Conversación con Berta Soler, portavoz de las Damas de Blanco. Mario Alegre Barrios

¿Cuál es la situación actual de las Damas de Blanco?

Nosotros nos agrupamos en el 2003 por un mismo dolor, muchas sin conocernos, para alzar nuestras voces pacíficamente por los 74 hombres y una mujer que fueron apresados por motivos políticos en la “Primavera Negra” de ese año. En el 2008 miramos un poco más allá y decidimos abogar no solamente por la libertad de estos hombres, sino también por la libertad de todos los presos políticos pacíficos y, si no eran pacíficos, sí procurar por que el Gobierno respetase sus derechos fundamentales…

Una vez se cumplió con la liberación del grupo de los 75, ¿qué pasa con las Damas de Blanco?

Hay que aclarar que ellos no están en libertad: fueron excarcelados, pero no están en libertad en el sentido más preciso del término porque pueden volver a ser detenidos porque la causa sigue abierta. Ellos caminan por las calles pero no son hombres libres. La libertad no puede estar condicionada porque entonces no lo es. Cuando fueron excarcelados, nos pronunciamos y dijimos que nuestra lucha iba a continuar por todos los presos políticos, decisión tomada en realidad desde el 2008. Todavía deben quedar unos sesenta de ellos.

¿Qué tan importante es para la causa de las Damas de Blanco el apoyo de la comunidad internacional?

Mucho. Hasta hace unos años, esa comunidad miraba para otro lado cuando la oposición en Cuba necesitaba su solidaridad. En la medida de que el resto del mundo sepa lo que sucede en Cuba y se pronuncie en contra de esta dictadura con hechos concretos, ayudará a la causa, porque el Gobierno está asfixiado y necesita estar de buenas con los otros países. Por ejemplo, afuera se sabía que desde el 2003 aquí había un grupo de mujeres que marchaban pacíficamente con un gladiolo en la mano pero se desconocía realmente la razón. Ahora ya se sabe y las agresiones de las que somos objeto tienen difusión internacional. Eso sin duda ayuda a que el Gobierno sea más cauteloso en la represión. Esa ventana que se ha abierto al mundo permite que se conozca lo que hace este Estado totalitario, dictatorial, intransigente, capaz de golpear, insultar y denigrar a un grupo de mujeres que no hace otra cosa que pedir justicia y libertad de manera pacífica. La divulgación ayuda mucho. Si no se divulga no se conoce…



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