La visita a Amsterdam ha merecido la pena. Para volver de nuevo.
La zona centro, por los canales, es una delicia, se puede caminar tranquilamente aunque la cantidad de bicicletas es muy alta y hay que estar atento.
El hotel al que fuimos estaba bien situado, a 10 minutos en metro. Limpio, acogedor y moderno. Con párking para el coche.
La comida no nos ha maravillado, pero nos hemos alimentado decentemente. Hay que investigar más. la próxima vez.
El Rijks Museum estaba en obras pero las pinturas más importantes podían verse, aunque la exposición se centra en el siglo XVII de la pintura flamenca. Me gustan más las pinturas de Frans Hals que las de Rembrandt, aunque las de los dos son una maravilla.
El Van Gogh Museum es un museo perfecto, con espacio más que suficiente para las obras, y con un repaso completo de toda la vida artística de Van Gogh. Muchísima gente, que hacía agobiante la visita. Pero mereció la pena ir.
Habrá que repetir.