Tony Blair anunció que entregará la astronómica cifra que ha recibido por sus memorias a una Fundación de las Fuerzas Armadas que cuida de la rehabilitación de los heridos de guerra.
La cantidad es jugosa, más de cinco millones de euros, con ella podrá construirse un centro de rehabilitación. El gesto ha provocado polémica. A nadie le amarga un dulce tan sabroso y los responsables de la Fundación han elogiado efusivamente al político por ceder todos los derechos de su obra. No falta, sin embargo, quien argumente que si Blair no hubiera apoyado la intervención de Iraq, que produjo muertos y heridos, el centro quizás no fuera necesario. En cualquier caso, la noticia ha provocado un aumento espectacular de las peticiones del libro que saldrá dentro de un par de meses. Del número 40 en la lista de Amazon ha saltado al 7 en pocas horas.
Coincide esto con la discusión sobre la conveniencia de que los soldados de Estados Unidos abandonen en breve Iraq como prometió Obama que quiere concentrarse en Afganistán. El Presidente se había opuesto firmemente a la intervención en Iraq cuando era senador y al poco de llegar a la Presidencia estableció un calendario para la marcha de sus soldados. Se inicia ahora la última fase, y nos encontramos ante una situación paradójica, la opinión pública de Estados Unidos y una buena parte de la clase política quieren que sus tropas abandonen en Iraq, la retirada ha sido planeada significativamente para que preceda a las elecciones parciales americanas de Noviembre. Simultáneamente, personalidades políticas variopintas iraquíes manifiestan que no es el momento y que hacerlo precipitadamente sería una insensatez.
La primera protesta vino de un lugar sorprendente. Tarek Aziz, antiguo Viceprimer ministro y Ministro de exteriores del depuesto Sadam Hussein, fulminaba al Presidente americano por la decisión: “Obama abandona Iraq a los lobos, es un hipócrita”. Paralelamente y desde el lado vencedor, el Teniente General Babakar Zebari, Comandante en jefe de las Fuerzas armadas iraquíes repite educadamente el mismo mensaje: la marcha americana sería prematura, mis tropas no están aún preparadas para tomar el relevo…
El aviso del general iraquí tiene su fundamento, el gobierno de Bagdad no funciona, la violencia ha vuelto, en julio fueron asesinadas 535 personas, este lunes, un atentado contra un centro de reclutamiento en Bagdad, uno de los blancos predilectos de los terroristas, ha causado más de 40 muertos. Proclamar que los americanos se van parece exacerbar a los terroristas que hace tiempo que ya no buscan matar estadounidenses sino crear el caos en la facción contraria. De ahí el temor de Tarek Aziz que debe imaginar que, sin el freno de los estadounidenses, la mayoría dominante ahora en el país, salida de las urnas, puede no tener excesivas contemplaciones hacia la minoría que gobernó despóticamente con Sadam Hussein.
Una vez más, se sabe cómo se entra en un país pero no como se sale. La permanencia de Estados Unidos es impopular tanto en aquella nación como en una parte significativa de Iraq que ve en los soldados yanquis a invasores. La salida abrupta crea problemas y esquizofrénicamente es vista con recelo por muchos de los que en Iraq se sienten incómodos con los americanos.
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