Ahora que la catástrofe, debacle, cataclismo nuclear francés (que no ha tenido nada que ver un accidente nuclear) se ha quedado en, desgraciadamente, un fallecido y varios heridos puedo contarles lo que me sucedió ayer. No se trata de ser injusto ni de generalizar, pero ya sabemos cómo se las gasta la prensa nacional, hace tiempo que parecen no existir los periodistas “a secas” y que lo único que encontramos son periodistas de opinión que imprimen la suya en todo lo que escriben. No informan, opinan, adoctrinan y (algunos) mienten, sin más.
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