El triple asesinato en Muchamiel (Alicante) y dos víctimas más de ETA

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Víctimas:

Pablo Sánchez César tenía 24 años de edad, estaba casado con Amalia García Mora y era padre deuna niña de 13 meses. Natural de Badajoz, estaba destinado desde dos años antes de su asesinato en el cuartel de la Policía Nacional de Aldapeta, en San Sebastián. Desde un año antes vivía en Urnieta con su mujer, sus suegros y su hija. 


Francisco Cebrián Cabezas, conductor de la grúa municipal, tenía 40 años. Natural de Cedrillas (Teruel) ingresó en la Guardia Civil, siendo destinado al cuartel de San Juan (Alicante), según publicó el diario Información(17/09/1991). Allí conoció a una vecina de Muchamiel, con la que se casó y tuvo cuatro hijos, que en el momento de su asesinato tenían entre 17 y 8 años. Posteriormente se licenció de la Benemérita y montó una fábrica de hilatura junto a otro socio. Cuando fue asesinado, Francisco era propietario de la grúa que tenía arrendado el servicio de recogida de vehículos en Muchamiel. Fue enterrado en el cementerio del pueblo. Tres días después del asesinato, el padre de Francisco contó qué sentía tras perder a su hijo: "Qué te puedo decir, que Francisco era un hombre bueno, que era muy de su casa, que por suerte o por desgracia todos en la familia somos de la Guardia Civil y mira por dónde nos ha ido a tocar la china ahora cuando él creía que ya podría vivir tranquilo. No sé, sólo siento que me han quitado a mi hijo y pienso en mis pobres nietos" (Información, 19/09/1991).
José Luis Jiménez Vargas, policía municipal de 28 años, no estaba casado pero tenía novia. Entre sus funciones como agente municipal estaba regular el tráfico en las inmediaciones del colegio público de educación primaria El Salvador situado a escasos metros de la casa cuartel de la Guardia Civil. Los restos mortales de José Luis fueron enterrados en el cementerio de Muchamiel, donde residía.

Víctor Manuel Puertas Viera, policía municipal de 21 años, ocupaba una plaza como interino desde dos años antes de ser asesinado. Era vecino de Alicante, donde fueron enterrados sus restos mortales. Pese a su juventud, había sido voluntario de la Cruz Roja y, tras cumplir el Servicio Militar, colaboró con la organización en el área de salvamento marítimo y socorrismo. Dos de sus hermanos pertenecían también a la Policía Municipal (La Verdad, 18/09/1991).

Juvenal Villafañe García, de 78 años, era vecino de Andoain desde veintiséis años antes, aunque había nacido en la localidad leonesa de Mansilla de las Mulas en 1915. A principios de la década de los sesenta fue destinado al cuartel de la Guardia Civil de Andoain, por lo que los vecinos del pueblo le apodaban "el sargento". En septiembre de 1968 se retiró de la Guardia Civil y trabajó durante una década como funcionario de la Diputación de Guipúzcoa. Desde que se jubiló se dedicaba a tramitar licencias de caza y pesca, pasaportes y todo tipo de documentación para los vecinos de Andoain, por lo que era muy conocido en la localidad. Juvenal Villafañe estaba casado, era padre de tres hijas y abuelo de un nieto. Sus restos mortales fueron enterrados en Islares (Cantabria), localidad natal de su viuda, la tarde del 18 de septiembre. Ese mismo día, Blanca Villafañe, una de las tres hijas de la víctima, declaró que ella perdonaría a los asesinos de su padre "si sintiesen que necesitan ser perdonados, pero como no lo van a sentir, no se me ocurre hablar de perdón". A lo que añadió que los que habían asesinado a su padre - "un padrazo, el mejor marido del mundo y una buena persona"-, "ni son gente ni son personas, son bestias" (ABC, 18/09/1993).

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