Pocas cosas pueden causar tanta repugnancia como el terrorismo, no sólo por el terror y la violencia que provocan, sino porque siempre se intenta acompañar a estas acciones de razones.
Sobre la supuesta inteligencia de los terroristas, nada que añadir a lo escrito por Arcadi Espada: "Cuantas veces, por ejemplo, no habré soportado la frase: «Son malvados, pero no idiotas», como si ser miembro de ETA no fuera una altísima forma de la idiotez, y además etimológica".
Hay países como Perú y Colombia que han sufrido acciones terroristas brutales, que han provocado migraciones masivas, regiones controladas por terroristas y miles de muertes. Aunque las acciones terroristas casi nunca consiguen los objetivos que dicen perseguir. No obstante, habría que investigar si un tarado, disparando contra la nuca de una persona o activando una bomba mientras pasa un autobús lleno de pasajeros, es capaz de perseguir algún objetivo.
Las víctimas son las grandes olvidadas normalmente. Siempre pienso en lo que podían haber hecho todas esas gentes muertas. Vidas rotas, vidas como las nuestras y la de nuestras familias y amigos. Algo que quise reflejar, aunque torpemente, en este cuento. Mucho mejor reflejado está en el excelente documental de Iñaki Arteta, Trece entre mil, en el que las víctimas de la banda terrorista española ETA hablan sobre sus vidas antes y después de los atentados.
Arcadi Espada, en El terrorismo y su etiquetas, aclara un concepto muy importante: "(Lo) contrario del terrorismo no es la paz. Es la ley".