fondo de la economía española: la falta de productividad y competitividad.

La “libreta” de racionamiento cumple 50 años

Oscar Espinosa Chepe.

LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org -El 12 de marzo se cumplieron 50 años de la implantación del racionamiento en Cuba, a través de la Ley No. 1015 para la distribución y venta de alimentos, productos de aseo personal, papel sanitario y otros.  La “libreta de abastecimientos” es hija de la escasez y se proponía garantizar el  consumo básico a la población de artículos de primera necesidad.
En sus inicios abarcaba cantidades y surtidos de productos vendidos a precios subvencionados, muy superiores a los actuales. A través del tiempo, debido al decrecimiento de los niveles productivos, muchas ofertas desaparecieron o disminuyeron. La carne de vacuno es un ejemplo notable. Originalmente entregada a razón de 3 libras por personas al mes, paulatinamente fue reduciéndose hasta los 230 gramos (8 onzas) actuales de picadillo mezclado con soya, más una libra de pollo.  Similar destino tuvieron las grasas comestibles, que de 2 libras mensuales, una de aceite y una de manteca de cerdo, sólo se vende 230 gramos de aceite comestible por consumidor. El café, de un sobre de producto puro cada 10 días pasó primero a venderse ligado con otras materias, y después de varios cambios, hoy se oferta 115 gramos cada 30 días, mezclado con chícharo, con un sabor y aroma que se asemeja a cualquier otra cosa, menos a café.  El azúcar se fue reduciendo hasta las 3 libras de refino y 1 cruda para igual período.
Por otra parte, muchos productos han salido del sistema de racionamiento, como las viandas y hortalizas, la leche enlatada, los cigarrillos y tabacos, la mantequilla, y los artículos de aseo y limpieza, que se venden “liberados” a precios varias veces superiores, y en ocasiones con dificultades para adquirirlos,  como la papa, que de unos 30- 40 centavos la libra pasó a 1 peso en los Mercados Estatales Topados.
Los productos que permanecen racionados además de las grasas y cárnicos  antes mencionados, por consumidor mensualmente son: 7 libras de arroz, 10 huevos, 10 onzas de frijol, pescado en algunas ciudades, 460 gramos con cabeza y 316 gramos descabezado, 1 caja de fósforos,  y algunas dietas de un kilogramo de leche en polvo para enfermos, sal 1 kg (trimestral), 14 compotas para bebés, algunas bolsas de yogurt de soya para adolescentes y 1kg del  suplemento “lactosoy” para las personas de la tercera edad,  que no es muy bien aceptado, y diariamente de un panecito (supuestamente de 80 grs.). . Se vende un litro de leche por niño hasta cumplir los 7 años de edad. Esas cantidades de artículos entregados en el marco del sistema de racionamiento malamente alcanzan en su conjunto para los primeros 10 días  del mes.
Desde el ascenso al poder, Raúl Castro se ha pronunciado por la eliminación de la “libreta”  y su sustitución por una subvención a las personas que realmente necesiten apoyo.  En realidad el racionamiento ha sido un sistema irracional, pues subvenciona  a personas que realmente no lo necesitan. Además, ha sido fuente de corrupción debido a mecanismos que facilitan operaciones fraudulentas. A diferencia de otros sistemas basados en cupones que propician el control, se realiza anotando en la llamada libreta, método muy difícil de comprobar. Además, las enormes diferencias de precio para el mismo producto, ya sean  racionados, liberados o en divisas, sin soslayar el potente mercado negro, constituyen un terreno fértil para el agio y la especulación.   Se da el caso de que el arroz racionado vendido de 25 a 90 centavos la libra (las primeras 5 lbs. a 25 centavos), se ofertan en el mercado liberado de 3.50  a 5.00 pesos, de acuerdo a si es de origen nacional o importado, o a precios varias veces superiores si son adquiridos en el sector de moneda convertible, al que no todos los cubanos  tienen acceso.   Esto ocurre con el frijol, la leche para niños y otros productos.
Al mismo tiempo, el sistema de anotación es  un método lento, de mucho tiempo de espera para los consumidores, obligados a comprar en un solo establecimiento comercial, lo que dificulta protestar cuando las cantidades son disminuidas por los empleados, así como por el deficiente estado de las balanzas, lo cual es muy corriente en Cuba. Se añade la escasa higiene en el expendio de leche, carnes, aceite comestible, pan, azúcar  y otros distribuidos a granel.
No obstante las declaraciones del Presidente Raúl Castro y el acuerdo en los Lineamientos del VI Congreso del Partido Comunista (Punto 174), de: “Implementar la eliminación ordenada y gradual de la libreta de abastecimiento, como forma de distribución normada…”, al igual que el fin de la dualidad monetaria, esto no depende de decisiones, ni de “buenos” deseos, sino del incremento de la producción de bienes y de la elevación de la eficiencia a niveles tales que permitan, con una adecuada estabilidad monetaria y de precios, satisfacer las necesidades de la población,  a lo cual deberá contribuir el pago de salarios decentes que estén en relación con los aportes de los ciudadanos a la sociedad. Así podría ser utilizado el mercado como forma básica de distribución, complementado con una proactiva  política de apoyo a los sectores  desvalidos.  Esto no excluye la participación del estado en actividades económicas o de servicios estratégicos, por ejemplo en  educación, salud y seguridad social, esquema que exige   altos grados de transparencia en la gestión de los recursos, objetivo difícil de alcanzar en una sociedad sin democracia y libertad.
Lamentablemente, la producción agropecuaria y de otros rubros no crece, de manera que será muy difícil eliminar la “libreta” con sus nefastas consecuencias en un mediano período de tiempo. Únicamente podrá realizarse cuando en Cuba se ejecuten las reformas radicales requeridas urgentemente por la economía, y sea liberado efectivamente  el potencial productivo del país. Hasta tanto, los años de racionamiento continuarán con todos los males resultantes para la sociedad.

Héroes, 13 de marzo: Manuel Albizu Idiáquez y Constantino Gómez Barcia

Libertad Digital.

El 13 de marzo de 1976 ETA asesinaba en la localidad guipuzcoana de Guetaria (Guipúzcoa) a MANUEL ALBIZU IDIÁQUEZ cuando conducía su taxi por la carretera general de Bilbao a San Sebastián. Un grupo de terroristas le hizo desviarse en un cruce existente a mano derecha de esta carretera y, allí mismo, le dispararon dos tiros en la cabeza y le dejaron dentro del taxi. Así lo encontraron poco después, en torno a las 8:30 horas, una pareja de novios, que se extrañó al ver un coche con las luces encendidas y el motor en marcha en un paraje alejado de la carretera. Al acercarse descubrieron el cuerpo sin vida de Manuel con el rostro ensangrentado.
La familia de Manuel tuvo que sufrir, como otras víctimas de ETA, la campaña del "confidente de la policía". Tras el asesinato, sus hijos cruzaron a Francia para ver si conseguían una explicación del porqué del asesinato, pero no obtuvieron respuestas. Sin embargo, posteriormente comenzó a circular en Zumaya el rumor de que era confidente de la Policía. Cristina Cuesta en su libro Contra el olvido cuenta que, ante esos rumores, un sector de la familia dijo que "si lo habían matado por algo sería, que si hubiera estado callado, no le habrían matado, no habrían llegado a eso". Una de sus hijas señaló, en el documental de 2004 de Iñaki Arteta Voces sin libertad, en relación a los motivos por los que su padre fue asesinado: "no hay porqué, el porqué te lo ponen ellos después, te dicen que uno es chivato, el otro no pagaba (...) Ya ellos se dedican a ponerte las etiquetas y con ellas te quedas".
En 2006, y con motivo del 30 aniversario de su asesinato, Cristian Matías Albizu, nieto de Manuel, escribía en El Diario Vasco, contestando al filósofo José María Mardones: "Me resulta difícil explicar los sentimientos que me invaden al leer el artículo de José María Mardones publicado en este diario el 16 de abril y titulado ‘La magnanimidad de las víctimas’. El pasado 13 de marzo se cumplió el 30º aniversario del asesinato de mi abuelo, Manuel Albizu Idiáquez, por parte de la banda terrorista ETA. Sus familiares jamás hemos optado por la revancha ni nos hemos tomado la justicia por nuestra mano. Tuvimos que aceptar la amnistía del año 77, en la cual los asesinos de mi abuelo quedaron indultados y nunca han cumplido condena por ello. Quitarle cobarde y miserablemente la vida a mi abuelo les resultó muy fácil y además gratis. Observo con asombro la cantidad de veces que utiliza la palabra ‘reconciliación’ el señor Mardones. ¿No le parece suficiente magnanimidad perder a los familiares, delegar en la justicia, sufrir el abandono del Gobierno Vasco y la actitud arrogante de los terroristas y sus cómplices? ¿Qué más quiere pedir a las víctimas? Muy fácil habla usted de reconciliación. ¿Con quién nos tenemos que reconciliar las víctimas, si no hemos hecho otra cosa que ver cómo asesinan a nuestros familiares? (...) Lo que necesitamos es libertad, libertad para que cada uno pueda pensar y actuar como le apetezca dentro de la legalidad, sin que ETA y sus amigos de Batasuna le intenten quitar de en medio. Lo peor de todo es que afirma que ‘la víctima puede perdonar sin esperar nada a cambio’. Resulta muy humillante que después de más de 900 asesinatos todavía se puedan realizar tales afirmaciones. Las víctimas solicitamos verdad, memoria y justicia.(...) Qué triste, que después de tantos años de terrorismo, donde incluso niños han perdido la vida, se solicite generosidad a sus familiares. Seguramente no escribiría ese desafortunado artículo de haber solicitado la misma magnanimidad a los terroristas antes de apretar el gatillo o activar los explosivos."
El 23 de julio de 2010 la familia Albizu-Larrañaga se negó a participar en un "hipócrita" y "ofensivo" homenaje que el Ayuntamiento de Zumaya hizo a las víctimas de ETA de ese municipio, homenaje en el que no sólo no se diría el nombre de los cinco asesinados por la banda en esa localidad, sino que tampoco se iba a hacer mención alguna a que sus asesinos fueron terroristas de ETA. Los familiares de Manuel tienen muy claro que tanto él, primera víctima de esa localidad, como los otros cuatro asesinados por la banda en Zumaya "fueron todos objetivos señalados, perseguidos y finalmente asesinados, no fueron víctimas casuales, fueron a por ellos para ser eliminados mediante las pistolas y las bombas de ETA".
En un comunicado público dejaron claro que "al alcalde de Zumaya no le importamos las víctimas ni nuestros verdaderos sentimientos, Iñaki Agirrezabalaga es alcalde de Zumaya gracias, entre otros, al apoyo de la candidatura de la izquierda abertzale, es decir, de los cómplices de los asesinos de nuestros familiares, quizá por ello, nos presenta esta placa en la que no figuraran algo tan elemental como los nombres de las personas a las que supuestamente se pretende homenajear".
Independientemente de que el asesinato de Manuel quedase impune por la amnistía de 1977, su familia, como ha ocurrido tantas veces entre las víctimas de ETA, ha ignorado siempre la situación judicial del caso y las investigaciones policiales, tal y como ha confirmado Cristian Matías Albizu, su nieto, a Libertad Digital. Sólo a través de información en prensa, o extraoficialmente por miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado, han podido saber que uno de los asesinos de Manuel fue Pedro María Leguina Aurre, alias Kepatxu oTxiki, detenido el 31 de diciembre de 1999 en el aeropuerto internacional de París y actualmente en la prisión de Zuera (Zaragoza) por el asesinato de tres guardias civiles en Azpeitia el 28 de noviembre de 1978, único delito por el que se autorizó la extradición por parte de Francia.
Leguina Aurre es famoso por ser el único etarra detenido en Francia al que no se le ha juzgado en territorio galo por asociación de malhechores, ya que fue detenido en una zona internacional de un aeropuerto de París cuando bajaba de un vuelo procedente de México. Además, es un ejemplo claro de que la magnanimidad con los terroristas el único resultado que ha producido es un reguero de asesinatos, pues Leguina Aurre participa desde 1975, y antes de la amnistía, en 8 asesinatos. El mismo año de la amnistía, en otro asesinato más. Con posterioridad a la amnistía, participa en el asesinato de otras 15 personas entre 1978 y 1981. Entre 1982 y 1983 huyó a Francia.
Manuel Albizu Idiáquez, de 53 años, estaba casado y tenía 4 hijos con edades comprendidas entre los 11 y los 25 años. Era hermano de un concejal del Ayuntamiento de Deba y de Ángel Albizu,Soarte, levantador de piedras y ex campeón nacional en esta especialidad. Los tres hermanos habían nacido en el caserío de Soarte, en la localidad de Icíar (Guipúzcoa). Domiciliado en Zumaya, tres años antes había sido policía municipal. En el momento de su asesinato trabajaba como tractorista en unas excavaciones en Rentería, y los fines de semana prestaba servicios como taxista en un coche de su propiedad con una licencia alquilada.
El 13 de marzo de 1977  ETA asesinaba en Mondragón (Guipúzcoa) al guardia civil CONSTANTINO GÓMEZ BARCIA. Murió en el acto a consecuencia de los disparos de escopeta efectuados por un grupo de terroristas contra el coche en que circulaba, en compañía de Miguel Santaella Carretero (malagueño de 25 años) y José Castaño Vázquez (sevillano de 26 años), también guardias civiles. Todos ellos estaban adscritos al puesto de Oñate de la Comandancia de Guipúzcoa.
Los hechos sucedieron en la madrugada del domingo, cuando Constantino y cuatro amigos abandonaron, vestidos de paisano, la sala de fiestas Alexander en Mondragón. Se subieron a un Renault 12, conducido por otro compañero del cuerpo, en compañía de su novia, que también se situó en la parte delantera. Cuando se encontraban a tan sólo doscientos metros del cuartel de la Guardia Civil, en el cruce de la carretera Beasain-Durango con la de Mondragón-Vergara, un vehículo se paró delente, obligándoles a hacer lo propio.
En ese momento, del primer vehículo descendieron dos jóvenes que, desde ambos lados del Renault 12, dispararon de forma indiscriminada contra el vehículo dos ráfagas con unas escopetas repetidoras de cañones recortados. De los ocupantes del asiento posterior, Constantino Gómez Barcía falleció en el acto, Miguel Santaella recibió heridas de pronóstico muy grave y José Castaño sufrió lesiones leves. Los pasajeros de los asientos delanteros, el conductor y su novia, se dieron cuenta del ataque y tuvieron tiempo de agacharse, por lo que resultaron ilesos.
En su llamada a La Voz de España cuarenta y ocho horas después reivindicando el atentado, la banda asesina señaló que era una venganza por la muerte la semana anterior de dos miembros de ETA (Nicolás Mendizábal y Sebastián Goikoetxea) en un enfrentamiento con la Guardia Civil en Zumárraga.
El impasse en la violencia terrorista, consecuencia de conversaciones secretas de ETA pm y ETA m con el Gobierno de cara a las primeras elecciones generales, se rompió con el ametrallamiento de Constantino y sus compañeros. Sería el primero de los 11 atentados mortales de ese año, año de la amnistía de todos los presos de ETA. El 9 de diciembre saldría de prisión el último etarra, Añat Galarraga. Sin embargo, desde entonces y durante los siguientes tres años, la ofensiva de la banda se recrudeció, con 246 asesinados en ese período conocido como "los años de plomo".
Constantino Gómez Barcia era de Lugo, aunque fue enterrado en Oviedo por motivos familiares. A su funeral asistieron más de mil personas. Su padre también perteneció a la Guardia Civil, igual que sus tres hermanos. Tenía 21 años y estaba soltero.

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The Age of Contestability

Bryan Caplan.


When economists want to measure the competitiveness of an industry, they usually start by counting the number of competing firms.  If they see a lot of firms, they infer a lot of competition.  Few firms?  Little competition.  One firm?  No competition at all.

Three decades ago, a model came along to challenge this mindset: thecontestable market model.  In the contestable market model, a single firm often behaves exactly like a perfectly competitive firm.  Why?  Because of potentialcompetition.  Sure, your firm may be the sole supplier of a good right now.  But if you raise your price above the competitive level, all sorts of competitors might suddenly spring up.  To prevent this from happening, you need to keep your prices so low than no potential competitor bothers to become an actual competitor.

The contestable markets model enjoyed immediate attention.  But as you'd expect, believers in the traditional structure-conduct-performance model were not impressed.  It doesn't google, but I still remember Leonard Weiss's summary dismissal.  It went something like this: "The contestable markets model is empirically irrelevant and should play no role in policy."

There hasn't been much new research on the contestability model in recent years.  But I recently realized that the empirical and policy relevance of this much-maligned model is now very hard to deny.  

Consider: The internet has given us a long list of near-monopolies: Amazon, Apple, and Netflix are only the beginning.  Funny thing: consumers love these "monopolies."*  Despite their market dominance, these firms deliver amazing products at low prices.  And almost no one is "waiting for the other shoe to drop."  If someone claimed that Amazon, Apple, or Netflix were planning to gouge us as soon as they devour their last competitors, we'd laugh.

The contestable markets model has a simple explanation.  Sure, Amazon, Apple, and Netflix look a lot like monopolies.  But the people who run these firms can feel their potential competitors breathing down their necks.  If these "monopolies" start taking their customers for granted, they'll quickly cease to be monopolies.  Indeed, they may quickly cease to exist at all.  

In fact, the results we see are better than the simple contestability model predicts.  Amazon, Apple, and Netflix don't just keep offering customers the same attractive terms.  They're constantly trying to improve the terms they offer.  Why?  Because they realize that in the Age of Contestability, market leaders will fall behind unless they keep running full speed ahead.

* Yes, I know that Netflix recently burned up a lot of good will with some bad decisions.  But consumers still love the product. 

Blocking has no sense

Donald Boudreaux.



… is from paragraph 5 of Eli Heckscher’s “Foreword” to his 1922 The Continental System: An Economic Interpretation (Harald Westergaard, ed.):
Nowadays, as in the days of mercantilism, most states, guided by the economic perceptions of the average man, labour in time of peace to render difficult the importation of foreign goods, and at the same time to force their own products on the world market, (although in reality this is incompatible with the former aim).  In time of war, however, they suddenly swerve around, either to the inverted standpoint of encouraging imports and hampering exports, or, in general terms, of preventing all trade with the enemy.  This statement does not, of course, imply any judgment as to which policy has the greater justification; it is merely an assertion of the at least seemingly greater inconsistency of our present procedure.
It’s an enduring mystery – one stirred up by the swirling torrent of errors and illogic that is mercantilism – that so many people (many of whom seem otherwise to be intelligent) will assert, with one breath, “That country is our enemy.  Let’s make it poorer by blocking its citizens’ abilities to trade with foreigners.” and then with the next breath exclaim “Our country needs economic help.  Let’s make it richer by blocking our citizens’ abilities to trade with foreigners.”

Memoria de la barbarie y construcción del futuro

Reyes Mate:

La mirada de las víctimas ve lo que escapa al ojo humano normal. Lo que ve es lo que lo que la ciencia o la cultura han ocultado a la hora de explicar la historia: el sufrimiento. El famoso progreso que ha sido la lógica de la historia se ha construido invisibilizando el sufrimiento; no eliminándole sino explicándolo como inevitable e insignificante. La memoria no pasa por ahí. Las víctimas se han hecho visibles gracias a la memoria. 
[...]
Si Auschwitz es el lugar fontanal de la memoria es porque, para los nazis, era un proyecto de olvido: no tenía que quedar ni rastro del pueblo judío, por eso la carne debía ser quemada, los huesos triturados y las cenizas aventadas. Sin soporte físico, debía desaparecer igualmente la significación cultural de ese pueblo y su contribución a la historia de la humanidad. Se trataba de producir un crimen de tal magnitud que, aunque alguien escapara de la cámara de gas y lo contara fuera, nadie le creería por la desmesura del acontecimiento. Y, aunque le creyeran, tratarían de olvidarlo porque tenerlo presente era vivir con un fardo insoportable. 
[...]
¿Y qué significa repensar la ética a la luz de la barbarie? Las éticas modernas están basadas en la buena conciencia, en la lealtad a un núcleo humano que nos es común a todos y que llamamos dignidad. Ser bueno consiste en respetar esa dignidad. Pues bien, en Auschwitz, para sobrevivir, había que dejar la dignidad fuera. Jean Améry decía: nos salvamos los peores; no éramos solidarios, salimos sin haber aprendido nada... No es que estuvieran hechos de peor pasta que nosotros, es que, como apunta agudamente Elie Wiesel, “los santos (o los héroes) son los que mueren antes del final”. Hay un umbral de sufrimiento que si se le traspasa, ya no hay dignidad, ni santidad, ni heroicidad posible. Y en los Campos ese límite fue sistemáticamente superado. Claro que hubo héroes y santos, pero eran la excepción. Eso explica en parte el sentimiento de culpa de los supervivientes. Recuerdan que los mejores quedaron en el camino y que, para seguir adelante, tuvieron que bajar la cabeza, como les ocurrió cuando no fueron capaces de quitarse la gorra en señal de respeto por quien iba a morir ahorcado gritando para animarles: “¡ánimo, compañeros, yo seré el último!”. En lugar de ello recuerda un pesaroso Levi “no nos  hemos descubierto la cabeza más que cuando el alemán nos lo ha ordenado... ya no quedan hombres fuertes entre nosotros. El último pende ahora sobre nuestras cabezas y para los demás pocos cabestros han bastado. Pueden venir los rusos: no nos encontrarán más que a los domados, a nosotros los acabados, dignos ahora de la muerte inerme que nos espera. Destruir al hombre es difícil, casi tanto como crearlo: no ha sido fácil, no ha sido breve, pero lo habéis conseguido, alemanes. Henos aquí dóciles bajo vuestras miradas: de nuestra parte nada tenéis que temer: ni actos de rebeldía, ni palabras de desafío, ni siquiera una mirada que juzgue” (los textos de Levi están tomados de Primo Levi, 1988, Si esto es un hombre, Proyectos editoriales, Buenos Aires). Y en el estremecedor relato de Gradowski, el Sonderkommando, que escondió su relato entre las piedras de la cámaras de gas antes de ser asesinado, reconoce, abatido: “la moral, la ética, igual que la vida, yacen en una tumba”.