Hoy hablaré de cómo sigue la transición libia y de los tres grandes peligros para el futuro del nuevo gobierno. Es aún temprano para decir nada seguro, pero se puede ver por dónde pueden llegar los problemas. Primero, en las divisiones regionales; segundo, por las diferencias religiosas y políticas, y tercero, por el trato a los que estuvieron al lado de Gadafi.
El reto de Libia es conseguir aprovechar los funcionarios útiles del régimen de Gadafi y defenestrar o juzgar a los culpables reales. El delicado trabajo de reconciliación será complicado, como siempre, pero indispensable. El ejemplo malo es Irak. El rechazo a colaboradores y oficiales de Sadam Husein creó resentimiento y privó al nuevo gobierno de experiencia. Fue, como se vio luego, un desastre. En Libia se tiene presente. Habrá que ver cómo lo resuelven.
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