El trato que ha dado Irán al pastor cristiano evangélico Yusef Nadarjani, condenado por apostasía tras renunciar al islam hace quince años, “viola todos los límites de la decencia” y las obligaciones internacionales de ese país, afirmó ayer la Casa Blanca.
En su rueda de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, indicó que Nadarjani, de 34 años, “no ha hecho nada más que mantener su fe, que es un derecho universal para todo el mundo”.
“Que las autoridades iraníes intenten obligarle a renunciar a su fe viola los valores religiosos que aseguran defender, viola todos los límites de la decencia e incumple las obligaciones internacionales iraníes”, indicó el portavoz.
Nadarjani se negó ayer miércoles por tercera vez a aceptar el islam ante la Audiencia Provincial de Gilan, en Irán, lo que podría acarrearle la pena de muerte según la legislación religiosa iraní.
Según Carney, la decisión de imponerle la pena capital “demostraría más aún el profundo desprecio de las autoridades iraníes por la libertad religiosa y pondría de manifiesto la continua violación iraní de los derechos de sus ciudadanos”.
“Llamamos a las autoridades iraníes a poner en libertad al pastor Nadarjani y demostrar su compromiso con los derechos universales más básicos, incluida la libertad religiosa”, agregó el portavoz.
El pasado 5 de julio, el Tribunal Supremo anuló la pena de muerte que ya pesaba sobre Nadarjani y devolvió el caso a la Audiencia Provincial de Gilan.
Si se confirma la pena de muerte y el Tribunal Supremo no acepta el recurso, Nadarjani pasaría a disposición del departamento que se encarga de la aplicación de condenas, dentro del sistema judicial iraní.
Nadarjani, que según la ley iraní es originariamente musulmán, al ser hijo de musulmanes, se convirtió al cristianismo a los 19 años y actualmente es pastor de un grupo evangélico, fue detenido en octubre de 2009 y procesado por apostasía, lo que en Irán conlleva la pena de muerte.
La República Islámica de Irán es un Estado de confesión musulmana chiíta y, aunque la ley protege a los practicantes de otras ramas del islam y las confesiones cristiana, judía y zoroástrica, todos ellos sufren de discriminación y limitaciones.
Fuente: Miguel Galbán.
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