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Neuroevolución cocinada

Ciencia para escuchar.

Audio.

Quilo de Ciencia 101 - Cienciaes.com



Los primeros cien episodios del Podcast Quilo de Ciencia son motivo de celebración y lo celebramos haciendo aquello en lo que creemos firmemente: divulgando la ciencia. Desde junio de 2010, Jorge Laborda nos viene ofreciendo una versión, previamente digerida, de algunos de los avances que van teniendo lugar en los distintos campos del conocimiento científico. Durante estos dos años de andadura, los oyentes han descargado directamente desde nuestro servidor más de 600.000 audios de Quilo de Ciencia y, además, cada episodio ha sido difundido por Radio Cienciaes y por las más de 70 emisoras de todo el mundo que emiten los podcasts de Cienciaes.com. La audiencia crece cada día demostrando lo atractiva que es la ciencia cuando se explica de forma amena y fácil de entender.
En el programa de hoy, Jorge Laborda conversa con Angel Rodríguez Lozano y nos ofrece un podcast especial, de más larga duración, donde se muestran las múltiples caras que tiene la investigación científica cuando se investiga una idea o un fenómeno.
El tema elegido defiende la idea de que la humanidad ha cocinado su propia evolución y, como consecuencia de ello, no puede pasarse sin la cocina. El empleo del fuego para cocinar los alimentos pudo ser un factor determinante en el crecimiento espectacular que experimentó el cerebro de los homínidos hace dos millones seiscientos mil años. El cerebro es un órgano que consume una gran cantidad de energía, un consumo energético que, en contra de lo que cabría esperar, no va acompañado de un mayor desarrollo de nuestro sistema digestivo para extraer la energía necesaria de los alimentos, sino todo lo contrario.
El cocinado permite una mayor digestibilidad y aprovechamiento calórico de los alimentos, disminuye la necesidad de masticación y permite tener un sistema digestivo más pequeño. El cocinado de los alimentos permitió un conjunto de adaptaciones que condujeron al crecimiento rápido del cerebro gracias a la reducción del volumen mandibular y de nuestro sistema digestivo.
Estas ideas están han sido reflejadas con todo detalle en un artículo que Jorge Laborda pone a disposición de todos ustedes aquí:


OBRAS DE JORGE LABORDA.

Dieta de carbono por Antón Uriarte

CO2.



Huella de carbono de productos alimenticios en Estados Unidos

Algunas cadenas comerciales de venta, como Tesco en el Reino Unido y Casino en Francia, han comenzado a etiquetar sus productos indicando la "huella de carbono" de cada producto. 

Como ya indiqué en un post anterior,  la huella de carbono (carbon footprint) de un producto es el total de las emisiones de carbono asociadas con todo el proceso de su producción, o con su consumo, o con los dos procesos. Se suele expresar en kilogramos de CO2-equivalente (kg CO2-eq /kg producto). Se entiende por CO2-equivalente la cantidad de emisión de CO2 que ocasionaría el mismo efecto de aumento de radiación (radiative forcing) que la emisión de una mezcla cualquiera de los gases invernadero, ya sea de CO2, de metano o de algunos otros más raros.

No es fácil calcularla y además puede ser diferente en un mismo producto, dependiendo de cómo se cultive. Por ejemplo, para desmayo del ecologista pureta, entre los diversos tipos de arroz, el arroz orgánico es el "peor", el que más huella de carbono tiene. Un estudio en Italia señala que el arroz normal cultivado allí tiene una huella de carbono de unos 2,5 kg CO2-eq  por cada kg de arroz, mientras que el arroz llamado orgánico tiene una huella de carbono de 3,5 kg CO2-eq.

Pongo arriba la huella de carbono para diversos productos consumidos en los Estados Unidos.

Adiós pastores. Lo peor es el cordero. Por consumir un kg de cordero, se deja una huella de carbono de nada menos que 39,2 kg CO2-eq.

Hay que comer más lentejas. La huella es de tan sólo 0,9 Kg CO2-eq.

También se puede hacer un esfuerzo e intentar comer patatas crudas, ya que es en el proceso de su cocinado cuando su huella de carbono se eleva a 2,9 kg CO2-eq. En crudo no dejan apenas huella de carbono y son estupendas para la salud del Planeta.

meat_eaters_guide_to_health_and_climate_2011.pdf

 solution to avoid wrong conclusions in communicating


Red tape hobbles a harvest of life-saving rice

Matt Ridley. 



This week saw the announcement of the latest conclusions of the Copenhagen Consensus, a project founded by Bjørn Lomborg in which expert economists write detailed papers every four years and then gather to vote on the answer to a simple question: Imagine you had $75 billion to donate to worthwhile causes. What would you do, and where should we start?
This is the third time the consensus has spoken. Though such agreements should always be treated with caution-after all, a consensus of global experts in 1920 would probably have prioritized eugenics-the three pronouncements are remarkable for their consistency and yet also for their capacity to surprise. At the top of the list this year, as in 2008 (it was second only to HIV in 2004), comes the unsexy topic of micronutrients. The smartest way to benefit the most disadvantaged people is to get them vitamins and minerals. 
On three different occasions now, three different groups of experts, with no ax to grind and no stake in vitamin firms, have reached the same answer. Enhancing nutrients, they calculate, yields benefits 30 times greater than costs. The readers of Slate magazine, given the chance to vote on the Copenhagen Consensus in recent weeks, mostly agreed-putting micronutrients second only to family planning. 
The evidence for micronutrients has been getting stronger. Studies from Guatemala, following up children for 30 years, find that good early nutrition not only combats stunting and increases intelligence but, says Dr. Lomborg, "also translates into higher education and substantially higher (23.8%) incomes in adult life, which not only matters to the individuals but also starts a virtuous circle." 
I asked him if he was surprised that micronutrients became the consistent top priority among his experts. He replied: "I'm surprised that we don't hear more about this, and I'm gratified that we got it right, way before it became obvious that it really is one of the best ways forward." 
Another person who spotted the importance of micronutrients a long time ago is a Swiss geneticist, Ingo Potrykus. Realizing that insufficient calories was not the only form of malnutrition, he concluded that vitamin A deficiency, for those living on a monotonous diet of rice, was the most tractable of the big problems facing the world. He and Peter Beyer designed a new variety of rice plant that could be given away free to help the poorest people in the world. 
Vitamin A deficiency affects the immune system, leading to illness and frequently to blindness. It probably causes more deaths than malaria, HIV or tuberculosis each year, killing as many people as the Fukushima tsunami every single day. It can be solved by eating green vegetables and meat, but for many poor Asians, who can afford only rice, that remains an impossible dream. But "biofortification" with genetically modified plant food (such as golden rice) is 1/10th as costly as dietary supplements. 
"Golden rice"-with two extra genes to make beta-carotene, the raw material for vitamin A-was a technical triumph, identical to ordinary rice except in color. Painstaking negotiations led to companies waiving their patent rights so the plant could be grown and regrown free by anybody. 
Yet today, 14 years later, it still has not been licensed to growers anywhere in the world. The reason is regulatory red tape deliberately imposed to appease the opponents of genetic modification, which Adrian Dubock, head of the Golden Rice project, describes as "a witch-hunt for suspected theoretical environmental problems ... [because] many activist NGOs thought that genetically engineered crops should be opposed as part of their anti-globalization agenda." 
It is surprising to find that an effective solution to the problem consistently rated by experts as the poor world's highest priority has been stubbornly opposed by so many pressure groups supposedly acting on behalf of the poor.

El continua aumento de los precios

Osmar Laffita Rojas.

LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org -Una muestra de hasta donde se ha  contraído el bolsillo de la mayoría de los cubanos, se aprecia en el hecho de que el gobierno se vio obligado rebajar los altos precios de los insumos agrícolas para aquellos que recibieron tierras en usufructos y no habían podido ponerlas en explotación. Una medida similar tomó el 20 de diciembre, con la rebaja de 122 productos que se venden en los establecimientos de materiales de construcción.
Pero el asunto de los altos precios cobra mayor dramatismo en el sector alimentario.  En el año que terminó, muchos de los mercados agropecuarios estatales permanecieron prácticamente desabastecidos. Estos establecimientos son los frecuentados por los cubanos que devengan un promedio de 22 dólares mensuales. Con tales ingresos tienen que pagar el arroz, a 0.14 centavos de dólar la libra; los frijoles, a 0.32 dólar la libra; la carne de cerdo, a 0.84 dólar la libra; la malanga, a 0.10 dólar la libra; y la yuca, a 0.06 dólar.
Sin embargo, esos mismos productos se pueden comprar, con más variedad y calidad, a los 14 454 carretilleros, vendedores ambulantes de productos del agro, y en los mercados agropecuarios de oferta y demanda, con la excepción del arroz, que el Estado vende liberado, a 0.20 centavos de dólar la libra.
El que quiera hacer un potaje de frijoles colorados, tiene que pagarlos a 0.60 dólar la libra. Si quiere deleitarse con un  potaje de frijoles negros, o una fabada de judías, tiene que pagar la libra a 0.72 dólar.
Comer vegetales en La Habana es hoy un lujo. Una libra de tomates de ensalada cuesta 0.20 dólar,  la de remolacha o zanahoria, cuesta 0.40 dólar.
La situación se torna grave para aquellos que quieran comer carne de cerdo. La no procesada y los recortes, están a dólar la libra. El lomo y la costilla, está a 1.20 dólar la libra. El filete hay que pagarlo a 1.60 dólar la libra. Como se comprenderá, no muchos pueden darse esos lujos con salarios que, por lo general, no sobrepasan los 15 o 20 dólares mensuales.
El estado no logra detener la subida de los precios de los productos agropecuarios porque la agricultura continúa atrapada en los incumplimientos, la ineficiencia y la desorganización. Además, es afectada por la corrupción general que incluye a los propios funcionarios de las empresas del gobierno.
Por otro lado, las Tiendas de Recuperación de Divisas, desde su surgimiento, suben continuamente los precios de todos los alimentos, haciéndolos cada vez más inasequibles. A esto hay que sumarle los 5,10 o 15 centavos de dólar, que le agregan a los precios los empleados de las tiendas, para provecho propio.
Ante todo esto la indefensión del cliente es total. Nadie sabe adónde dirigirse para protestar, o para reclamar que se le ponga coto a esta loca política de constante aumento de precios, mientras los salarios no crecen.

Comer o no comer, esa es la cuestión

Manuel Collado.




La única intervención demostrablemente efectiva para retrasar el envejecimiento, de manera reproducible y extensible a muy distintos (y distantes evolutivamente) organismos, es la conocida como restricción calórica. Esta práctica consiste en reducir la ingesta de calorías en la dieta sin caer en la malnutrición. Ya en los años 30 del siglo pasado, pioneros como Clive McCay, de la Universidad de Cornell, demostraron que ratas alimentadas con una dieta baja en calorías vivían hasta el doble que el grupo de ratas alimentadas ad libitum (es decir, sin restricciones hasta saciarse). Además existía una clara correlación inversa entre cantidad de calorías consumidas y supervivencia media alcanzada, que podía ser forzada hasta alcanzar un límite en el que, obviamente, la escasa aportación de calorías era insuficiente para permitir la vida. A lo largo de muchos años, la misma observación se ha podido confirmar en levaduras, gusanos, moscas, ratones, …, e incluso recientemente, aunque aún no concluido en su totalidad, se han dado a conocer los resultados preliminares positivos obtenidos en un estudio con restricción calórica en monos (ver abajo la referencia concreta 1).
Todo esto ha hecho que la investigación científica en este campo y su efecto sobre la longevidad haya alcanzado cotas de enorme popularidad. Y como lógica derivación, las primeras comunidades de fanáticos ayunantes convencidos de estar arañando horas o días en cada comida que se saltan han empezado a surgir (florecer no sería un adjetivo muy acorde con el aspecto externo de estas personas), principalmente en Estados Unidos, por supuesto, sin esperar a datos y pruebas científicas claras. Sin embargo, mi recomendación y la de muchos otros más autorizados sin duda que yo, es la de “¡no intenten esto en casa!”. Incluso en esta área que lleva décadas de experimentación animal y en la que parece existir un amplio consenso, también existen voces discrepantes no carentes de cierta base bien fundamentada. Según los críticos, reducir la ingesta de alimento sitúa a los animales en una contexto más próximo a la realidad que encuentran en la naturaleza, en donde la comida no les cae en cantidades masivas cual operación humanitaria a escala descomunal, si no que la búsqueda de alimento es una lucha constante en la que emplean gran energía y que no resulta exitosa en muchas ocasiones. Realmente, argumentan, lo que estos experimentos demuestran es que la alimentación que los animales reciben en los laboratorios de investigación no es sana y por ello su reducción es beneficiosa. Los que hayan comido en cafeterías de institutos de investigación muy probablemente estén totalmente de acuerdo con esta hipótesis. Más aún, según algunos trabajos, la restricción calórica no es beneficiosa en todas las cepas de ratones (lo que podríamos equiparar a los distintos grupos étnicos de seres humanos), y cuando se realiza un estudio exhaustivo con un elevado número de ratones de diversas cepas, lo que se observa es que no se produce un beneficio generalizado, e incluso se puede observar un perjuicio para la salud provocado por dicha restricción calórica (para la referencia especializada ver 2).


No todos quieren comer moringa

Por Tania Díaz Castro.


Exquisito plato de moringa con tomate. Nueva forma de alimentación orientada por el régimen de los Castro para todos los cubanos. ¡Excelente sustituto de la carne y el arroz con frijoles negros!
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Han transcurrido sólo unos días de la repartición inesperada y gratuita de posturas de moringa por los pueblos del oeste habanero: Santa Fe, Cangrejeras, Baracoa, Jaimanitas y repartos aledaños a Punto Cero, donde reside el viejo líder de la Revolución, y sus pobladores responden con gran escepticismo.

La autoridades han regalado posturas de este árbol, conocido como ¨ milagroso ¨ desde la antigua India, regalaban a todos los vecinos, mientras mencionaban las maravillosas propiedades alimenticias de la planta.
-Ni bistec ni medicinas vamos a necesitar -dijo un anciano- mientras cargaba con tres posturas, sembradas en bolsas de polietileno.
Hoy, al ver que no han vuelto a repartirlas y que el bistec con papitas fritas sigue ausente, son muchos los que recuerdan los años de la fiebre del noni, aquella otra planta, llamada ¨fruta del diablo ¨, en la que muchos creyeron porque se divulgó en todos los medios de comunicación cubanos no sólo que ofrecía una mayor calidad de vida, sino que además de eliminar las lombrices intestinales,  contenía un agente anti carcinógeno capaz de neutralizar el avance del cáncer en su primera etapa.
El fruto maduro del noni, muy parecido a la papa, hoy se ve a montones regado por aceras y calles, con su olor penetrante y desagradable, sin que nadie le preste la menor atención.
-Con la moringa, va a pasar igual que con el noni, que ya nadie se acuerda de él; me dice uno de esos cubanos del barrio, que se las saben todas.
Al parecer, es un secreto a voces que la nueva fiebre viene “de arriba”, porque al ex gobernante cubano Fidel Castro ahora le ha dado por estudiar el cultivo de la moringa, no sólo para resolver el problema económico y la salud de los cubanos, sino porque según noticias provenientes de México y de la emisora Radio Miami de noviembre pasado, la médica de cabecera de Fidel se ha referido a que las propiedades antioxidantes de la moringa han ayudado a que su paciente de Punto Cero, levante las defensas durante el tratamiento de quimioterapia que recibe.
Aún así, no todos los cubanos quieren comer moringa. Tal vez beberla en infusión por las mañanas, ya que no hay leche ni pan con mantequilla, se pueda aceptar, pero sería demasiado sustituir, con esas extrañas y pequeñitas hojas de moringa, la carne vacuna –aunque sólo exista ya en nuestro imaginario popular-, que fue una de las comidas más tradicionales del país antes de que la revolución iniciara hace ya medio siglo el “proceso de actualización” –para decirlo en su idioma- de nuestros hábitos alimentarios.
Esperemos que al debilitado Comandante se le pase la nueva obsesión sin obligarnos a sembrar todo el país de moringa. Los mayorcitos aún recordamos su Cordón de La Habana con el café caturra, su Zafra de los Diez Millones, sus vacas maravillosas que harían que la leche nos llegara por tuberías, su revolución energética  y el largo etcétera de sus alucinantes ideas que nos han hundido en la absoluta miseria en que estamos hoy casi todos los cubanos…menos él, por supuesto.
Una vecina de la cuadra, fanática de la botánica y del Comandante, al preguntarle qué opinaba sobre este asunto, me contó que en días pasados, cuando escuchó en una estación de radio extranjera que una bolsita de moringa la compran los indígenas de América del Sur a diez mil guaraníes, descubrió lo bueno que era Fidel con su pueblo.
-¿Por qué? –le pegunté intrigada.
-¿Cómo que por qué? ¡Porque hasta nos la regala!

La cartilla de racionamiento. Angélica Mora


Angélica Mora

Nueva York.

Apuntes de una Periodista


Venezuela a la cubana.

Apróntese los venezolanos. Hugo Chávez Frias estará enfermo, pero eso no lo detiene en su terco propósito de convertir a la nación de Bolívar en una segunda Cuba.

¿Que me falta?, se debe preguntar en los momentos en que su cuerpo recibe las presumibles dosis de químicos para luchar contra su misterioso cáncer.

¡Ah, por supuesto, crear la libreta de racionamiento!
Y para allá va, luego de haber congelado los precios de 18 alimentos básicos en Venezuela.
La medida no es para proteger al consumidor, sino para poder imponer la famosa libreta con que su mentor Fidel Castro y ahora su Designado Raúl, someten a la población en la Isla de la Felicidad.

El agua natural, jugos de fruta, cloro, jabón, lavaplatos líquidos, limpiadores, champú, desodorantes, papel higiénico y pañales desechables, fabricados por multinacionales y otras, entrarán en el redil impuesto por Chávez, dañando gravemente entre otras, a la empresa que el odia tanto, Alimentos Polar.

Dice Chávez que congeló los precios de estos 18 productos para "frenar" la galopante inflación. Desequilibrio económico que el mismo ha provocado en estos 13 años al frente de Miraflores, en que ha regalado el dinero en el extranjero y ha privado a sus compatriotas de lo mínimo para poder vivir decentemente.

La aberrante congelación entró en vigor con la nueva Ley de Costos y Precios "Justos" le da a Chávez la muñeca "justa" para manipular y conducir al país a la libreta de racionamiento y de paso ahuyentar a la empresas internacionales para que no sigan trabajando en Venezuela.

En Venezuela, la inflación cerró en el 2010 en un 27,2%. Hasta octubre acumula un 22,7%, la más alta en la región y en el mundo.

Por supuesto, el Mandatario venezolano culpa a empresas "imperialistas" y no a él, del caos sin salida que vive la nación.
Sin embargo, sigue realizando negocios que perjudican al país. Este miércoles firmará una nueva línea de financiamiento con China por 4.000 millones de dólares para proyectos petroleros.
(Pekín ha concedido anteriormente a Caracas empréstitos por más de 30.000 millones de dólares).
No se ha indicado a dónde han ido parar los anteriores millones y a dónde estará destinado este nuevo chorro de dinero, proveniente del oro negro.

Sin embargo, lo de la Libreta de Abastecimientos es cosa de esperar un poco, que "ya viene llegando".

Why Do People Eat Too Much? Jonah Lehrer


“It seems to me that our three basic needs, for food and security and love, are so mixed and mingled and entwined that we cannot straightly think of one without the others.”
- M.F.K. Fisher

Human beings are notoriously terrible at knowing when we’re no longer hungry. Instead of listening to our stomach – a very stretchy container – we rely on all sorts of external cues, from the circumference of the dinner plate to the dining habits of those around us. If the serving size is twice as large (and American serving sizes have grown 40 percent in the last 25 years), we’ll still polish it off. And then we’ll go have dessert.

Consider a clever study done by Brian Wansink, a professor of marketing at Cornell. He used a bottomless bowl of soup – there was a secret tube that kept on refilling the bowl with soup from below – to demonstrate that how much people eat is largely dependent on how much you give them. The group with the bottomless bowl ended up consuming nearly 70 percent more than the group with normal bowls. What’s worse, nobody even noticed that they’d just slurped far more soup than normal.

Or look at this study, done in 2006 by psychologists at the University of Pennsylvania. One day, they left out a bowl of chocolate M&M’s in an upscale apartment building. Next to the bowl was a small scoop. The following day, they refilled the bowl with M&M’s but placed a much larger scoop beside it. The result would not surprise anyone who has ever finished a Big Gulp soda or a supersized serving of McDonald’s fries: when the scoop size was increased, people took 66 percent more M&M’s. Of course, they could have taken just as many candies on the first day; they simply would have had to take a few more scoops. But just as larger serving sizes cause us to eat more, the larger scoop made the residents more gluttonous.

Continue reading in The Wired.

El impune vandalismo ganadero. Osmar Laffita Rojas

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) – Al cierre del primer semestre de este año en el país se habían robado y sacrificado 22 mil 960 cabezas de ganado. De ese total, 4 mil 508 fueron vacas, lo cual da una idea de los miles de litros de leche que se han perdido.


El ilegal negocio de la venta de carne de res va en aumento. Las drásticas medidas aplicadas para acabar con los matarifes no han dado los resultados que se esperaban.


Ninguna provincia escapa a la acción de los delincuentes, que cuentan con un grupo de cómplices, que se benefician con la venta ilegal de carne, cada vez más demandada, en parte por los altos precios del producto en las Tiendas de Recuperación de Divisa (TRD).


La masa ganadera se estima en 4 millones de cabezas. De ese total, el 60% es propiedad de cooperativas y campesinos. Es risible que se hable de un control real, si desde el año 2000 no se efectúa un censo ganadero en Cuba.


El Centro de Control Pecuario (CENCOP) es la entidad responsable de asentar los movimientos de la masa ganadera: los nacimientos, la compra-venta, pérdidas, traslado, conteo físico.


El CENCOP reportó en el primer semestre de este año mil 752 nacimientos en el país, pero como evidencia de su desastroso trabajo, en un operativo policial se conoció que sólo en el municipio Guáimaro, en Camagüey, se habían producido mil 500 nacimientos.


Los directivos del CENCOP alegan que por no tener cubierta la plantilla de inspectores, ocurren estas graves negligencias. Ponen de ejemplo a Camagüey, la mayor provincia ganadera de Cuba, donde la plantilla de inspectores asciende a 40, para controlar a más de 11 mil propietarios.


Esta situación está dando lugar a turbios manejos y componendas, de los que salen beneficiadas muchas personas. El descontrol permite a los delincuentes actuar a sus anchas, sin que nadie pueda detener el lucrativo negocio.


Muchas empresas pecuarias reportan el traslado de un elevado número de vacas hacia lecherías ficticias, sin que nadie denuncie estas violaciones, propiciando la impunidad de los matarifes.


Las provincias no disponen de recursos para supervisar su masa ganadera. Por ejemplo, en Pinar del Río miles de reses están fuera de control. Algo similar ocurre en Sancti Spíritus, que reporta la misma situación.


El desconocimiento del número real de cabezas de ganado por parte de las empresas pecuarias, las cooperativas y los campesinos, alienta a los traficantes que lucran con el robo y sacrificio de ganado.


La provincia de Camagüey reportó el pasado semestre pérdidas por 46 mil dólares por el robo y sacrificio de ganado. No obstante, esa cifra insignificante si la comparamos con los 120 mil dólares perdidos por la muerte de reses, debido a la negligencia de las empresas pecuarias, que no previeron su alimentación durante la sequía que se extendió por 7 meses.

Firma por la Libertad y los Derechos Humanos en Cuba.

U.S. Corn Yields Have Increased Six Times Since the 1930s and Are Estimated to Double By 2030. Mark Perry


The chart above displays annual U.S. corn yields (bushels per acre) back to 1866 (USDA data here).  After remaining flat between 1866 and 1939 at about 26 bushels per acre, corn yields started increasing dramatically in the 1940s due to the introduction of hybrid seeds, and the widespread use of nitrogen fertilizers and herbicides (source).  By 2009, average corn yields had increased by more than six times to a record high 165 bushels per acre, before falling to 153 bushels per acre last year, and an estimated 148.1 bushels per acre for 2011.    

Corn facts from the 
Corn Farmers Coalition
:

1. Farmers today grow five times as much corn as they did in the 1930s – on 20 percent less land. That is 13 million acres or 20,000 square miles, twice the size of Massachusetts. The yield per acre has skyrocketed from 24 bushels in 1931 to 154 now, or a six-fold gain. 

2. The national average of 153 bushels produced on each acre in 2010 was nearly 20 percent larger than the average yield in 2002 – and plant breeding experts estimate yields may jump 40 percent before 2020 and, perhaps, hit a national average of 300 bushels per acre by 2030.

3. America’s corn farmers are by far the most productive in theworld, growing 20% more corn per acre than any other nation.


11 mitos sobre el hambre mundial

Uno de los mitos más comunes acerca del hambre es que no hay suficiente alimentos en el mundo. De hecho, los hay. El hambre muchas veces es una cuestión de acceso. No hay suficiente comida para alimentar al mundo, la mayoría de los que padecen hambre en el mundo viven en África, y es sobre todo una cuestión de sequías y otros desastres naturales. Todas estas ideas son falsas, pero son un reflejo del conjunto de conceptos erróneos que existen sobre el hambre. A continuación 11 de los mitos más comunes - y la realidad que ocultan.

Mito 1: No hay suficiente comida para alimentar al mundo.
Realidad: Hoy hay suficiente alimentos en el mundo para que todos tengan los necesario para vivir una vida sana y productiva. Existe, sin embargo, la necesidad de ser más eficiente, sostenible y justo en la manera de producir y distribuir alimentos. Esto significa apoyar a los pequeños agricultores que constituyen la mayoría de los agricultores en el mundo en desarrollo, e implica  asegurar que tengan acceso justo a los mercados.

Mito 2: Resolver el hambre significa asegurar que las personas tengan suficiente de comer.
Realidad: El hambre también incluye el tipo de alimentos que se comen. Una buena nutrición significa tener la combinación adecuada de nutrientes y calorías necesarias para un desarrollo saludable. Esto es especialmente importante para bebés, mujeres embarazadas y niños pequeños.



The genetics of bigger chickens. Matt Ridley

Of all the amphibians, reptiles, birds and mammals in the world, the most abundant species is probably the chicken. At any one time, approximately 20 billion cocks and hens are alive on the planet (though never for long).

Chickens owe this abundance, of course, to their place on our table. About 90 million tons of chicken meat are consumed every year, plus 67 million tons of eggs, compared with 110 million tons of pork and 67 million tons of beef. Between 1970 and 2005, world production of poultry meat more than quadrupled.

The red jungle fowl was domesticated around 4,000 years ago in India, where it still calls cock-a-doodle-doo in tiger-infested forests. But the triumph of the chicken is relatively recent. Until a couple of decades ago, beef and pork outweighed poultry in the average American diet. Fifty years ago, chicken was a scarce delicacy in many European countries.

What accounts for the rise of cheap chicken? First, motorized transport led to the growth of the intensive broiler industry, in which food is brought to the birds rather than vice versa. Second, selective breeding led to birds that were more efficient at converting grain into meat. Remarkably, this genetic improvement even now shows no sign of tailing off.


Read full post in The Rational Optimist blog.