El padre de Ratibhai Makwana fue peón agrícola, y posteriormente se desempeñó en la industria del cuero. Tradicionalmente, los dalits se han ocupado de la sucia tarea de deshacerse de los restos de los animales muertos, por lo que no es de extrañar que acabaran trabajando el cuero. Pues bien, Ratibhai consiguió expandir el pequeño negocio de su padre penetrando en el sector del plástico. Ahora, su familia gestiona una central azucarera en Uganda y planea erigir en este último país una fábrica de cemento. Sus ingresos superan los 80 millones de dólares anuales.
Sanjay Khsirsagar procede de una familia dalit de clase media baja. Su primer proyecto empresarial estaba relacionado con equipos de sonido de alta gama; posteriormente creó la constructora APA Infraventure, que ha tenido un papel destacado en la reurbanización de los suburbios de Bombay. Por cierto, la reconstrucción del suburbio en que nació le está permitiendo hacerse un apartamento de lujo.
En todos estos casos, la educación ayudó a los dalits a triunfar. El problema es que, en el campo, las escuelas públicas siguen siendo de un ínfimo nivel, con lo que los dalits que en ellas estudian apenas son alfabetizados. Con todo, los dalits se las han apañado para protagonizar avances increíbles, tal y como se recoge en un estudio de gran importancia llevado a cabo por el profesor Devesh Kapur, de la Universidad de Pensilvania.
Kapur y su equipo investigaron el desempeño de los dalits de los subdistritos oriental y occidental de Uttar Pradesh –el estado más grande de la India– durante los últimos 20 años. Y observaron que en ese periodo la proporción de dalits con negocio propio pasó del 6 al 37% en el oeste y del 4 al 11% en el este; así como que la proporción de dalits que se desempeñaban en ocupaciones no tradicionales para ellos –sastrería, albañilería, etc.– había pasado del 14 al 37% en el este y del 9 al 42% en el oeste.
Los críticos se quejan de que las reformas económicas han creado nuevas desigualdades. Incluso pueden contemplar el auge de los millonarios dalitscomo una nueva forma de desigualdad. Qué cosas. ¡Pues que viva esa nueva forma de desigualdad!