Entrevista a Carlos Belmonte Martínez


Destaco:

¿Cuál es su actitud vital ante el dolor?

Quitarlo. El dolor simplemente nos informa de una lesión o una posible lesión. Una vez que se ha leído el telegrama, se rompe y se tira. Lo que hay que hacer es intentar quitar el dolor por todos los medios. No tiene nada de positivo una vez que ha cubierto su papel, que es informar de que hay algo que funciona mal. Nada más. Todo lo demás es completamente innecesario. Son mecanismos adaptativos que se han desarrollado durante la evolución pero pensar que la naturaleza es inteligente es bastante estúpido. La naturaleza es la naturaleza y tiene unos patrones de funcionamiento que no encierran ningún tipo de racionalidad. El dolor es un mecanismo adaptativo útil y que nos ha permitido sobrevivir, pero en el momento que empieza a molestar, fuera.


Usted ha criticado que el excesivo igualitarismo en la Universidad haya frenado los intentos por crear élites intelectuales y científicas. ¿Realmente cree que España adolece de esas élites?

Es una de mis frustraciones personales porque he luchado mucho por mejorar la calidad de la Universidad y digo siempre en broma una frase de Marguerite Yourcenar en Opus nigrum que decía: "todo constructor a la larga sólo edifica un derrumbamiento". Muchas de las cosas que he hecho al final me he limitado a ver cómo se caen.


¿Cómo se cayó la de la Universidad?

El extrapolar a la Universidad valores como la democracia y la decisión por consenso es una estupidez. Se ha cometido un gran error. En la Universidad las decisiones no se deben adoptar por mayoría. Es el conocimiento el que tiene que prevalecer, y reconocer que hay gente mejor que otra para eso. No quiere decir que sean mejores; quiere decir que son mejores para eso. Entonces, reconozcamos que son mejores científicos y démosles las condiciones para que desarrollen idealmente su trabajo. Si el interés de la colectividad es que se haga buena ciencia, elíjase al señor que está haciendo mejor ciencia y déjesele hacer como él considere que deba hacerse.

Diarios de Arcadi Espada

He releído este inmenso libro de Arcadi Espada.

La contraportada describe lo que es el libro:

La lectura de los diarios y la anotación de lo que el autor va encontrando en ellos son los materiales de este ensayo. A lo largo de 2001 —el año inverosímil en que enloquecieron las vacas y dos aviones destruyeron las Torres Gemelas—, el autor escribe sobre las noticias de cada día y traza una reflexión sobre el periodismo. Un oficio obligado por ley a encararse con los hechos, pro que corre el riesgo de convertirse en la principal forma de ficción contemporánea.

Este libro fue el germen del blog de Arcadi Espada, que estuvo activo desde el 1 de enero de 2004 hasta el 31 de diciembre de 2007. Las entradas del año 2004 también dieron lugar a otro libro. Les recomiendo que se sumerjan por el blog de Espada.

Arcadi Espada sigue escribiendo en su blog, aunque limita los comentarios a unas cartas con sus corresponsales, y en el periódico El Mundo. Pero el formato de su blog es diferente, cuelga sus artículos de prensa y alguna perla más. En El Mundo, se dedica a la crítica diaria de los periódicos, sus contenidos y el mundo en general. Para mí son de lectura obligada.

Diarios es un libro inmenso porque, aunque solo abarque el año 2001, es un ensayo sobre cómo encarar la lectura de los periódicos y la realidad. Sirve para todas las épocas y lugares.

Espada critica la mentira (p. 28): "La irresponsabilidad manifiesta que supone publicar mentiras, enormes y graves mentiras, se camufla en irreprochable modestia al argüir los periodistas, como hace hoy el directivo, que 'El periodismo es una suma de miradas'".

Escribe sobre los terroristas y el tratamiento, por parte de los medios, que hay que darles (p. 32): "Los medios tienen que hablar de los terroristas; incluso tienen que hablar con los terroristas. Baste que no olviden que la única razón que justifica hacerlo es el asesinato, que los terroristas están en los medios por los asesinatos y que esa es su única fama". Reflexión, que si se siguiera, nos ahorraría muchas lecturas estúpidas.

Otro caballo de batalla de Espada es la lucha contra la ficción en el periodismo. La ficción tiene su espacio, y el periódico no es su lugar. Los libros de Pilar Urbano y Javier Cercas son dos de sus dianas.

El porqué no es algo que deba responder el periodismo, según Espada (p. 52): "Un ejemplo de la utilización del porqué periodístico, en el lead: 'Humillada por su madre, que la abofeteó en presencia de su novio, Anne Pearsons, de 16 años, se arrojó esta mañana por la ventana de su casa, en el tercer piso del número 16 de la Avenida Hayes'.
Entre que Anne Pearsons cae y se escribe la noticia pasan pocas horas. Pero al periodista le bastan para decidir por qué se suicidó la muchacha. La atribución de la relación causa-efecto al binomio humillación-suicidio tiene el mismo fundamento que si identificara la causa del suicidio con el hecho de que la ventana estuviera abierta. Anne Pearsons se mató por la ventana, la humillación, o porque su novio le había dicho que ya no la amaba. O por nada de eso". Ejemplos como el anterior los hay a cientos en los periódicos. Esa manía de querer saber el porqué suceden las cosas, cuando no se tiene ni idea, y muchas veces ni se sabrá.

Espada escribe que el periodismo no se ocupa de los hombres, sino de una pequeña parte de sus vidas (p. 77): "Es en ese sentido perverso que el periodismo construye, destruyéndola, la realidad. Es la silueta hecha hombre, origen de tanta confusión colectiva. Es el periodismo que reduce la complejidad a dos minutos y seiscientas veinticinco líneas".

Da el argumento principal para evitar la mentira (p. 84): "Cualquier Relato, el menor relato, modifica la vida. El relato mediático modifica a diario millones de vidas para bien o para mal". Por lo tanto el mentir es inmoral, y (p .84): "(...) la publicación de noticias falsas: solo se castiga el daño que esas noticias provoquen y siempre que medie la denuncia previa de los perjudicados".

Espada es un defensor de mostrar lo que provocan las acciones terroristas. Así, después del atentado en las Torres Gemelas (p. 196): "A la vista de todos los periódicos extendidos sobre la mesa hay que preguntarse, sobre todo, por los que proponían silenciar los actos terroristas. Sin duda, era su momento".

Y muchos más temas trata Arcadi Espada.