“Las obras públicas son del país, y no de un gobierno o funcionario en particular”, dijo Solís después de firmar el decreto. “El culto a la imagen del presidente se acabó, por lo menos durante mi gobierno”.
El ministro de la Presidencia de Costa Rica, Melvin Jiménez, me dijo que la decisión fue parte de la plataforma de la campaña de Solís.Hay ideas y declaraciones, como las anteriores, que parecerían obvias e incluso estúpidas si no fuera por lo que conocemos de la historia pasada o actual.
La excusa de siempre es que les obligan, que no han podido resistirse, que fue tanta la insistencia, y similares. Pero me parece una falta de respeto el personalizar las obras en una persona o en un grupo, cuando el coste se asume por millones.
Cuanto más demagogo y dictador es un régimen más se inclina al culto a la personalidad, sólo hay que ver los regímenes de Cuba, Corea del Norte, Argentina y Venezuela.