Annick Bouvier






Una historia de violencia. Arturo Pérez-Reverte





Año 1547. La España del emperador Carlos V tiene al mundo agarrado por las pelotas. Los príncipes protestantes se han puesto flamencos, y les caen encima, entre otros, los tercios de infantería española. La cosa se dilucida en Mühlberg, con el río Elba entre los ejércitos del elector de Sajonia y el del emperador. Se acomete la gente, se retiran los luteranos, y en mitad del pifostio hay un momento delicado. Huyendo ante el empuje de la vanguardia mandada por el duque de Alba, que siega como una guadaña, los alemanes -marcando el paso de la oca, o lo que marcaran entonces- pasan el río por un puente de barcas, lo recogen en la otra orilla, y para defender el único vado y cubrir su retirada acumulan allí enorme cantidad de artillería y arcabuceros. De manera que al llegar los españoles granizan balas sobre los arneses. El de Alba, cabreadísimo, va de un lado a otro sin saber cómo hincarle el diente al asunto, pues los tudescos van a enrocarse tras las murallas de la plaza fuerte, y de allí no los sacarán ni con Tres en Uno. El emperador está a punto de llegar con el grueso del ejército, encontrando el paso bloqueado; y además, los enemigos empiezan a incendiar las barcas. Como para ingerir cianuro. 

Entonces ocurre una de esas cosas que a veces nos pierden a los españoles y otras nos salvan. Algo muy nuestro. Muy de aquí. Porque de pronto, en mitad del carajal, a un soldado del Tercio Viejo se le va la pinza y empieza a ciscarse en los alemanes y en todos sus muertos; y jurando en arameo se pone la espada entre los dientes, echa a nadar por el vado bajo una lluvia de arcabuzazos, llega a la orilla con dos cojones, arremete contra los alemanes echando espumarajos, y mata a cinco. Tras él, por vergüenza torera y porque está feo dejarlo ir solo, se han echado al agua su capitán y nueve soldados, que salen chapoteando y gritando «España, cierra, cierra», como animales. Imagínense el cuadro y las pintas de mis primos, aullando mojados de barro y con ojos de locos, de mucho matar, con sus barbas, espadas, escapularios y demás parafernalia. De ese modo los colegas llegan a tiempo de ayudar al que pelea a la desesperada, acuchillando a mansalva. Así, entre los diez, hacen un escabeche de toma pan y moja. Y mientras los alemanes deciden que es momento de salir por pies a buscar unas cervezas, los españoles, chorreando agua y sangre ajena, apagan el incendio, reconstruyen el puente, y cuando llega el emperador, su ejército lo pasa tranquilamente, alcanza al enemigo, y al elector de Sajonia y a su puta madre les da las suyas y las de un bombero. 

Después, Carlos V pregunta quién fue el majara que cruzó el río. Y le presentan a un oscuro soldado de padres vascos aunque nacido en Medina del Campo, llamado Cristóbal Mondragón. Y allí mismo, sobre el campo de batalla, el emperador lo llama «el mejor soldado del mejor tercio de la infantería española» y lo nombra alférez. Al capitán que lo siguió lo asciende a maestre de campo, y a los nueve soldados les da tanto dinero que Lope de Vega, en su comedia El valiente Céspedes, dirá más tarde que los ha cubierto de oro. 

¿Colorín colorado? Casi. Y no como habría debido ser. Con el tiempo, Mondragón se convirtió en uno de los más destacados militares españoles en las guerras de Flandes. Amado por sus hombres, eso le granjeó -no podía ser de otra manera-, odios y envidias en España. Y Felipe II, al que sirvió con tanta devoción y valor como al padre, se portó con él como un miserable. Cuando ya veterano volvió a su patria y solicitó expediente de nobleza, los jueces se las arreglaron para inventarle antepasados judíos. Humillado, lleno de amargura y vergüenza, Mondragón regresó a Flandes, de donde no había de volver nunca. Acabó con noventa años, digno hasta el fin, ordenando que lo pusieran en la ventana para que sus soldados, que lo adoraban, lo viesen morir. En su testamento pedía, en pago a sus servicios, la castellanía de Amberes para su hijo y una capitanía de lanzas para su nieto. El rey, naturalmente, no concedió ni la una ni la otra.



Chaim Rumkowski



Cuando los soviéticos liberar Lodz, sólo quedan 877 supervivientes de las más de 250.000 personas que pasaron por el gueto.


Dádme a vuestros niños


El gueto ha recibido un duro golpe. Nos piden aquello que más queremos, a nuestros niños y ancianos. Yo no tuve la suerte de tener un hijo y por lo tanto dediqué los mejores años de mi vida a los niños. Viví y respiré juntos a los niños. Yo nunca me imaginé que mis propias se verían forzadas a hacer este sacrificio en el altar. En mi veje me veo obligado a extender las manos y mendigar: ¡"Hermanos y hermanas, dádmelos a mí! - ¡Padres y madres, dadme vuestros niños ..” (amargos sollozos sacuden al público reunido) ... Ayer, en el curso del día, recibí la orden de enviar a más de 20.000 judíos del gueto, y si no lo hago ellos me dijeron – "nosotros mismos lo haremos". La pregunta fue: ¿"Debíamos haber aceptado esta orden y llevarla a cabo nosotros mismos, o debíamos dejárselo a otros?" Pero puesto que nos guiaba la idea de no “¿cuántos se perderán?” sino de ¿cuántos pueden ser salvados?", llegamos a la conclusión – los más cercanos a mi trabajo y yo mismo – que por difícil que sea, debemos aceptar esta carga y llevar a cabo esta orden. ¡Debo llevar a cabo esta operación difícil y sangrienta, debo cortar miembros para salvar el cuerpo! Debo entregar a los niños, y si no lo hago, los otros se los llevarán igual, Dios prohibe... (terribles gemidos).

Hoy yo no puedo consolaros. Ni vine para consolaros sino para mostraros todo el dolor y toda la pena. He venido como un ladrón, para quitaros lo que es más querido en vuestro corazón. He hecho todo lo que he sabido para anular esta amarga sentencia. Al no poder cancelarla he hecho todo lo posible para aligerarla. Sólo ayer ordené que se registrase a todos los niños de nueve años. Quise salvar por lo menos un año – a los niños de nueve a diez, pero ellos no cedieron. Conseguí una cosa – salvar a los niños de más de diez años. Que sea éste el consuelo de nuestra gran pena.

Hay muchas personas en este gueto que sufren tuberculosis, cuyos días o quizás semanas pueden contarse. No lo sé, quizás esto sea un plan satánico, y quizás no, pero yo no puedo parar de pensar: "Dadme a esta gente enferma y quizás será posible salvar al sano en su lugar." Sé cuán precioso es cada uno de estos enfermos en su hogar, y especialmente entre judíos. Pero en tiempos en los que se emiten tales decretos uno debe sopesar y medir quien se debe salvar, quien se puede salvar y quien se puede salvar.

El sentido común nos dice que los que deben ser salvados son aquellos que pueden ser salvados y tienen una oportunidad siendo salvados y no ésos para los que no hay la posibilidad de salvarse en ningún caso ...

Discurso de Chaim Rumkowski - 4 de septiembre de 1942




Fuente: Jordi Ainaud.

Cuando Sorolla vio por primera vez Sierra Nevada




A Joaquín Sorolla no le dejó sin habla la Alhambra, ni el Palacio de Carlos V ni los arabescos y la alta azulejería. En su primera visita a Granada, en noviembre de 1909, lo que sobrecogió al pintor valenciano fue ver Sierra Nevada. Las altas cumbres somo telón de fondo de los palacios nazaríes fueron las que hicieron al pintor regresar en dos ocasiones más a la ciudad andaluza para retratar sus calles y sus paisajes.

De las 46 piezas que pintó sobre Granada, 24 de ellas pueden contemplarse desde esta mañana en el Museo Sorolla de Madrid, donde ha recalado la exposición Granada en Sorolla.


La exposición 'Granada en Sorolla' puede verse hasta el 22 de febrero de 2012 en el Museo Sorolla de Madrid (Paseo del General Martínez Campos, 37). De martes a sábado hay visitas guiadas a todo el museo a las 15,30, 17.00 y 18.30.



10 Years of Hope, Trying to Save Abandoned Newborns. Kristen McQueary

For 10 years, Dawn Geras of Chicago has tracked cases like this one. Ms. Geras is the founder of the Save Abandoned Babies Foundation, a charity she runs out of her home in a downtown high rise. She helped get a state law enacted in 2001, the Abandoned Newborn Infant Protection Act. The law allows parents of babies less than 30 days old to relinquish them, no questions asked, at police stations, fire houses and hospitals.


Since the law was enacted in 2001, 69 Illinois babies have safely been taken to designated sites.   The law is designed to make the process anonymous for the parents and safe for the babies. As long as the infant is unharmed and handed directly to staff members, the parents are not prosecuted.


Despite the new law and successful adoptions, problems persist. Including the Bloomington newborn, 63 babies have been abandoned illegally during the last 10 years, nearly as many as were taken to the safe havens. They were left at churches, along roadways and, in some cases, thrown in garbage cans. Of those, 30 died before someone found them.





Indignación mundial por pena capital a pastor iraní luego de negarse a aceptar el islam

El trato que ha dado Irán al pastor cristiano evangélico Yusef Nadarjani, condenado por apostasía tras renunciar al islam hace quince años, “viola todos los límites de la decencia” y las obligaciones internacionales de ese país, afirmó ayer la Casa Blanca.

En su rueda de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, indicó que Nadarjani, de 34 años, “no ha hecho nada más que mantener su fe, que es un derecho universal para todo el mundo”.

“Que las autoridades iraníes intenten obligarle a renunciar a su fe viola los valores religiosos que aseguran defender, viola todos los límites de la decencia e incumple las obligaciones internacionales iraníes”, indicó el portavoz.

Nadarjani se negó ayer miércoles por tercera vez a aceptar el islam ante la Audiencia Provincial de Gilan, en Irán, lo que podría acarrearle la pena de muerte según la legislación religiosa iraní.

Según Carney, la decisión de imponerle la pena capital “demostraría más aún el profundo desprecio de las autoridades iraníes por la libertad religiosa y pondría de manifiesto la continua violación iraní de los derechos de sus ciudadanos”.

“Llamamos a las autoridades iraníes a poner en libertad al pastor Nadarjani y demostrar su compromiso con los derechos universales más básicos, incluida la libertad religiosa”, agregó el portavoz.

El pasado 5 de julio, el Tribunal Supremo anuló la pena de muerte que ya pesaba sobre Nadarjani y devolvió el caso a la Audiencia Provincial de Gilan.
Si se confirma la pena de muerte y el Tribunal Supremo no acepta el recurso, Nadarjani pasaría a disposición del departamento que se encarga de la aplicación de condenas, dentro del sistema judicial iraní.

Nadarjani, que según la ley iraní es originariamente musulmán, al ser hijo de musulmanes, se convirtió al cristianismo a los 19 años y actualmente es pastor de un grupo evangélico, fue detenido en octubre de 2009 y procesado por apostasía, lo que en Irán conlleva la pena de muerte.

La República Islámica de Irán es un Estado de confesión musulmana chiíta y, aunque la ley protege a los practicantes de otras ramas del islam y las confesiones cristiana, judía y zoroástrica, todos ellos sufren de discriminación y limitaciones.



Quimioterapia: al enemigo ni agua. Sophie

Nuestras armas de batalla son 3: cirugía, radioterapia, quimioterapia. La primera, la cirugía, la usamos cuando tenemos tumores bien definidos, compactos, que no tienen muchas ramificaciones y sabemos que podemos extirparlos enteros o casi enteros. La segunda, la radioterapia, la empleamos en casos en los que es complicada la cirugía o es menos dañino irradiar, destruyendo las células sin tener que cortar y coser. Y la tercera, la quimioterapia, es la encargada de quitar de enmedio a cánceres diseminados, difíciles de eliminar con cirugía o radioterapia. El ejemplo más claro lo constituyen los cánceres hematológicos,¿cómo eliminamos glóbulos blancos defectuosos?

¿Recordáis el anterior artículo, en el que os contaba cómo se originaba un cáncer? Pues bien, los fármacos quimioterápicos no hacen más que poner palos a la rueda para pararla. Puesto que el ciclo celular se ha descontrolado, los quimioterápicos hacen todo lo posible por frenar esas células malignas e impedir que se sigan reproduciendo. Sus mecanismos de acción son de lo más variado, rompiendo su metabolismo y asfixiando a esas células, destrozando el ADN de esas células e impidiendo que se reproduzcan, bloqueando su maquinaria e impidiéndoles que produzcan proteínas y, por tanto, puedan hacer daño. Se trata de bloquear una de las fases de ese ciclo celular descontrolado para pararlo a cualquier precio.

Todo esto está muy bien, pero tiene un fallo: los quimioterápicos sólo pueden actuar sobre CÉLULAS ACTIVAS, es decir, que estén en fase de reproducción. No afectan a las células que están en reposo, llamadas células quiescentes. Esto, queridos lectores, es lo que explica por qué se le aplica a alguien un ciclo de quimioterapia y hay que esperar un tiempo para ver si realmente ha sido eficaz y se lo ha cargado todo o casi todo. ¿Cómo resolvemos ese problema? Administrando junto con ese fármaco quimioterápico uninductor celular, forzando a esas células quiescentes a reproducirse.

Quiero incidir en un punto: la quimioterapia actúa sobre todo el organismo. Todo. Eso quiere decir que actuará sobre células malignas, pero también sobre células sanas. Afectará principalmente a las células que más rápidamente se reproduzcan, como esas células tumorales y, por ejemplo, las células que hallamos en nuestra piel o nuestro pelo, lo cual explica ese efecto secundario tan temido y que llama tanto la atención, la caída del pelo y el mal aspecto de la piel.



Ex policía corrupto es el dueño del barrio. Dania Virgen García

Jesús Bismarck, un ex-policía retirado de las provincias orientales, de 65 años, llegó a La Habana y compró una casa en el barrio La Corea, en San Miguel del Padrón, hace cinco años y ahora es el dueño del barrio.

En el barrio aseguran que Bismarck es informante de la policía. Bismarck, quien vive en calle 5ta número 19129, entre A y C, en La Corea, perteneciente al Consejo Popular Luyanó Moderno, se dedica a vigilar a los vecinos que cometen ilegalidades y a los desafectos al régimen. En su vivienda hay un teléfono público desde donde le prohibió a la activista de los derechos humanos  y colaboradora de Cuba por Dentro, Rebeca Rojas Ullán, hacer llamadas porque según le dijo, “es una contrarrevolucionaria”.

Este ex-policía, que además posee una vivienda en Cojímar, se dedica a  negocios ilícitos. Vende  ropa, zapatos, cemento, piezas de automóviles. Su hijo, a quien llaman El Mexicanito,  es quien trapichea estas mercancías en un carro con chapa HUX 130 y  camión con chapa HHF 945. Según varios vecinos, el día 5 de septiembre, el Mexicanito en pleno día descargó un camión de sacos de cemento.

“Delata a los infelices que hacen negocitos para poder mantener a sus hijos  a cambio de que la policía lo deje hacer sus negocios en grande sin ningún tipo de problemas”, comentó un vecino.



The moral arc bends toward justice. Michael Shermer

Fortunately, thanks to the tools of modern science, we no longer have to divine it by conscience. We have data, comprehensively compiled by the Harvard University social scientist Steven Pinker in his new book entitled The Better Angels of Our Nature: Why Violence Has Declined (Viking, 2011). The thesis sounds counterintuitive. Shortly after Reverend Parker penned his book, over 600,000 Americans died in a brutal civil war. Half a century later, millions more died in the Great War, and just over two decades later tens of millions more were murdered in the Second World War and the Holocaust, followed on by Stalin’s purges, Mao’s Cultural Revolution, Cambodia’s killing fields, and the numerous genocides in Africa. With bodies stacked like cordwood and the ashes in the crematoria still cooling in living memory, how can anyone seriously argue that there has been a decline in violence?

The idea that we live in an exceptionally violent time is an illusion created by the media’s relentless coverage of violence, coupled to our brain’s evolved propensity to notice and remember recent and emotionally salient events, of which violence plays second fiddle to none. Pinker’s thesis is that violence of all kinds—from murder, rape, and genocide to the mistreatment of blacks, women, gays, and animals—has been in decline for centuries as a result of two forces: (1) a top-down rule of law created by Hobbes’ Leviathan state and an ensuing social contract, and (2) a bottom-up civilizing process brought about by trade, travel, and other social forces that have expanded the circle of our moral sentiments to include people beyond our kin and kind and clan.

Consider how far we’ve come since the violence of our hunter-gatherer ancestors. Data from dozens of studies reveals the percentage of deaths in warfare from prehistoric times to the present. The contrast is striking: Prehistoric peoples and modern hunter-gatherers and hunter-horticulturalists are far more murderous than states, with the percentage of death by violence for the former ranging from 10 to 60 percent, and an average of 24.5 percent, compared to 5 percent and under for the latter. Even the bloody twentieth-century wars weren’t so bloody by comparison: About 40 million people died in battle deaths during the century in which around six billion people lived, which amounts to 0.7 percent battle deaths. What about noncombat deaths, such as all those citizens who became the collateral damage of war? “Even if we tripled or quadrupled the estimate to include indirect deaths from war-caused famine and disease, it would barely narrow the gap between state and nonstate societies,” Pinker explains. Even all those genocides and the Holocaust only bring the death toll up to 180 million deaths, which “still amounts to only 3 percent of the deaths in the twentieth century.” And it’s been getting better ever since. In 2005, Pinker computes, a grand total of 0.008, or eight tenths of one percent of Americans died in two foreign wars and domestic homicides combined. In the world as a whole, the rate of violence from war, terrorism, genocide, and killings by warlords and militias was 0.0003 of the total population, or three hundredths of one percent.





World War II in photos (XV). The Pacific Islands



Primerasegundaterceracuartaquintasextaséptimaoctavanovenadécimaundécima, duodécimadecimetercera y decimocuarta entregas. (First, second, third, fourth, fifth, sixth, seventh, eighth, ninth, tenth, eleventh, twelfth, thirteenth and fourteenth parts).

En el reportaje original se incluyen los pies de foto. (Original report includes captions).