Vivir sin ti no puedo - Pimpinela.

Canción mítica. Llevo escuchando a Pimpinela desde mi más tierna infancia, sin traumas aparentes. Una delicia de canción. Siempre me acuerdo de mi mujer al escucharla.

Endless Love - Diana Ross & Lionel Richie

Me encanta esta canción. La letra, la interpretación, la música. Todo.

Alatriste de Arturo Pérez-Reverte

He leído las primeras seis novelas de Alatriste de Pérez-Reverte y me parecen excepcionales.

Juan Abreu escribe sobre ellas. De acuerdo con el 100% de su texto:
A rebote del Felipe II de Geoffrey Parker leo todos los Alatriste. Verdad es que tengo una montaña de libros esperando junto a la cama. Pero la vida es lo que no planeamos. Y qué bien me lo paso. Hay pocos hombres en literatura. ¿Cómo había dejado pasar a este, tan estupendo? Estupideces, prejuicios: español, contemporáneo, popular, capa y espada. No puede ser bueno. Pero lo es, es buenísimo. Qué personaje. Y qué idioma enjaezado, arenoso. Lavado con agua de mar. Son libros amargos sí pero llenos de decencia. Cosa que se echa de menos en la literatura en general y en la literatura española contemporánea en particular. Alatriste es un samurai, un pistolero solitario. Un héroe. No hay nada más difícil que escribir un héroe. Pérez Reverte lo ha conseguido. Fantástico. Y qué bien, alguien orgulloso de ser español en un país donde la palabra español es punto menos que un insulto.

La película es otra cosa. Malita. La compro en un mercadillo de segunda mano, tres euros. Viggo Mortersen tiene planta, pero es lo único que tiene. Todo está más o menos bien hasta que abre la boca. La mitad de lo que dice no se entiende. El resto, acartonado. Nada que ver con la enjundia, la vivacidad y la emoción de las novelas. Mal, tratar de abarcar las seis novelas en una película. Resultado: batiburrillo. Errores de bulto: poner a la Ariadna Gil, más bien feilla y del tipo dientuso y escueto, a encarnar (es un decir) a de la bella y exhuberante María de Castro. Los actores hacen lo que pueden, que no es mucho, pero es que aquello no tiene pies ni cabeza. El director cree que componiendo algunas escenas para que parezcan cuadros de Velázquez es suficiente.

Pero no lo es.

Qué oportunidad perdida. Ah, el cine español.

Las ciudades.

Siempre me ha maravillado la capacidad del hombre para organizarse y conseguir cosas de manera conjunta.

Estamos en un momento de la historia de la humanidad donde hemos conseguido resolver nuestros conflictos sin recurrir a la violencia. El día que eso se dé en todo el planeta y se canalicen esas energías en cooperar y mejorar la vida individual y colectiva daremos un salto increíble.

Hasta que llegue eso me sigo maravillando con esos ejemplos de cooperación y tecnología que nos rodean.

Últimamente pienso mucho en las ciudades. Siempre funcionando. Nunca paran. Servicios de basuras, de ambulancias, bomberos, policías, etc. Te levantas y hay agua corriente y electricidad, seguridad, transporte público y privado para llegar a nuestros lugares de destino, etc. Puedes comprar desde un coche de lujo a un cortaúñas. Ir al cine a ver la última de Santiago Segura o a ver un clásico de Billy Wilder. Ir al museo o a la bolera. A cenar marisco o una buena carne. Pedir ayuda por teléfono si has sufrido algún percance. Algunas ciudades tienen más de 10 millones de habitantes, todos desarrollando su vida al mismo tiempo. Las ciudades mantienen construcciones antiguas al lado de otras nuevas. Van creciendo en altura, se excavan túneles por debajo de los edificios y se dotan de nuevos servicios. Los camiones traen alimento, ropas, y toda clase de bienes. Todo ello con unas condiciones de salubridad nunca conocidas.

Pensarlo, es algo increíble lo que hemos logrado.

Optimismo (para mis amigos Manolo y José Ángel).

Me levanto gracias a la alarma de mi teléfono móvil, que además me permite oir la radio, más concretamente a Carlos Herrera, entre otras muchas cosas.

Me ducho con agua caliente.

Me visto con ropa limpia. La lavadora hace sencilla esta tarea.

Desayuno mi leche fría, la nevera ayuda a mantenerla así, con cereales y un zumo de naranja. Las empresas de distribución hacen que pueda disponer de alimentos a menos de un kilómetro de mi casa.

Salgo de mi casa y voy en el metro a trabajar. Hay miles de personas que hacen lo mismo a diario en Madrid.

Llego al trabajo y con 3 compañeros vamos a Burgos en un coche de alquiler, unos 250 kilómetros. Charlando tranquilamente y guiados por el GPS.

Visitamos una fábrica y comemos en el excelente restaurante Casa Avelino. Platos diversos: callos, cecina, parrilla de verduras, solomillo, chuletitas, etc.

Hablo por teléfono durante el día con mi abuela, mi madre y mi mujer.

Disfrutamos de una conversación agradable en el camino de vuelta.

Al llegar a Madrid la encuentro perfectamente iluminada y con todo en orden.

Otra ducha de agua caliente.

La cena rica de siempre al llegar a casa, empanada de bacalao y ensalada de tomate, más dos mandarinas.

Ahora tiempo de diversión leyendo en Internet.

En breve a la camita a descansar.

¿Y me siguen preguntando por qué soy optimista?

Mi deseo es que todas las personas del mundo puedan gozar del nivel de vida que tengo yo. Dejarnos de miedo al progreso, de ponerle trabas y ayudar. Mejorar los sistemas de energía, mejorar la seguridad jurídica y física, dar libertad a la gente, favorecer el intercambio de mercancías, bienes y personas, etc.

Hagamos un trato de Mario Benedetti. Para mi mujer.

Le dedico este poema a mi adorable esposa. Siempre atenta, siempre ayudando, siempre cuidándome, siempre para mí. Un paraíso en la tierra es vivir a su lado.

Hagamos un trato de Mario Benedetti

Compañera,
usted sabe
que puede contar conmigo,
no hasta dos o hasta diez
sino contar conmigo.

Si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos,
y una veta de amor
reconoce en los míos,
no alerte sus fusiles
ni piense que deliro;
a pesar de la veta,
o tal vez porque existe,
usted puede contar
conmigo.

Si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo,
no piense que es flojera
igual puede contar conmigo.

Pero hagamos un trato:
yo quisiera contar con usted,
es tan lindo
saber que usted existe,
uno se siente vivo;
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos,
aunque sea hasta cinco.

No ya para que acuda
presurosa en mi auxilio,
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.

La guerra de Libia

Jordi Pérez Colome está analizando todos los acontecimientos de la guerra de Libia. Su último post es soberbio, como todos. Si se quiere estar informado y leer un análisis riguroso de los hechos su blog es de lectura obligada.

Destaco lo siguiente:

El principal objetivo de la resolución 1973 de la ONU es proteger a civiles libios. Podría discutirse si para ese fin hay que bombardear tanques que defendían un frente militar en una ciudad fantasma. La coalición puede decir que allí había civiles, incluso que los rebeldes son civiles. Es difícil de defender. Pero no es ilegal. La resolución de la ONU da ese margen.

(...)

Antes, ha habido montones de comentarios en los posts anteriores sobre la necesidad y justicia de la intervención. Estos son los hechos: las tropas de Gadafi estaban a las puertas de Bengasi. Había en Libia hasta entonces centenares de muertos en varias semanas de revuelta. No había ninguna noticia ni imágenes de masacres ni genocidio. Muertos y crueldad, sí; centenares de muertos, no.


Pero Bengasi y Tobruk eran distintos. Bengasi es la capital de los rebeldes. No era la primera vez que Gadafi tenía problemas con el este del país. Las ciudades por las que había pasado antes -Bin Jawad, Ras Lanuf, Brega, Ajdabiya- eran menores y de donde los civiles habían huido. No había opciones de revancha. El ataque final era Bengasi.

El asesor de la Casa Blanca, Dennis Ross, dijo hace un par de días en una reunión privada que Bengasi hubiera sido “Srebrenica con anabolizantes”. En Bosnia murieron 8.100 hombres. Ross hablaba de la posibilidad de 100 mil muertos. Quizá exageraba. Pero es probable que Gadafi no fuera con rodeos. Su amenaza era ir casa por casa en Bengasi y Tobruk. Entonces sí que no había nada que hacer.

En suma, las pruebas no indicaban una masacre previa. Pero el riesgo era inminente. Los que defienden que debería haberse dejado llegar a Gadafi a Bengasi juegan con la ventaja de que nunca sabremos qué hubiera ocurrido. Son quejas lícitas. Pero confiar de alguien cuyas tropas acabaron en un día de 1996 con 1.270 presos en una cárcel de Trípoli, es mucho confiar. Es un debate intelectual aceptable. Pero ahora ya está hecho. Y bien hecho. No puede haber discusiones ahora que obvien la amenaza sobre Bengasi.

Richard Feynman: Fun to Imagine. Using physics to explain how the world works.

Richard Feynman: Fun to Imagine.

Vídeos donde Feynman explica el mundo desde la física. Vídeos 1, 2 y 6 en inglés con subtítulos en español.

Una maravilla. Recomiendo sus libros.
























Liberalizar los horarios comerciales.

Arcadi Espada escribe hoy sobre los horarios comerciales. Es algo que nunca entenderé, por qué alguien que tiene un comercio no puede abrirlo cuando le dé la gana. Es bueno para toda la población en general, y es bueno para el que abra. El que no abra tendrá sus razones pero no entiendo el porqué de coartar la libertad de unos en función de los caprichos de otros.

Destaco del texto de Espada:

Zapatero. Todo lo hace bien. Ahora quiere cambiar los horarios comerciales. Magnífico. Acabaré votándole. Esperanza Aguirre ya lo hizo muchos años antes y así Madrid es una ciudad civilizada donde uno puede comprar a cualquier hora del día (y de cualquier día) un libro. Por contraste la estúpida Barcelona, a cal y canto, dado que su loby de tenderos amenzan con una revolución árabe cada vez que se insinúa la posibilidad de que ¡otros! abran sus tiendas. El presidente tendrá que negociar su propuesta con las fuerzas políticas y sobre todo con los tenderos nacionalistas, sinécdoque fiel de un lugar sobreprotegido donde ya nadie ni nada se valen por sí mismo.

Wealth and technology make the death toll smaller, not larger by Matt Ridley

Preciso artículo de Ridley sobre las consecuencias de los desastres naturales y como la tecnología ayuda a disminuir el número de víctimas. (Aquí en español).


Robert Hardman in the Daily Mail writes:

Of course, the modern world is better equipped than the ancients to survive these cataclysmic disasters. We have stronger buildings, better communications and international aid agencies to help the recovery process. But older societies had a more realistic sense of their place in the world.

Which would you rather have? A more realistic sense of your place in the world -- or your life? The remarkable thing about the Japanese earthquake and tsunami is how many more they would have killed if Japan had still been a poor country.

The biggest natural killers of the last decade -- Haiti's earthquake, Burma's cyclone and Sumatra's tsunami -- were all far, far more lethal because they struck poor countries.

Here is a reminder. (hat tip Real Science)




The broken window fallacy (La falacia dela ventana rota) de Frédéric Bastiat

Es una estupidez decir que una catástrofe traerá beneficios a quien la sufra.

Bastiat lo explica muy bien con el ejemplo de la falacia de la ventana rota (The broken window fallacy).

En el siguiente vídeo lo explican muy bien (English):


Arcadi Espada sobre la violencia de pareja

Arcadi escribe sobre la doble moral en el caso de la violencia de pareja, y la estupidez de relacionar amor y violencia.


Las licencias del mito necrológico. Antes de que acabe el duelo por Liz Taylor debe intervenir el delegado Lorente, que es el que se ocupa de la violencia realmente doméstica. Yo estoy escandalizado de que se le llame amor en las páginas de Cultura y crimen en las de Sucesos. Merese una reflesión.

Karl Kraus se burlaba hace más de un siglo de la “función ética” de la prensa vienesa de su tiempo, capaz de cargar contra la prostitución en los editoriales mientras vendía sus servicios en las páginas interiores. No redundaré yo un siglo después en la ingenuidad. Comprendo muy bien que la función ética de la prensa consista en celebrar el amor criminal al tiempo que censura el crimen amoroso. Pero menos justificación le veo al silencio de los gestores. Este es un gran momento cultural para Lorente y Aído. Y en pos de la igualdad, precisamente. Que sepa un criminalito de Alcorcón, al que le han quitado la custodia de su hijo por venir borracho y darle dos hostias a su mujer, que a Liz y a Burton les espera el mismo trato, aunque sea simbólico.

No sé cómo no les da vergüenza al Delegado y su Musa que haya de salir yo. Yo, precisamente, a frenar esta orgía.

Arcadi Espada sobre Greenpeace

Muy acertado análisis de Arcadi Espada sobre Greenpeace.

Una de las características de las actividades de Greenpeace es su gratuidad. En un sentido amplio. Todo arranca, digamos, de su sentido moral. En realidad, Greenpeace pretende un mundo sin coste ni conflicto. Sus sandeces. Pero esta malformación de arranque tiene manifestaciones llamativas en la actividad corriente. Por ejemplo, la facilidad con que sus activistas se encaraman hasta lugares que no le corresponden, sean barcos, banquetes de gala o balcones. Obviamente, cuando alguien les aplica los deberes que rigen para el resto de los humanos (caso de las autoridades danesas con el activista Uralde) se escuecen y gritan mamá pupa (y puta) porque, habrase visto, en las celdas no había televisión ni acceso a internet. La impunidad no sólo moral de estos inmaduros. Las facilidades de que gozan en los medios, en la policía, en la justicia. Y los socialdemócratas acogiéndoles cordialmente (Marcelino Iglesias los recibe sin cita previa, aunque, en fin, tampoco su agenda), reconociéndoles, tan expertos ellos mismos en el asunto, un cacho de superioridad moral, porque se ocupan de los animalitos sin interés ni tregua y porque sus principios, a diferencia de los principios socialdemócratas, no están en almoneda. Ah, ah. Hay que ver este blog en directo: 10.34 h: «Todos los activistas son desalojados de las marquesinas, de muy malas maneras.» No hay derecho. Entras en una casa ajena, quieres pintar unos monigotes en la pared y te lo impiden a empujones. Lo que hay que aguantar.

Entrevista con Manuel Lozano, marzo de 2011

Entrevista con Manuel Lozano, Catedrático de Física Nuclear, en Julia en la Onda, en Onda Cero.

Se habla sobre la situación de la central nuclear de Fukushima y sobre las informaciones al respecto.

Manuel Lozano lo deja todo muy claro.

La incertidumbre del conocimiento por Richard Feyman



"Pero no tengo que tener una respuesta. No me da miedo no saber las cosas, estar perdido en el universo sin tener un propósito. Que es como en realidad es, hasta donde yo sé, posiblemente. No me da miedo". Richard Feynman.

Vía amazings.

Time Warp - Water Balloon to the Face

Lecturas interesantes 16 de marzo de 2011



¿Derecho a una hipoteca? Será si la pagan, digo yo. Porque confundir una oportunidad con un derecho es una pedagogía de irresponsabilidad que provoca las consecuencias que están a la vista, cuando los tomadores del préstamo abandonan el objeto que garantiza la cantidad recibida, libres de cualquier compromiso personal.

En la escena siguiente, los banqueros fabrican una serie abundante de muñecas rusas con hipotecas fraccionadas y devaluadas que van engordando y rebotando, en opacas envolturas de naturaleza diversa, con la inestimable bendición de las agencias de rating, que expiden certificados de fiabilidad de productos devaluados para clientes de los cuales viven —sin que el regulador (los políticos) parezca conmoverse por esta insólita condición de ser y ejercer de juez y parte. Por fin, los bancos centrales —léase los gobiernos y consúltense las memorias de Greenspan- echan gasolina al fuego, prestando a tipos de interés negativos. Y, claro, la burbuja termina por estallar. En la escena final, salen los pirómanos-políticos, pero disfrazados de bomberos, con gesto de cortesana ultrajada, a modo del capitán Reynaud en “Casablanca”, y al grito de “¡aquí se especula!”, como si ellos no hubieran estado en el negocio de la especulación por el poder desde Pisístrato, hace veintiséis siglos.

(...)

A Arturo Pérez-Reverte le parece “un espectáculo penoso”: el de “un país inculto que alardea de serlo”, dirigido por “funcionarios mediocres”, políticos profesionales que están en la política “como forma de subsistencia”, porque “no tienen biografía profesional propia” —como ya advirtió Jiménez de Parga tiempo ha- en la medida que no han estado en otra industria que la de la intriga ni han cursado otra carrera, ni aprobado otras oposiciones, que las del partido al que pertenecen. Pero no desesperemos. La democracia es también un sistema de prueba-error; un convenio de reglas fijas para resultados inciertos que lleva aparejado un correctivo electoral recurrente. Por eso, las cosas pueden variar, los errores rectificarse y el rumbo enderezarse.

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Arcadi Espada sobre la entrevista de Pastor a Ahmadineyad.

Para ver la importancia, novedad o interés de lo que dice el presidente de Irán bastaría hacer el ejercicio de transcribir en papel sus palabras. Nulo interés. La prueba la da la propia televisión al elegir como titular de su resumen una trivial frase del presidente sobre la inconveniencia de invadir Libia. Y ya no hablemos del titular que elige la propia periodista, eso de que el presidente pone en duda las democracias europeas. El texto de la entrevista ni siquiera ofrece alguna de esas muestras de ese pintoresquismo intelectual que de cuando en cuando ofrece Ahmadineyad, como sus creencias sobre la destrucción de los judíos europeos.

Naturalmente todo esto era previsible. Es muy difícil que una entrevista con el presidente de Irán pueda ir más allá del pintoresquismo. Pero la joven Pastor decidió que tendría interés hacérsela. Y lo ha tenido, popularmente hablando. Pero sólo por ella. De ahí que suene flauta su modestia. Interés sólo por ella, y antes de empezar: la joven Pastor con velo es más noticia ibérica que el presidente de Irán con corbata.

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Entrevista de Oriana Fallaci a Leopoldo Fortunato Galtieri en junio de 1982.

Oriana Fallaci: Presidente Galtieri, cuando Ud. piensa en lo que organizado, y aludo a los centenares de jóvenes que han muerto en combate, a los centenares que pueden todavía morir, soldados de reemplazo, marineros imberbes, pilotos en la flor de su edad, y aludo también al nuevo detonador de la tercera guerra mundial que se ha encendido en esta parte del planeta, y como si todavía no fuera suficiente en el Oriente Medio y el Golfo Pérsico sobre los que temblar, también tenemos el Atlántico Sur, ¡maldición!, dígame, ¿no le sucede nunca preguntarse si valía la pena, decirse -a lo mejor- hemos cometido un error, en una palabra Ud. no se arrepiente jamás?

Leopoldo Galtieri: No, señora periodista. No.

(...)

Oriana Fallaci: Entonces, también ellos eran colonizadores. Como todos los argentinos, por otra parte, este país no pertenecía a los españoles, a los italianos, a los alemanes, a los franceses, a los ingleses, en suma, a los europeos, a los blancos que vinieron aquí y masacraron a los nativos hasta la última tribu como no sucedió siquiera en América del Norte, donde todavía hay, por lo menos, algunos pieles rojas. ¿Entonces, de qué se escandaliza? ¿Por qué define como colonias a las Falklands, perdón, las Malvinas?

Leopoldo Galtieri: Señora periodista, no retrocedamos tanto en el pasado. Analicemos las cosas como estaban en 1833, cuando los ingleses invadieron las Malvinas. Observe dónde están situadas las islas, cómo la plataforma submarina se extiende sobre aquella área y une la tierra firme con las islas y verá fácilmente la correlación natural que existe entre ellas y la costa argentina. Quiero decir no sólo históricamente sino también geográficamente, las Malvinas nos pertenecen, deben ser nuestras y nuestras serán.

(...)

Leopoldo Galtieri: Señora periodista, existe un sentimiento. No el oro, no el petróleo, no la posición estratégica: el sentimiento de la nación argentina desde 1833. ¿Ud. no cree en el sentimiento del pueblo?

Oriana Fallaci: Yo creo que hablar de sentimientos del pueblo, desgraciadamente, encubre, casi siempre, verdades menos nobles: intereses políticos, intereses económicos, intereses militares o, más directamente, los intereses personales de quien manda. Por lo tanto le pregunto: ¿no podría ocurrir que aquellos islotes representaran a sus ojos un medio fácil para unir a un país dividido e infeliz, hacerlo olvidar una inflación que es tan irrefrenable como grotesca, y una deuda externa monstruosa, que hoy asciende a 36.000 millones de dólares, o sea del fracaso político y económico del régimen militar que Ud. representa?

Leopoldo Galtieri: Señora periodista, acepto su razonamiento porque Ud. es una periodista, señora periodista. De otra manera, no le permitiría que me dijera estas cosas, se lo aseguro. Porque ofenden mis principios, mi buen nombre, mi carrera militar, todo aquello que yo he protegido más que mi propia vida. Jamás he hecho un cálculo frío como del que Ud. me acusa, jamás. La deuda externa de 36.000 millones de dólares y la inflación galopante no tiene nada que ver con las Malvinas. Es más, puedo asegurarle la inflación aumentará debido a los gastos bélicos. Es verdad que las Malvinas han servido para unir a los argentinos, pero la idea de obtener esto a través de la guerra jamás ha cruzado mi mente, se lo juro.
Oriana Fallaci: Bien, pero muchos otros han tenido tal idea. La historia enseña que cuando las cosas van mal en una sociedad, en un país, aquellos que están en el poder hacen la guerra: así el pueblo se excita completamente y olvida los fracasos, los golpes, los crímenes de quienes gobiernan. En 1940 Mussolini entró en guerra por estas razones, no sólo por su megalomanía. ¿A propósito, también esta comparación le ofende?


Leopoldo Galtieri: Sí señora periodista. Me ofende mucho.

Oriana Fallaci: Menos mal. Pero si no hubo cálculo frío, señor presidente, ha habido errores de cálculo. ¿O debería decir ilusiones? Para comenzar, la ilusión de que Inglaterra no reaccionaría, no enviaría su flota tan lejos de casa. ¿O me equivoco?

(...)

Oriana Fallaci: Santas palabras, señor presidente, pero suenan un tanto extrañas al oírlas pronunciadas por Ud., el representante de un régimen que no sabe qué hacer de la libertad y además la mata. La suya es una dictadura, señor presidente, no lo olvidemos.


Leopoldo Galtieri: Yo no lo llamaría dictadura. Aquí la gente habla más que en un régimen democrático. El régimen no es democrático, estoy de acuerdo. Pero no es ni siquiera duro como en otros países que se definen como democráticos. (...)

Oriana Fallaci: Si Ud. piensa así, ¿por qué pone a uno de los jefes de aquellos asesinos como comandante del puesto de las Georgias? Hablo, tanto por poner un ejemplo, del infame capitán Astiz que ahora se hace la víctima porque los ingleses lo tienen prisionero.

Leopoldo Galtieri: El capitán Astiz pertenece a la marina como 500 otros oficiales que detentan su rango y su responsabilidad. Debido a su rango y a esa responsabilidad se encontró en aquel puesto de avanzada en las Georgias cuando recuperamos las islas. Las acusaciones contra él deben ser probadas, señora periodista, y como buena demócrata Ud. debería saber que una acusación no vale sin no se la prueba con testimonios y hechos (...)

Oriana Fallaci: Señor presidente, en cuanto a libros he leído, incluso demasiados sobre esta vergüenza. Y Ud. no puede comparar los desaparecidos con los soldados que mueren en la guerra. Un desaparecido es una persona que es arrestada o secuestrada por un grupo de paramilitares porque no piensan como Ud., grupos paramilitares que Uds. inventaron y ahora no controlan más y después son conducidos a la policía militar torturados hasta la muerte y sepultado sin su nombre en cualquier fosa común o quizás lanzado al mar o al río de la Plata. Y el resto son chorradas, disculpe la brutalidad.

Leopoldo Galtieri: Señora periodista... aquí estamos, junio de 1982, para afrontar el presente y el futuro del país...

Lecturas interesantes 13 de marzo de 2011

Arcadi Espada escribe sobre el ipad2.

Los únicos problemas serios del primer iPad tenían que ver con la lentitud y una cierta falta de ligereza. Y con las ditadas: para las que la Cosa promete soluciones. Aparte de estos problemas, que se aminoran en la nueva versión, suena la vieja carraca de siempre, que si usb, flash, ranuras y otras coñas. Como si los androides no estuvieran ya al servicio de la carraca. Impera, claro está, la puerilidad, y sus exigencias malcriadas: les gustaría apple si degenerase. La única exigencia con sentido a los ingenieros de Apple es que creen una pantalla que pueda ser leída al sol y a la luna. Aún no han sabido hacerla.

Pero mejor que vayan lentos, desde luego. El grave problema del iPad 2 es la distancia sideral que hay entre esa tecnología y los contenidos. Si hay que reprochar la falta de novedades que no miren al hardware: que los niños giren la vista hacia editoriales, periódicos, revistas, restaurantes, clínicas, universidades, ministerios, etcétera, etcétera, y les reclamen lo que falta. Software. En el que sólo despuntan, por cierto, juegos de mesa y cama.

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Arcadi escribe sobre la reducción de la velocidad máxima a 110 km/h.

La mayoría de los ciudadanos está de acuerdo en que reducir la velocidad reduce los accidentes graves. Otra cosa es que prefiera correr ese riesgo en beneficio del placer de la velocidad y el cumplimiento de las urgencias. El ciudadano no actúa en términos meramente aritméticos: «reducir los accidentes» no quiere decir «reducir mi accidente». Por el contrario «reducir la velocidad» sí es, automáticamente, «reducir mi velocidad». Es en este intersticio entre los intereses individuales y colectivos donde actúa —difícilmente— un gobierno.

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Carlos Rodríguez Braun escribe sobre la productividad y los salarios.

Otros disparate señero es la necesidad de que los gobiernos hagan que los salarios se ajusten a la productividad. Lo que hacen los gobiernos es lo contrario, es subirlos más que la productividad, lo que se traduce en la criatura política progresista por excelencia: el paro. El ajuste entre productividad y salarios es, en realidad, consecuencia inevitable de la contratación libre. Para conseguir este tan ansiado objetivo, crucial para el logro del crecimiento de la economía y el empleo, los políticos tienen que hacer algo aparentemente fácil pero para ellos casi imposible: dejarnos en paz.

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Carlos Rodríguez Braun escribe sobre la ONU.

A ver, adivina adivinanza: ¿qué pensaba la ONU sobre los derechos humanos en Libia el pasado enero? Pues sí, claro que sí: pensaba que todo iba de cine. Las delegaciones nacionales de dicho consejo alabaron “el compromiso del país en defensa de los derechos humanos”. Dirá usted: en esa basura burocrática están países como Cuba y Corea del Norte, atroces dictaduras comunistas que naturalmente simpatizan con el delirante tripolitano. Diré yo: el sólo hecho de que estén ya es revelador. Pero, como apuntó el “Wall Street Journal”, los supuestos progresos libios fueron aplaudidos también por Australia, Canadá o incluso Polonia, que algo conoce de dictaduras opresivas. Si esto no es una farsa, que venga Dios y lo vea.


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Carlos Rodríguez Braun escribe sobre la riqueza.



Primero, los ricos. Es verdad que cada vez hay más ricos y que cada vez son más ricos. Pero la pregunta es: ¿dónde está el problema? ¿qué hay en ese fenómeno que deba impulsarnos al desengaño o la rebelión? Nada en absoluto. Nada en la extensión de la riqueza es deplorable, salvo que sea riqueza obtenida fuera del mercado, mediante la coacción o el fraude. Entonces sí. La riqueza de los sátrapas es objetable, la de Gadafi y Fidel Castro sí, pero tengo para mí que cuando los biempensantes lamentan la opulencia no están pensando en políticos sino en empresarios que ganan su dinero en el mercado. En tal caso no sólo no hacen mal a nadie sino que son una ventaja para la comunidad.

Segundo, los pobres. ¿Cómo puede seriamente pensarse que los pobres son cada vez más pobres? En realidad, son proporcionalmente cada vez menos y son cada vez menos pobres. Tal ha sido la realidad de los últimos siglos y en particular del último medio siglo, en donde la prosperidad de indios y chinos ha sacado de la pobreza a cientos de millones de personas. El fenómeno se ha extendido con más o menos fuerza en buena parte del mundo.

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Reportaje sobre Jan Karski testigo del exterminio judío en Polonia que denuncio el exterminio judio durante la Segunda Guerra Mundial.

Siempre recordó cómo, vestido con un traje andrajoso, se adentró un día en la ciudad de la muerte, el gueto de Varsovia, donde los nazis habían confinado a miles de judíos. "No era un cementerio porque los cuerpos se movían, aunque aparte de la piel, los ojos, la voz, no existía nada de humano en esas palpitantes figuras. Por todas partes había hambre, miseria, la atroz pestilencia de cuerpos en descomposición, los lastimeros gemidos de los niños agonizantes, los gritos desesperados de un pueblo que mantenía una espantosa y desigual lucha por la vida". Un infierno creado por el hombre. Los líderes judíos lo dejaron claro: "Los alemanes no intentan esclavizarnos como hacen con otros pueblos, estamos sistemáticamente exterminados. Esa es la diferencia... Creen que exageramos, que somos unos histéricos, pero millones de judíos están condenados al exterminio. Toda la responsabilidad gravita sobre las potencias aliadas". Aquel era el mensaje que debía transmitir al mundo: "La victoria de los aliados en un año, en dos, en tres, no nos servirá de nada porque ya no existiremos". Un grito desesperado.



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María Blanco escribe sobre las mujeres.

Uno de los mayores errores que hemos cometido nunca las mujeres es aceptar la idea de que para combatir la discriminación hay que discriminar. Es como si se propusiese, para combatir la esclavitud, el esclavizar a los amos. Este error, que se ve más claramente cuando se cambia el contexto, es defendido especialmente en un día como hoy, señalado en el calendario como Día Internacional de la Mujer.

(...)

Los enemigos de las mujeres no son los hombres, ni tampoco otras mujeres. Unos y otras funcionamos según los incentivos que hay en nuestra sociedad. Y esos incentivos dependen de los legisladores, los gestores políticos, los jueces... Pero también de quienes votan y quienes nos abstenemos. En el siglo XXI, en un continente que pertenece a lo que se llama "Primer Mundo", con pleno acceso a la Universidad, con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, ¿vamos a seguir las mujeres comprando el cuento del falso feminismo que nos vende el Estado? La machacona insistencia en la igualdad no hace sino abrir la brecha de la diferencia, pero, además, es una excusa perfecta para que el Estado compre nuestra libertad con la moneda de cambio en la política: la subvención, el privilegio, el cargo...

El día que la mujer se rebelde de verdad contra el verdadero negrero empezaremos a caminar en la buena dirección.

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Entrevista a Jordi Pérez Colomé: ''Decir cosas en cada frase es mucho más difícil que enrollarse''.

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Recuerdo a las víctimas del 11M.