Juan Tamayo.
Un lavamanos en una de las prisiones del Combinado del Este.
Diez videos sacados de manera clandestina de la prisión más grande y de peor reputación de Cuba, en una operación inusualmente osada por parte de una disidente, muestran inodoros sucios, paredes mugrientas, filtración de aguas residuales y una comida descrita como peor que la “comida para animales”.
“Muestren este video a la comunidad internacional, cómo esta dictadura miserable comete barbaridades contra la humanidad”, afirma el narrador principal del video, un ciudadano de la India que está cumpliendo una sentencia de 30 años en la prisión de alta seguridad de La Habana conocida como el Combinado del Este.
La disidente de La Habana Dania Virgen García, quien escribe el blog “Cuba por Dentro”, indicó que los videos fueron grabados a fines de enero con una cámara digital colada de contrabando en la cárcel “para que todos vean la realidad de Cuba”. Fueron entregados exclusivamente a El Nuevo Herald.
Los videos, que mostraron además a varios presos, incluyendo un ciudadano estadounidense que se queja de las condiciones de la prisión, parecen haber sido los primeros que se hayan salido de contrabando de las más de 200 cárceles de Cuba.
El activista de los derechos humanos Elizardo Sánchez Santa Cruz declaró que la cárcel es “una de las peores en cuanto a condiciones higiénicas sanitarias” en un sistema marcado por “condiciones infrahumanas y degradantes”, que está entre los peores de América Latina porque Cuba es el único país en esta región que no permite que el Comité Internacional de la Cruz Roja inspeccione sus prisiones.
Construido por presos en 1975 con materiales de construcción deficientes, la mayor cárcel de Cuba, cuya población se estima en alrededor de 5,000 presos, tiene muchas tuberías rotas que expulsan aguas negras, declaró Sánchez Santa Cruz, quien pasó casi tres años en el Combinado del Este.
Los videos muestran una serie de inodoros en un estado de inmundicia casi inimaginable, poco más que hoyos en el piso de las celdas de los prisioneros. Muchas de las cárceles tienen las paredes tan mohosas a causa de la filtración de aguas albañales y corriente que aparecen casi negras.
En una de las grabaciones, un preso usa en su celda un tanque plástico azul de 55 galones para recoger el agua que se filtra y usarla para descargar el inodoro y bañarse. El reo improvisó un cable eléctrico para calentar un cubo de agua de cinco galones para su aseo.
También se muestran un par de celdas de castigo vacías con capacidad para seis hombres, conocidas como “tapiadas” porque sus puertas son de acero sólido en lugar de barras y no tienen ventanas, sólo una hilera de ranuras de alrededor de dos pulgadas de ancho y dos pies de alto.
Varios escenas muestran un patio descrito como “más sucio que el piso de un gallinero” y salpicado de trozos de mampostería caídos de las celdas circundantes. Un narrador asegura que se permite salir a los presos solamente una hora de lunes a viernes.
El hospital de la cárcel, el cual solamente es mostrado desde afuera, no tiene medicinas en absoluto y es conocido como “el matadero”, afirmó Dalvinder Singh Jagpal, quien parece haber sido el camarógrafo y narrador principal.
Singh describe a Fidel y Raúl Castro en varios de las tomas como “peores que Al Qaida” y agrega: “Son antihumanos. Son monstruos”.
Los videos mostraron además a varios presos, incluyendo a uno con trenzas largas que habla solo sin parar. “Este hombre está completamente loco”, comentó el narrador. “Entró sano y salvo y esta dictadura miserable le arruinó la vida”.
Se ve también a un ciudadano estadounidense que se identificó a sí mismo como Douglas Moore y dijo que estaba preso desde el 2003 convicto por drogas, caminando despacio con un bastón, mostrando moretones en su pierna izquierda y calificando de “infrahumanas” las condiciones de la cárcel y la comida “no apta para seres humanos”.
Como estadounidense, aseguró, los carceleros lo han “escogido para el abuso, y no puedo contar todas las veces que me han encadenado de manos y pies y me han apaleado sin piedad, y luego robado mis escasas pertenencias”.
“En Cuba no hay justicia bajo el régimen de Fidel y Raúl Castro”, subrayó Moore. “Los hermanos marxistas [a diferencia de los hermanos Marx] no son graciosos”.
Otro video muestra a Marcos Damián Rafael Fernández, un cubano que no tiene manos. García dijo que las perdió en el 2000 cuando, tratando de colarse en la base naval estadounidense de Guantánamo, tropezó con una mina terrestre. El recluso come con una cuchara atada a un brazalete hecho a mano.
El más conversador de los presos mostrados en los videos es Singh, quien cuenta que fue sentenciado a 10 años de cárcel en el 2002 por corrupción de menores, y 10 meses después a otros 20 años por un cargo de drogas. Niega ambos cargos.
Encerrado en un ala reservada para extranjeros, criticó a un preso cubanoamericano cuyo nombre es ininteligible por ser un “delincuente de pacotilla que colabora con la Seguridad del Estado”, y maldijo a los hermanos Castro en un español matizado por un fuerte acento.
Singh también se queja mucho de la comida, que compara con pienso para animales. El desayuno es un pedazo de pan, y la otra comida diaria, añadió, es otro pedazo de pan y un plato de arroz con huevos fritos o “picadillo” elaborado exclusivamente a base de soya.
Los presos no reciben frutas ni vegetales, aseguró, pero pueden comprar alimentos adicionales a precios abusivos --una caja de hojuelas de maíz cuesta $8-- que requieren que sus familiares en la India le envíen dinero y convierten las cárceles cubanas en “una industria recaudadora de divisas”.
Los guardias entregan a cada preso dos jabones por mes y un tubo de pasta dental cada tres meses, añadió Singh.
John Alexander Serrano, de 31 años, un colombiano preso por cargos de droga que también niega, afirmó que había llegado al Combinado del Este del “centro de torturas” conocido como 100 y Aldabó, una instalación para interrogatorios policiales ubicada en esa dirección de La Habana.
Cuatro presos fueron hacinados en una celda de apenas tres pies por nueve --relató--, y sólo se les permitía salir 10 minutos cada tres días. Serrano agregó que planeaba declararse en huelga de hambre y llevaba una camiseta blanca con las palabras “Libertad o muerte”.
Dania Virgen García declaró que estaba al tanto de los riesgos de entrar la cámara de contrabando a la cárcel y sacar sus tarjetas de memoria. En el 2010, su labor disidente le valió una condena de 20 meses de cárcel por una pelea sin importancia con una hija. Tras apelar, la sentencia fue reducida a una multa de $13.
Los presos dejaron de grabar a principios de marzo porque la cámara se rompió --explicó--, y porque los guardias escucharon que se habían grabado videos.
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