El nacimiento de una palabra - The birth of a word. Deb Roy



Fuente: El Blogeante.

Tengo derecho a un micrófono porque soy manifashion. Cristian Campos

Durante tooodo el día siguiente a la manifestación de turno, las mujeres del equipo de limpieza del edificio se dedican casi exclusivamente a borrar pintadas, rascar ácido de los cristales y fregar meadas. Lo del ácido es especialmente jodido. Pueden imaginarse lo que opinan ellas de los manifestantes, los sindicatos, los funcionarios y la madre que los parió a todos. Esa es la foto que nunca sale en los diarios, la de las trabajadoras, y quiero decir trabajadoras de las de verdad, limpiando la basura que les han lanzado los que dicen defender sus intereses. He de confesar que no tengo en muy alta consideración la inteligencia del sindicalista medio. Sólo hay que echarle un vistazo u oír hablar a los secretarios generales de los dos principales sindicatos españoles para que se te caigan los machos al suelo. Si estos son los jefes del cotarro, los subalternos deben ser de los que usan el iPhone para cascar nueces. Pero aún y así, ¿no se les enciende una lucecita en esa bola de pelo que tienen sobre los hombros cuando se dedican a embadurnar una pared de basura? ¿Quién se creen ellos que limpiará luego esa pared? ¿Artur Mas? ¿Obama? ¿Trichet? ¿Botín?


Esto de irrumpir donde sea y con la excusa que sea es un deporte que los españoles manifashions han perfeccionado hasta llegar a cotas realmente fascinantes. Se irrumpe en las sesiones del Congreso, en las del Senado, en las de los parlamentos autonómicos, en las de los ayuntamientos, se irrumpe en conferencias universitarias, en mítines políticos, en representaciones teatrales, en conciertos, en espectáculos deportivos, en discursos, en reuniones y en fiestas de todo tipo y condición. En un alarde de virtuosismo irrumpidor, hemos llegado a irrumpir en manifestaciones… con otra manifestación de signo contrario. Hay días en los que los telediarios dedican más tiempo a las irrupciones de la jornada que a los deportes, que ya es decir.



Victoriano Collado, Agustín Pascual y José Luis Veiga, guardias civiles asesinados en Elburgo



Víctimas:

Victoriano Collado Arribas, guardia segundo de 21 años, era natural de Arroyomolinos de la Vera (Cáceres), donde fue enterrado tras un funeral al que asistieron unos cuatro mil vecinos. Su padre era también miembro de la Guardia Civil. Victoriano estaba soltero y había ingresado en el cuerpo con 19 años. Estaba trabajando temporalmente en el País Vasco, porque su destino cuando fue asesinado era Toledo.

Agustín David Pascual Jove, cabo de la Guardia Civil de 23 años, era natural de Madrid. Estaba casado y sin hijos. Igual que su compañero Victoriano Collado, había ingresado en la Guardia Civil con 19 años y su padre era teniente del Instituto Armado destinado en la Agrupación de Tráfico de Madrid. Agustín también estuvo destinado en el Servicio de Tráfico antes de ser trasladado al País Vasco. Los restos mortales del cabo Pascual Jove fueron enterrados en el madrileño cementerio de Carabanchel.


José Luis Veiga Pérez, sargento de la Guardia Civil de 40 años, era natural de la localidad vizcaína de Amorebieta aunque residía en La Coruña. Estaba casadocon Charo Sierra y era padre de dos hijos: José Luis, de 8 años, y David, de 4. El diario ABC publicó el 29 de septiembre la carta que José Luis Veiga había remitido a sus superiores dos años antes, en la que expresaba su deseo de continuar en el Servicio de Desactivación de Explosivos al que pertenecía desde 1980: "Deseo continuar en la especialidad, en primer lugar por una cuestión de amor propio profesional: quiero dominar mi trabajo, ya que las tareas que he emprendido me ha gustado culminarlas (...) Este deseo de continuar no significa que desprecie el riesgo, pero en mi modesta opinión considero que el riesgo de nuestra misión no es superior al de otros componentes del cuerpo".

A la horca con 14 años. José Miguel Calatayud



Yo nunca dije ante el juez que hubiera matado a nadie". Alphonse Kenyi, que ya ha cumplido 15 años, está en la última ala de la prisión de Juba, reservada para los condenados a muerte. Lleva entre rejas desde octubre de 2009. Fue condenado por asesinato múltiple cuando tan solo tenía 14 años. Le señalaron como miembro de un grupo que iba por la ciudad matando gente, los llamados niggers. Está en el corredor de la muerte desde octubre de 2010. Sobre él pende la sombra de la horca.

Su historia es el reverso oscuro de un proceso ilusionante. El pasado 9 de julio, Sudán del Sur se convirtió en un país independiente, y la ciudad de Juba, en la capital más joven del mundo. Tras una guerra de 22 años contra el norte, Juba es hoy una ciudad optimista que mira al futuro. La nueva corriente de esperanza llega hasta la prisión Central e incluso hasta el corredor de la muerte, donde los condenados sueñan con que el nuevo Estado los perdone.



Nos morimos por encima de nuestras posibilidades. Ignacio Moncada

Pocas frases pueden resumir mejor el estado actual de las economías occidentales. Y es que, como le sucedió a Oscar Wilde, economías como la española han estado viviendo muchos años por encima de sus posibilidades. El mantenimiento de tipos de interés artificialmente bajos durante los años de la burbuja generaron la falsa señal económica de que los recursos no tenían coste. Los bancos centrales iniciaron una alocada carrera de inyección de dinero que fue a parar, por supuesto, a manos de quienes los controlan: los políticos. Y éstos creyeron que podían gastar cuanto quisieran. Eran tiempos en los que un alcalde creía que podía cambiar todas las infraestructuras de una ciudad en una legislatura, tiempos en los que toda subvención o pago político caía en una balsa presupuestaria que nadie controlaba, pues sobraba el dinero. Sin embargo esa sensación era irreal. Pese a que la manipulación de la moneda alteraba el coste inmediato de los recursos, a medio plazo se puso de manifiesto que éstos no eran gratis. De alguna manera había que pagarlos. Por ese motivo entramos en la crisis. Había miles de empresas e inversiones que no eran sostenibles con los costes reales, y millones de trabajadores tenían sus puestos de trabajo en actividades que quedaron abocadas a la quiebra.


Los keynesianos, yendo más allá, incluso afirman que el problema se soluciona... ¡gastando más! De esa manera, muchos estados europeos, entre ellos España, siguen desafiando al precipicio de la bancarrota negándose a recortar drásticamente el gasto público. Mientras países como España ya no podrían afrontar sus pagos si no fuera por las inyecciones del BCE y la garantía de Alemania, sus políticos siguen gastando como si el dinero siguiera siendo gratis.





Obama multa a un empresario por crear demasiados empleos. Daniel Luna

"La regulación del sector limita el número de brokers que puede tener una empresa. Si quieres contratar más, necesitas un permiso específico. No sabía que carecía de dicha autorización", alega Schiff. "Enviaron una carta ordenándonos que no contratásemos a nadie más, pero el jefe del departamento legal no me enseñó esa carta y yo seguí ofreciendo trabajo a más gente. Entonces fue cuando nos metimos en problemas: había dado empleo a 50 personas más de las permitidas".


Como consecuencia de esta reclamación, llevada a cabo por la agencia monopolística designada por el Gobierno para supervisar la actividad de las firmas de inversión, EuroPacific Capital tuvo que hacer frente a unos costes legales de medio millón de dólares. El proceso concluyó con una multa de otros 15.000 dólares para una empresa que, al contrario que la mayoría de sus competidores, estaba dando oportunidades a los trabajadores del sector en plena recesión.

"Tenía grandes planes de expansión, quería abrir nuevas oficinas y contratar a mucha gente, pero tuve que suspenderlos", se lamenta Schiff. "Lo más gracioso es que en ese momento las grandes firmas de inversión, que estaban despidiendo a gente, recibían dinero del rescate bancario del Gobierno. Yo contrataba gente, y por ello me multaron".


Como consecuencia de todos estos obstáculos, Schiff ha decidido expandir su compañía en el extranjero y reducir su presencia en Estados Unidos: "Me estoy llevando parte del negocio a Singapur y al Caribe, para evitar los elevados impuestos y el coste de las regulaciones. El alquiler de mis seis oficinas es algo insignificante en comparación con lo que me cuesta hacer frente a todas las normas legales que me exige cumplir el Gobierno".

"Esto no es un problema sólo para mí", añadió. "Las regulaciones están acabando con las empresas en todo el país, porque cuesta millones de dólares cumplir con ellas simplemente para mantener tu negocio abierto. Las empresas pequeñas no pueden permitírselo".

La semana pasada Peter Schiff recibió por fin una buena noticia. Tras muchos trámites burocráticos, las autoridades regulatorias han tenido a bien otorgar su beneplácito para que este empresario pueda ampliar su negocio. "Después de esperar tres años y gastar mucho dinero, por fin me han concedido el permiso para contratar a otros cincuenta brokers".





Jazz 02.10.2011

Jazz porque sí - Duke Ellington con grabaciones del año.


Jazz porque sí - Homenaje a la memoria de Miles Davis.


Jazz porque sí - Fats Waller.

Jose Aceves (1909 – 1968)





Fuente: American Gallery.

Every Child Is A Scientist. Jonah Lehrer

After the demonstration, both groups of children were given the toy to play with. Not surprisingly, all of the children pulled on the first tube and laughed at the squeak. But then something interesting happened: While the children from the second group quickly got bored with the toy, those in the first group kept on playing with it. Instead of being satisfied with the squeaks, they explored the other tubes and discovered all sorts of hidden surprises. According to the psychologists, the different reactions were caused by the act of instruction. When students are given explicit instructions, when they are told what they need to know, they become less likely to explore on their own. Curiosity is a fragile thing.

The moral is that parents and teachers must navigate the fine line between giving kids a taste of knowledge – the universe is not all mystery – while at the same time preserving a sense of ambiguity and uncertainty. When we explain things to kids, we shouldn’t pretend that we have all the answers. We shouldn’t turn science class into a dry recitation of facts that must be memorized, or only conduct experiments in the classroom in which the results are known in advance. Because it’s the not knowing – that tang of doubt and possibility – that keeps us playing with the world, eager to figure out how it works.


Read full.


Papers:

The double-edged sword of pedagogy: Instructionlimits spontaneous exploration and discovery. Elizabeth Bonawitz, Patrick Shafto, Hyowon Gweon, Noah D. Goodman, Elizabeth Spelke and Laura Schulz.

Where science starts: Spontaneous experiments inpreschoolers’ exploratory play. Claire Cook, Noah D. Goodman and Laura E. Schulz.



Rastani, el monigote soñado por la izquierda. Juan Ramón Rallo

En una gran encuesta realizada hace una década a millonarios estadounidenses (con un patrimonio neto superior al millón de dólares),Thomas Stanley descubrió que el 32% eran propietarios de empresas; el 16%, directivos; el 10%, abogados; el 9%, médicos; el restante 33% eran contables, ingenieros, arquitectos, maestros, profesores universitarios... Sólo el 8% recibieron como herencia más del 50% de su patrimonio, prácticamente ninguno se había comprado un coche de más de 41.000 dólares ni un anillo de compromiso de más de 1.500, y las cualidades que, a su juicio, más contribuyeron a su éxito fueron (por este orden) la honestidad, la disciplina, el buen trato a los demás, tener una pareja comprensiva, trabajar más duro que el resto y amar su puesto de trabajo. Una imagen sin duda muy distinta a la de nuevo rico malcriado que ofrece Rastani y a la que tanto le encanta recurrir a la izquierda.


En una crisis, el pánico de la inmensa mayoría de ahorradores genera una distorsión masiva en los precios de los activos; corresponde a los tradersmás habilidosos reconstruir todo ese desaguisado comprando lo que está relativamente barato y vendiendo lo relativamente caro. Pero lo anterior no significa que a todos o a la inmensa mayoría de los capitalistas –de los ahorradores– les vengan bien las crisis para enriquecerse a costa del resto de la población: que algunos prosperen en medio de la debacle no quita paraque la mayor parte de ellos se empobrezca significativamente. Fíjese tan sólo en el hundimiento bursátil o en las quiebras de empresas desde 2007 y descubrirá por qué al capitalismo lo que le viene bien es la prosperidad y el enriquecimiento de la mayor cantidad de personas posible.


Sin ir más lejos, Rastani confía en la deuda pública y rechaza de plano las acciones; puede acertar o puede fracasar, pero desde luego su estrategia financiera no es ganadora en cualquier contexto: las subidas de tipos, la inflación, los impagos o las devaluaciones bien podrían erosionar gran parte de su capital.


A finales de 2007 el volumen de activos que manejaba Lehman Brothers era de 700.000 millones de dólares, mientras que el de Godman Sachs, esa entidad que presuntamente dirige el mundo, según Rastani, era de 1,1 billones; un año después, el primero quebró y el segundo tuvo que recibir asistencia del Gobierno para sostenerse. Hoy, en 2011, Goldman Sachs es tan poderoso que su peso se ha reducido y maneja un volumen de activos inferior al billón de dólares; mientras, la Reserva Federal, ese monopolio estatal sobre la creación de dólares, controla 3 billones de activos. Y ello por no hablar del Gobierno estadounidense, que cada año gasta 3,5 billones de dólares (Goldman apenas gasta anualmente 35.000 millones, 100 veces menos) y tiene la capacidad de regular y usar la fuerza contra tipos como Rastani o contra empresas como Goldman Sachs. ¿Quién cree que posee más peso específico en nuestras economías? ¿Goldman Sachs o un Gobierno que gasta 100 veces más, que posee el poder de regularlo o incluso de nacionalizarlo y que cuenta con un banco monopolístico (la Reserva Federal) que puede imprimirle tanto dinero como desee?