Lecturas 04.03.2013

Robert Levine sobre los derechos de autor.

Podemos debatir sus límites, si es razonable acortar los plazos de protección, o cómo aplicar sanciones razonables a muchos infractores en lugar de unas pocas multas desorbitadas… pero también es imprescindible que el derecho de autor se respete y se proteja con eficacia a los creadores, porque es necesario un mercado normal y sano para los productos culturales.

La terza via socialdemócrata, por Arcadi Espada.

Grillo es mucho peor que Berlusconi, entre otras cosas porque es bastante más estúpido. Véase en lo que cree, vía Nihil Obstat, via Barcepundit):
1. - Cree que las estelas de los aviones esparcen sustancias químicas que hacen que la gente se vuelva loca.
2. - Cree en las sangrias como método curativo y rechaza las vacunas por peligrosas.
3. - Cree que la Banca Islámica de Desarrollo regala dinero a los prestatarios que se lo merecen.
Y más.

Encuentros, esperanzas y salidas, por Raúl Rivero.

Se trata, como han dejado escrito algunos de los cronistas de la batalla contra el comunismo en Europa del Este y como enseña la experiencia criolla, de la alternativa de salir al exterior a buscar la libertad y el progreso que les está negado en su país de origen o permanecer, por encima de todos los signos negativos, para trabajar a favor de la transformación tajante de la realidad.

Harvard Economist Jeffrey Miron: Legalizing Drugs Suits Ideal of American Freedom.

Prohibition leads to violence. By making a black market inevitable, you generate violence because the conflicts between the parties involved in the drug trade can't be solved by legal means within the judicial system. They are forced into a twilight world in which they have to shoot each other instead of hiring lawyers and taking the matter to court.

Continente salvaje: Europa después de la Segunda Guerra Mundial, por Keith Lowe y Irene Cifuentes de Castro.

Marie Naumann, una joven madre de Baerwalde, en Pomerania, fue violada y luego colgada en un pajar junto a su marido por una turba de soldados, mientras que a sus hijos los estrangulaban con cuerdas en el suelo debajo de ella. Unos ciudadanos polacos la bajaron, todavía viva, y le preguntaron quién le había hecho eso, pero cuando les dijo que habían sido los rusos la llamaron mentirosa y le pegaron. Incapaz de soportar lo ocurrido intentó ahogarse en un riachuelo cercano, pero no pudo completar la tarea. Empapada, fue al apartamento de un conocido donde se topó con otro oficial ruso que de nuevo la violó. Poco después de dejarla aparecieron cuatro soldados soviéticos más y la violaron. Cuando acabaron con ella le dieron de patadas hasta dejarla inconsciente

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