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El desarrollo de la economía peruana en la era moderna, de Bruno Seminario

Gracias a la Universidad del Pacífico pueden descargar el libro en la web:
www.historiaeconomicaperu.up.edu.pe

"El libro presenta la reconstrucción de la serie de datos económicos más extensa del continente americano y, basada en estas estadísticas, una nueva interpretación de las fuerzas que rigieron la dinámica económica del Perú en el largo plazo."

"En 1300 páginas, el autor ha reconstruido más de tres siglos consecutivos de datos económicos, expresados en términos del PBI. Es la serie de datos económicos más extensa del continente americano, que su vez está extraordinariamente argumentada. Además, los datos económicos han sido calculados para que sean comparables con las estadísticas continuas de los países europeos, lo que facilita los estudios comparativos.

El libro reúne casi 500 años consecutivos de datos poblacionales, una de las series demográficas más extensas a nivel mundial."

"Derrumbando mitos:

El libro propone una nueva lectura de los problemas de desarrollo. Contrario a algunas tesis vinculadas a problemas institucionales y políticos, expone que el atraso económico del país se debe a su extremada exposición y fragilidad ante eventos catastróficos y su escaza capacidad para recuperarse rápidamente.

Según el libro, el rezago en el crecimiento de la economía peruana no se gestó de forma gradual, sino de manera abrupta, como consecuencia de estas súbitas caídas de la economía. A su vez, el libro pone en discusión que el Perú sea un país históricamente minero, puesto que esta actividad económica no ha sido predominante en la generación del PBI, ni en la época colonial ni en la republicana.

La economía peruana fue notoriamente más diversificada si se analiza la serie de datos económicos reconstruidos. El auge de los metales en la canasta exportadora del país es un acontecimiento de tiempos recientes. Por lo tanto, la minería no constituye la base del dinamismo económico en el largo plazo.

Además, el libro resuelve preliminarmente que la brecha actual de la desigualdad entre las regiones del país no tiene un origen colonial, sino que se triplicó en la era moderna. En otras palabras, se trata de un fenómeno relativamente reciente."

Una Revolución Liberal para España. Juan Ramón Rallo

Vídeos en los que Juan Ramón Rallo desarrolla las ideas de su libro.

Lo que propone Rallo es la reducción del Estado al mínimo imprescindible, para lo cuál desarrolla las soluciones que hay en distintos campos: sanidad, pensiones, infraestructura, y otros. En esta entrevista lo explica así:
P: En tu libro calculas que más del 80% por ciento del gasto público podría o bien privatizarse o bien eliminarse directamente ¿qué representa ese casi 20% restante? 
R: Lo que defiendo es bajar el tamaño del Estado del 50% del PIB al 5%, lo que supone una reducción de entre el 80% y el 90% sobre su tamaño actual, lo que significaría que el gasto público se queda en el 5% sobre el PIB como mucho.  
P: Te pregunto ¿qué representa ese 5%? 
R: Sí, ese 5% del PIB representa básicamente cuatro elementos. En primer lugar está el gasto en mantener el orden público, en defensa, que sería como si dijéramos mantener el orden público internacional. El gasto en defensa simplemente lo mantengo con respecto a los niveles actuales, es decir, no experimenta cambios ni al alza ni a la baja. En segundo lugar, cierto gasto en policía que quizás tenga sentido que sea prestado nacionalmente para perseguir el crimen organizado, que opera en varias ciudades distintas. En tercer lugar, gasto en algunos tribunales, en la medida en que las partes no puedan ponerse de acuerdo en la jurisdicción, por arbitraje, que se vaya a jurisdicciones obligatorias, sobre todo en sede penal. Y por último, en general, puede haber una red última de redistribución de la renta para que nadie quede verdaderamente desamparado pero poco más que eso, es decir, todo lo demás se puede privatizar.




Bancarrota




Documental realizado por Fernando Díaz Villanueva y Juan Ramón Rallo del Instituto Juan de Mariana sobre la crisis económica española.

¡Cuidado con las estadísticas!, por Jacint Ros Hombravella


Un lego en Economía me espeta con razón: “bastantes economistas —excluidos, claro, los abstractos en torre de marfil— os referís a la economía sumergida pero no soléis arriesgar cuantificación alguna ni implicaciones sobre la política económica”. Bueno, pues eso no es cierto.
Ya en 1991, el historiador de la economía catalana Francesc Cabana avisaba “de la realidad que no consta en las estadísticas y que por ello les merma exactitud”. Y el Círculo de Empresarios dedica a la economía en la sombra un monográfico en 2010, convocando a expertos en el tema —descuella el catedrático de Zaragoza José María Serrano, quien puede acabar su aportación con 18 referencias bibliográficas, más bien extranjeras— y advirtiendo de que “la economía sumergida plantea grandes desafíos para la política económica española”, por ejemplo en las cuentas públicas (evasión fiscal) o en el registro del “paro real”.
Insisto desde la Academia: el gran metodólogo de la Economía y profesor en Cambridge T.Lawson concluye: “la realidad existe”, una llamada dirigida a los abstractos tan abundantes también en nuestros pagos. Pero aunque es verdad que la cuantificación del peso de la sumergida en la economía española no es fácil, por su misma índole, hay ya un cierto consenso técnico que lo sitúa entre un 19% y un 22%, creciente en las crisis, por ejemplo, desde 2008. O sea que nada menos que una quinta parte del PIB escapa a la estadística oficial. Y con amplias divergencias entre sectores y entre comunidades autónomas.
Quizás todo ello justifique que a la hora de poner ejemplos concretos, que es adonde quiero llegar, abunden más las preguntas que las respuestas con ínfulas de exactitud cuantitativa. La primera podría ser: ¿cómo queda España en comparación internacional? Pues dentro de los países de la OCDE nos situábamos, en los noventa y ello ha cambiado poco, en la cola: Grecia, un 28,5%; Italia, un 27%, y nosotros, un 22,5%. En cuanto a renta / producción, ello implica que los datos de la estadística oficial tendrían que ser revisados al alza, incluso el ingreso efectivo por habitante, por ejemplo con relación a Estados Unidos o los países escandinavos, donde la sumergida nunca pasa de un 10%, o respecto a Francia con un 15%; no es moco de pavo ya que se trata de 12 o 7 puntos más en el ranking de rentas per capita, aproximadamente.
Y ¡ay!, el IPC tan clave para revisiones de pensiones, contratos y hasta —¿antes de la reforma laboral del PP?— los salarios nominales. Aun dejando de lado el escepticismo de las amas / amos de casa, su bondad estadística es bien complicada como se trasluce del estudio de Javier Ruiz-Castillo, quien dirigió el INE, publicado por La Caixa (traduzco) La medida de la inflación en España, de 1999, donde se puede ver la gran complicación técnica para un buen IPC, avisando de hasta 10 peligros estadísticos, la necesidad de ir revisando los 471 conceptos de consumos (en especial la intensa incorporación de servicios dentro de los presupuestos familiares e incluso del valor / uso de la vivienda propia o de otros equipos domésticos, coches, electrodomésticos, informática, etcétera). Su conclusión me cae acomodaticia ya que, a pesar de todos los problemas que acaba de plantear para la mejora, ensalza “las máximas garantías de precisión del INE”, pero culmina reclamando para este más recursos, también para investigación. ¿Qué diría de todo ello mi admirado Julio Segura, quien fue un buen e independiente director del INE? Lo que sí sé es lo que replicaba, con su sorna, el profesor Estapé ante, pongamos, una medición oficial de aumento del IPC en 2,89%: “¿Y si lo redondeáramos en un 3% y listos?”.
O el seguimiento de la producción industrial, esencial por ejemplo para el País Vasco (un 27% de su producto) o Cataluña, con un 22%. El IPI se confecciona a través de una compleja encuesta que me hace recordar las reservas que la junta de una agrupación industrial puso, hacia 1972, a la presentación de un estudio: “¿En qué cifras se han basado?”, nos preguntaron. “En las oficiales del INE, claro”, contestamos los autores. Mantuvieron su escepticismo: “¡Es que nosotros somos los que contestamos la encuesta y sabemos cómo!”. Cuando se aduce que el INE ya introduce correcciones, en general, con sus criterios más amplios, me queda un sentimiento de zozobra. ¿Cómo? ¿Con qué base? De modo que casi prefiero que no lo haga. En todo caso también en la industria, que alcanza a talleres y pymes y, en su caso, la construcción y rehabilitación, se evalúa el peso de lo sumergido entre el 18% y el 20% de modo que la variación del índice IPI se tendría que corregir por la dinámica de la irregular. ¿Y la medición de la inversión privada por ejemplo industrial y su dinámica? Ay, ay. ¿Central de balances, Banco de España?
Otros temas preocupantes son las mediciones de movimientos y de posición financiera con el exterior. Estos días el Servicio de Estudios del Banco de España ha informado de que entre enero y mayo han salido 166.000 millones de España (estos chicos siempre con buenas noticias). Uy, uy, ¿y la entrada, y la posición de capital con el exterior y su variación? Es obligado ver el último boletín de La Caixa, donde se advierte, sí, del alto volumen de deuda privada respecto al exterior, pero contrarrestada por activos contra el exterior de al menos dos terceras partes de la posición anterior deudora. Y ¿cómo se miden los complejos movimientos por el BE? ¿Y la dinámica de las Sicav? En fin, aconsejo tomar todo esto con gran cautela (y uno ha elaborado balanzas de pagos españolas e interiores, quizás unas 10, ¡el capítulo de capitales!).
No, no me puedo dejar las estadísticas de ocupación y paro. Para empezar, si aceptamos un 20% de producto sumergido, hemos de aceptar algo más de esta quinta parte como subestimación de la ocupación real, ya que la productividad aquí será menor, será en forma de medias jornadas (o completas), sustituciones o por horas —en la agricultura, construcción y “remiendos”, industria, servicio doméstico, hostelería...—, pero en todo caso sin declarar y como suma total un número de jornadas tan impresionante como escondido incluso por sindicatos y Gobiernos que no gustan confesarlo. Hay que tomar como sólido el registro del paro del Inem, pero ¿la encuesta de población activa, por teléfono y con una muestra que el INE va moviendo? Cuidado con la EPA que, por cierto, Eurostat se limita a recibir, bendecir y ponerle su sello: la hora de las llamadas y el problema general de las encuestas, más aún telefónicas, del que me advirtió hace unos años el relevante sociólogo de origen sefardí Aaron Cicourel (de la South California University: “En este Departamento ya no hacemos encuestas, cuyo resultado depende de tantas cosas incontrolables. O entrevista, larga y personal o nada...”. Sí, paso de la EPA; a efectos prácticos, nuestro paro efectivo es bastante menor que el “aireado”. Y ¿el juvenil de un 52% de ni-ni? Falso del todo: muchos estudiantes de FP y universitarios pasan como parados, a veces inscritos, mientras están en plena actividad, financiada en 4/5 partes por impuestos con vistas al capital humano personal y su futuro.
Acabo recogiendo una apreciación del profesor Serrano, especialista, pero por suerte también generalista: al aumentar el rigor fiscal y de cotizaciones sociales tiende a crecer el peso sumergido, como también en las crisis. Y, concluye, las cuantificaciones en este campo solo son estimaciones. Y uno no sabe el porqué a los empleados en esta ancha sombra se les llama “obreros informales”… ¡encima!
Jacint Ros Hombravella es catedrático emérito de Política Económica en la Universitat de Barcelona.


El Premio Nobel de Economía 2012, por Xavier Sala i Martín

Random Thoughts.


El Premio Nobel de Economía 2012
La economía es la ciencia que estudia cómo se asignan los recursos escasos. Es decir, es la ciencia que estudia cómo “emparejar” cosas (traduzco “emparejar” del inglés “match”): cómo emparejar alcachofas con personas que quieren alcachofas, cuadros de Picasso con personas que quieren cuadros de Picasso, hombres con mujeres, estudiantes con escuelas, médicos con hospitales o donantes de riñones con pacientes que requieren transplante de riñones.

Para la mayoría de bienes y servicios, la mejor manera de “emparejar” es el mercado: las alcachofas van a los consumidor es que pagan por ellas, el cuadro de Picasso va al mejor postor. En el caso de las alcachofas, el vendedor simplemente pone un precio y cualquier comprador dispuesto a pagar ese precio se queda con la alcachofa. En el caso del Picasso, el cuadro va a parar a quien más dinero está dispuesto a pagar por él en una subasta. Muchos economistas han dedicado sus vidas (y algunos incluso han sido galardonados con el premio Nobel en el pasado) por diseñar los mejores mecanismos de subasta.

Para ciertos tipos de “bienes” o “servicios”, el mecanismo de mercado y el pago de dinero no es eficiente o no funciona. A las alcachofas no les importa exactamente quien las adquiere y por quien van a ser devoradas. Ese no es el caso en algunos procesos de “emparejamiento” como, por ejemplo, el de las personas en el mercado matrimonial. Un hombre puede querer con locura a una mujer y puede estar dispuesto a pagar una cantidad extraordinaria de dinero por ella, pero si ella no se siente atraída por él, la pareja resultante no será estable. Durante muchos siglos este problema se ha solucionando tratando a la mujer como a un producto inerte la voluntad del cual puede ser ignorada: ella no tenía nada que decir y los padres la vendían al mejor postor. ¡Como si fuera una alcachofa! De hecho, en alguna sociedades actuales todavía es cierto que los hombres ricos pueden comprar esposas a cambio de petrodólares o camellos. En las sociedades occidentales, sin embargo, ya hace años que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres a la hora de decidir con quien se emparejan y, por lo tanto, los mercados matrimoniales con intercambio de dinero han desaparecido. La pregunta es: en estas circunstancias, ¿cómo se pueden asignar hombres a mujeres -y viceversa- de manera que, una vez establecida la pareja, ninguno de los dos tenga incentivos a romperla para encontrar una pareja mejor?

Esta misma pregunta se plantea constantemente en la “asignación” (o emparejamiento) entre alumnos y escuelas: en una misma ciudad hay escuelas buenas y escuelas malas, escuelas más deseables y escuelas menos deseables, estudiantes mejores y estudiantes peores. ¿Cómo asignamos cada estudiante a cada escuela? Vender los puestos en las escuelas no es la solución porque las buenas escuelas no quieren a los estudiantes ricos sino a los buenos. Y si aceptan solamente a los ricos, la calidad de la escuela bajará (por eso en Columbia, aunque sea una universidad privada, no subastamos los puestos entre los estudiantes sino que tenemos un proceso de selección de las mejores mentes y no los bolsillos más profundos).

Los ganadores del premio Nobel de este año, Lloyd Shapley y Alvin Roth, solucionan este tipo de problemas: diseñan fórmulas matemáticas que permiten asignar  hombres a mujeres, escuelas a alumnos, hospitales a médicos, etc.

En 1962, Lloyd Shaply y David Gale (Gale hubiera recibido el premio Nobel con Shapley por su trabajo conjunto si no hubiera muerto en 2008 o si el comité Nobel no tuviera una norma que impide dar el premio de manera póstuma) idearon un procedimiento para asignar personas en el “mercado matrimonial”. Más o menos funciona así: todos los hombres hacen una oferta a una mujer. Obviamente las mejores mujeres reciben montones de ofertas y escogen entre ellas. No sé quien sería la mujer más deseada del mundo. Pongamos por caso que es Angelina Jolie. Angelina escoge entre los millones de ofertas. Lógicamente escoge a Brad Pitt (¡ve tu a saber por que!). Los hombres rechazados pasan (o pasamos) a hacer una segunda oferta entre las mujeres que todavía no nos han rechazado y así sucesivamente hasta que todo el mundo queda emparejado. De este modo, nuestra pareja acaba siendo “lo mejor a lo que podemos aspirar” en el sentido de que cualquier pareja más deseable que la que nos ha tocado es una pareja a la que no podemos aspirar porque nos ha rechazado.

El problema aparece cuando hay gente que "miente" porque actúa estratégicamente. Es decir, podría darse el caso que una mujer A rechaza al hombre B para que B haga una oferta por la mujer C con el objetivo de que ésta deje al hombre D libre y A pueda emparejarse con D. Este tipo de movimientos se observan, por ejemplo, en los procesos de solicitud a escuelas y universidades donde los estudiantes solicitan una serie de escuelas de peor calidad para “asegurarse” de que al menos son admitidos en alguna escuela, privando de eso modo a otros estudiantes de menor calidad de obtener esa plaza.

Los movimientos estratégicos como éstos invalidan el mecanismo de Shapley (y Gale). Pero no nos deprimamos porque ahí es donde aparece el otro galardonado, Alvin Roth en 1982. Roth diseña un mecanismo “a prueba de mentiras” que incluye “asignaciones provisionales” que se pueden cambiar si aparece una alternativa mejor para el estudiante. Al Roth fue contratado en 2003 por la ciudad de New York para diseñar su sistema de asignación de estudiantes a escuelas públicas. Eso demuestra que, además de curiosos y bellos algoritmos matemáticos, todo este trabajo tiene aplicaciones útiles en la vida real.

En los últimos años, Al Roth ha estado trabajando en otro sector que ha llamado la atención de los medios: los órganos humanos. Por razones éticas, las sociedades occidentales hemos decidido no permitir que los órganos se compran y se vendan por lo que la asignación al mejor postor que usamos para las alcachofas o los cuadros de Picasso no funciona. Los economistas damos a este tipo de mercados el calificativo de “mercados repugnantes”.

La pregunta es, ¿cómo asignamos riñones a pacientes cuando no existe la posibilidad de intercambios monetarios? El problema aparece cuando la mujer A necesita un riñón y su marido, el hombre A, está dispuesto a donarlo pero tiene un problema: su riñón no es compatible con el de su esposa. Imaginamos que la pareja B tiene el mismo problema... pero los doctores dicen que el hombre B sí es compatible con la mujer A y el hombre A con la mujer B. Fijaos que si permitimos que el hombre A dé el riñón a la mujer B y, A CAMBIO, el hombre B se lo dona a la mujer A, las dos mujeres salvan la vida. Fijaos también que si la ley dice que eso no se puede hacer y que todos los riñones donados van a parar a un centro nacional y se reparten por orden de urgencia, muy probablemente el marido A no donará nada y el marido B tampoco porque ellos solo tienen interés en dar riñones a sus esposas y no a desconocidos. En este caso las dos mujeres mueren. La única salida es el intercambio de riñones. (De hecho, el intercambio de riñones entre los dos matrimonios puede ser complicado a efectos prácticos porque, en Estados Unidos, es ilegal firmar contratos en los que uno se compromete a donar un riñón. Sin ese contrato, si la donación e intercambio de riñones no se hace de manera simultánea, existe la posibilidad de que, una vez hecha la operación en la que el marido A dona su riñon a la mujer B, el hombre B se escaquee y diga que no quiere donar su riñon y no habrá procedimiento legal que la pareja A pueda emprender para recuperar su riñón. En este sentido, lo que acaba pasando es que las dos parejas van al hospital al mismo tiempo y el intercambio de riñones se lleva a cabo de manera simultánea y así nadie se puede escaquear.)

El problema se complica cuando el hombre B no es compatible con su esposa pero tampoco con la señora A. Fijaos que las parejas A y B no pueden ya intercambiarse riñones porque el hombre A puede donar el riñón a la mujer B pero el marido B no puede donar a A por lo que no se puede producir intercambio. Imaginemos que el riñón del Sr B es compatible con la mujer C y el marido C es compatible con A. Fíjense que ahora se puede realizar un intercambio a tres: A da a B, B da a C y C da a A. Pero ¿qué pasa si C es incompatible con A sino que es compatible con D, y D es compatible con E, y E es compatible con F... etc? El mecanismo de intercambio sin pago de dinero se complica extraordinariamente hasta el punto que se necesita un complicadísimo algoritmo matemático que permita el intercambio (y una sala de operaciones gigante que permita realizar operaciones de 12 operaciones simultáneamente). Pues bien, ese es el algoritmo diseñado por Al Roth, algoritmo que le ha valido el Premio Nobel de Economía 2012.

Ahorro e inversión, por Carlos Rodríguez Braun

Expansión.

Paul Krugman insiste en que las políticas monetarias expansivas no padecen inconveniente alguno ahora, porque no hay inflación. Con este argumento pasa algo similar a la defensa por parte de Smiley de la expansión del gasto público durante su Gobierno. En efecto, durante los años de la burbuja los socialistas sacaban pecho porque "extendemos derechos", y ahora alegan inocencia porque en esos años el déficit se redujo, incluso hubo superávit, y bajó el porcentaje de deuda pública sobre el PIB. Los secunda Krugman: "España no se metió en problemas porque sus Gobiernos fueran derrochadores".

Esto parte de la base de que la senda de gastos e ingresos es análogamente perdurable, lo que es absurdo; y parte de nuestros males deriva de que los políticos aumentaron irresponsablemente el gasto público. Asimismo, no es verdad que no pasó nada con la expansión monetaria: la deflación y la caída de los tipos de interés se interrumpieron a mediados de 2009. En cambio, la recuperación económica, que supuestamente iba a ser garantizada por esa expansión, y por la del gasto, ha sido débil en algunos países y se ha revertido en otros, como en España. Asimismo, la masiva compra de deuda pública no solo no ha resuelto los problemas sino que los puede agravar en el futuro, si las autoridades monetarias deben vender esos títulos.

La segunda idea que enlaza al Nobel y a Smiley es el pretendido efecto benéfico ineluctable de la expansión de la demanda. En su combate contra la "secta de la austeridad", Krugman ha subrayado que todos los que piensan que el iPhone 5 puede ser una buena noticia para la economía son keynesianos, lo admitan o no, porque creen que el Estado debe gastar más en una economía deprimida, y no menos.

Según él, lo que importa del nuevo ingenio de Apple no es el producto en sí, sino simplemente el hecho de que la gente gaste. En efecto, como dijo el propio Keynes, la cosa es gastar, gastar en cualquier cosa, en enterrar botellas para desenterrarlas después: la demanda es lo que falta, sostenía Keynes y sostiene Krugman, y todo lo que la impulse servirá para reducir el paro. Ésta es exactamente la misma falacia que defendió Smiley cuando, en vez de reducir el gasto público lo aumentó con el Plan E. ¿No era de puro sentido común gastar más precisamente en la construcción, el sector donde más aumentaba el paro?

Pues no, no lo era, porque la crisis derivaba de una sobreinversión alimentada por el intervencionismo, y lo necesario era facilitar la recomposición de una estructura productiva desajustada, y no echarle gasolina al fuego. No hay que gastar en cualquier cosa, sino facilitar el ahorro y la inversión reduciendo el gasto y los impuestos, es decir, justo al revés de lo que piensa el ilustre tándem.

No hay que gastar en cualquier cosa, sino facilitar el ahorro y la inversión.

Some Resources for Teachers (and Students) by Russ Roberts

Cafe Hayek.


With the start of a new school year, just wanted to highlight some resources for teachers I’ve created over the years that may be of use. Please feel free to share these freely. They all are without charge and sharing is encouraged.
Ten Key Ideas–this is my page of essays at the Library of Economics and Liberty. Each essay covers a fundamental principle of economics. No background is required but even more advanced students will learn something, I hope. There are also links to additional resources related to the principles.
A Little Theory–these are the beginnings of a textbook exploring the main topics in intermediate price theory or microeconomics but again, with some effort, they can be of use to a beginner or a more advanced student. (The page also includes the links to some other stuff including the Ten Key Idea Essays and two visual essays on standard of living and the trade deficit. Topics covered in A Little Theory include supply and demand, the theory of the consumer and the theory of the competitive firm. (There’s also material on consumer surplus, producer surplus, and efficiency, material I used to teach but stopped teaching about ten years ago when I decided it wasn’t really meaningful. But that’s a minority opinion so it may be of use to you.) My approach to supply and demand is a little unusual with a strong emphasis on market forces tending toward equilibrium (a very unrealistic but surprisingly useful assumption for analyzing price controls, taxes, and subsidies). I am proudest of this short essay where I try to integrate supply and demand with Hayek’s Use of Knowledge in Society.
EconTalk–there are many podcasts that cover basic economics. Feel free to assign these to your students. Some of them come with guides that have very good discussion questions. Try the conversations with Mike Munger or my co-host, here, Don Boudreaux.
Finally, it is always a good time to revisit the Keynes-Hayek rap videos. Here for your viewing pleasure is Fight of the Century.

"¿Nos lo podíamos permitir?” – El despilfarro del AVE por Abel Fernández

Esta semana hemos tenido el placer de ser entrevistados para el programa de TVE “Comando Actualidad – ¿Nos lo podíamos permitir?“, en el cual se han analizado múltiples despilfarros cometidos en la inversión pública durante el boom -aeropuertos vacíos, estaciones fantasma, líneas deficitarias, tranvías que cierran, auditorios que ni siquiera se acaban, etc.-. Nuestra entrevista ha tratado en concreto sobre la rentabilidad económica y social de nuestras líneas de AVE. El programa completo puede verse ya en “RTVE a la carta” (nuestra intervención son los dos minutos siguientes a partir del 23:30), pero nos gustaría resumir a continuación nuestro argumento completo para complementar lo expresado en el programa.



El coste real de todo lo que hacemos en la vida es aquello que dejamos de hacer en su lugar. Ver la tele no es gratis, ni tampoco pasarse un par de horas en Twitter engullendo un torbellino de información y aforismos: en su lugar, podríamos haber estado dando un paseo por la playa o la montaña, aprendiendo a programar yobteniendo un certificado por el MITx o incluso echando una revitalizadora siesta. Del mismo modo, el principal coste de toda infraestructura es aquello que dejamos de hacer en su lugar. Veamos el caso de la línea Madrid-Valencia.
Aunque estaba proyectada su llegada a Castellón y Alicante, la línea acaba de momento en Valencia y ha costado unos 6.600 millones de euros. Si el Estado no hubiese financiado su construcción, no tendría que haber emitido 6.600 millones adicionales de deuda. El coste medio de nuestra deuda se encuentra cercano al 5%. Si descontamos la inflación para hablar en términos reales, el coste anual de la línea de AVE ronda los 165 millones de Euros (para un tipo de interés real del 2,5%, estimación conservadora), a los que hemos de sumar unos 35 millones de euros de mantenimiento (estimación también conservadora). En total, 200 millones anuales que el Estado habrá de asumir eternamente en términos reales.
La clave de la pregunta (que no aparecía en el resumen de entrevista en Comando Actualidad) es, ¿cuántos viajeros tiene la línea? Durante 2011 ha tenido casi 2 millones de viajeros. Y el resultado de dividir 200 millones anuales entre 2 millones de trayectos anuales son 100 euros de subvención implícita por trayecto: cada billete de ida y vuelta en AVE Madrid-Valencia lleva implícitos unos 200 euros de subvención, ya que el billete solo cubre los costes de explotación de la línea.
Esos 200 euros por billete de ida y vuelta son una subvención a ciudadanos de renta alta que ya tenían anteriormente una alternativa rápida para realizar el viaje: el avión. Esto es, se mire por donde se mire, el mundo al revés: el Estado recaudando de todos los ciudadanos para subvencionar la comodidad de unos pocos que tenían una alternativa rápida. ¿Existe alguna externalidad que justifique dicha subvención? La única que sería mínimamente justificable sería la de la contaminación, pero Ginés de Rus ha examinado la evidencia empírica que indica que el AVE no es “más verde” que otros tipos de transporte, debido entre otras cosas a la ingente cantidad de recursos que se consumen durante su construcción.
Y la cosa se pone peor cuando uno piensa en el proyecto de AVE a Galicia. Solo podría aventurar las cifras de viajeros, pero sí conocemos el coste aproximado del proyecto: 25.000 millones de euros, casi el cuádruple que la línea Madrid-Valencia.Si ésta última subvencionaba cada billete de ida y vuelta con 200 euros, multipliquen esa cifra por cuatro para hacerse una idea aproximada.
Comenzaba mi argumento hablando del coste de oportunidad. ¿Qué podríamos haber hecho con esos 200 millones anuales? Para hacernos una idea, comparémoslo con el presupuesto de 2012 de dos universidades españolas de reciente creación que han conseguido hacerse un hueco entre las principales universidades europeas: la Universitat Pompeu Fabra, con 130 millones de Euros anuales, y La Universidad Carlos III, con 169 millones de Euros. El coste de la línea Madrid-Valencia podría haber financiado indefinidamente una nueva Universidad de primera línea. En cambio, nuestros representantes políticos, tras llenarse la boca durante el boom con expresiones como “Economía del conocimiento” o “I+D”, han despilfarrado tan ingente cantidad de recursos en conseguir que los antiguos usuarios del avión viajen más cómodos.
Y, por supuesto, la lista de necesidades más acuciantes que a uno se le pueden ocurrir es inacabable; basta con pensar en el endurecimiento para el acceso a las ayudas sociales para el comedor infantil de los colegios, o en las listas de espera en la sanidad pública.
El problema no es solo que hayamos despilfarrado cantidades ingentes durante el boom. El problema es que hemos comprometido el gasto público actual, como muestra el caso del AVE: los 7.000 millones de deuda emitidos para pagar la infraestructura permanecerán ahí para siempre, costando 200 millones de euros cada año. Los 25.000 millones de Galicia supondrían unos 750 millones anuales más.
¿De verdad cree el pueblo gallego que ése es el mejor uso que puede darle a 750 millones anuales? Esa cantidad equivale al 8% del presupuesto anual de la Xunta de Galicia, que ejecuta entre otras competencias tan vitales como Sanidad o Educación. ¡El 8% del presupuesto de la Comunidad año tras año! El problema aquí se encuentra en lo discrecional de la forma en que se deciden y adjudican las inversiones federales (perdón, estatales). Para Galicia es imposible conseguir hoy 750 millones adicionales en su sistema de financiación, porque el resto de comunidades pondrían el grito en el cielo. Pero adelantando sus elecciones y quejándose lo suficiente sí que pueden conseguir que el Estado dilapide 25.000 millones más en dar comodidad a quienes actualmente viajan en avión.
Creemos que el ciudadano que exige tiene a su vez la responsabilidad y el deber de comprender la magnitud de las cifras que se manejan, de ponerlas en perspectiva y de comparar unas actuaciones con sus usos alternativos. Países más avanzados que España, como Suecia o Estados Unidos, no tienen trenes de alta velocidad porque consideran que no se los pueden permitir. ¿Cuándo enterraremos definitivamente en España nuestra obsesión por llenar el país de cemento y hormigón y nos centraremos en necesidades -productivas y sociales- más acuciantes?

Empresarios privilegiados: el oxímoron de nuestros días por María Blanco

Instituto Juan de Mariana.


El martes 2 de octubre fue entrevistado en el programa de Melchor Miralles "Cada Mañana Sale el Sol" el vicepresidente de la CEOE, Arturo Fernández (la entrevista, aquí). El reconocido restaurador habló en tanto que vicepresidente de la patronal, institución que disfruta de subvenciones estatales que, tal y como consta en la propia página de la CEOE, integra y representa a más de 5.000 organizaciones de base que aglutinan a 1.450.000 empresarios y autónomos. También fue preguntado como empresario titular de la contrata de la hostelería del Congreso de los Diputados y la Asamblea de Madrid.

Melchor Miralles le puso en evidencia al mostrar un ticket del menú completo en el que aparece el precio para un diputado de la Asamblea de Madrid: 3,55 euros. Mientras tanto, en otros establecimientos (por ejemplo, universidades privadas) donde la empresa "Arturo" tiene la contrata, un menú completo cuesta casi el doble. Hasta ahí, tal vez el problema es simplemente de mal gusto al cobrar menos a un diputado que a un universitario. Pero a nadie se le escapa que ese precio menor se debe a la subvención que recibe la empresa. Al intentar dar una respuesta coherente y vendible al periodista, Arturo Fernández afirmó que, en realidad, "eso son chascarrillos", que lleva 20 años siendo el restaurador del Congreso y la Asamblea y "si no hubiera una ayuda sería inviable poder atender a los señores diputados porque el negocio no da". Según afirmó, "no es una subvención a la comida de sus señorías sino una ayuda para mantener los cincuenta y tantos empleos que tiene en cada una de las cámaras". No es una subvención al menú sino "a la concesión". Y repitió en varias ocasiones "si no, es que sería inviable el negocio".

Bochornoso. No puedo evitar recordar las palabras de Adam Smith en La Riqueza de las Nacionescuando afirmaba que la "gente del mismo oficio rara vez se reúne (...) sin que la conversación termine en una conspiración contra el público o en alguna estratagema para subir los precios". Aquí lo tenemos: el señor Arturo Fernández, escaqueándose y cerrando la conversación con un "a mí no me digan nada, soy titular de una contrata". Da mucha vergüenza repasar la página del grupo de empresas de Arturo Fernández y comprobar el número de contratas públicas que tiene la primera empresa hostelera de Madrid.

Se trata del ejemplo de empresario privado que tenemos en España. Estos son los que van a crear empleo en nuestro país a golpe de subvención y compadreando con diputados nacionales y autonómicos. Efectivamente, por alguna razón tiene la contrata desde hace 20 años. Si el negocio no es viable, cierre, don Arturo. No nos haga asumir sus pérdidas. Porque hay miles de empresarios de hostelería a quienes supuestamente representa que están cerrando porque no tienen el privilegio del poderoso y nadie les subvenciona los menús.

Adam Smith defendía al empresario austero que competía sin privilegios. De hecho, su obra es un monumento a la abolición de los privilegios empresariales. Un empresario debería ser libre para buscar su propio interés sin dañar la libertad del otro. Y esa salvaguarda es la competencia. Gracias a ella, lo que mantiene o derriba las empresas es su buen hacer, su capacidad para satisfacer las necesidades del consumidor soberano, no el privilegio. Mientras ese monopolio en forma de tan longeva contrata permanezca y además implique usar el dinero público para la mayor gloria de un único empresario, los capitales y la actividad empresarial hostelera no fluirán adecuadamente. Este fenómeno, que seguramente se reproduce en los chiringuitos de playa y concesiones diversas, es especialmente sangrante cuando el privilegiado dice representar a 1.450.000 empresarios y autónomos, sin privilegios. Cualquier persona con conciencia y vergüenza torera dimitiría de su puesto.

Obviamente, eso no es un empresario. Es cualquier otra cosa.

Lean a Benito Arruñada: La importancia de los valores por Ángel Martín

Libertad Digital.


Los lectores de Libre Mercado probablemente recuerden la entrevista que publicamos con Benito Arruñada, donde detallaba los problemas y soluciones que a su juicio presenta el sistema laboral español.
Para aquellos que, como yo, se quedaron con ganas de más, ahora el fantástico sitio web de Sintetia acaba de publicar una entrevista en dos partes donde Benito habla de una gran cantidad de temas. A mi modo de ver, una cuestión que se repite en varios de los temas que se abordan es el poner el acento en los ‘valores’ de la ciudadanía. Nuestros problemas no solo (ni quizá principalmente?) se deben a la “clase política” que tenemos, sino que residen también en la conducta de la ciudadanía y los valores de la misma, en particular respecto a la política… y la economía. Por otro lado, señala que las soluciones a nuestros problemas deben tener en cuenta los peculiares valores de nuestra sociedad, que no son los mismos que los de las sociedades anglosajonas, o del norte de Europa.
Merece la pena leerla entera. Ahí dejo los enlaces a las dos partes con breves extractos.
Destaco uno de los muchos puntos interesantes:
Ciertamente, nuestro sistema de checks and balances no es perfecto, pero aparte de que ninguno lo es, la diferencia y el déficit esencial reside en la conducta de la ciudadanía: en sus comportamientos poco críticos, tipo rebaño. Todo sistema de checks and balances, por muy bien diseñado que esté, reposa al final en el ciudadano. Si éste no es capaz de castigar a su representante político cuando éste obra mal, los contrapesos no funcionan, por muy bien diseñados que estén. Tampoco basta con retocar los incentivos del los políticos, pasando, por ejemplo, de la elección proporcional a mayoritaria de los diputados.
En esta segunda parte se trata sobre los perjuicios que ocasionaría la implementación de la dación en pago en las hipotecas, de la regulación laboral y sus nefastas consecuencias en España, de la estrategia que debería acometerse para generar un mejor ambiente para el crecimiento, y de los tres mitos más importantes en materia económica. Cuestión ésta última que destaco. Dice Benito (resumo mucho de lo que hay en la entrevista):
El primero. El mito esencial es el de la solucionabilidad: pensar que el problema económico es más fácil de resolver que los problemas que han resuelto las ciencias físicas o la medicina.
Un segundo mito es el de la falsa justicia. Consiste en olvidar los efectos sistémicos en términos tanto de ineficiencia como incluso de injusticia de las decisiones redistributivas.
Un tercer mito, muy de moda, es el de la conspirabilidad, por el que se tiende a creer que la causa de una pérdida es la actuación malévola de otros individuos que se benefician de la situación a costa de los perdedores.
También destaco su advertencia de que modelos que tienen éxito en unos países determinados no pueden trasplantarse a otros a la ligera:
Nuestros problemas no se resuelven copiando las relaciones laborales austriacas, la formación profesional alemana o las escuelas finlandesas. Hemos de desarrollar soluciones adaptadas a nuestras características, en especial, a nuestros recursos, nuestros valores y, en el caso concreto de las leyes, a nuestra escasa capacidad de enforcement legal.
Mi intuición en ese punto es que nuestra capacidad para hacer funcionar modelos que son viables en la Europa del Norte es más bien limitada: somos más individualistas y debemos adoptar instituciones que lo tengan en cuenta. Debemos dotarnos de incentivos más individualizados. Las soluciones han de ser seguramente más liberales que las de Europa del Norte; y hoy lo son mucho menos.

Beware some economic commentary by Donald Boudreaux‏

Pittsburgh Review.


Economists have failed to communicate the basic insights of economics to the general public. So it’s unsurprising that public understanding in the 21st century of elementary truths of the economy is on par with public understanding in the ninth century of elementary truths of the solar system.

A reason for this failure is that most economists have little desire to talk about economics to non-economists. There are exceptions. Milton Friedman regularly explained the economic effects of the likes of inflation and rent control in language that was crystal clear and engaging. But these exceptions are rare.

Worse, a few of these exceptions make matters worse. Some economists who are notable for communicating with the public reinforce, rather than correct, the public’s economic misunderstanding.

No economic fallacy is as widespread as the public’s sense that the economy suffers when citizens buy goods and services from foreigners. What the non-economist sees is Americans spending dollars abroad rather than in the USA. The non-economist then concludes that American jobs are “destroyed.”


All dollars that Americans spend on imports return to America no less certainly than if Americans had not bought imports at all. And as compared to a situation in which government obstructs Americans’ trade with foreigners, these dollars return with greater positive effect on the U.S. economy. The reason is that trade allows Americans to buy from abroad those products that foreigners offer to sell to us at prices lower than it would cost us to make those things ourselves.Economists have long understood and celebrated the win-win benefits of trade. Yet popular economist-pundit Peter Morici, a professor at the University of Maryland’s Smith School of Business and former chief economist at the U.S. International Trade Commission, routinely fuels the public’s misunderstanding on this front.

Consider, for example, this recent claim by Morici: “(T)oo many of those dollars were spent on imports that did not return to buy U.S. exports — the gap between new imports and new exports was lost demand for U.S. goods and services.”

He’s talking nonsense.

Dollars that foreigners don’t spend on U.S. exports are emphatically not “lost demand for U.S. goods and services.” Instead, these dollars are invested in the U.S. And being invested in the U.S., they create demand for U.S. goods and services no less than if they were spent to buy U.S. exports.

The dollars the Chinese invest in U.S. Treasuries become demand for U.S. goods and services — demand expressed by Uncle Sam or by private citizens who sell bonds to China and who then spend in America the dollars they earn on those sales. Likewise, the dollars the Swedish furniture retailer Ikea invests in building stores in America become demand for U.S. goods and services — demand for the likes of construction materials and construction workers in America.

That Morici does not understand this simple reality means that his economic punditry confuses, rather than enlightens, the public. His is a species of economic commentary best ignored.

Donald J. Boudreaux is a professor of economics at George Mason University in Fairfax, Va. His column appears twice monthly.


Pensiones de jubilación y sistemas de reparto: ¿un fraude al ciudadano?


(Haz click aquí con el botón derecho del ratón y elige la opción “Guardar enlace como” para descargar el archivo mp3 de esta Conversación en libertad y escucharlo en tu reproductor de mp3.)
La crisis del llamado «Estado del bienestar» ha puesto el sistema público de pensiones en el punto de mira. ¿Qué probabilidad hay de que cobres una pensión cuando te jubiles? Y si llegas a cobrarla, ¿será suficiente? Además, para muchos expertos los sistemas de reparto, como el español, son un fraude, una auténtica estafa piramidal. ¿Es eso cierto?
Si alguna vez te has preguntado por el funcionamiento de los sistemas estatales de pensiones y los problemas que los aquejan, escucha esta Conversación en libertad de Luis Alberto Iglesias con Vicente Boceta —Técnico Comercial y Economista del Estado y director del Centro Diego de Covarrubias— y descubre:
  • El sistema de pensiones que existió en España antes del actual.
  • Por qué los sistemas de reparto tienden a quebrar.
  • Por qué perjudican a los trabajadores de rentas más bajas.
  • Qué alegan quienes los tachan de perversos y profundamente inmorales.
¿Qué te garantiza el actual sistema de reparto? Únicamente la promesa de que el estado te pagará una pensión cuando te jubiles. Nada más. Nadie sabe cuál será su cuantía ni durante cuánto tiempo la percibirás. ¿No sería más justo que al jubilarte recibieras todo el dinero que hubieras sido capaz de ahorrar a lo largo de tu vida laboral?
Para muchos economistas existe una alternativa: los sistemas individuales de ahorro por capitalización de rentas.
  • ¿En qué consisten y cuáles son sus ventajas?
  • ¿Cómo funciona el Sistema de 3 Pilares propuesto por el Banco Mundial?
  • ¿Habría personas que se quedarían sin pensión dentro de un sistema de esta clase?
Pese a ser mucho más justos y rentables, algunos sistemas de capitalización no están exentos de problemas, especialmente para los liberales. El principal: la obligatoriedad del ahorro. ¿Tiene derecho el Estado a obligarte a ahorrar para tu jubilación? Escucha este programa de Conversaciones en libertad y forma tu propia opinión.
Educación para la libertad es un proyecto que nace por creer que el conocimiento es la vacuna contra la ignorancia que vuelve a las sociedades presas fáciles de demagogos, totalitarismos e ideas incorrectas. Espero que disfrutes esta Conversación en libertad.
Un cordial saludo,
Luis Alberto Iglesias.

España: Cae el ahorro, y aumenta el consumo por Ángel Martín

Libertad Digital.


Vamos, el sueño de todo Keynesiano Vulgar, ¿no? (Nótese la diferencia entre Keynesiano y Keynesiano Vulgar).
Tomo el párrafo del resumen de BBVA Research de las Cuentas no financieras trimestrales de los sectores institucionales en España del segundo trimestre 2012, salidas el 2 de Octubre.
La capacidad de financiación de los hogares en 2T12 volvió a reducirse, en acumulado anual, desde el 3,3% de su renta bruta disponible (RBD) en 1T12 hasta el 2,8%. Esta disminución está causada, principalmente por lacaída de su tasa de ahorro –un 9,6% de la RBD en 2T12 frente al 10,4% del trimestre anterior, en acumulado anual-, arrastrada por el mal comportamiento de la renta bruta disponible que cae un 3,2% interanual, tanto por el descenso de la remuneración de asalariados como por elaumento del pago por impuestos.
Oh, por aquí aparece la subida de impuestos… Parece que no iban desencaminados quienes decían que ésta iba a perjudicar el ahorro… Claro, que no dejaba de ser obvio.
Desde el documento oficial del INE tomo este otro dato (que servirá para comparar con el consumo en párrafo siguiente):
La tasa de ahorro de los hogares e instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares (ISFLSH) alcanza el 12,1% de su renta disponible en el segundo trimestre de 2012, lo que supone una disminución de 2,8 puntos respecto al mismo periodo de 2011.
Sin embargo… (vuelvo a citar del resumen de BBVA):
el gasto en consumo final vuelve a incrementarse respecto al mismo trimestre del año anterior, a la vez que se produce un ajuste mayor en la inversión de los hogares (véase Gráfico 3).
Escuchamos que el consumo de los hogares está por los suelos, que lo está, pero está aumentando si lo comparamos con el año anterior, como vemos. Lo que no aumenta, sino que baja, es el ahorro familiar. Mala cosa. Esto sucede mientras cae la renta disponible. Mal vamos a financiar la reestructuración del sector productivo y la del sector financiero, si los fondos ahorrados, el pool of savings (perdón la pedantería), se reducen.
El punto positivo que se ha extraído de las cuentas que presentó el INE el 2 de Octubre, es que la economía española ya apenas requiere de financiación exterior.
Un par de gráficos para ilustrar:
El consumo parece estable. No así la inversión de los hogares, que ha pegado buen bajón, al mismo tiempo que la renta bruta disponible…
Este gráfico se comenta solo.
Por último, dejo un párrafo del boletín de coyuntura del OCE del I. Juan de Mariana, en el que comentábamos aspectos del ajuste en las necesidades de financiación exterior de la economía española:
los hogares pasaron de necesitar financiación de forma consistente hasta 2008, a tener capacidad de financiación de forma sistemática desde entonces (con la excepción de los primeros trimestres en 2010 y 2011). Por su parte, las sociedades no financieras, de alcanzar una necesidad máxima de financiación de más de 35.000 millones de euros en el tercertrimestre de 2007, entraron en superávit financiero a mitad de 2010, y así se han mantenido desde entonces. Las instituciones financieras mantuvieron en el periodo su capacidad de financiación positiva.
En contraste, el comportamiento de las Administraciones Públicas difiere radicalmente con el de la economía privada, acumulando grandes necesidadesde financiación a partir de 2008. Así, el sector público es responsable de que ni en 2010 nien 2011 la economía nacional haya podido abandonar su condición de necesitada de financiación, ahondando en los graves problemas financieros que nos acechan
PD. Dejo un artículo que publicamos M. Sarachaga y yo en Libre Mercado hace un año y pico sobre las cuentas no financieras de los sectores institucionales. Para que vean los lectores si aguanta bien el paso del tiempo, o no…