"Una elemental prudencia, en fin, aconsejaría desconfiar de una ideología que es utilizada por sus acólitos más como venganza de clase que como método racional de resolución de conflictos entre intereses opuestos. Más aún cuando se atiende a la larga lista de excusas con la que los líderes de la manada suelen justificar la no aplicación de sus propias tesis sociales a sus siempre particulares casos particulares".