Denuncian escalada represiva contra activistas antirracistas

Leonardo Calvo Cardenas.

LA HABANA, Cuba, 22 de mayo (Leonardo Calvo Cárdenas, www.cubanet.org) -Varios líderes y activistas del comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR) fueron víctimas de un intenso operativo represivo para impedir su participación en la conmemoración del centenario de la protesta armada del Partido Independiente de Color (PIC).
Eleanor Calvo Martínez, directora del Observatorio Ciudadano contra la Discriminación (OCD),fue detenida en La Habana. Foto: Cubanet.
Fuerzas combinadas de la policía política y agentes de la Policía Nacional Revolucionaria detuvieron en la mañana del domingo 20 de mayo a los activistas del CIR cuando se dirigían a la Calle Amargura No. 63, en el municipio Habana Vieja, para participar en el acto de homenaje a los lideres y miembros del Partido Independiente de Color (1808-1912), quienes hace cien años se pronunciaron a favor de la igualdad y la justicia para los afro descendientes.
Aquella protesta de 1912, más simbólica que bélica, motivó una sangrienta masacre ordenada por el gobierno de turno que le costó la vida a miles de encartados e inocentes, un hecho prácticamente desconocido en la actualidad por la mayoría de los cubanos.
Juan A. Madrazo Luna, coordinador nacional del CIR, Leonardo Calvo Cárdenas vicecoordinador nacional del CIR, Eleanor Calvo Martínez, Directora del Observatorio Ciudadano contra la Discriminación (OCD); Manuel Cuesta Morúa, Presidente del Partido Arco Progresista y Fernando Palacios Mogar Presidente del Partido Liberal Nacional Cubano fueron detenidos en distintos puntos de la capital cuando se dirigían al acto convocado por la Red Protagónica Observatorio Crítico y la Cofradía de la Negritud.
Los activistas pasaron varias horas en los calabozos de distintas estaciones de policía de la ciudad.
Guillermo Ordoñez Lizama, secretario ejecutivo del OCD, quien pudo llegar al lugar, tomó la palabra para denunciar en el acto la escalada represiva de las autoridades y reafirmar el compromiso de los luchadores antirracistas cubanos con los ideales promovidos hace un siglo por los líderes y miembros del PIC.

Víctimas, 23 de mayo: Martín Merquelán Sarriegui, Virgilio do Nascimento Afonso y Miguel Peralta Utrera

Libertad Digital.



El 23 de mayo de 1978 la banda terrorista ETA asesina al taxista MARTÍN MERQUELÁN SARRIEGUI. Esa noche, en torno a las 22:00 horas, un individuo requirió los servicios de Martín en la parada de taxi de la localidad guipuzcoana de Irún para que le trasladara al barrio de Guruze.
Durante el trayecto, otros dos hombres se subieron al vehículo y obligaron a Martín a que se desviase hacia un antiguo recinto militar abandonado situado en la carretera que une Oyarzun con el Castillo del Inglés.
Hacia la media noche, su mujer se inquietó al ver que no regresaba a casa y se puso en contacto con los compañeros de su marido, que le contaron que había dejado la parada del taxi acompañado de un cliente. A las 00:30 horas, los taxistas denunciaron la desaparición de Martín en la comisaría y, poco después, se encontró su coche abandonado y con las puertas abiertas en Pasajes.
A las cuatro de la madrugada apareció su cuerpo sin vida en la carretera que conduce al Castillo del Inglés, con hematomas y cuatro dedos de la mano rotos. Al parecer, Martín ofreció resistencia a sus secuestradores y por eso fue golpeado. Además, presentaba dos impactos de bala disparados a bocajarro, uno de ellos con entrada por la parte posterior de la cabeza. En el lugar del crimen se encontraron dos casquillos del calibre 9 milímetros parabellum y una bala sin disparar.
Martín Merquelán Sarriegui tenía 48 años. Estaba casado y era padre de cinco hijos. El 25 de mayo, los taxistas de Guipúzcoa suspendieron los servicios en señal de protesta y llevaron crespones negros por su compañero asesinado.


El 23 de mayo de 1990 fue tiroteado por la banda terrorista ETA a la salida de un bar VIRGILIO DO NASCIMENTO AFONSO, ciudadano portugués. En un principio, la investigación de la Policía Nacional se orientó hacia un posible ajuste de cuentas por la supuesta relación de la víctima con el tráfico de estupefacientes.
Sin embargo, poco más de un mes después la banda terrorista ETA hizo pública una nota que dio un giro radical a la investigación. En un comunicado hecho público el 26 de junio de 1990 a través del diario Egin, escrito íntegramente en vasco, la banda asesina reivindicaba el asesinato de Virgilio do Nascimento y dos más cometidos en el mes de junio: el de Rafael San Sebastián Flechoso el 10 de junio, que la banda reconoció ser un error, y el de José Lasanta Martínez, el 13 de junio. El motivo que alegó la banda para asesinar a Virgilio fue que se dedicaba al tráfico de drogas, algo confirmado por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
El portugués era responsable de una banda dedicada al tráfico de drogas, vehículos robados y armas. Según información publicada en ABC, Virgilio do Nascimento había sido detenido en 1989 y se le había incautado un arma. Por otra parte, el Servicio Fiscal de la Guardia Civil investigaba, desde dos años antes de su asesinato, las actividades de la víctima.
Virgilio do Nascimento Afonso tenía 24 años. Su cadáver apareció tiroteado en el barrio donostiarra de Buenavista.



El 23 de mayo de 1994 ETA asesina en Madrid al teniente de Ingenieros del Ejército de TierraMIGUEL PERALTA UTRERA mediante una bomba-lapa adosada a los bajos de su coche. Los etarras aprovecharon que el militar aparcaba su vehículo en la calle en las proximidades de su domicilio, en una zona de viviendas militares, para colocarla bajo el mismo.
Minutos antes del estallido, Miguel había dejado a su hija Laura, de 15 años, en el instituto de Enseñanza Secundaria donde estudiaba. Durante el trayecto desde su domicilio al centro educativo la bomba ya estaba colocada, pero no estalló, lo que salvó la vida de la niña. De ahí se dirigió al Cuartel General del Mando de Transmisiones Estratégicas de Prado del Rey. La bomba hizo explosión mientras circulaba por la carretera de Extremadura. Además de la muerte de Miguel, la onda expansiva hirió gravemente a Raúl Caballero Linares y Agustín Konya.
En el año 2000 la Audiencia Nacional condenó a Mikel Azurmendi Peñagaricano a un total de 36 años de reclusión mayor por el asesinato de Miguel Peralta. En la misma sentencia se recoge que la bomba-lapa fue confeccionada por Azurmendi, Mercedes Chivite Berango y Álvaro Juan Arri Pascual. Este último la adosó a los bajos del coche con la ayuda de la etarra Idoia Martínez García. Pese a ello, y a que Mikel Azurmendi admitió en ese juicio la participación de Arri Pascual, este fue absuelto en 2005 por la misma sección y sala de la Audiencia Nacional al carecer de pruebas suficientes para condenarlo.
Mercedes Chivite Berango fue condenada en Francia en enero de 2010, junto a su pareja Félix López de Lacalle Gauna, alias Mobutu, a 12 años como responsables de las compras internacionales de armas de la banda. En la misma sentencia, el Tribunal de lo Criminal de París ordenaba suexpulsión a España para responder ante la justicia por varios atentados cometidos en los años 80 y 90. Mobutu y Chivite cayeron en manos de las fuerzas del orden el 2 de abril de 2004 en una casa rural cerca de Angulema apenas doce horas después de que le hubiera ocurrido lo mismo al entonces jefe del aparato logístico de la banda, Félix Ignacio Esparza Luri. En cuanto a Idoia Martínez García, una de las etarras más sanguinarias de la banda asesina, fue detenida el 6 de noviembre de 1997 en la localidad francesa de La Rochelle y extraditada a España por Francia en noviembre de 2003. Actualmente se encuentra cumpliendo condena en la prisión de Teixeiro en La Coruña por otros atentados y sigue teniendo varias causas pendientes con la justicia española por numerosos atentados.
Miguel Peralta Utrera tenía 47 años. Era de Medina Sidonia (Cádiz), estabacasado y tenía cuatro hijos de edades comprendidas entre los 22 y los 15 años. Sus restos mortales recibieron sepultura en la localidad gaditana de Chiclana, tras el funeral celebrado en el acuartelamiento donde estaba destinado, presidido por el arzobispo general castrense monseñor José Manuel Estepa. Los dos hijos varones del teniente portaron hasta el nicho el féretro de su padre, junto a oficiales de la Guardia Civil y del Ejército de Tierra.

Visual 67

The Atlantic.










































El marino que lloraba

Arturo Pérez-Reverte.



Alguna vez he hablado aquí de remordimientos. De lo poco que se llevan en los últimos tiempos, si es que alguna vez se llevaron. De la facilidad con que nos fabricamos, en el acto, excusas útiles para ignorarlos. El estado del bienestar incluye eso, imagino. El bienestar personal a toda costa. El no sentirse responsable, o culpable, de nada. Pero no siempre es así. A veces, el daño infligido a otros sigue presente en nuestra memoria y nos acompaña hasta el final, obligándonos a mirarlo cara a cara. No sé ustedes, pero en mi archivo personal tengo algunos remordimientos, o estragos que tienen mucho que ver con ellos. Fueron muchos años pisando caminos raros y cristales rotos. Y ninguna supervivencia es impune, claro. Algunos, con eso, hacemos novelas. O escribimos artículos como éste.

Era un niño cuando conocí al primer hombre con remordimientos. Alguna vez he dicho -hay días, maldición, en que me parece haberlo dicho casi todo- que crecí entre marinos mercantes, escuchando sus historias de singladuras, temporales y puertos. O al menos las que mi madre les permitía contar delante de una criatura. De todos ellos, incluso más que los capitanes de petroleros amigos de mi padre, mi marino favorito fue siempre mi tío Antonio, capitán de la Trasmediterránea. Solía reunirse con sus dos más queridos amigos, compañeros desde la escuela de Náutica, con los que permaneció unido toda su vida, incluso cuando los tres ya mandaban barcos. Se llamaban Salvador y Ginés. Yo era una especie de sobrino honorario de todos ellos y me gustaban mucho las historias del mar, así que era frecuente que me sentase en su compañía, escuchando mientras fumaban paquetes enteros de Players, bebían café y vaciaban botellas de whisky con etiquetas espectaculares al tiempo que hablaban de amarres en Veracruz, guardias nocturnas en el estrecho de Malaca, temporales en el Atlántico Norte o peleas en los bares de Rotterdam. Eran marinos de verdad. Amos de su barco después de Dios, e incluso antes. Marinos de toda la vida.
Salvador era flaco y moreno, muy afectuoso conmigo, y tenía una hija pequeña de la que yo andaba enamoradísimo. Durante la Segunda Guerra Mundial, con apenas veinte años, Salvador había estado navegando como alumno en un mercante que fue torpedeado en el Atlántico por un submarino alemán. Imaginen el efecto que eso me causaba, y la avidez con que escuchaba el relato cuando la historia surgía de nuevo: el barco navegando sin luces en la noche, la guardia en el puente, el desconcierto tras el impacto del torpedo, los hombres saltando al agua entre las llamas, los supervivientes amontonados en un bote y una balsa, sucios de petróleo, temblando de frío, algunos de ellos heridos. Y los días que pasaron a la deriva, sin comida ni agua, hasta que tuvieron la suerte de ser rescatados.
Era en ese punto donde la historia de Salvador se volvía aún más dramática; y prueba de la impresión que me causó es lo perfectamente que la recuerdo, cincuenta años después, en todos sus detalles. Los supervivientes, como digo, se hacinaban en un bote; y los que no cabían en él, entre ellos varios hombres heridos, iban detrás, en una balsa de madera unida al bote por un cabo. Había una fuerte marejada, con mar que rompía a veces, y los tirones del cabo de la balsa remolcada en la popa del bote hacían que éste embarcase mucha agua, poniéndolo en peligro de hundirse. Se desató a bordo una violenta discusión entre los partidarios de cortar el cabo y dejar la balsa a su suerte, y los que se negaban a abandonar a los compañeros. Quedó la cosa en mantener la balsa a remolque; pero, durante la noche, alguien del bote cortó el cabo. Los despertaron a todos las llamadas de angustia de los hombres que quedaban atrás, a la deriva, gritando en la oscuridad. Sus voces apagándose poco a poco hasta que dejaron de oírse. Y luego, sólo el sonido de las olas, la negrura del mar y el silencio de los hombres callados en el bote. Fueron rescatados tres días más tarde por un destructor inglés; pero de la balsa y sus ocupantes, nunca más se supo.
Oí contar a Salvador tres o cuatro veces aquella historia, y recuerdo muy bien su voz quebrándose al llegar a ese momento del relato. Sus silencios intermitentes y su modo de inclinar un poco la cabeza, mirando con fijeza el cigarrillo que le humeaba entre los dedos o el contenido de su vaso de whisky. «¡No nos dejéis aquí!», decía, recordando las voces que se alejaban en la noche. «¡No nos dejéis aquí!», insistía como si aún escuchara aquellas palabras. Y mientras las repetía una y otra vez, se le llenaban los ojos de lágrimas.  
  

Ciencias de las letras

Arcadi Espada.



Querido J:
Dado que es una de las pocas conversaciones que logra interesarte, tal vez estés al corriente de la intención del ministro Wert de reformar el Bachillerato. En realidad la reforma es un pie quebrado. Fue un sorprendente anuncio del presidente Rajoy y una de las escasísimas concreciones de su discurso de investidura. El carácter de la reforma se ha ido anunciando de la manera confusa y homeopática que distingue la comunicación de este gobierno y poco podré decirte sobre ella hasta que no pase a ser un hecho. Pero su mera enunciación me da la oportunidad de hablarte de un asunto en el que pienso hace tiempo. Su mera enunciación, y el papel que trajeron el otro día las twins.
Han cumplido quince años y el próximo acaban la cruelmente llamada Eso: según el papel les había llegado la hora de elegir. Y estaban en plenoembarras, aunque por fortuna del choix. Letras o ciencias, papá. He de decirte, antes de proseguir por el centro, que su embarazo ante la obligación de elegir no me sorprende. Los adolescentes de hoy no eligen. Se limitan a probarlo todo: hípica, natación, voley, esquí, inglés, francés, alemán, chino, heavy, son, twitter, facebook, chicos, chicas, pitis, peis y voy a callarme. La España binaria de Joselito o Belmonte era producto de la miseria. Elegir es un anacronismo. Pero si se trata de letras o ciencias, y se trata de los quince años, es probable que roce el crimen.
Mil veces hemos hablado de la fractura contemporánea entre ciencias y letras. Mil veces hemos predicado la conferencia de CP Snow que en 1959 formalizó antes que nadie la fractura. Mil veces hemos escrito por una literatura y una ciencia y un periodismo que la eludiera. Pero no recuerdo que habláramos del arranque de esta escisión, es decir, del sistema educativo. Es un poco ridículo que un adolescente de 15 o 16 años deba elegir entre Latín y Biología. A mi juicio, lo único que tendrían que estudiar los adolescentes, antes de la Universidad, son idiomas. En un sentido amplio, desde luego. Inglés, francés, alemán o chino y hasta latín. Pero por delante de ellos los cuatro idiomas básicos: el de la lengua, el de las matemáticas, el de la filosofía y el del dinero. No parece razonable que un alumno llegue a la universidad sin saber quiénes y por qué son Julio César, Vermeer, Shakespeare, Newton, Hume, Smith o Gödel. Pero lo fundamental son los idiomas, la capacidad de razonar y manejarse en los lenguajes básicos. Es esa competencia fundamental lo que se echa de menos en los alumnos españoles. Al menos en los alumnos de mi generación. Pero también, y eso es lo preocupante, en los alumnos que he tratado después de casi veinte años de docencia universitaria: la capacidad para tener una visión omnicomprensiva del conocimiento, eso es lo que falta. No importa que esa visión sea elemental, es decir, que corresponda a su edad. Como en las lenguas propiamente dichas también aquí lo importante es la sintaxis: el vocabulario es una pura cuestión de tiempo. Y es evidente que esa sintaxis ha de tener un carácter global que agrupe antes de las inexorables especializaciones profesionales lo que vulgarmente entendemos por ciencias y letras.
Vulgarmente. Demasiado vulgarmente. Porque el otro grave problema del sistema educativo (y no solo español) es concebir cualquier enseñanza, incluida la universitaria, al margen de la naturaleza y de sus ciencias. No puedo concebir una licenciatura en arte, cualquiera, sin incluir las aportaciones de la neurociencia o el estudio de la percepción. Es inaudito que Darwin no ocupe un lugar central en cualquier temario filosófico. ¿Cómo escribir novelas (¡y no cuentos!), ignorando la psicología evolutiva y la angustiosa relativización del libre albedrío? ¿Cómo formalizar científicamente el tópico de que la economía es un estado de ánimo sin la ayuda de la neuroeconomía? ¿Es concebible una historia del hombre sin advertir el impacto de la cosmología moderna en el patrón renacentista, relativizando ¡de manera absoluta! el lugar central en el universo del hombre y la tierra? ¿Puede ignorar un estudiante de Derecho de nuestro tiempo el debilitamiento del concepto de responsabilidadque anuncia la profunda e inminente revisión del concepto de enfermedad mental? En realidad todo el dualismo que aún reflejan las especializaciones docentes es fruto de otro dualismo anterior, cuyas consecuencias son de amplísimo espectro. Me refiero, claro está, al veterano dualismo entre cuerpo y mente. Es decir, al responsable de que los estudios de Letras hayan sido considerados ámbito del espíritu y los de ciencias escuetas maniobras del cuerpo mecánico.
Una propuesta de esta naturaleza, que a mi juicio es imprescindible también por razones económicas, afronta serios problemas vinculados con las inercias culturales. La escuela ha cambiado mucho menos que el mundo. Nada tan importante está tan fuera de época. Por si fuera poco drama, algunos de esos cambios, como los vinculados a la disciplina, han sido para mal. Pero el principal problema no afecta a los estudiantes que han de aprender sino a los maestros que han de enseñar. La formación de un profesorado que pueda moverse de un modo transversal entre las dos zonas clásicas del conocimiento es un requisito imprescindible. No he oído que el ministro Wert hablara de todo eso, y es un sociólogo bien dotado para comprender el problema. Ni el ministro Wert, ni para qué negarlo, ningún ministro de la historia de España. Un país que, en Europa, es el que más leyes de reforma educativa habrá generado en menos tiempo.
Las twins presentaron dos listas. A un lado las viejas asignaturas de Letras. Tenían el inconfundible aspecto, y hasta el aroma, de las tareas del hogar. Al otro lado estaban las que hoy se asocian con el conocimiento fuerte, el éxito y el dinero. Emparejé con cierta tristeza la Biología y el Latín. Advertí de pronto algo que no había pensado nunca respecto de la superioridad de la ciencia sobre nuestras entrañables marías. No se trata solo del conocimiento o del dinero. Se trata del misterio y del descubrimiento. Entre nuestras marías no solo el Latín está, técnicamente, muerto. Las asignaturas de ciencias dan paso a un vibrante mundo en movimiento, en gran parte inexplorado. Nuestras marías, por el contrario, proponen un conocimiento cerrado y previsto. De acuerdo: añade los matices que se te ocurran: el fondo de verdad permanece indemne. Y explica, más allá de la promesa de dinero y éxito por qué, entre todas las materias, un adolescente elige la vida en marcha.
Sigue con salud
A.
(El Mundo, 12 de mayo de 2012)