Desde aquel momento clave en su idea de negocio, los clientes pueden ver y tocar todos los muebles y productos de decoración para el hogar, pero la creación de este nuevo concepto en la venta de muebles no fue un camino de rosas. De hecho, la idea surgió como consecuencia de la lucha de precios entre la sueca y su principal competidor. Al bajar los precios, ambas empresas percibían cómo sus productos pierden credibilidad en el mercado. Además, el que los usuarios pudiesen ver y tocar los productos hizo que tuviesen una idea de la relación calidad-precio existente entre ellos. Los comerciantes y fabricantes de muebles se veían amenazados por esta nueva firma de precios baratos.
La competencia boicoteó en numerosas ocasiones a Ingvar Kamprad mientras comenzaba a construir su imperio del mueble. Incluso le vetaron en las ferias del mueble más importantes de la región; ni siquiera como particular le permitían el acceso a las mismas. Sus competidores ejercían una especial presión sobre los productores de IKEA hasta el punto de que la Asociación Nacional de Comerciantes de Muebles hizo llegar a los productores una circular: "Si le vendéis a IKEA, dejaremos de compraros". Fueron pocos los fabricantes que no cedieron al chantaje y siguieron colaborando con Kamprad.
Cuentan con establecimientos en 44 países, con más de 270 tiendas visitadas por 550 millones de personas al año, y la empresa sigue teniendo proyectos para abrir nuevos establecimiento por medio globo.
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