Libro muy enrevesado para un humilde servidor. Sin duda debido a mi falta de capacidad y entendimiento. Me perdí desde el principio, me recuperé un poco hacia la mitad del libro cuando los ejemplos son más precisos, pero al final volví a mi estulticia.
El libro trata sobre el absurdo y la vida. Una reflexión de la que he sacado poco en claro.
Aquí el capítulo titulado El mito de Sísifo.
Destaco estos párrafos del libro:
"No hay espectáculo más hermoso para un hombre sin anteojeras que el de la inteligencia enfrentada a una realidad que la supera".
"No se trata de disertar sobre la moral. He visto a personas que obraban mal con mucha moral y todos los días compruebo que la honradez no necesita reglas".
"Si bastara con amar, las cosas serían demasiado sencillas. Cuanto más se ama, más se consolida lo absurdo. Don Juan no va de mujer en mujer por falta de amor. Es ridículo representarlo como un iluminado en busca del amor total. Mas justamente porque las ama con idéntico arrebato, y cada vez con todo su ser, tiene que repetir ese don y esa profundización. De ahí que cada una espere aportarle lo que nadie le ha dado nunca. cada vez , ellas se equivocan terminantemente y sólo consiguen que acabe sintiendo la necesidad de esa repetición. "Por fin -exclama una de ellas-, te he dado el amor." ¿Acaso es sorprendente que don Juan se ría de ella? "¿Por fin? No -dice-, una vez más." ¿Por qué iba a ser menester amar pocas veces para amar mucho?"
"Fausto reclama los bienes de este mundo: el infeliz no tenía sino que alargar la mano. Ya era vender su alma no saber disfrutar de ella. Don Juan, en cambio, busca la saciedad. si deja a una mujer hermosa no es en modo alguno porque ya no la desee. Una mujer hermosa siempre es deseable. Es porque desea a otra, y eso no es lo mismo".
"Lo que Don Juan pone en práctica es una ética de la cantidad, al contrario del santo, que tiende a la calidad. Lo propio del hombre absurdo es no creer en el sentido profundo de las cosas, Recorre, almacena y quema esos rostros cálidos o maravillados. El tiempo marcha con él. El hombre absurdo es el que no se separa del tiempo. Don Juan no piensa en "coleccionar" mujeres. Agota su número y con ellas sus posibilidades de vida. Coleccionar es ser capaz de vivir del propio pasado. Pero él rechaza la añoranza, esa otra forma de esperanza. No sabe contemplar los retratos".
"No llamamos amor a lo que nos ata a ciertos seres sino por referencia a una manera de ver colectiva de la que son responsables los libros y las leyendas. Pero yo no conozco del amor sino esa mezcla de deseo, cariño y entendimiento que me ata a tal ser".
Vistas desde sirio, las obras de Goethe se habrán convertido en polvo y su nombre estará olvidado dentro de diez mil años. Quizás algunos arqueólogos busquen "testimonios" de nuestra época. Esa idea siempre ha sido aleccionadora. Bien meditada, reduce nuestras agitaciones a la profunda nobleza que se halla en la indiferencia. Y sobre todo dirige nuestras preocupaciones hacia lo más seguro, es decir hacia lo inmediato. De todas las glorias, la menos falaz es la que se vive".
"El actor dispone de tres horas para ser Yago o Alcestes, Fedra o Gloucester. En ese breve transcurso los hace nacer y morir sobre cincuenta metros cuadrados de tablas. Nunca lo absurdo ha sido ilustrado tan bien y tanto tiempo".
"De ahí que ese oficio (actor) tan menospreciado puede dar lugar a un conflicto espiritual desmesurado. "Lo que importa -dice Nietzsche- no es la vida eterna, es la vivacidad eterna." Todo drama está, en efecto, en esa elección.
Adriana Lecouvreur, en su lecho de muerte, quiso confesarse y comulgar, pero se negó a renunciar a su profesión. Perdió con ello el beneficio de la confesión...Fue su más hermoso papel, el más difícil de interpretar. Elegir entre el cielo y una fidelidad ridícula, preferirse a la eternidad o abismarse en Dios, Es la tragedia secular en la que hay que mantenerse en su sitio.
Los comediantes de la época sabían que estaban excomulgados. Entrar en la profesión era elegir el Infierno. Y la iglesia los consideraba como sus peores enemigos".
"El actor sabía entonces el castigo que le estaba prometido. Pero ¿qué sentido podrían tener tan vagas amenazas en comparación con el último castigo que le reservaba la vida misma? Ése era el que sentía de antemano y aceptaba por entero. Para el actor, como para el hombre absurdo, una muerte prematura es irreparable. Nada puede compensar la suma de rostros y siglos que, sin eso, hubiera recorrido".
"Yo no tengo muchas opiniones. Al final de una vida, el hombre se da cuenta de que ha pasado años garantizándose una sola verdad. Aunque una sola, si es evidente, basta para regir una existencia. Por mi parte, tengo decididamente algo que decir sobre el individuo. Se debe hablar de él con rudeza y, si es preciso, con el conveniente desprecio".
" Entre la historia y lo eterno, elegí la historia porque me gustan las certezas. De ella por lo menos estoy seguro, y ¿cómo negar esa fuerza que me aplasta?"
"Llega siempre un momento en el que hay que elegir entre la contemplación y la acción. Eso se llama hacerse hombre. Esos desgarramientos son espantosos. Pero para un corazón orgulloso no hay término medio".
"Sí, el hombre es su propio fin. Y es su único fin. Si quiere ser algo, es en esta vida".
"En este universo, la obra es entonces la única posibilidad de mantener la conciencia y de fijar sus aventuras. Crear es vivir dos veces".