El periódico dedica un comentario editorial a los terroristas de Anonymous, que ayer revelaron datos personales de algunos escoltas (siguiendo la estela brillantemente trazada por Wikileaks, aquella cosa que iba a cambiar para siempre el periodismo) y bloquearon también diversas páginas gubernamentales de Méjico, dando a entender de qué lado están allí. Sorprendentemente el editorial centra su foco en el ridículo de la Policía cuando hace poco anunció la desarticulación de la banda. A ésta sólo le dedica adjetivos suaves y contraproducentes: fantasmal, peligrosa y eficaz. Y la llama organización, como a la de los consumidores. En cualquier caso el periódico se instala en el ambiente. Ayer en San Sebastián un grupo perfectamente identificado, liderado por un parásito bisnes, presumió en vivo y en directo de las debilidades de la Ley Sinde, durante un acto de un festival de cine que la ministra Sinde subvenciona con generosidad. En España violar la ley está permitido y premiado. A condición de que la violencia se exhiba y se presente como un experimento aleccionador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario