Quienes se incorporen en septiembre a las Academias militares estrenarán las asignaturas de “Alianza de Civilizaciones” y “Género e Igualdad”, obligatorias para su formación básica.
Tras el inicial asombro, el lector/a se preguntará el porqué de ambas disciplinas y su compatibilidad con la enseñanza de un mando militar. Según la noticia dentro de un bloque de relaciones internacionales –más propias de la diplomacia que de la milicia– estudiarán “cómo reforzar la comprensión mutua entre las distintas civilizaciones y contrarrestar la influencia de quienes promueven la intolerancia”.
A primera vista parece coherente con el “buenismo” de moda en España que, negando la existencia de la maldad humana, proscribe la guerra. Según esta original política defensiva los militares ejercen una “diplomacia de proximidad” mediante acciones de paz cual ONGS, en Afganistán por ejemplo. Eso si con riesgo para sus vidas pues se les limita el uso de sus armas.
Los ideólogos monclovitas de la impuesta asignatura castrense debieran haber leído a tiempo la obra “Zapatero y el pensamiento Alicia” del filósofo y catedrático Gustavo Bueno, bien ajeno al “buenismo”. Para éste “la alianza entre civilizaciones es imposible, salvo que se esté dispuesto a destruir a alguno de los aliados o a todos. ¿Cómo hacer compatible la poligamia con la monogamia sin destruir uno u otro sistema, o ambos?... ¿Cómo entender una alianza entre civilizaciones, una de las cuales esté organizada según el modelo de las democracias parlamentarias y otra según el de la dictadura del proletariado?
Teocracias musulmanas
Para mí es evidente que los países que viven bajo teocracias musulmanas en nuestro flanco sur, Magreb y Oriente Medio –Siria e Irán incluidos– nunca serán una verdadera democracia.
La tal Alianza es pues simple imaginación de Zapatero fruto de sus intuiciones, a quien hay que reconocer la habilidad de haberla colado, cual gol de corner, en la escuadra de la ONU, gracias al voto de tantos y tantos países que no respetan los derechos humanos. Con un coste millonario exento de tijeretazos. El riesgo radica en aplicar lo del “buenismo” a la enseñanza en las Academias militares. Dos datos. En pavorosa ingenuidad la Orden de la Presidencia de 21 de enero de 2008 prevé la “utilización del deporte (¡!) como instrumento para la construcción de la paz y la seguridad en aquellas zonas de conflicto en las que las Fuerzas Armadas participan en Operaciones de Mantenimiento de la Paz”, así con mayúsculas. Y añade como tarea: “la promoción, junto con el Gobierno del Reino de Marruecos, del proyecto de la Universidad de los Dos Reyes, con sede en Tetuán, al objeto de consolidar un espacio de diálogo y de cooperación euro-mediterráneo”.
Bochorno de agostobr /> Y es que en La Moncloa mora o moraba como asesor un ínclito diplomático partidario de entregar Ceuta y Melilla que ya eran España cuando no existía Marruecos, y hasta… ¡la misma Olivenza a Portugal! Pues bien, ya vemos en el bochorno de agosto de que modo el régimen alauita entiende las alianzas y la igualdad de género con su bloqueo –por ahora comercial– a Melilla y su acoso a las mujeres de nuestra Policía retiradas ayer, por “buenismo” y no igualdad de género, a la trastienda.
¿Tiene o no razón el filósofo que antes cité? Cabe notar un cierto paralelismo entre la asignatura aliancista que se impartirá en las Academias y la Educación para la Ciudadanía en las escuelas; ambas tienen algo de adoctrinamiento hacia el “pensamiento único”. Intolerable en un Ejército al servicio de la Nación y no de la política o los políticos. El “aliancismo” deformará al futuro oficial confundiéndole en su principal misión de defender la soberanía e independencia de España y su integridad territorial. Un gran peligro ya que corresponde a los niveles de mando transmitir tal misión a una tropa abundante en extranjeros, contratados por suspensión del servicio militar obligatorio.
Tienen por tanto una singular responsabilidad que requiere una estricta formación castrense. En las profesiones civiles puede haber abogados o ingenieros deficientes junto a los competentes; sólo perjudicarán a su clientela. Un general u oficial mal formados o cobardes pueden acabar con miles de personas o la dignidad de una nación.
La cúpula militar –ese general “cuatro estrellas” portador del maletín de la Chacón– no parece tener en cuenta la frase de Clausewitz de que “la guerra es la continuación de la diplomacia por otros medios” y practica la máxima “mejor morir que matar” del ex ministro de Defensa Bono. ¡Dejen ya lo de la Alianza de Civilizaciones a los Moratinos de turno! Y entre ya al trapo el PP –inhibido en éste y otros asuntos vitales– cuya portavoz en la Comisión de Defensa, Rodríguez Salmones, ha calificado benévolamente de “ocurrencia” la introducción como asignatura en las Academias militares.
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