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Los tres últimos ases que pueden salvar a Obama, por Jordi Pérez Colomé


La elección en Estados Unidos está empatada. En la media nacional de encuestas Romney saca 0,9 puntos en todo el país. Está dentro del margen de error y tiene menos importancia que los sondeos por estado.

De aquí al 6 de noviembre, si no ocurre nada sensacional, los sondeos nacionales no darán datos más seguros. Cualquiera de los dos candidatos podrá ganar. Hace tres semanas en la campaña de Romney pocos soñaban estar en esta situación, aunque desde la de Obama siempre habían dicho que sería reñido.

Una voluntaria en una oficina de Romney me decía: “Hace unas semanas la gente nos llamaba enfadada solo para decir lo que Romney tenía que hacer para ganar”. Ahora ya no. Mitt Romney puede ser el próximo presidente de Estados Unidos.

Por primera vez Romney congrega en sus mítines a multitudes del nivel de Obama. El martes había 12 mil en este mitin en Colorado. Para un candidato poco carismático y soso, es increíble. No hay que olvidar que a la gente le gusta ir con el que gana.


Solo llevo tres días en Estados Unidos. De momento reúno más bien material para hablar de los dos bandos con más datos y sensaciones. Pero por lo que he visto en las oficinas de cada candidato, en los carteles, en el ambiente, es algo evidente: está más igualado que hace cuatro años.

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U.S. fossil fuel production will reach all-time high this year; America’s energy self-sufficiency will be highest since 1990

AEI Ideas.


The chart above shows annual fossil fuel production in the U.S. from 1975 to 2012 based on data from the Department of Energy (here and here).  Fossil fuel production for 2012 is estimated using actual production from January-June.  Following last year’s record setting level of 60.66 quadrillion BTUs of domestically-produced fossil fuels, the U.S. is on pace this year to produce more than 61 quardrillion BTUs of coal, natural gas and crude oil, which will set a new all-time record for fossil fuels produced in the U.S.
America’s record high production of fossil fuels this year is a direct result of the advanced technologies (hydraulic fracturing and horizontal drilling) that have revolutionized drilling for oil and natural gas, and have allowed us to tap into previously inaccessible underground oceans of domestic oil and gas trapped inside shale rock far below the earth’s surface.  Since 2008 when hydraulic fracturing started unlocking shale resources on a large scale in places like North Dakota and Pennsylvania, domestic oil production has increased by 24% and domestic natural gas production by 20.5%.
What are some of the implications of America’s record-high fossil fuel production this year?  One major consequence of the U.S. shale bonanza is that the U.S. will generate a greater share of its own energy this year than in any year since 1991 (see chart below).
Based on data from the Department of Energy currently available through June, it’s estimated that the U.S. will produce 83.3% of the total energy consumed this year.  In contrast, before the shale revolution started to significantly boost domestic production of crude oil and natural gas, America produced only 70.45% of the total energy consumed in 2007.  In 2012, the U.S. will be more energy self-sufficient than in any year since 1990, when 83.7% of energy consumed in the U.S. was produced domestically.
Bottom Line: It’s hard to overestimate the significant beneficial effects of the shale revolution on the U.S. economy over the last five years.  And the timing of the shale gale couldn’t have been better. Just as the financial crisis, housing bust, and mortgage meltdown were starting to cripple the U.S. economy in 2008 during the onset of the Great Recession, the shale revolution and domestic production of oil gas were just taking off in places like North Dakota, Texas and Pennsylvania.  Along with the rush of new shale oil and gas came a rush of shovel-ready jobs, both direct jobs for drilling, and also thousands of indirect jobs to support the shale revolution in industries throughout the supply chain for oil and gas including drilling equipment, fracking sand, steel tubing, transportation, housing, and retail.
The shale revolution has also brought America’s energy self-sufficiency to a 22-year high, and is saving U.S. consumers more than $100 billion per year from lower natural gas costs.  Additionally, carbon-dioxide emissions in the U.S. this year will fall to the lowest level since 1991 as shale gas has increasingly been replacing coal for electricity generation (see relatedCD post).
Robin West, chairman and CEO of PFC Energy, commented earlier this year that “This shale gale is the energy equivalent of the Berlin Wall coming down. This is a big deal.”  The ongoing energy revolution in American that will bring domestic fossil fuel production to a record high this year is perhaps the brightest spot in an otherwise sluggish economy, and gives us one of the best reasons to be bullish about the American economy.  In addition to the huge energy-driven economic stimulus and thousands of new shovel-ready jobs and energy cost savings for consumers, the shale revolution is also contributing to greater energy self-sufficiency and a sharp reduction in CO2 emissions.  That is a big deal.

¿La política exterior de Romney se parecerá más a Bush o a Obama? por Jordi Pérez Colomé


La política exterior no será un tema importante en estas elecciones. Pero Romney habrá creído que tras su salto adelante en la campaña gracias al debate, hablar del mundo le daría estatura de presidente. Puede ser una buena estrategia: yo mismo acepto cada vez mejor la idea de un presidente Romney.

Pero aquí lo que me interesa hoy, más ahora que manda en las encuestas, es qué hará Romney en la Casa Blanca. Con el discurso de este lunes en el Virginia Military Institute ha despejado algunas dudas: todo será parecido.


Primero, si gana, se le presenta un panorama internacional más definido. Obama tenía en 2008 dos guerras en marcha. Ahora solo queda una -Afganistán- y tiene fecha de caducidad (2014). En su mayor discurso sobre política exterior en julio de 2008, Obama empleó 5.081 palabras. Romney ha usado ahora 3.329. El mundo tiene hoy problemas que requieren menos explicaciones, pero no menos decisiones.

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USA debe estar fatal por Antón Uriarte

CO2.


Veo en el blog Carpe Diemque la producción de petróleo en Estados Unidos va disparatadamente hacia arriba por culpa de las nuevas tecnologías de extracción : fracturación hidráulica de los esquistos y pizarras y perforación horizontal, siguiendo los estratos de interés.

Un horror. Me imagino que allí andan con tanta contaminación de acuíferos que ya no van a tener agua para abrevar  las vacas de los ranchos de Texas y para hacer las hamburguesas de McDonalds.

¿Pero qué digo andar ? Si con tanto terremoto debido al fracking, allí ya no es posible conservar la verticalidad. Por eso no hay peatones.

Será también quizás por esto, que las ventas de coches normales, de los de gasolina, se han vuelto a disparatar hacia arriba. Vuelta a vender más de 14 millones de vehículos al año. Están locos.

Mientras tanto, los acres dedicados al cultivo de berzas, como se ve en la figura que pongo abajo, siguen disminuyendo. Qué falta de fundamento !Qué insustancialidad !




U.S. Cabbage Statistics
Euskal Herria Bildu - EH BILDU reclama al resto de formaciones que aclaren, sin ambigüedades, su posición ante el fracking


Qué esperar de los debates entre Obama y Romney por Jordi Pérez Colomé

El presidente Obama tiene ventaja en los sondeos. Pero ni mucho menos está todo decidido. Queda más de un mes para las elecciones y las encuestas pueden exagerar la ventaja de un candidato. Pero hoy nadie puede negar que Obama lo tiene mejor para seguir en la Casa Blanca.


La campaña de Mitt Romney se marcó tres momentos para dar un vuelco a esta elección y colocarse como favoritos: la elección del candidato a vicepresidente (fue Paul Ryan, que no tiene de momento un papel clave), la convención (que salió mal y el discurso más recordado fue de Clint Eastwood) y los tres debates. Solo queda el último cartucho. Mitt Romney tiene más a ganar que perder en los debates. Hoy miércoles es el primero (aunque en España empezará a las 3 de la madrugada del jueves). Debe aprovecharlo.

Las ventajas de Romney.- Solo por poder discutir cara a cara con el presidente, el caché de Romney subirá por dos motivos. Primero, los millones de norteamericanos que lo vean tratarán de imaginar qué tal quedaría un presidente Romney. Por poco que lo haga bien, esa impresión de que está preparado va a mejorar.

Segundo, hace cuatro años que nadie discute con Obama. En Estados Unidos no hay un líder de la oposición que interrogue al presidente en el Congreso, como ocurre en Reino Unido o en España. Las únicas preguntas difíciles que recibe el presidente son de periodistas y puede alargarse cuanto quiera o dar largas. En los debates deberá discutir con alguien a su nivel y no perder los nervios.

Las desventajas de Romney.- La historia juega en contra de Romney. Desde 1960 hay debates presidenciales televisados en Estados Unidos, con la excepción de 1964, 68 y 72: los entonces presidentes Lyndon B. Johnson y Richard Nixon no quisieron. De las diez ocasiones, en solo dos han servido para remontar en los sondeos: quien iba ganando pasó a ir perdiendo.

Fue en 1960 entre Kennedy y Nixon, y en 2000 entre Al Gore y George W. Bush. En ambos casos el candidato que iba mejor era vicepresidente saliente de un presidente que tras ocho años dejaba el país bien: Nixon con Eisenhower y Gore con Clinton. Pero su presentación como candidatos fue mal y perdieron.


Qué trucos usan los republicanos para hacer que vote menos gente por Jordi Pérez Colomé


En Estados Unidos para votar hay que registrarse. No es nada extraordinario. El proceso se parece al de empadronarse en España: hay que demostrar que uno vive donde dice. En el estado de Nueva York, por ejemplo, debe rellenarse un formulario como este y se puede hacer por internet. Está en español y otras lenguas.

Aunque varía según el estado, debe hacerse cerca de un mes antes de la elección para que sirva para esos comicios. En Estados Unidos la gente se muda a menudo, así que hay que acordarse. Recordarlo se considera una tarea cívica. Google ofrecía este consejo a quien abría su página desde Pensilvania el 25 de septiembre (también en otros estados):


Una vez registrado, el día del voto en muchos estados no hace falta nada más. He preguntado a un amigo de Minnesota qué lleva encima al votar: “Nada. Llego allí, les doy mi nombre, me tachan de la lista y me dan la papeleta [en Estados Unidos hay que marcar las preferencias en un papel]“. No debe demostrar quién es.


Qué mundo se encontró Obama y cómo lo deja por Jordi Pérez Colomé


El presidente Obama estará lunes y martes en Nueva York para la cumbre anual de Naciones Unidas. No tiene previstas reuniones con otros jefes de Estado, pero dará un discurso el martes. Es un buen momento para repasar qué ha logrado en cuatro años en el mundo.


Durante la presidencia de Obama el mundo ha cambiado bastante: la guerra de Irak ha terminado y la de Afganistán lo hará pronto, Osama bin Laden y Muamar Gadafi están muertos; Hosni Mubarak, Zine El Abidine Ben Ali y Ali Abdulá Saleh están jubilados; Siria está en guerra. Estos son sus seis asuntos principales.

Afganistán. Las tropas americanas saldrán de Afganistán en 2014. Ya es la guerra más larga de la historia de Estados Unidos -aunque hay dudas sobre cuánto duró Vietnam. El objetivo de Estados Unidos era doble: dejar un país estable y que no fuera un santuario para terroristas. El primer punto no se conseguirá. El otro, parece que sí.

En Afganistán, el ejército, los talibanes y otros grupos se pelean por dominar parte del territorio. Desde hace una semana, los soldados americanos no forman ni hacen misiones son afganos porque los ataques de talibanes infiltrados se han multiplicado. Era demasiado peligroso. Cuando Estados Unidos se vaya, la guerra por el dominio de Kabul seguirá. Ni hay negociaciones de paz ni nadie pierde claramente.

Afganistán fue el gran tema de política exterior de los dos primeros años del mandato de Obama, sobre todo en 2009. El presidente deliberó durante seis meses si enviar más soldados para intentar ganar a los talibanes en las provincias donde eran más fuertes. Al presidente Bush en Irak, más tropas -el surge- le había ido bien. Obama aceptó pero puso un plazo. Las nuevas brigadas cumplieron su objetivo en Helmand y Kandahar, pero los talibanes no se fueron, se desplazaron o escondieron.

Estados Unidos no va a ganar la guerra de Afganistán. En la campaña de 2008, Obama dijo que esta era la guerra importante. Se refería a la guerra contra Al Qaeda, que es la única que va más o menos ganando. Afganistán no será un lugar pacífico en los próximos años.

No es responsabilidad solo, claro, del presidente actual. Mitt Romney no ha dado una alternativa clara a la salida de tropas, aunque hay en su partido senadores que dicen que deben seguir allí sin plazo.


Petróleo en Dakota por Antón Uriarte

CO2.




El muy afortunado y muy demócrata alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, fundador y propietario de la cadena de información que lleva su nombre, escribió hace un mes un artículo en el Washington Post declarándose abiertamente a favor de la fracturación hidráulica para la obtención de petróleo y gas ("Fracking is too important to foul up"). Qué importa que hasta hace muy poco él y su empresa de comunicación hubieran tildado al "shale gas" de burbuja económica y echado pestes en su contra (U.S. Shale Bubble Inflates After Near-Record Prices for Untested Fields). En parte del subsuelo del estado de Nueva York existe una rica formación geológica en gas de esquisto, Marcellus, y Nueva York lo necesita.

Hoy leo en las noticias de Bloomberg que en la formación Bakken, en el pequeño estado de Dakota del Norte, se han sobrepasado ya los 600.000 barriles de producción diaria, casi el doble de lo que se extraía allí hace un año. Por comparar, esa producción de 600.000 barriles diarios equivale al consumo de Bélgica (véase una lista por países del consumo de petróleo, en barriles/día, aquí).

Existen en explotación en Estados Unidos diversos campos de explotación de esquistos que han hecho que vaya hacia arriba tanto la producción de gas como la de petróleo. Suerte para el gobierno de Obama, que no ha movido un dedo para que así sucediera, antes bien lo contrario* Las formaciones geológicas más conocidas vienen citadas con su nombre en el mapa. Aparte de Bakken y Marcellus, las más importantes son la de Barnett y la de Eagle Ford al sur, cuya prolongación bajo el subsuelo de México todavía no ha entrado en explotación.

Más retraso lleva Europa, que con la excepción polaca y alguna más, sigue en actitud de verlas venir.

*  Romney va quince puntos por delante en las encuestas de Dakota del Norte


North Dakota’s Bakken Oil Output Passes 600,000 Barrels a Day
Mexico Aims To Tap World’s Fourth Largest Shale Gas Reserves


Por qué Romney se equivoca y va a perder por Jordi Pérez Colomé


Una campaña suele dar pocas noticias. Los políticos se dedican a sus discursos bien preparados, dan entrevistas cuidadas y emiten anuncios. Los periodistas tienen a menudo poco que contar. Por eso hay tantos sondeos: permiten hablar y especular.

La tendencia en la mayoría de encuestas de estas elecciones presidenciales es la misma desde hace días: Obama gana, pero con diferencias pequeñas poco por encima del margen de error. La elección es aún por tanto competitiva para Romney, pero debe hacer algo.

Esta semana, además de docenas de sondeos, los periodistas hemos tenido un regalo inesperado: un vídeo de Mitt Romney grabado con cámara oculta en mayo. El autor es presuntamente uno de los camareros de la cena (es un tema que puede dar que hablar: ¿y si tenía alguna relación remota con la campaña demócrata?). Las imágenes son valiosas porque se ve a un político hacer algo que nunca hacen: hablar en privado.

Ya dije en el último post que esta frase era la importante: “Hay un 47 por ciento que están con él [Obama], que dependen del gobierno, que creen que son víctimas, que creen que el gobierno tiene la responsabilidad de cuidarles, que creen que tienen derecho a sanidad, a comida, a una casa, a lo que sea”.

Pero es más significativo este fragmento un poco más adelante: “Mi trabajo es no preocuparme por esa gente: nunca les convenceré de que deberían tomar responsabilidad personal por sus vidas”. El presidente debe ocuparse de todos y no dar nunca a una parte del electorado por perdida. Ahora hablaré de eso.

Es difícil saber con precisión cómo afecta un vídeo así en una elección. Podría llegar a ser incluso positivo si el candidato hubiera dicho algo valiente o directo. Pero no es así. Hoy, a la pregunta de si el vídeo hace más o menos probable que vote por Romney, dos de cada cinco americanos dicen que menos. El daño a Romney es claro en tres aspectos.


La campaña de Romney se tambalea por Jordi Pérez Colomé

Quedan 49 días para las elecciones del 6 de noviembre. Obama vaganando: tiene una ventaja pequeña pero firme en encuestas nacionales y un poco mayor en los estados clave. Nada está decidido, pero en la campaña de Romney hay más nervios que en la del presidente.


Salvo sorpresas -como la muerte del embajador en Libia- Romney solo tiene dos cartuchos para dar un vuelco: los tres debates de octubre -el primero es el día 3- y muchos millones para anuncios. Son recursos limitados. Pero el problema de Romney es otro. Su campaña no puede permitirse errores. Pero el lunes salieron a la luz dos sorpresas.

El discurso de Stevens. Politico publicó una exclusiva: “Cómo tropezó la campaña de Romney”. Era la historia del discurso de la convención republicana, el más importante de la vida política de Mitt Romney.

Su principal estratega, Stuart Stevens, lo encargó primero a un asesor de los tres últimos presidentes republicanos. Había allí esta frase buena: “El presidente actual intenta rebajar las expectativas de nuestro país al nivel penoso de sus logros. Solo ganará si os conformáis”.

Luego, ocho días antes de la convención, Stevens pidió a dos escritores de discursos del presidente Bush hijo que hicieran un discurso nuevo. Tampoco lo usaron y se optó por usar solo un párrafo de la segunda pieza y Romney pronunció uno que habían escrito él y Stevens. Con las prisas, apenas hubo tiempo para ensayar.

La historia de Politico ofrece más roces de los miembros de la campaña con Stevens. Las peleas entre los egos de una campaña son habituales, pero cuando salen al público es que alguien intenta ya protegerse de la derrota.


Romney debería seguir consejos de Payá

por Andrés Oppenheimer.



Está muy bien que los políticos estadounidenses expresen su profundo dolor por la muerte del disidente pacifista cubano Oswaldo Payá. Pero si realmente quieren honrar su memoria, deberían dejar de asumir posturas agresivas contra Cuba que al final del día le hacen el juego a la dictadura de los hermanos Castro.
Tuve el honor de entrevistar a Payá casi una docena de veces en las últimas dos décadas, y al releer mis notas esta semana, luego de su trágica muerte en un misterioso accidente automovilístico en Cuba, advertí que hay una constante en todas sus declaraciones: Payá sostuvo siempre que las palabras o actitudes hostiles de Washington contra Cuba eran contraproducentes.
Payá, un verdadero Mahatma Gandhi de Cuba que fue postulado varias veces para el Premio Nobel de la Paz, defendía la acción no violenta dentro de las leyes existentes en Cuba. En el 2002, reunió 24,000 firmas dentro de Cuba para pedir un referéndum sobre si deberían permitirse las libertades fundamentales. El régimen militar desestimó la petición, pero la semillita quedó plantada.
En las conversaciones que sostuvimos a lo largo de los años, Payá me dijo repetidamente que las posturas de línea dura de Washington contribuyen a que el régimen de los Castro perpetúe el mito de que Estados Unidos se está preparando para invadir la isla en cualquier momento, y de que los exiliados cubanos en Miami quieren desalojar a los cubanos de las casas que ellos dejaron atrás al abandonar Cuba.
Esos temores pueden parecer ridículos para la gente informada que vive fuera de Cuba, pero están arraigados en una isla donde no hay libertad de prensa, y donde la propaganda oficial ha venido bombardeando a la población con ese mensaje desde hace varias décadas, decía Payá.
En mayo del 2004, días después de que el presidente George W. Bush anunciara nuevas restricciones para los viajes desde Estados Unidos y en los envíos de dinero a la isla, Payá me dijo —tal como lo escribí en The Miami Herald en ese momento— que las nuevas sanciones eran una mala idea.
Ese tipo de medidas son contraproducentes porque desvían la atención de la confrontación entre la dictadura y el pueblo cubano, y la concentran en la confrontación entre Cuba y Estados Unidos, que es exactamente lo que quieren los hermanos Castro, me dijo. “Volvemos a Cuba versus Estados Unidos, una vez más”, lamentó Payá.
¿Qué debería hacer Estados Unidos?, le pregunté. Payá, que se oponía al embargo estadounidense a la isla, respondió que Washington debería dar a los disidentes pacíficos “apoyo político y moral”, pero sin imponerle sanciones a la isla.
Refiriéndose a las restricciones que Bush había impuesto a los viajes y los envíos, dijo: “Pienso que los que impulsaron esto miraron hacia sí mismos, y no hacia Cuba y hacia el movimiento de oposición pacífica”.
En octubre del 2007, horas antes de que Bush pronunciara un discurso anunciando nuevas iniciativas sobre Cuba, Payá me dijo que “Bush, o cualquiera que lo suceda, debe separar la retórica de Estados Unidos sobre Cuba: Aumentar la defensa de los derechos humanos, y dejar de lado los anuncios sobre ‘programas’ y ‘comisiones’ norteamericanas para la transición de Cuba, que huelen a intervencionismo de Estados Unidos”.
En enero del 2008, cuando le pregunté por las visitas a Cuba de los presidentes de Brasil, México y otros países latinoamericanos, Payá dijo que esos viajes eran “visitas de palacio” que —lejos de acelerar la transición de Cuba hacia la democracia— contribuían a fortalecer al régimen cubano.
“Nosotros no pedimos ingerencia ni intervención en los asuntos internos de Cuba, pero si solidaridad con la causa de los derechos humanos, del diálogo y del cambio pacífico en Cuba”, dijo. Al visitar la isla para reunirse con el régimen pero no con los líderes de la oposición, los líderes visitantes “están contribuyendo a endurecer más a este régimen, y a desalentar al pueblo de Cuba”.
Mi opinión: Ahora que el virtual candidato republicano Mitt Romney está acusando al gobierno del Presidente Obama de ser blando con Cuba, y que la campaña de Romney está prometiendo restablecer las restricciones de los viajes y los envíos a la isla, es un buen momento para recordar lo que decía Payá.
Endurecer las medidas de EEUU contra Cuba en un momento en que los octogenarios dictadores militares de la isla están llegando al final de sus vidas sólo serviría para darles oxígeno político, y permitirles aducir que Cuba es un David luchando contra un Goliat.
Si Romney y sus seguidores son realmente sinceros al decir que quieren una Cuba libre —y no están solamente tratando de ganar votos—, deberían prestar atención a los consejos de Payá y ofrecer apoyo moral y político a la oposición en Cuba, pero sin meter al gobierno de Estados Unidos en el conflicto.
Twitter: @oppenheimera

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La veta populista de Obama

por Andrés Oppenheimer.



El aviso de la campaña del presidente Barack Obama que critica duramente al virtual candidato republicano Mitt Romney por supuestamente haber presidido empresas que “fueron pioneras en transferir empleos estadounidenses a países con bajos salarios”, y que afirma que “el presidente Obama cree en crear empleos en casa” es injusto, hipócrita y peligrosamente tramposo.
A pesar de que estoy más de acuerdo con Obama que con Romney en la mayoría de los temas, en este caso particular no puedo apoyarlo. El aviso de Obama es uno de los más deshonestos intelectualmente que he visto en mucho tiempo. Y la respuesta defensiva de la campaña de Romney, que afirma que, más que Romney, “el presidente Obama es el verdadero campeón de los que transfieren empleos al extranjero” es igualmente patética.
En realidad, tanto Obama como Romney apoyan el “outsourcing”, o la práctica de larga data por la cual las empresas multinacionales manufacturan productos o partes en otros países porque les resultaría muy costoso hacerlo en casa.
Y está bien que así sea. El “outsourcing” no sólo es una necesidad en la economía global de hoy, sino que además en muchos casos ayuda a la economía de Estados Unidos al hacer que las exportaciones estadounidenses sean más competitivas en el exterior, y al permitir que los consumidores estadounidenses paguen menos por muchos productos.
MEDIAS VERDADES
Y casi todas las opiniones en contra del “outsourcing” por parte de los políticos —incluyendo la de los legisladores que están poniendo el grito en el cielo por el hecho de que los uniformes olímpicos de Estados Unidos hayan sido fabricados en China— son medias verdades, o mentiras.
Primero, y contrariamente a la opinión generalizada, varios estudios demuestran que el principal motivo por el que las multinacionales invierten en fabricas en otros países no son los bajos salarios, sino la proximidad a los mercados extranjeros. Casi el 95 por ciento de los consumidores del mundo están fuera de Estados Unidos, y las empresas necesitan estar cerca de ellos, tanto para reducir los costos de transporte como para adecuar sus productos al gusto de los consumidores extranjeros.
En segundo lugar, “en general, las empresas estadounidenses no invierten en el exterior para exportar productos o servicios de regreso a Estados Unidos. Casi el 90 por ciento de los productos y servicios que estas empresas producen en el exterior son vendidos en el exterior”, según me dijo el economista Raymont Mataloni, de la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos.
En tercer lugar, la mayoría de las inversiones extranjeras estadounidenses no van a países de bajos salarios, sino a países ricos. Si los bajos salarios fueran la razón primordial para invertir en el exterior, Haití estaría lleno de plantas fabriles estadounidenses. Pero no es así.
Según la Oficina de Análisis Económico, el 72 por ciento de las inversiones extranjeras directas de Estados Unidos el año pasado fueron a Europa, Canadá, Japón, Australia y Singapur.
En cuarto término, estamos en una economía global de grandes bloques comerciales, en la que los países asiáticos y europeos crean cadenas de abastecimiento dentro de sus regiones con el objetivo de reducir costos. Si Estados Unidos quiere seguir siendo un gran exportador mundial de aviones y autos, por ejemplo, necesitará ampliar —y no reducir— sus cadenas de abastecimiento en México y Canadá.
En quinto lugar, a Estados Unidos le puede convenir más fabricar aviones que camisetas deportivas.
“Aunque nuestros atletas marchen por la pista del estadio olímpico de Londres con sus uniformes hechos en China, y agitando sus banderas estadounidenses hechas en China, lo más probable es que los atletas chinos hayan llegado a Londres en aviones fabricados en Estados Unidos”, señala acertadamente el economista Daniel Ikenson, del Instituto Cato.
En sexto lugar, ni Obama ni Romney combatirán el “outsourcing”, porque ningún político se va a arriesgar a que los consumidores estadounidenses paguen el doble por sus iPads, televisores o ropa deportiva.
TÁCTICA EFECTIVA
Mi opinión: No es ningún misterio que Obama está usando el tema del “outsourcing” en contra de Romney porque sabe que puede ser efectivo. Tal como señaló recientemente Ruy Texeira del Centro para el Progreso Americano, citando la encuesta de NBC/Wall Street Journal que revela que el 86 por ciento de los estadounidenses creen que el “outsourcing” es la principal razón del desempleo en el país, “el público está muy preocupado por la transferencia de empleos al exterior”.
Pero Obama está engañando a la opinión pública (y Romney también, al declarar que él también está en contra del “outsourcing.”). Cuando los candidatos presidenciales dicen cosas en las que claramente no creen, contribuyen a promover la idea de que todos los políticos son unos mentirosos, lo que lleva a la apatía electoral y perjudica al sistema democrático. El aviso de Obama y la respuesta de Romney son un lamentable ejemplo de demagogia populista.
Twitter: @oppenheimera


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y

Qué tiene de malo Mitt Romney

por Jordi Pérez Colomé.



Después de ver las virtudes del candidato republicano a presidente, Mitt Romney, hoy tocan los defectos. Son cinco.

1. Es gris y poco presidencial

El primer defecto es una impresión. He visto a Romney en directo tres veces. En las tres parecía incómodo, daba sensación de poco don de gentes. No es una cualidad necesaria para un empresario, quizá tampoco para un político menor. Pero los presidentes suelen ser tipos cercanos en apariencia: Reagan, Clinton, los Bush, Obama.

La falta de pasión que se entrevé en Romney sale reflejada en lasencuestas. Obama sale mal parado, pero Romney queda peor. Entre los votantes de Obama, un 75 por ciento le votarán porque es él; entre los de Romney, solo un 37: la mayoría -un 59- votará a Romney por oposición a Obama.

Un 47 por ciento de americanos aprueba la presidencia de Obama, pero un 51 por ciento le ve bien. Por tanto, hay un 4 por ciento de ciudadanos que creen que Obama lo ha hecho mal, pero les cae bien. Si Romney no les convence en estos meses, pueden darle de nuevo la presidencia a Obama.

Quizá sea un porcentaje pequeño, pero es así: más del 80 por ciento de americanos ya ha decidido su voto. La batalla electoral es hacer que todos esos vayan a votar -la campaña de Obama está mejor organizada- y seducir a los que quedan. Aunque el país vaya mal, cuenta cómo es el aspirante.


Qué tiene de bueno Mitt Romney

por Jordi Pérez Colomé.



Mitt Romney es el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos. En este post y el siguiente contaré qué tiene de bueno y de malo. Empezaré por cinco cosas buenas.


1. No es Barack Obama

El presidente Obama se enfrenta a la reelección en un país que va mal. El paro es 8,2 por ciento y las perspectivas de crecimiento no son buenas. El 63 por ciento de americanos cree que el país va por mal camino.

Su eslogan en 2008 era “cambio”. El 56 por ciento de americanos piensaque el país ha cambiado a peor. También era “esperanza” y parte de sus seguidores progres creen que ha empeorado el respeto por los derechos humanos con sus guerras secretas y la lucha contra el terrorismo.

Su gran proeza legislativa -la reforma sanitaria- está en duda. A pesar de que el Tribunal Supremo la dejó con vida, un presidente Romney ha prometido desmontarla pieza a pieza. Solo un 24 por ciento de americanosapoya la medida tal como está.

En general en una reelección, el presidente siempre parte con ventaja: más vale malo conocido. Pero si la reelección es solo un referéndum sobre sus políticas, Obama está en una situación difícil.

De su rival importa sobre todo que no sea como él. Pero algo importa. ¿Quién es Mitt Romney? Su vida ha sido menos interesante que la de Obama. Romney estaba más predestinado a una trayectoria pública y de éxito. Su padre, George Romney, fue gran empresario, gobernador de Michigan y candidato presidencial en 1968 (Richard Nixon le ganó las primarias y la elección; luego sirvió en su gobierno como secretario de Vivienda). La campaña de Mitt Romney acaba de presentar material electoral vintage inspirado en la campaña de su padre.


El peor enemigo de los negros americanos

por Walter Williams.



Cada año mueren asesinados unos 7.000 negros. En el 94% de los casos, el asesino es otro negro. Según el Buró de Estadísticas de Justicia, entre 1976 y 2011 fueron asesinados 279.834 negros. Si tenemos en cuenta ese 94%, tenemos 262.621 negros asesinados por negros.  

Aunque los negros son el 13% de la población, suman más del 50% de las víctimas de homicidio. La tasa de homicidios con víctima negra es seis veces superior a la tasa de homicidios con víctima blanca; veintidós veces superior en algunas ciudades. Los negros no sólo son la mayoría de las víctimas de homicidio, también de delitos violentos como asaltos y atracos.
          
La magnitud de esta tragedia puede comprenderse mejor con algunas comparaciones. Según un estudio del Tuskegee Institute, 3.446 negros fueron linchados por blancos entre 1882 y 1968. El número de bajas fatales negras en Corea (3.075) y Vietnam (7.243 muertos), así como en todas las guerras en las que ha intervenido EEUU desde 1980 (8.197), asciende a 18.515. Resulta pavoroso afirmar que los jóvenes varones negros tienen más probabilidades de alcanzar la edad adulta si están en los campos de batalla de Irak y Afganistán que en las calles de ciudades como Filadelfia, Chicago, Detroit, Oakland o Newark.


De suma importancia es la cuestión del ensordecedor silencio que se cierne sobre la criminalidad diaria en las comunidades negras, sobre todo si se lo compara con el clamor nacional que suscitó la muerte de Trayvon Martin. Al parecer, para políticos, organizaciones cívicas y medios de comunicación de referencia, que los negros se maten entre sí no es noticia, pero sí que un blanco le quite le vida a un negro.


No puede decirse eso de todo el mundo. Cuando el presidente Obama se manifestó a propósito del caso Martin, T. Willard Fair, presidente de la Liga Urbana del Gran Miami, declaró alDaily Caller: "El escándalo debería motivarlo el que nos estemos matando los unos a los otros, los crímenes de negros contra negros". Retóricamente, Fair preguntó: "¿No creen que las 41 personas tiroteadas [en Chicago] entre el viernes por la mañana y el lunes por la mañana deberían suscitar mucha más rabia y mucho más interés mediático?". Según el pastor C. L. Bryant, antiguo líder de la NAACP (Asociación Americana para el Avance de las Personas de Color), los actos de protesta convocados por Al Sharpton y Jesse Jackson sugieren que hay una epidemia de criminalidad blanca antinegra, pero lo cierto es que la lacra es la criminalidad que tiene a los negros como víctimas y verdugos: "La amenaza más grave para la vida de los jóvenes varones negros son los jóvenes varones negros".


El silencio se cierne no sólo sobre los crímenes de negros contra negros, también sobre los ataques racistas de negros contra blancos, como el que sufrieron recientemente dos periodistas del Virginian-Pilot: el suceso no mereció la atención ni de su propio medio. En marzo, una turba de negros asaltó, golpeó (hasta dejar inconsciente) y desvalijó a un turista blanco en el centro de Baltimore. Bandas negras deambulan por las calles de ciudades como Denver, Chicago, Filadelfia, Nueva York, Cleveland, Washington y Los Ángeles llevando a cabo ataques no provocados contra blancos.


Los ataques racistas también tienen como objetivo a los asiáticos. En San Francisco se ha registrado el apaleamiento hasta la muerte de un chino de 83 años, la expulsión de una china de 57 años un vagón de metro y la agresión, con resultado de muerte, de un chino de 59 años. Desde hace años, en lugares como Nueva York y Filadelfia, estudiantes negros agreden y lanzan epítetos racistas a compañeros asiáticos. Pero, a diferencia de lo que ocurre con el que padecen los homosexuales, esta clase de acoso escolar no se persigue ni se denuncia desde la prensa.


La demagogia racial del presidente abajo no sólo no beneficia al país, sino que es peligrosa.

© Creators Syndicate Inc.

En la campaña de Obama. Jordi Pérez Colomé. 2008

El libro es estupendo, las vivencias del autor en la campaña de Barack Obama para las presidenciales de 2008. Lo incluyo entre mis libros.


El libro se puede adquirir aquí.


Jordi Pérez Colomé escribe en su imprescindible blog sobre política internacional Obamaworld, y este libro tiene el mismo nivel que el blog. Aunque se pueda discrepar de algunas de las opiniones del autor, lo cierto es que se mete en la boca del lobo y nos relata de primera mano como son las cosas. 


A continuación la presentación del libro por parte del autor:
En la campaña de Obama
En 2008 hice dos viajes a Estados Unidos para ver de cerca la campaña de Obama: en agosto para la precampaña y la convención y en octubre y noviembre para las elecciones. En verano fui en coche desde Maine -en Nueva Inglaterra, al noreste- a Denver, Colorado, casi en la otra punta, donde se hacía la convención que escogió a Barack Obama como candidato del Partido Demócrata a las elecciones. Son más de 3.500 kilómetros (y luego vuelta a Nueva York).
Para ver luego las elecciones fui solo a tres estados: Virginia, Pensilvania y Ohio. Eran estados disputados, donde podía ganar cualquiera de los dos candidatos. En Columbus, capital de Ohio, viví la elección de Obama.
No es un libro de viajes, sino de periodismo. Estuve en muchas oficinas y actos de la campaña de Obama -al candidato solo le vi en un mitin en Springfield, Illinois. Hablé con docenas de personas que dedicaban montones de horas a ayudar a Obama a ser presidente. Fui con ellos de puerta a puerta, oí cómo llamaban por teléfono o introducían datos estadísticos del barrio en el ordenador. Comprobé algo que ya sabía: el sistema político americano se vive de otra forma. En el libro cuento cómo ganó Obama y cómo funciona el sistema americano. El nombre de este blog es producto de este libro.


El libro es muy didáctico y nos mete de lleno en las elecciones americanas, por ejemplo, como los delegados se costean los viajes para las primarias del partido demócrata:
Los delegados salen de las elecciones primarias de cada partido en los distintos estados. Las primarias son las elecciones que hace un partido para escoger su candidato para la elección general. Según el porcentaje de votos, cada candidato tiene un número de delegados que votarán por él en la convención. Para ganar las primarias hay que conseguir más de la mitad de delegados totales. Aquí, en el estado de Nueva York, ganó Hillary Clinton (que es senadora federal por este estado), pero no por tanto como era de esperar y Obama en Syracuse consiguió dos de los cinco delegados. Uno será Lisa, que tiene que pagarse el avión y el hotel. La campaña selecciona quiénes serán los delegados de su candidato. Según Lisa, intentan hacer que sea representativo entre origen geográfico, sexo, edad y raza. (P. 15).

El autor destaca la importancia de estas primarias:
En las primarias se dan cita todas las tendencias dentro de un partido: los más progresistas, los antiabortistas, los que estuvieron a favor de la guerra de Irak, los que quieren salir corriendo. Todas las ideas se debaten y luego puede ocurrir que gane alguien a quien el aparato del partido no daba opciones. Este año fue así: Hillary Clinton era la gran favorita. Sin primarias, hoy Barack Obama no sería presidente. En España, sin primarias, aunque haya diez partidos, tenemos que conformarnos con el menú limitado del aparato de cada formación: tenemos que comernos lo que nos ponen en la mesa. (Pp. 17 – 18).

Fundamental el tema de la financiación de las campañas de los candidatos:
Cada candidato debe pensar cómo pagará su campaña (anuncios, folletos, sueldos de asesores). Si quieres presentarte, apáñate, es la máxima, que encaja muy bien con el espíritu nacional. El partido ofrece, por supuesto, recursos básicos, pero si el rival sabe reunir más dinero, hará más folletos, anuncios y reuniones. Y ganará. La capacidad de reunir dinero es una virtud aquí. Depende también de la oficina a la que se aspire. No es lo mismo querer ser senador federal –dos por estado– que sheriff del condado. (P. 23).

Obama no es diferente a otros políticos, puede decir una cosa y la contraria en poco espacio de tiempo, todo depende de lo que más le favorezca:
Se pueden criticar los donativos –que sólo pueden dar ciudadanos norteamericanos, para evitar que extranjeros obtengan favores de políticos nacionales– y aspirar a que la financiación se limite a dinero público, que para la campaña a presidente son unos 85 millones de dólares. Pero el candidato que los acepta está limitado a gastarse sólo ese dinero. Esta vez los aceptó únicamente McCain. Obama, en cambio, que había apostado antes por la “reforma” del sistema de financiación y se había comprometido a aceptar esos 85 millones, consiguió reunir tanto dinero que optó por renunciar a los fondos públicos. Sólo en septiembre recaudó más de 150 millones, lo que con lo que ya tenía sumaban 225 para la elección general. (P. 24).


Para trasladarse por las ciudades y pueblo de Estados Unidos el coche se hace imprescindible:
Para ir del restaurante al barrio, unos doscientos metros, cogemos el coche. En los suburbios no se camina. Todo está pensado para el coche. Las calles son anchas, siempre hay donde aparcar y apenas hay aceras o pasos de peatones. Me acostumbré tanto a esto que cuando veía a alguien andando por un lugar inhóspito para el peatón pensaba: “¿Qué hace ese?” O al contrario, cuando he querido andar yo, me he sentido memo y un poco fuera de la ley. Es un país para coches. Las casas están en una zona, las tiendas todas juntas en otra, el coche es indispensable. (P. 29).

Una de las diferencias con el sistema electoral español es que: 
En la mayoría de los estados norteamericanos hay que registrarse para votar. (P. 31).


La actividad de la campaña de Obama fue clave para su triunfo, el mismo autor fue testigo de ello:
Por tanto, el otro gran objetivo de Obama en esta precampaña es, además de localizar a los votantes y espabilarlos, encontrar potenciales votantes sin registrar. Esto se hace preguntando por la calle, en ferias, en la cola de un concierto, en la entrada de un pub, en el béisbol, en un centro comercial, donde sea. Todo este esfuerzo sale poco en los medios, que prefieren los mítines y los discursos. Pero no es ninguna broma. Yo estuve en Estados Unidos casi un mes y seis veces intentaron por azar registrarme para votar por la calle (dos en Nueva York, en Broadway alrededor de la calle 120, cerca de la Universidad de Columbia, que es un barrio no muy acomodado y joven; otra en Brattleboro, Vermont; Chicago y Springfield, Illinois, y Denver, Colorado). Ninguna vez se me acercó alguien del Partido Republicano a pedírmelo. (P. 34).

La mayoría de los voluntarios no cobran por ello y la organización está muy planificada:
Christopher Mammen, el encargado de la oficina de Warrenton, cuyo cargo oficial es field organizer (“organizador del terreno”, más o menos). De todos los que hay en esta sala es el único que cobra de la campaña; los demás son voluntarios: el recepcionista, los otros dos miembros del staff y el señor que llama.
Chris tiene 25 años y es de San Antonio, Texas. La campaña le mandó a Warrenton el 3 de agosto para montar todo el tinglado. Primero se puso en contacto con los voluntarios del lugar que se habían registrado en la web de Obama. Su tarea inicial no fue buscar a los votantes, sino averiguar qué personas en la comunidad tenían la habilidad y ganas de poder liderar como voluntarios. Entonces había que pedirles que dedicaran tiempo a la campaña. Había que reclutar a los mejores disponibles a sabiendas de que iban a trabajar sin pagar. Luego hubo que alquilar una oficina. En la que están ahora es la segunda; la primera se les quedó pequeña. Chris ha vivido estos tres meses en casa de un voluntario local, gratis. (Pp. 76-77).

La jerarquización es clave:
A pesar de la palabrería, la organización era muy jerárquica. Chris Mammen, en su oficina de Warrenton, informaba al director regional de su zona, quien por encima tenía al subdirector estatal y al director de la campaña en Virginia, que a su vez informaba al cuartel general en Illinois. Chris trataba sólo con su director regional, tanto para pedirle ayuda o consejo como para comunicarle los resultados de su trabajo. (P. 81).


Y, por supuesto, está la esperanza de un trabajo futuro cercano al poder:
Antes de irme, le pregunto a Chris por lo que ocurrirá la semana que viene, después de las elecciones: “Tenemos que irnos en dos días. Todo lo que ves aquí es prestado. La campaña sólo nos ha dado un ordenador y los teléfonos. Las mesas, las sillas nos las han dejado la gente; los portátiles son los nuestros. Tendremos que devolverlo”. ¿Y con vosotros qué pasará? “Nos dijeron que si ganábamos podrían haber oportunidades para trabajar en Washington, con el gobierno o con algún congresista. (Pp. 83-84).


Las diferencias de Estados Unidos con Europa son palpables:
El día que en Europa cojamos a la familia y los bártulos en Toulouse, conduzcamos hasta Cracovia, hablemos al llegar una lengua en la que nos entiendan y empecemos a trabajar al día siguiente, Europa se habrá construido de verdad. (P. 120).


El propio autor hace de voluntario, y le toca vivir alguna situación divertida:
Le llama y sale por la puerta del comedor un señor de ochenta años, recio, piernas delgadas arqueadas, barriga pesada que le hace oscilar un pelín adelante, típica cara norteamericana, parecida al padre de George W. Bush. Cuando me ve, dice:       –¿De dónde ha salido este? Antes de irnos que se corte el pelo y se afeite. ¡Si vamos con él al bar del pueblo y le ven con nosotros seguro que perdemos! –mientras habla el tío se me acerca y me estira los pelos de la barbilla, sin remilgos. (P. 125). 

Las elecciones americanas son mucho más complejas y completas que las europeas:
Este año tienen que votar para lo siguiente: presidente, fiscal general, congreso federal, congreso estatal, consejero del condado (dos representantes), fiscal, oficial del tribunal de primera instancia, sheriff, registrador del condado, tesorero del condado, ingeniero del condado (sólo hay un candidato), juez pesquisidor. Hasta aquí los cargos a los que se presentan representantes de un partido u otro; ahora los cargos que no van asociados a partidos: miembro del consejo de educación del estado, juez del Tribunal Supremo estatal (dos representantes), para juez del Tribunal de Apelaciones (dos representantes), para juez del Tribunal de causas comunes (cinco representantes). (P. 150).

El libro es mucho más que estas citas que he recogido, se lo recomiendo. Y más ahora que las elecciones americanas son inminentes.

Estados Unidos: well but not out of the woods... yet

Xavier Sala i Martín.

La economía norteamericana parece haber salido de la UVI en la que entró en setiembre de 2008 cuando, después de casi un año de recesión, se vio el borde del abismo con el colapso del sector financiero y la desaparición de Lehman Brothers.
Ahora, primer trimestre de 2012, parece que las tasas de crecimiento son positivas, la economía ha creado más de 100.000 puesto de trabajo al mes durante nueve meses consecutivos y más de 250.000 empleos en los últimos 4. Los inversores vuelven a la bolsa y ésta ha recuperado los niveles de mayo de 2008 y va camino de alcanzar los valores que tenía antes de la crisis, en el último trimestre de 2007. El optimismo parece que ha vuelto a los Estados Unidos. Todo esto es una muy buena noticia para Barack Obama porque la historia demuestra que si la economía no está en recesión durante los seis meses antes de las elecciones, el inquilino de la Casa Blanca siempre sale reelegido.
La pregunta es: ¿Están fuera de peligro los Estados Unidos? La respuesta es NO. Existen riesgos que pueden comportar una recaída. Yo distinguiría cuatro riesgos.
Primero, estamos en año electoral. Y por lo tanto, los demócratas de Obama han diseñado una política fiscal con el objetivo de que el crecimiento sea positivo en 2012... pero cuyos efectos se van acabar justo después de las elecciones. En este sentido, algunos de los gastos se acabarán a final de año (por ejemplo, la extensión del subsidio de paro que se aprobó el año pasado expira en 2012 y muy probablemente no se renovará) y algunos de los recortes impositivos temporales también expiran justo después de las elecciones de Noviembre (por ejemplo, los descuentos impositivos por depreciación de inversiones). Cuando esta fiesta fiscal se acabe, los EEUU se van a encontrar con un déficit extravagante y el stock de deuda más grande que jamás ha visto el hombre. Para corregir esa situación insostenible, los recortes de gasto y los aumentos de impuestos que hoy viven los europeos, deberán ser implementados en el nuevo continente, y ese “fiscal drag” puede arrastrar a los Estados Unidos hacia una nueva crisis.
Segundo, el precio del petróleo sigue subiendo. Esta vez la explicación no es ni un aumento generalizado de la demanda que viene de China y los países emergentes, como pasó en 2008, (éstos parece que ya no crecen tanto como solían) ni una reducción de la oferta (ni causada por política del cartel de la OPEP, como 1973-75, ni causada por guerras como la de Iran en 1979). Parece que la razón ahora es la percepción de riesgo de guerra entre Israel e Irán, por culpa del programa nuclear de este último. Los Estados Unidos, y por lo tanto, el mundo entero, está pendiente de las locuras de Ahmadinejad y la más que probable reacción violenta del estado Hebreo. Yo no tengo información de primera mano pero estoy seguro de que los EEUU están haciendo toda la presión posible a Israel para que no ataque a Iran hasta después de las elecciones de Noviembre. La incertidumbre, pues, seguirá unos meses más y los precios del petróleo seguirán perjudicando las economías de todo el mundo. La americana incluida.
El tercer motivo de preocupación es la creciente evidencia que la “leve desaceleración” (© JL Rodríguez Zapatero) de China se parece cada vez más a un aterrizaje forzoso (“hard landing”) resultado de la explosión de una burbuja inmobiliaria como la de la España que a una simple reducción del ritmo de crecimiento. A la explosión de la burbuja se suma el fin del programa fiscal que el gobierno de China llevó a cabo en 2008, para substituir la caída de la demanda exterior debido a la crisis financiera internacional. Como casi todos los programas de gasto púbico llevados a cabo con las prisas de una recesión, éste programa ha dado lugar a una estratosférica cantidad de monumentos a la inutilidad pública que no llevan a ninguna parte: una vez se acaba el gasto, no queda nada de provecho. Una excesiva “desaceleración” China tendría consecuencias sobre la economía norteamericana, no sólo por la reducción de demanda sino por la desaparición de una fuente de financiación que permite a los Estados Unidos financiar sus déficits fiscales a tipos de interés reducidos.
Y finalmente, ¿cómo no?, Europa. La paz que el BCE “compró” en diciembre con su programa LTRO (Long Term Refinancing Operations) parece que está llegando a su fin, y los nervios vuelven a aflorar en países periféricos como Portugal o, sobre todo, España. Una caída catastrófica del euro tendría consecuencias devastadoras para todo el mundo. También para los Estados Unidos.
Resumiendo, la economía norteamericana está dando señales positivas y todos nos debemos alegrar por ello. Sin embargo, todavía es temprano para cantar victoria. Debemos seguir estando alerta porque si los Estados Unidos salen del pozo, pueden arrastrar al resto del mundo. Por el contrario, si vuelven a estornudar, al resto del mundo le va a coger un resfriado. Y a los que, como España, ya estén resfriados, les puede coger una letal pulmonía.