Aquí la primera parte de la entrevista, sobre enseñanza primaria y secundaria.
Los coreanos y japoneses piensan: "Si quiero trabajar en las mejores empresas de mi país tengo primero que entrar en las mejores universidades". Eso genera incentivos a que los chavales se esfuercen por mejorar sus notas desde el bachillerato. En realidad, aquí pasa algo parecido en algunas carreras. Los chavales que estudian más en el bachillerato son aquellos que quieren ir a Medicina. ¿Por qué? Porque para entrar en Medicina se necesita una nota muy alta.
Los incentivos están muy mal alineados. Se puede hacer mucho mejor sin gastar mucho más. Podría hacerse que la financiación de las universidades (también de las escuelas) dependiera de los resultados.
Por ejemplo, para comparar dos facultades de Administración y Dirección de Empresas (ADE) escoges a dos chicos con la misma nota y dices ¿cuál encuentra trabajo con más facilidad? Los centros que han generado más valor son los que han colocado mejor a sus alumnos. Es una diferencia de desempeño que no depende de medidas de satisfacción, es algo objetivo. Y sabemos que las tasas de empleo son muy diferentes entre las universidades.
Y está muy bien que lo publiquen porque ya por lo menos sabes que la probabilidad de encontrar trabajo si haces ADE (Administración y Dirección de Empresas) es mucho más alta que si haces Filología Hebrea. Ése es un dato muy interesante que los chavales deberían conocer. Pero es que si además separas por universidades, podrías saber que un chico con una nota de siete de tal facultad tiene más probabilidad de encontrar trabajo que un chico con la misma nota en otra facultad. Sólo esa publicación ya generaría muy buenos incentivos, y si además la financiación dependiera de eso, imagínate...
Los chicos no son conscientes del coste de la universidad. Y eso que hay medidas que se podrían aplicar fácilmente. Tú puedes poner precios similares al coste real. Podrían decirte que eso expulsa a los chicos con menos recursos, pero no es cierto. A todo el que no quiera o no pueda pagar se le podría conceder una beca. Eso sí, se le dice: El día que te gradúes, tus impuestos van a tener una sobrecarga para que vayas devolviendo ese dinero.
Obviamente. Ahora los títulos universitarios los están pagando tanto los que se gradúan como los que no. El coste medio por estudiante y año puede estar (aproximadamente) en torno a los 8.000 euros. Tú puedes decirle al estudiante: esos 30.000 euros que te gastas en los cuatro años no es necesario que los pagues ahora si no puedes, pero cuando te gradúes se lo tienes que devolver poco a poco al Estado. Es un mecanismo transparente, bueno y lógico.
P: Es parecido al sistema tipo créditos que defendemos en Libre Mercado. Pero cuando le explicas a alguien este tipo de mecanismos dice: Es que lo voy a estar pagando toda mi vida.
R: ¡Obviamente! Es que la universidad no es gratis.
P: Las estadísticas dicen que aquéllos con titulación superior ganan más que los que no la tienen. Subvencionando la universidad acaba produciéndose una especie de redistribución inversa: de los pobres a los ricos. ¿No es injusto que un chaval de 16 años que se pone a trabajar de albañil esté pagando con sus impuestos los estudios de su vecino que no comenzará a trabajar hasta los 25?
R: Efectivamente. Y más en una situación fiscal tan desesperada como la que estamos. Si tomamos este número de 8.000 euros anuales de coste podemos calcular que en Madrid hay unos 150.000 estudiantes, esto supone un coste total de 1.200 millones. El lío que se ha montado con los profesores de secundaria ha sido por 80 millones...
P: Si tuvieran que pagar la universidad, aunque fuera una vez que la terminasen, los chicos se preguntarían qué quieren hacer con sus estudios.
R: Claro, comenzarían a pensar en la universidad y en el mercado de trabajo antes. Esto te transforma completamente. Los chicos que ya tienen uso de razón, con doce o trece años, pueden preguntarse: Si estudio mucho puedo hacer una buena carrera y si no estudio tanto tendré una titulación mediocre.
P: Pero mucha gente cree que la educación tiene que ser gratis porque sí.
R: Hay que convencer a la gente de que la educación no es gratis. Hay que poner unos recursos para pagarla. La cuestión es, dado que no es gratis, ¿cuál es la mejor manera de pagarla? Y en la universidad no tengo ninguna duda: el que tiene que pagarla es el que recibe el servicio. Por motivos de equidad a algunas personas se les puede posponer el pago. Para eso se pueden aplicar los recargos impositivos, los préstamos, etc... Hay muchas formas de hacerlo. Pero tiene que quedar claro que esto no es gratis.