1. Tenga en cuenta que usted sigue vivo.
2. Evite ponerse (por si acaso), en el lugar del muerto, tipo a él le habría gustado así.
3. Evite las cartas a tumba abierta, tipo allá donde estés amigo quiero que sepas.
4. Evite convertir una muerte natural en un suicidio, tipo se fue tan discretamente como había vivido.
5. No espere una mejora en su conducta, tipo aquel necrologista que riñó a su muerto.
6. Sobre todo no hable de su sonrisa, tipo nos acompañará siempre.
7. Si siempre ocultó lo que pensaba realmente sobre él haga ahora un pequeño y postrero esfuerzo.
8. Examine si supone un acto de respeto haber esperado a su muerte, tipo ahora ya se puede desvelar cómo.
9. No olvide jamás que la necrológica que está escribiendo puede acabar resultando lo único vivo que quedé de él.
10. Y dado que en algún caso, aunque escaso, el muerto se ha levantado y ha leído escriba usted siempre con las precauciones propias del que espera réplica.
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