The Economics of Violence. Bjørn Lomborg
In 2008, there were 418,000 homicides around the world, with far too many countries recording a murder rate of more than 10 per 100,000, which the World Health Organization regards as an epidemic. A single homicide in America costs the individual and society $9.1 million. If we scale this by national income across the world, this single category of violent crime costs 1.7% of global GDP.
El precio como barrera psicológica. Juanjo Sobejano
La primera parte de la ecuación es clave, puesto que supone la base sobre la que trabaja la segunda. ¿Cómo mejoramos nuestros beneficios? Vendiendo a un precio más alto, vendiendo a más personas o bajando el coste unitario por cliente. Y si los demás factores no se modificaran sería fácil, pero el problema es que cuando aumentamos los precios baja la demanda. Y muchos empresarios se obsesionan con la segunda variable (nº de clientes) puesto que sus productos son perecederos (si no vendes una cama la has perdido), no comprendiendo el valor que tiene no bajar los precios en exceso para el buen posicionamiento de la marca.
The Bell Curve: Un Lugar Para Todos. Roberto Colom
“Para quienes trabajan usando su mente, la explosión de los ordenadores y de las tecnologías de la comunicación ha liberado y ampliado la creatividad, la productividad y la libertad personal”.
Ucrania, algo más que gas. Andrés Rodríguez
Como hemos visto, Ucrania es algo más que un lugar de paso de gas, ya que es una potencia agrícola y quien tiene agricultura, tiene materias primas cada vez más valiosas y cruciales en un momento donde la superficie agraria disponible es cada vez menor y hay un mayor impacto del cambio global en las cosechas.
Periodismo, el arma secreta del espía soviético que cambió la II Guerra Mundial. Álvaro Corazón Rural
Sin embargo, la información estrella que logró para la Unión Soviética —la fecha de inicio de la operación Barbarroja y el número de tropas que la llevarían a cabo—, Stalin no se la creyó. Como hemos relatado al principio: Iósif se dio cuenta de su error. Y Sorge solo se había equivocado en dos días. Más adelante, la información de que Tokio no se lanzaría sobre la URSS, que pensaban atacar a Estados Unidos tomando Singapur, sirvió a Stalin para concentrar sus tropas en el oeste contra Hitler. Cuando al final no cayó Moscú ante el avance alemán, Sorge dio parte de que en Tokio cundía la desmoralización general por el curso que iba a tomar la guerra y su estrategia era irreversible.