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Vuelve el Pesimismo

por Xavier Sala i Martín.



Vuelve el Pesimismo
Después del optimismo generado por el sorprendente desenlace de la cumbre del 28 de junio, la primera semana de Julio ha dado cuatro noticias importantes que han vuelto a poner nerviosos a los inversores de todo el mundo.
La primera es que, después de anunciar el recorte de los tipos de interés en la zona Euro, el gobernador del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi echó un cubo de agua fría a todos los prestamistas (sobre todo a los de Italia y España) al dejar muy claro que el BCE no va a comprar deuda soberana de los países europeos con problemas (es decir, Italia y España). Uno de los acuerdos de la cumbre del día 28 de junio fue que los fondos de rescate comprarían deuda soberana para aliviar los intereses que España e Italia tenían que pagar para endeudarse pero una vez los inversores hicieron sus cálculos vieron que los fondos no tenían suficiente dinero para eso y, además, cumplir las promesas de rescate de Grecia, Portugal, Irlanda y los bancos europeos. Y si los fondos de rescate no tenían dinero, se preguntaban los inversores, ¿cómo se va a poder cumplir el acuerdo del 28 de junio? Respuesta: el BCE va a poner el dinero. Pues bien, en la rueda de prensa del día 6 de julio, Draghi dijo que no. La promesa de lo que tenía que ser la panacea para eliminar definitivamente la prima de riesgo y que se presentó como gran triunfo de Monti y Rajoy sobre Merkel, pues, parece que se va a quedar en eso, una promesa. Ya dijimos que Rajoy y Monti habían ganado una mano pero que la partida de póker continuaba. Pues eso.
La segunda noticia es que las noticias de "fatiga de rescate" en los países del norte de Europa se multiplican. Finlandia y Holanda parecen descolgarse de los acuerdos del día 28. Finlandia incluso ha declarado que prefiere salir el euro que pagar las facturas de los derrochadores del sur. A eso se ha sumado la publicación en el Frangkfyrter Allgemeine Zeitung de una carta abierta escrita por 160 economistas alemanes enfadados con la Canciller Merkel por haber firmado los acuerdos de la cumbre del 28 de junio. Hace tiempo que hablamos de la “lucha de fatigas”: los socios del sur están totalmente fatigados de austeridad y recortes y los socios del nortes están fatigados de rescates y despilfarro del dinero de sus contribuyentes. Además, se sienten ofendidospor la manera cómo se vendieron los acuerdos de rescate y ayuda del día 28 de junio, que todo el mundo interpretó como una victoria de España e Italia sobre Alemania. La lucha de las fatigas puede acabar rompiendo el euro por arriba: los países del norte, cansados de pagar, puedenabandonar el euro para formar una nueva moneda, dejando a los socios del sur con un euro que será cada vez menos atractivo. La partida de póker europea continua.
La tercera noticia viene de Norteamérica. Por tercer mes consecutivo los Estados Unidos han anunciado una creación de empleo decepcionante: se han creado 80.000 puestos de trabajo. En los tres últimos meses se han creado menos empleos que en el mes de enero y eso es una señal clara de desaceleración. El presidente Obama diseñó una política fiscal expansiva que tenía que dar sus frutos justo antes de las elecciones de Noviembre. Parece que el truco del almendruco puede acabar no funcionando y la crisis puede volver justo a tiempo para que él pierda las elecciones. El temor a la recaída está poniendo nerviosos no sólo a los votantes sino también a los inversores de todo el mundo.
Y finalmente, la cuarta noticia negativa viene de China. Las autoridades de ese país parecen haber abandonado definitivamente la política monetaria restrictiva que habían llevado a cabo para evitar que la burbuja inmobiliaria siguiera su curso y han anunciado una reducción de sus tipos de interés. A pesar de que en principio eso debería ser una buena noticia, el hermetismo con el que las autoridades chinas tratan todos los datos de su contabilidad nacional hace que esa reducción sea interpretada como una indicación de que esa mismas autoridades están viendo muchos problemas en la economía China. Si no, no correrían el riesgo de reducir sus tipos en unos momentos en que tienen una burbuja inmobiliaria que han intentado controlar en los últimos meses. Las malas noticias, pues, también vienen del país más poblado del planeta.(*)
Después del optimismo exagerado que generó el acuerdo de la cumbre europea de la semana pasada, esta semana los inversores se han encontrado una dosis de realismo: la partida de póker europea continúa, la recuperación económica de Estados Unidos se para y China empieza a tener problemas. Poniendo las tres piezas del puzzle juntas, no podemos descartar una nueva crisis mundial. Deberemos seguir atentos.

(*) Para entender qué ha pasado en China, retrocedamos tres años: cuando empezó la crisis financiera en Estados Unidos, las autoridades chinas pensaron que se avecinaba una crisis mundial. Ahí, claramente, la clavaron. Dado que su crecimiento se basaba en la exportación, pensaron que una crisis generalizada perjudicaría su economía y, por lo tanto, pondría en peligro su modelo de crecimiento. En consecuencia, decidieron substituir la demanda exterior por un plan de expansión fiscal y puso en marcha lo que seguramente ha sido el mayor aumento del gasto público de la historia del planeta tierra. Se invirtió en infraestructuras en las zonas más pobres del país, se hicieron trenes de alta velocidad, carreteras que no iban a ninguna parte, puertos y aeropuertos, todo financiado por los bancos públicos propiedad del gobierno central. La inversión llego a ser del 49% del PIB (para que se hagan ustedes una idea, en un país normal, la inversión suele rondar el 20%).
Pues bien, los efectos de todo ese gasto masivo están llegando a su fin, lo que está llevando al paro a todo un tsunami de trabajadores de la construcción, un tsunami que está causando un malestar social cada día más amplio y cada vez más visible y menos disimulable. Al mismo tiempo, los créditos concedidos por bancos públicos para financiar todas esas infraestructuras les están ahogando y el país entero corre el riesgo de tener un sistema bancario lleno de zombies. El problema es que, como casi siempre, las inversiones públicas se realizan con criterios políticos y no económicos o de rentabilidad por lo, lamentablemente, una vez desaparecida la demanda que había generado su construcción, no generaba ni empleos no riqueza. A la gente que vive cerca de los aeropuertos de Ciudad Real, Lleida o Castellón, esta situación les resultará familiar. De hecho, también les resultará familiar el hecho de que los bancos que fueron obligados por las autoridades a financiar esas ruinosas infraestructuras tengan ahora problemas por mantenerse a flote.Vean, si no, la ruina en la que han quedado la Caja de Castilla la Mancha, la de ahorros del Mediterraneo -la CAM-, Caixa Catalunya o Caixa Galicia por poner unos ejemplos.
A todo esto hay que sumar la burbuja inmobiliaria. Desde que China abrió su economía al mundo en 1978, cientos de millones de ciudadanos emigraron del campo a la ciudad, creando una gran demanda de viviendas. Los aumentos de demanda eran tan constantes y tan grandes que la oferta no podía mantener el ritmo por lo que los precios se empezaron a disparar. Los aumentos de precios conllevaron la demanda especulativa (es decir, la gente que piensa que los pisos son una buena inversión “porque el ladrillo nunca baja, ¿les suena?). La especulación masiva no hizo más que contribuir al espiral de subidas de precios, construcción y promoción inmobiliaria masiva y créditos hipotecarios. De hecho, los bancos concedían créditos a tipos de interés inferiores a la inflación por lo que los tipos de interés reales eran negativos, cosa que no hacía más que incentivar la demanda masiva de crédito. El sector de la construcción llegó a representar el 20% del PIB (en comparación, la proporción de la construcción en España en el momento álgido de la burbuja llegó al 15%!).
Las autoridades chinas vieron lo que una burbuja inmobiliaria había hecho en Japón en 1990, o lo que está causando en Estados Unidos, Irlanda o España en la actualidad, por lo que hace un año decidieron aumentar los tipos de interés y llevar una política monetaria restrictiva de recortes del crédito financiero en un intento de desinflar la burbuja sin que explotara de manera violenta como había pasado en Japón, EEUU, Irlanda o España. Las consecuencias inmediatas es que el crédito se redujo, las compras de viviendas cayeron en picado, los precios inmobiliarios han bajado entre un 40% y un 60%, hay millones de viviendas vacías y los bancos se sientan sobre una enorme montaña de hipotecas morosas y créditos a empresas constructoras que no tienen ventas ni ingresos. A los españoles que lean esta nota, todo esto les resultará muy familiar: todo indica que la política de desinflar la burbuja suavemente no ha funcionado y que, en realidad, ha explotado. Igual que pasó en España.
La explosión de la burbuja no va a ser compensada con un aumento de las exportaciones ya que el que el resto del mundo se debate entre la recaía y la gran recesión. Un nuevo estímulo fiscal masivo como el llevado a cabo en 2008 parece improbable dadas las nefastas consecuencias que el anterior experimento dejó en las cuentas públicas. Finalmente, es altamente improbable que el consumo privado aumente mucho dado que la pirámide poblacional china está invertida (la política de hijo único hace que la relación entre ancianos y jóvenes sea cada vez peor) con lo que la introducción de un sistema de pensiones público similar al occidental parece improbable con lo que los chinos deben ahorrar todo lo que puedan hoy para mantenerse a sí mismos durante el retiro. La ausencia de un sistema sanitario público también hace que las familias estén obligadas a ahorrar para el día que tengan que hacer frente a una enfermedad o accidente. El consumo privado, pues, ni está ni se le espera.
Todo esto nos lleva a una conclusión. Si la reacción a la explosión de la burbuja no pueden ser ni las exportaciones, ni la política fiscal expansiva, ni el consumo privado, solamente queda una opción: ¡la política monetaria expansiva! De ahí el espectacular cambio de dirección que el banco central de China hizo la semana pasada. Un cambio que, lejos de ser una buena noticia porque garantiza el crecimiento de China durante los años venideros, más bien es una señal de que las autoridades chinas ven que no tienen alternativa. Y eso es lo que quería decir con mi twit la semana pasada en 140 caracteres.
Es posible que la expansión monetaria funcione y, una vez más, China pase de puntillas por la recesión mundial que se crearía si el euro colapsa en las próximas semanas. Pero también puede ser que la expansión monetaria fracase y que, más que expandir la producción, dispare una inflación que ya se encuentra desbocada a cerca del 10%. Si eso es así, el aterrizaje forzoso de la economía más poblada del mundo va a tener consecuencias devastadoras en todo el mundo, sobre todo el mundo emergente de Asia, África y América Latina, cuyo éxito reciente ha dependido mucho del crecimiento del gigante chino.
Además de la incertidumbre fiscal norteamericana y el abismo financiero que amenaza la zona euro, parece que a partir de ahora tendremos que estar atentos al fuego que se ha encendido en China.

La extraña historia del disidente Chen Guangcheng y cómo le puede complicar la reelección a Obama

Jordi Pérez Colomé.

chenembajada




Chen Guangcheng, de 40 años, se quedó ciego de niño por una fiebre. Fue analfabeto hasta los 23 años, cuando aprendió a leer y escribir en una escuela para discapacitados. Luego hizo cursos de masajista, pero le interesaba sobre todo el derecho.

De joven luchó para que las familias de discapacitados no pagaran impuestos, tal como prevé la ley china. Luego también quiso evitar junto a la gente de su pueblo la contaminación química de una fábrica de papel. Pero el hecho que le llevó a la fama fue su denuncia de los abortos y esterilizaciones forzadas a causa de la política del hijo único en Linyi, cerca de su pueblo.

La denuncia en 2005 le hizo saltar a la fama con esta historia en elWashington Post y provocó una investigación en Linyi. Pero en 2006 un juicio por causas menores y probablemente fabricadas le envió a la cárcel durante cuatro años.

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Tortura a una activista china: el caso de Ni Yulan

Amnistía Internacional.

Ni Yulan en silla de ruedas, junto a su marido,  Dong Jiqin (a la izquierda), y otros abogados
Ni Yulan en silla de ruedas, junto a su marido, Dong Jiqin (a la izquierda), y otros abogados © Particular




Ni Yulan ha pasado 4 años en la cárcel. Ha sido torturada hasta el punto de que ahora está en silla de ruedas, ha sido obligada a vivir en la calle, le han retirado su licencia de abogada y le acaban de condenar a otros dos años y medio de prisión. Su “delito”: defender el derecho a la vivienda.


Ni Yulan, abogada, se ocupa de muchos casos políticamente delicados de demandantes y personas que protestan por la demolición de viviendas. Es una presa de conciencia más en China, encarcelada por el ejercicio pacífico de sus derechos.  Lo que hace particular su caso es el ensañamiento de las autoridades con ella:
  • En 2002 las autoridades la detuvieron y la torturaron durante varios días, rompiéndole los pies y las rótulas. Sus lesiones fueron tan graves que actualmente sigue en silla de ruedas. Cuando Ni Yulan trató de denunciarlo, la detuvieron, la declararon culpable de “obstrucción de asuntos públicos” y la condenaron a un año de cárcel, además de retirarle la licencia para ejercer la abogacía.
  • Al quedar en libertad en 2003, Ni Yulan siguió luchando por los derechos de las personas cuyas viviendas iban a ser demolidas con ocasión de los Juegos Olímpicos de Pekín. En 2008, justo antes de los Juegos, fue detenida y encarcelada durante dos años tras intentar impedir la demolición de su propia vivienda. Mientras estuvo en prisión, fue de nuevo torturada y no le proporcionaron atención médica.
  • Cuando quedó en libertad en abril de 2010, no tenía casa. Junto con su marido se fue a vivir a un hotel, hasta que la policía los obligó a ir a la calle y les impidió que alquilaran una vivienda e incluso que se alojaran en casas de amigos. En junio de 2010, tras una manifestación en la que decenas de personas expresaron su solidaridad con la pareja, la policía los trasladó a una residencia. Sin embargo, las autoridades continuaron sometiéndolos a vigilancia y otras formas de hostigamiento, como cortarles el agua, la electricidad y el acceso a Internet.
  • En la actualidad la activista tiene una lesión en la espalda porque la policía no puso el freno a su silla de ruedas al trasladarla a un centro de detención en 2011 y, mientras el furgón en el que viajaba se movía, la silla de ruedas no paró de rebotar contra las paredes. Los agentes no hicieron ningún caso a las quejas de Ni Yulan mientras esto sucedía.

Ni Yulan ha vuelo a ser condenada el 10 de abril 2012 por “buscar pelea y provocar problemas” y “fraude”. En el mismo juicio, manifiestamente injusto, su marido, Dong Jiqin, también ha sido condenado a 2 años.

La salud de ambos se ha deteriorado mucho en la cárcel: antes de su última detención en abril 2011 Ni Yulan podía andar con muletas gracias a un tratamiento médico; sin embargo durante su juicio pasó gran parte del tiempo postrada en una cama de hospital y necesitaba una máscara de oxígeno para respirar.

Adiós, Gongtan. Jordi Pérez Colomé. 2008

Un viaje en autobús, tren, taxi, barca, triciclo, moto y furgoneta por la China central.


Otro libro estupendo de Jordi Pérez Colomé. Lo incluyo entre mis libros.


El libro se puede adquirir aquí.


El autor escribe sobre el libro: 
Es un librillo de viajes por una zona poco visitada de China, que es el otro gran país que conozco bien y me gusta. Es una región donde el progreso del país ha llegado, pero de manera muy desordenado. Da una imagen de los chinos más cercana.


Arcadi Espada hace un análisis con el que estoy de acuerdo:
Leído un libro del periodista catalán Jordi Pérez. Escritura rasa, con una punta de aditamento humano, como le enseñó su maestro Gomis. Pedantería descartada. Nulos empalagos de poetiso. El libro se llama Adiós Gongtan(Niberta) y cuenta un viaje por la China de los chinos. Ni pensar enchinoisseries. Pérez ha ido mucho a China y debe de tener sus razones, que afortunadamente no están expuestas. No hay tipo más pelma que el viajero interior, y lo digo por mí mismo. El que viaja debe ir con casco minero, que ilumina lo de fuera de la cabeza. Yo leo libros de viajes porque soy incapaz de ir a ningún lado si no lo leí antes. Soy gran partidario del sexo con amor. Pero Pérez descubre una función inédita de estos libros. Leer para no ir nunca. Ya he caminado por ese inmenso paraje desconchado de la China profunda. Ya he comprado los billetes de autobús a sus taquilleras sombrías y he despachado unos emails en cybers cenagosos. Ya una joven me ha invitado a su cama por perrillas, y he dejado al joven Pérez que diga que no. Toda China reducida a un poblachón de Albacete, con sus uralitas. Realismo (y juego) limpio.

Los problemas de la China del futuro ya empiezan a sentirse

Jordi Pérez Colomé.



Mi profesora de chino me sirve de termómetro. Nunca la había visto tan decepcionada con su país como esta semana. Llegó a España hace casi diez años; yo la conozco desde hace cinco. En todo este tiempo, en nuestras charlas sobre China (solo hablo para conservar fresco el chino que aprendí allí hace una decada), su argumento era que la democracia -o algo parecido- era demasiado complicado ahora: “En China votarán de aquí a 50 años, o 100; yo no lo veré”. La paciencia de los chinos es notable.

Esta semana ese argumento no cambió -cree que tardarán aún mucho en poder votar al presidente-, pero estaba enfadada y, algo raro, tenía ganas de hablar de política. El motivo principal son noticias que han aparecido en marzo y que han destapado problemas que el régimen trata de disimular. En otoño, la cúpula del Partido Comunista y del gobierno cambiará. El nuevo presidente deberá dirigir el país hasta 2022. Será una década clave.

La gran noticia de marzo fue el cese de Bo Xilai, líder del Partido en Chongqing. Chongqing tiene 32 millones de habitantes y es una de las cuatro ciudades chinas con categoría de provincia -las otras son Pekín, Tianjin y Shanghai. Bo es uno de los líderes más conocidos de China. Es de los pocos con carisma e intución política similar a la de líderes occidentales. Sonaba para convertirse en otoño en uno de los nueve miembros del Comité Permanente del Politburó, el órgano dirigente principal del país.
Bo era primero famoso por ser hijo de Bo Yibo, histórico líder revolucionario. Pero su fama reciente se debe a su campaña en Chongqing: “Cantar rojo, golpear negro”. El objetivo era simple: devolver un supuesto sentido de pertenencia social a través de viejas canciones patriotas (cantar rojo) y eliminar las mafias que actuaban en la ciudad (golpear negro).


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El caso chino

Carlos Alberto Montaner.



El año pasado, el primer inversionista en Alemania no fue Estados Unidos, tampoco Suiza o Francia. Fue China. Y los chinos no invirtieron en materias primas, como suelen hacer en América Latina, sino en actividades industriales, tecnología e ingeniería.

Entre las compras que han hecho los chinos en Alemania se cuenta la compañía Putzmeister, fundada en 1958; un gigante dedicado a los equipos de construcción. La adquirió por miles de millones de dólares, precisamente en el 2011, una compañía china llamada Sany, creada en 1986 por tres socios que entonces reunieron un pequeño capital de unos 10.000 dólares al cambio actual.


El presidente de Sany es Lian Wengen, el hombre más rico de China. Algunos le calculan un capital de 11.000 millones de dólares. Como es tan rico y exitoso, el curioso Partido Comunista Chino le ha ofrecido un puesto en el Comité Central.


Adonde quiero llegar es a estas dos conclusiones:


1) El gran éxito chino no es el triunfo de un modelo económico especial, sino el resultado de liberar la inmensa capacidad creativa de la sociedad china en el terreno de la empresaria privada. El Estado chino dejó de ser un obstáculo para el desarrollo empresarial privado y se transformó en promotor del mismo. Continuó cercenando u obstruyendo las libertades individuales, pero dejó de entorpecer la creación de riqueza por parte de los ciudadanos.


2) En esencia, esto se parece a lo que sucede en Estados Unidos, en Suiza, en Holanda, en Israel, en cualquiera de los países exitosos: son ricos y desarrollados porque cuentan con un parque empresarial privado que genera riqueza y avances tecnológicos en medio de una intensa competencia económica.


Sencillamente, esa multiplicación de panes y peces no es posible hacerla desde el Estado y a cargo del Estado. El Gran Salto Adelante que Mao intentó infructuosamente se ha llevado finalmente a cabo, pero no con el recetario de Marx, sino con el de Adam Smith.


Los ejemplos de China, Japón, Taiwán, Corea del Sur, Alemania, Estados Unidos, de todas esas naciones que provocan admiración en el terreno económico, nos deben conducir a un razonamiento lógico: si entre los objetivos esenciales de una sociedad está el de crear riqueza y luchar contra la pobreza y el atraso, es absolutamente prioritario que su Estado segregue las condiciones para el desarrollo de un parque empresarial privado variado y complejo.


Es verdad que, en el camino, los empresarios más hábiles y dichosos se enriquecerán tremendamente, como el señor Lian Wengen, pero en su marcha impetuosa a la cima arrastrarán a millones de personas hacia formas superiores de vida.


Cuando comenzó el cambio económico en China, a mediados de los años setenta, un obrero industrial de ese país ganaba la decimosexta parte de lo que recibía un trabajador norteamericano en un puesto similar. Hoy, el primero gana una cuarta parte de lo que recibe el segundo. Puede que en el futuro incluso llegue a ganar lo mismo o más: los japoneses pueden dar fe de ello. Esos trescientos millones de personas que hoy forman parte de los niveles sociales medios de China deben su posición, en gran medida, a la furia empresarial privada desatada en dicho país.


Naturalmente, este impresionante milagro económico está y estará en peligro de saltar por los aires si China no consigue evolucionar en el terreno político hacia un sistema razonable de solucionar los conflictos y transmitir la autoridad basado en el consentimiento de los ciudadanos, como ha hecho, por ejemplo, Taiwán.


La paradoja consiste en que cada chino que consigue pasar del campo a la ciudad, del analfabetismo al conocimiento y de la pobreza a las clases medias es una persona socialmente inconforme que demandará cuotas crecientes de libertad y una inversión de las relaciones de poder con respecto al Estado. Cuando lo recibía todo del Estado, era su miserable sirviente. Ahora, cuando con su trabajo en el ámbito privado crea riquezas y mantiene al Estado, desea que los funcionarios se conviertan en servidores públicos. El que paga, manda.


Afortunadamente, el modelo de la democracia liberal, con todas sus imperfecciones, ha resuelto esas tensiones entre la sociedad y el Estado, y son cada vez más los chinos que miran a Occidente como una fuente de inspiración cívica. Es en esa atmósfera donde prospera el mejor capitalismo, y no en las dictaduras de partido único.

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China: America's Third Largest and Fastest Growing (By Far) Export Market, 2000-2011

Mark Perry.






















Some highlights from the U.S.-China Business Council's recently released report "U.S. Exports to China: 2000-2011":

1. China is now the third-largest U.S. export market, and U.S. exports to China continue to expand rapidly. As a buyer of U.S. goods, China ranks behind only Canada and Mexico—two immediate neighbors with whom the United States has a regional free-trade agreement (see top chart above).

2. Between 2000 and 2011, total U.S. exports to China rose 542 percent, from $16.2 billion to $103.9 billion. Total U.S. exports to the rest of the world increased only 80 percent during this period (see bottom chart above).

3. Top exports to China in 2011 included agricultural products ($14.7 billion), computers and electronics ($13.7 billion), chemicals ($13.6 billion), and transportation equipment, primarily aerospace and autos ($13.2 billion).

4. The nearly $88 billion increase in exports to China during 2000–11 exceeded the increase to every other market for U.S. goods and farm products, with the exception of Canada. U.S. exports to Canada rose $102 billion over the same period, while U.S. exports to Mexico rose $86 billion. Brazil was a distant fourth with just a $28 billion increase in purchases of US products.

5. Thirty states now count China as one of their top three export markets and 25 states exported more than $1 billion to China in 2010, with export categories reflecting a broad range of products. The list of top 15 state exporters to China in 2011 includes states not usually thought of as benefiting from trade with China: Michigan, New York, North Carolina, Ohio, Pennsylvania, and South Carolina.

Related: Bloomberg Businessweek article "China's Surprising U.S. Buying Spree"

Dos mitos chinos

Carlos Alberto Montaner.


El economista Morgan Housel ha tenido la útil y sorprendente cortesía de desmentir con datos las dos hipótesis más divulgadas sobre la supuesta dependencia que Estados Unidos tiene de China.
El primero de sus hallazgos, basado en información oficial norteamericana publicada en 2010, es la escasa importancia relativa que tiene la compra de productos chinos por parte de los norteamericanos. De los gastos de consumo, apenas el 2,7% se dedica a adquirir bienes fabricados en China. Los Estados Unidos importan de China 399 millardos de dólares anualmente, pero en una economía de 14,5 billones, esa cifra apenas alcanza el 2,7% señalado.

Los norteamericanos gastan el 34% de sus ingresos en vivienda, el 13% en comida, el 11% en seguros y pensiones, el 7% en salud y el 2% en educación. Eso suma un 70% del gasto, cantidad que se emplea casi totalmente en productos o servicios made in USA.

La idea de que los norteamericanos fabrican hoy menos cosas no se confirma en la realidad. Jamás la nación ha fabricado más bienes y servicios. Lo que sucede es que la tecnología ha reducido la cantidad de mano de obra necesaria. Según Housel, en 1950 la compañía U. S. Steel producía seis millones de toneladas de acero con treinta mil empleados. Hoy produce siete millones y medio con sólo cinco mil. El problema no está en China, sino en el aumento tremendo de la productividad por trabajador en Estados Unidos.

Por otra parte, los norteamericanos se benefician de diversas maneras al poder contar con una enorme fábrica en China, generalmente subordinada a una empresa americana, que elabora productos baratos para beneficio de los consumidores. Si un televisor chino cuesta 300 dólares en lugar de 500, la diferencia sirve para comer en restaurantes, viajar a Disney o acudir más frecuentemente a la peluquería, lo que significa más puestos de trabajo en otros sectores de la economía.


Esa transformación empezó a ocurrir tras la Segunda Guerra, cuando paulatinamente los electrodomésticos comenzaron a fabricarse en Japón y no en Estados Unidos. Hoy se elaboran en China, Taiwán y Corea del Sur, de manera que los afectados son los japoneses. Ya Estados Unidos experimentó ese fenómeno, y su fuerza productiva se adaptó bien a los cambios.

El segundo mito deshecho por Housel es el de China como acreedor dominante y decisivo de deuda americana. Es cierto que el país debe la astronómica cifra de 14,9 billones de dólares, es decir, más del 100% anual del PIB, pero los chinos sólo han comprado el 7,6%, es decir, apenas 1,13 billones.

La mayor parte de esa deuda está en manos de los propios norteamericanos: el Seguro Social posee 4,4 billones; la Reserva Federal, 1,6; los inversionistas privados y los gobiernos locales, 3,8; los japoneses y los ingleses, combinados, 1,4, cifra superior a la china.

Existe, además –agrego yo a los datos de Housel–, una consecuencia positiva en la existencia de esa deuda: se trata de un incentivo para que China tenga una conducta moderada y tome en cuenta los intereses de su deudor. Salvo alguna gente visiblemente desequilibrada (como Hugo Chávez o Rafael Correa, por ejemplo), cualquier acreedor o negociante razonable intenta no irritar a su principal cliente.

Esta actitud pragmática de Pekín se comprobó hace unos años cuando Lula da Silva trató de reclutar a los chinos para una maniobra política francamente antinorteamericana. Sus interlocutores lo escucharon pacientemente, pero al cabo de su exposición le explicaron que la manera más segura de proteger los intereses chinos era asegurar el bienestar de su principal socio comercial. El negocio de ellos era vender neveras, no combatir al imperialismo yanqui. Lula se fue desconsolado.

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Entrevista al pensador francés Guy Sorman: ''El sistema chino se basa en la explotación de mil millones''



El periodista plasmó en un libro un año de vivencias que muestran miseria, frustración y corrupción poco conocidas.

¿Qué podrían tener en común los jesuitas europeos del Siglo XVII con los hombres de negocios occidentales de hoy? Para el pensador francés Guy Sorman, la idealización de China.

En su último libro, "China, el imperio de las mentiras", este periodista defensor del liberalismo -quien visitará Chile este fin de mes- revela un año de vivencias (2005) con lo que llama la China real, aquella donde tras la opulenta revolución industrial coexisten revueltas, corrupción, miseria, represión y censura. O sea, los insumos de las baratijas "made in China", según él obviados por los líderes y la prensa occidental. Una historia de miseria de 1.000 millones ante los que pide no ser indiferentes.

- ¿Por qué Occidente habría idealizado a China? ¿Cuáles serían las consecuencias de ello?

"La idealización es una historia vieja. Empezó en el siglo XVII con la historia contada por los jesuitas desde China, a la que defendieron como una suerte de utopía. En ese tiempo fue muy útil para los filósofos de la ilustración, porque buscaban criticar el 'ancien régime' europeo".

"Así que desde el principio la China real nunca ha sido observada por Occidente. Esto ocurrió en el siglo XX: la idealización de intelectuales de izquierda del régimen de Mao Zedong. Ahora los hombres de negocios idealizan a China porque parece un mercado perfecto para tener ganancias, sin sindicatos, regulaciones ni controles".

- ¿Y la ubicuidad de la prensa no muestra la China real?

"En teoría deberíamos saber más, pero en realidad no sabemos mucho. Primero, todos pueden ir a las ciudades, pero es muy difícil viajar a las partes remotas. También hay una censura muy fuerte, así que sabemos muy poco de la represión y las rebeliones. Y se subestima al muy hábil aparato del departamento de propaganda del Partido Comunista (PC), que manipula a medios y políticos".

"También está el tema de si queremos conocer la China real. Quizás no nos interesan mucho los DD.HH. en China".

- ¿Por qué no hay una oposición externa más fuerte a los abusos?

"No creo que los hombres de negocios que buscan ganancias en China sean responsables. La responsabilidad tiene que ver más con intelectuales, académicos, periodistas y políticos, quienes toleran demasiado".

- En el libro usted pide a Occidente apoyar más a los demócratas chinos. ¿Cómo hacerlo?

"Se podría actuar como con la URSS. El apoyo a los disidentes y a los defensores de DD.HH. fue extremadamente importante. En el caso chino, no apoyamos a los demócratas, no sólo por intereses económicos, sino por prejuicios. Me sorprende que tantos occidentales digan que los chinos no saben de libertad individual, como si no fueran como nosotros. Estamos paralizados. El PC chino necesita legitimidad internacional porque tiene muy poca legitimidad doméstica, y no deberíamos darle ninguna si no revisa su actitud".

- ¿Qué socialismo queda en una China de capitalismo rapaz?

¿Hubo alguna vez una China socialista? No estoy seguro.

- ¿Pero es un caso similar a lo sufrido por los obreros al inicio de la revolución industrial?

"No, es muy diferente. En Europa había prensa libre, partidos políticos, iglesias, sindicatos que peleaban con los industriales. En China no hay prensa libre, ni sindicatos, ni libertad religiosa, ni iglesias. El sistema es completamente autoritario y despótico".

"Segundo, el sistema está basado en una muy fuerte división entre dos tipos de gente, con discriminación legal. Si vives en la ciudad o eres del PC, la situación es muy buena. En esto están 200-300 millones de personas, pero tienes 1.000 millones que viven en zonas rurales o en pequeñas ciudades, cuya situación es cada vez más desesperada".

"El éxito del PC no es el de China, ése es mi punto. El sistema está basado en la explotación de 1.000 millones de personas pobres, para ganancia de las elites de las ciudades".

- ¿Es probable que las revueltas colapsen el régimen?

"Claramente no va a colapsar. Primero, las rebeliones están motivadas por asuntos locales. No hay comunicación entre ellas. Es gente enojada con la corrupción, la polución, la falta de colegios y el sistema de salud. Pero el PC es lo suficientemente fuerte para controlarlas. Y en China no se escucha de esto".

"Una segunda razón es que los chinos temen mucho cualquier desorden civil. Tuvieron muchas guerras civiles en el siglo XX, y el PC, aunque no es querido, es como una garantía de que no habrá guerra civil".

"En China hay una contradicción entre ricos y pobres como en ningún otro lugar. También el tipo de despotismo del régimen autoritario es muy único, al igual que la represión de actividades sociales y religiosas".

"Con los JJ.OO. chinos (2008) podemos exigir lo que ellos prometieron; que la prensa será libre y los DD.HH. respetados".

El Mercurio (Chile).

El Gran Salto Atrás

Arcadi Espada:
Hasta el momento el ejemplo chino solo me provoca una profunda conmiseración: muy parecida a la que siento por la vida que durante muchos años llevaron nuestros padres. Cuando uno pone esa distopía en el centro de la emulación contemporánea ha de saber lo que hace. Sobre todo porque hay otros ejemplos nítidos y cercanos que ofrecer. Comprendo que no estén dotados de la lírica oriental y de la plusvalía de lo remoto; pero son más útiles. El ejemplo alemán es el más destacado de ellos. En poco más de 60 años los alemanes han reconstruido un país devastado por los nazis, las bombas aliadas y el comunismo. Sugiero al empresario Roig una ciudad magnífica para su homilía del año próximo: Dresde reúne como pocos lugares la sutura entre la devastación y el trabajo. Después de seis décadas, la prima de riesgo alemana está donde está sin haber renunciado a la democracia y a una humanidad positiva. Desconozco los detalles del milagro alemán, pero sé que se ha producido en un país con recursos naturales limitados, sin la lotería de ninguna explotación colonial y a fuerza de trabajo. Y last but not least: la fuerza de trabajo alemana ni siquiera necesita, desde ayer, que el diario Bild saque chicas desnudas en su portada. De ahí, y con independencia del viejo debate entre contención y estímulo, que cuando Alemania exija austeridad a los socios europeos haya que escucharla con atención y respeto. Porque a diferencia de China, Alemania es un ejemplo. Un ejemplo realista y éticamente manejable. Lo demás son contorsiones colonialistas. 

Menos azufre en China

Antón Uriarte.




Recuerdo que antes de los juegos olímpicos de Pekín de Agosto del 2008 la prensa occidental, especialmente la francesa, se regodeaba pronosticando que la contaminación podía impedir que se corriese la prueba reina, el maratón, dejando así los juegos de los "pobres" chinos en evidencia. Pero los chinos se las arreglaron para que sí se pudiese correr la prueba y el maratón se corrió y un keniano ganó y no sólo ganó sino que también batió el record olímpico*. No debía ser tan insano el aire.

También ahora la prensa occidental se lleva las manos a la cabeza porque China utiliza en la producción de electricidad más carbón que Estados Unidos, Europa y Japón juntos. Pero poco dicen que China también saca varias cabezas a occidente en la construcción de modernas centrales térmicas de electricidad que utilizan ese "maldito" combustible de forma mucho más eficiente y limpia.

La falta de complejos "decarbonizadores" le permite a China construir nuevas plantas de carbón que sustituyen a las más anticuadas y más contaminantes. El mejor índice de su dominio en la tecnología del carbón es la espectacular reducción de las emisiones de SO2 durante estos últimos años como se aprecia en la figura de arriba.



* Sammy Wanjiru, que en paz descanse, pues murió el año pasado al caer, o tirarse, desde el balcón de su casa en Kenia tras un lío doméstico, o de amores.


Sulfur dioxide and primary carbonaceous aerosol emissions in China and India, 1996–2010 China Far Outpaces U.S. in Building Cleaner Coal-Fired Plants - NYTimes.com

El impacto de los salarios chinos

Andrés Oppenheimer.



Buenas noticias para América Latina: los salarios en China, Vietnam otros países asiáticos están aumentando más rápidamente de lo esperado, haciendo que un creciente número de empresas multinacionales muden sus plantas de manufacturas a México y otros países más cercanos al mercado de Estados Unidos.
El anuncio realizado el 19 de febrero por Foxconn Technology Group —que ensambla iPads y otros productos para Apple, Dell, Nokia, Motorola y otras empresas en China— de que ha aumentado el salario de sus trabajadores entre un 16 y un 25 por ciento fue el último ejemplo de la rapidez con que están aumentando los salarios chinos. Fue el tercer aumento de salario concedido por Foxconn desde el 2010.
“Más y más empresas nos dicen que los salarios en China están aumentando más de lo que esperaban”, dice Harold Sirkin, socio gerente del Boston Consulting Group, que recientemente publicó un estudio sobre los salarios en China. “Hay mucha competencia en el mercado laboral de China. La gente tiene la opción de irse a trabajar a otras fábricas, y se va, y por eso las empresas se ven obligadas a incrementar sus salarios”.
Según las proyecciones de BCG, los salarios del cinturón tecnológico del delta del río Yangtse, en China, han aumentado desde 72 centavos por hora en el 2000 hasta $2.79 la hora en el 2010, y alcanzarán $6.31 la hora en el 2015.
Y es posible que esa tendencia persista después del 2015. La creciente apreciación de la moneda china, los mejores estándares educativos y la disminución de la fuerza laboral harán subir los salarios chinos durante varias décadas, dicen los economistas.
Un nuevo informe conjunto del Banco Mundial y del Centro de Investigación del Desarrollo, una institución estatal de China, titulado China 2030, dice que la fuerza laboral china “empezará a reducirse a partir más o menos del 2015, inicialmente de manera lenta, pero con mayor rapidez a partir de la década del 2020, y se calcula que en el 2050 será un 15 por ciento menor de lo que era en su punto más alto”.
Eso se produce, entre otras razones, porque la población china está envejeciendo, los trabajadores chinos tienden a trabajar menos años que sus contrapartes de otros países, y porque se está reduciendo el suministro de trabajadores rurales que se mudan a las ciudades, según dice el informe.
Aún si China relajara más su política del hijo único, las cosas no cambiarían demasiado, porque no es probable que las mujeres chinas tengan más bebés, asegura el documento. Los índices de fertilidad en países tales como Japón, Corea del Sur y Vietnam no son significativamente más elevados que en China, y sugieren que el promedio de hijos por pareja de China —actualmente de 1.5— permanecerá estable, afirma el informe.
Muchas multinacionales no se mudarán de China a otros paises asiáticos, porque en Vietnam y la India, por ejemplo, los salarios están aumentando aun más rápidamente que en China. Esto ofrecerá a los países latinoamericanos una fantástica oportunidad de atraer empresas tecnológicas e industrias de servicios, dicen muchos economistas.
Mientras en el 2002 el salario promedio chino era 237 por ciento más bajo que en México, en el 2010 era tan sólo 14 por ciento más bajo, según un estudio reciente realizado por el banco de inversión J. P. Morgan. Muchas empresas automotrices con plantas en China ya han trasladado a México varias de sus fabricas de partes destinadas al mercado de Estados Unidos, dicen los economistas de J.P. Morgan.
Augusto de la Torre, el principal economista para Latinoamérica del Banco Mundial, me advirtió que la fuerza laboral de muchos países latinoamericanos posiblemente ya sea demasiado cara y poco calificadas para atraer las plantas fabriles de China, pero agregó que Latinoamérica puede beneficiarse de otras maneras del aumento de los salarios en China.
A medida que la población china aumente sus ingresos, importará más productos de consumo, entretenimiento, y servicios. “Los países latinoamericanos deben encontrar un nicho para abastecer esa demanda sobre la base de una mayor productividad, y no sobre la base de mano de obra barata”, dijo.
Mi opinión: De una manera u otra, el aumento de salarios en Asia ofrece una oportunidad fabulosa a Latinoamérica.
Pero para atraer a las inversiones manufactureras de China y para aumentar sus exportaciones de productos de consumo a China, México y Centroamérica tendrán que reducir sus índices de violencia, y todos los países latinoamericanos tendrán que mejorar drásticamente sus sistemas educativos, que actualmente están muy por debajo de los asiáticos.
Es cierto que todo esto no será nada fácil. Pero a los países latinoamericanos que adviertan a tiempo las oportunidades que tendrán gracias a los aumentos de salarios en Asia - y que tomen medidas para aprovechar esta tendencia - les irá muy bien en las próximas décadas.

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¿Democracia genera crecimiento o crecimiento genera democracia?

Xavier Sala i Martín.


El Banco Mundial acaba de publicar un informe sobre el futuro de China: “China 2030: construyendo una sociedad moderna, harmoniosa, creativa y con altos ingresos”. A muchos les ha sorprendido de que en ningún momento se menciona si China debe intentar democratizarse. Aunque supongo que la no-mención de la democracia en el informe refleja más el hecho de que China es un creciente contribuyente financiero a las instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial y el FMI, la pregunta que algunos periodistas se han hecho es relevante: ¿La democracia (o en general la libertad política) contribuye a generar crecimiento económico?

Desde el punto de vista teórico, no está claro. Milton Friedman (1962) decía que sí. La libertad política demanda más transparencia de los políticos, menos corrupción, menos arbitrariedad a la hora de conceder permisos y contratos y más de todos aquellos aspectos institucionales que son buenos para la economía.
El principal argumento a favor de la democracia es que, a diferencia de la dictadura, permite eliminar a los malos gobernantes. En la vida hay gobernantes buenos y gobernantes malos. Y es muy difícil distinguirlos ex ante. Lo bueno de la democracia es que a los malos los puedes echar mientras que en una dictadura, si tienes la suerte de que el dictador hace cosas buenas para el crecimiento bien, pero si no, estás atrapado para siempre.
Otro argumento a favor de la democracia es que a menudo los dictadores no quieren el crecimiento de la economía sino su beneficio propio (el ejemplo de Marcos en Filipinas con los miles de zapatos de su esposa como muestra, o Mobuto Sese Seko en Zaire, con sus cuentas billonarias de diamantes en Suiza). Los críticos a esa teoría dicen que incluso un político ladrón tiene incentivos a generar crecimiento porque cuanto mayor es el pastel más hay para robar.
Entre los detractores de la democracia están los que dicen que para tomar decisiones hay que tener consensos y mayorías, y la construcción de esos consensos y mayorías a menudo implican decisiones dañinas. Por ejemplo, imaginemos que para tomar una decisión que en principio puede ser buena para el crecimiento se necesitan los votos de los representantes de la región que produce naranjas y ésos no van a votar a favor a no ser que se de un subsidio a las naranjas. Una vez pagados todos los subsidios y todos los sobornos legales, la decisión acaba teniendo un impacto mucho menor. De hecho, esta es la crítica que los indios hacen de su propia democracia cuando se quejan de la desventaja que la India, una democracia, tiene respecto de la China, una dictadura.
Llegamos a la conclusión, pues, de que la teoría no establece una relación clara entre democracia y crecimiento. ¿Y qué dicen los datos? ¿Es verdad que las democracias tienden a crecer más que las dictaduras? La respuesta es que no. Robert Barro escribió una serie de artículos en los noventa donde no encontraba ninguna relación entre democracia y crecimiento. Existen países de alto crecimiento que son dictaduras (China y Singapur serían dos ejemplos) y países de bajo crecimiento que también lo son (Zimbabwe o Uzbequistan). Por otro lado, hay democracias con mucho crecimiento (Korea o Finlandia) y democracias que son un desastre (Grecia o Portugal). Si comparamos todos los países a la vez, llegamos a la conclusión de que el crecimiento no tienen nada que ver con la libertad política.
Lo cual nos debe llevar a la conclusión de que la democracia es deseable. Es decir, se podría montar un argumento en contra de la democracia si ésta fuera perjudicial para el crecimiento. La libertad política, per se, es buena ya que la gente quiere libertad, pero quizá valdría la pena plantearse sacrificar un poco de libertad a cambio de ser un poco más ricos. Esta alternativa existiría si la dictadura fuera garantía de crecimiento. ¡Pero no lo es! La democracia no está positivamente correlacionada con el crecimiento pero tampoco lo está negativamente. Por lo tanto, dado que no es verdad que democracia va a perjudicar la economía y dado que la democracia es buena per se, es siempre mejor tener democracia.
Lo que nos lleva a Aristóteles. Aristóteles decía que un país donde la mayoría de ciudadanos fueran pobres no podía ser una democracia. Para tener libertad política se necesita un cierto nivel de renta porque, según Aristóteles, cuando la gente vive en situación de pobreza extrema, no puede tomar decisiones inteligentes y es víctima de demagogos irresponsables (y no miro a nadie). O dicho de otro modo, a medida que un país se hace rico, la demanda de democracia sube. Este fenómeno (conocido como ley de Lipset (Lipset 1959)) sí es un fenómeno que se observa en los datos: a medida que los países se hacen ricos, se vuelven más democráticos (Barro 1997). España sería un ejemplo de este tipo de países, pero también están el Chile post Pinochet o Korea del Sur, que no fue una democracia hasta que se aprobó la constitución de 1988. Supongo que la explicación es que la democracia debe ser defendida por los ciudadanos. Sin un apoyo masivo de gente que quiere libertad política es muy difícil que la democracia sea permanente y sin una gran cantidad de gente que no es pobre (lo que hoy diríamos, sin una gran clase media) es difícil que la democracia se perpetúe.
De aquí se derivan dos conclusiones interesantes. La primera es que intentar introducir desde fuera una democracia en un país pobres no va a funcionar. De hecho, sabemos que no funciona porque eso es lo que hicimos en África al independizarse. En 1960, la mayor parte de África era democrática. Quince años más tarde, no quedaba en África más que un puñado de países libres. Del mismo modo, el intento burdo de los Estados Unidos por instaurar una democracia en Iraq o Afganistán está condenada al fracaso.
La segunda conclusión es que el miedo a que China, ese país que todo el mundo piensa que se va a convertir en la nueva gran potencia económica mundial a mediados del siglo XXI, el miedo, repito a que el líder mundial sea una dictadura que no respeta los derechos humanos, es un miedo real... pero no tan real como muchos imaginan. China no será la primera potencia mundial (si es que lo acaba siendo) hasta dentro de varias décadas. Pero es que además, si sigue creciendo, la presión por tener libertad política, la presión por convertirse en democracia será tan grande que, yo apuesto a que cuando llegue el momento de liderar el mundo, China será una democracia.