Falta de correspondencia por Arcadi Espada‏

Barcelona, 1 de agosto de 2010.

Querida Maite: Espero que estéis bien al recibo de la presente. Por aquí bien, a Dios gracias. El caso por el que te escribo, lo reconozco, es algo extravagante; pero así es la vida. Me han encargado en el periódico uno de esos articulillos veraniegos del género Mi Primera Vez. Y voy a contar lo que pasó en una habitación de Cambrils hace 36 años. Mi intención, ya sabes cuánto odio la fiction en lo faction, es ser preciso en lo que pueda serlo. Y se me ha ocurrido lo siguiente. Yo escribiría un texto base, que tú podrías ir acotando en lo que recuerdes o en lo que te interese. Mi intención es escribir a dos voces el recuerdo. Me encantaría que quisieras hacerlo, pero comprendería que no.

Un beso y abrazos para Javi… A.

Roses, 2 de agosto 2010


Querido Arcadio:

Anoche leí tu correo y he pensado en lo que me propones.

La idea de evocar un recuerdo común, escribirlo y contrastarlo después, es buena. Puede resultar algo interesante, fructífero e incluso divertido. De hecho, la idea me parece tan buena que no creo que la merezca un articulillo veraniego del género Mi Primera Vez. Con esto, no quiero decir que no te crea capaz de hacer algo bueno, correcto y hermoso para el género veraniego: hace años, recuerdo que escribiste una serie sobre el río Ebro que fue con seguridad lo mejor de El País aquel verano. Pero lo que me propones en tu correo es otra cosa, tú mismo lo dices: «un articulillo».

Lo que se recuerda suele ser a veces engañoso. La memoria es así. Pero a veces es valiosa, precisa y preciosa.

En cuanto a Cambrils, creo que tu memoria te engaña: no hubo nada especial en aquel viaje, incluso nos lo podríamos haber ahorrado. El viaje lo hicimos a finales del primer verano y terminamos comiendo en casa de Elisenda. El recuerdo al que creo que quieres referirte es anterior y tiene otro escenario, aunque su población también empezase por C y también cogiéramos un tren.

Ahora que lo pienso me doy cuenta de que hicimos bastantes viajes en tren en aquella época. Conservo un recuerdo especialmente hermoso asociado a la antigua estación de Cercanías: era, según creo, la primera vez que nos veíamos a solas. Llegaste con más de una hora de retraso a la cita y yo te esperaba, o mejor dicho, ya no te esperaba, sentada en los escalones de la estación. Recuerdo tu sorpresa, tu alegría sincera al encontrarme. Cogimos el tren y fuimos a la playa. Hoy podría decirse que no sucedió nada. Nada, al menos, digno de ser contado en un articulillo. Absolutamente nada. Volvimos a Barcelona en tren a última hora de la tarde después de un día de playa. Hacía calor. De ese día conservo un grato recuerdo y un poema sencillo y hermoso que escribiste. Ahora no estoy en casa y no puedo comprobarlo, pero creo que el poema termina con estas palabras: «Calor en el viaje sentimental». Sapore di sale, sapore di mare…

Os deseo un buen verano.

Barcelona, 2 de agosto de 2010


Querida Maite:

¡Por una vez que no me doy importancia…! No escribiré un articulillo. Intento no escribir bobadas. Y mucho menos molestar a la gente por ellas. Justamente si me he metido en este atolladero de la memoria es por no resolver la papeleta con un mero aliño.

Pero, en fin, esto es lo de menos.

Lo realmente importante (y sensacional) son las noticias que me das sobre Cambrils. Creo que te equivocas, francamente. Casi amanecía y tú estabas encima de mí. Que hayas adosado al recuerdo la figura de Elisenda me ha hecho dar un respingo. ¿Que comimos en casa de Elisenda? ¿Yo comí alguna vez en aquella casa? ¿Por qué? No puede ser verdad. Fue en Cambrils, sin duda alguna. Yo lo he recordado mucho cada vez que pasaba por allí.

Creo que con la C aludes a Canet. No recuerdo nada de ese viaje concreto. Pero sí que fuéramos alguna vez, claro. Íbamos a los lugares con tren. Nadie conducía entonces. También recuerdo el viaje a la playa, que fue nuestro primer encuentro a solas, en efecto. Fuimos a Blanes. Sé lo que hice antes de besarte. Fue muy comentado entre nosotros. Pero no logro recordar, en cambio, por qué llegué una hora tarde. Yo he sido siempre puntual. Y recuerdo el poema, y recuerdo el sapore di sale, con cuyos versos (»un gusto un po’ amaro») escribiste el que debió de ser tu último papelillo a mí.

En fin, querida. Disculpa si todo esto te ha causado alguna molestia.

Un beso… A.


Roses, 2 de agosto 2010

Querido Arcadio: No hay nada que disculpar porque nada me ha molestado verdaderamente. Lo único que no me gustaría es que utilizases un recuerdo hermoso para un articulillo (la palabra la has utilizado tú): «Me han encargado en el periódico uno de esos articulillos veraniegos del género Mi Primera Vez». Así es como exactamente lo expresas. Las palabras «articulillo» y «primera vez» no me han gustado para referirse a recuerdos por los que siento un gran cariño. Sólo eso y nada más.

A veces lo que se recuerda es engañoso. Ya lo ves: según parece Cambrils nos evoca recuerdos distintos. Tú estás convencido de que yo me equivoco y yo creo conservar una memoria muy precisa. Es lo que pasa con la memoria: que está hecha de material sensible.

Un beso. Maite.

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