Esos cuatro impresionados

Arcadi Espada.


Pobre gente. Al final siempre acaban inspirándome una especie de ternura. Desde que perdieron todo su patético empeño consiste en denunciar las reglas. Ayer sacaron las faltas gramaticales del jurado. No deben de haber leído los autos de Garzón. Hoy vuelven con la grata noticia de que el pueblo es mejorable. Destaca por encima de las demás alcachofas la de una González, abogada: 

«Para la abogada Begoña González, el veredicto es “absolutamente lamentable”, y considera que “ha pesado mucho la presión mediática” sobre los nueve ciudadanos, que sin duda conocen al personaje y, con toda probabilidad, se habían formado antes del juicio una opinión respecto al affaire de los trajes. Esa posibilidad de ser “influenciados” por el entorno es una de las críticas que a menudo se vierten sobre los también llamados “jueces legos”.»

En efecto sobre el juicio a Camps se ha ejercido «una notable presión mediática.» Pero hay que ser rematadamente pueblo para no advertir que la presión mediática ha ido en un sola dirección: la de convertir a Camps en culpable. O sea que sí; el veredicto es absolutamente lamentable y fruto de la presión mediática: pero por los cuatro, no por los cinco.

Por lo demás en estos días posteriores, del culo, quiero decir, reaparece en todo su esplendor la locución no culpable. Un mero contagio literal del inglés not guilty. Obviamente, not guilty sólo quiere decir inocente; y no es en absoluto una tercera categoría de sentencia, a medio camino entre la inocencia y la culpabilidad. Aviso que acabo de escribir esta frase y me pregunto, peligrosamente, por qué tengo yo que escribir frases como esta. Pero así va el mundo. Lo interesante, en cualquier caso, es el uso eufemístico que ha cobrado este calco literal. La evidencia de que cuando los medios no están de acuerdo con una sentencia absolutoria dicen del inocente que es no culpable.

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